No me recuerda. No creo que lo haga y eso está bien para mí.

Yo sí lo recuerdo, sin embargo. Siempre lo he hecho, desde que somos niños. Sé que su nombre completo es Andrew Oliver Jefferson, cumple el cuatro de Mayo, es alérgico al maní y no le gusta el chocolate. Sé que sus padres solían discutir seguido en la habitación de al lado y que durmió con un osito de peluche hasta los diez años porque fue ese verano que su padre lo llamó maricón.

Andrew no sabe lo mucho que me interesa y preocupa, no creo que pueda entender las muchas cosas que yo he hecho por él, para mantenerlo a salvo. Esperó que logre entenderlas muy pronto porque ya no puedo permanecer mucho tiempo ocultó.

Vi lo que le hicieron en la escuela esos muchachos malagradecidos y sucios y entonces me di cuenta de que Andrew necesitaba de mi ayuda mucho más de lo que antes pensaba. Mi protección con él debe ser ilimitada, duradera y para eso debo quedarme. Y para quedarme necesitó que Andrew me conozca.

Sé que presentarme de una vez podría ser causante de muchos traumas y gritos, que Andrew me alejaría y yo no puedo permitir que haga eso.

Es por eso que necesitó que venga a mí.

Si solamente lo hace cuando descubra quien soy y viene con odio y rencor, yo le explicaré todo y sé que pronto llegaremos a un mutuo acuerdo. Si tengo pruebas estoy seguro de que entenderá porque tuve que hacerlo.

Sus padres merecían morir y yo salve a su hermanita de un destino peor, solo necesito evidencia y todo estará bien. Y cuando me conozca le explicaré porque maté a la pandilla de Randal.

De todas formas esto también es culpa suya. Todo lo que yo hago es para protegerlo.