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Capítulo 1

La oficina de la doctora Patterson es limpia. Demasiado limpia. Siempre he pensado que tiene un problema obsesivo de mantener las cosas impecables y en orden, además de la mala costumbre de nunca pararse de su escritorio y de prohibirme agarrar cualquier cosa que este a un radio de 10 centímetros.

Ya es costumbre para ambos. Solía venir tres veces a la semana para recibir terapia y ayudar con el caso, pero después de que ella considerará que no estábamos avanzando lo suficiente porque mi mente se rehusaba a dejar salir la información decidimos dejar nuestras reuniones cada dos veces por mes. Normalmente son el primer Lunes y el último Viernes.

De igual forma nunca obtenemos nada.

El material del sillón es suave pero me duele la nuca después de estar tanto tiempo en la misma posición. Claro que ella no podría darse cuenta, de todas formas ya debe tener un celular afuera en dónde revisa su Facebook mientras cree que no la observo. Pero lo hago.

Nuestras citas siempre son en la mañana dado que es el único espacio de su agenda que no está ocupado. Eso significa que llegaré tarde a la escuela y tengo Química en el primer periodo con un examen cercano, por lo que no me molestaría que ella se tardará un poco más de lo habitual.

— Vamos a repasar los sucesos de nuevo Andrew, quiero que me cuentes todo lo que recuerdes ¿Está bien?

Asiento pero es ridículo. Ella ya se sabe la historia mucho mejor que yo.

— ¿A qué hora te despertaste en la madrugada del 5 de Julio?

— A las tres treinta.

— ¿Qué hiciste?

— Fui al baño porque tenía ganas de orinar.

— ¿Qué sucedió después?

Ella ya lo sabe pero aun así me hace decírselo: — La puerta del cuarto de mi hermana estaba abierta, así que fui a ver que sucedía porque ella era sonámbula y toda la semana se había puesto a caminar e intentaba bajar las escaleras. Pensé que la encontraría y tendría que llevarla a la cama.

La doctora Patterson gira en su silla y el chirrido me provoca jaqueca. Debe estar tomando notas y comparando si la versión sigue siendo la misma o he podido añadir algo para después decepcionarse. Desde la primera vez que estoy aquí siempre le cuento las mismas cosas sin quitar o añadir detalles a mi historia.

— ¿Qué encontraste en el cuarto de tú hermana?

"Cosas que desearía no haber visto nunca" Pienso pero no lo menciono. Solo lloré en terapia la primera vez que vine y fue vergonzoso.

— Había marcas en la puerta. Como rasguños, así que me preocupe porque pensé que ella la había arañado en un intento de correr o algo —Tomó aire como estoy acostumbrado. Uno adentro y dos afuera— Cuando entré ella estaba en el suelo al lado de la cama...no se movía.

— ¿Qué hiciste entonces?

— Corrí hacía ella gritando. Le tome la cabeza y me di cuenta de que estaba sangrando demasiado, toda la pijama y el piso, así que empecé a llamarla y trate de despertarla pero no respondía y seguí gritando porque pensé que mamá y papá llegarían pronto y nos ayudarían. Pensé que ellos la ayudarían.

— Cuando tus padres no fueron a la habitación, ¿Qué hiciste, Andrew?

Puedo todavía sentir el olor metálico de la sangre y verla correr manchando la alfombra rosada. Aparece en mis peores sueños, cada vez que cierro los ojos o veo una foto de mi familia.

— Me levante y fui corriendo a su habitación para decirles lo que sucedió.

— ¿Qué viste entonces?

Siento la bilis en mi garganta. Aprieto mis uñas contra las palmas de mis manos y sigo respirando para calmar la imagen que se forma dentro de mi cabeza. Uno y dos, uno y dos, uno y dos.

— Papá estaba contra la mesa de noche, la cabeza estaba rota. Mamá estaba cerca del closet y tampoco se movía, sus brazos estaban torcidos...y sangre. Había mucha sangre.

— ¿En dónde?

— En todas partes. En las sábanas, en los muebles y la ventana. Todo estaba manchado.

La doctora Patterson murmura un "Ummm" que me pone los pelos de punta. De alguna forma extraña la entiendo, no es cómo si le contará cosas nuevas cada que vengo. Es la misma historia, de la misma forma y con las mismas respuestas.

— ¿Qué hiciste entonces?

— Corrí escaleras abajo y llamé a la policía. Llegaron después de diez minutos y me encontraron arrinconado en la escalera llorando, entonces me desmayé y desperté en el hospital.

— ¿No escuchaste algo? ¿Viste a alguien?

Ella espera que por fin suelte algo que nos dé una pista en la investigación sobre lo que sucedió, pero mi contestación siempre es la misma: — No.

Es desesperante el nunca poder traer algo. Los vecinos no vieron a nadie entrando a nuestra casa, las cámaras de seguridad de la calle no grabaron a nadie entrando o saliendo del vecindario y la única pista es que la ventana de mi habitación estaba abierta, pero a mí no me hicieron nada. De toda mi familia el asesino decidió dejarme con vida. Y este es el día en que todavía nadie sabe quién es.

La doctora Patterson dice que es posible que me haya despertado pero me mantuviera en silencio en una reacción de mi cuerpo para protegerme, y que cuando escuché lo que sucedió con mis padres y hermana mi cerebro simplemente se bloqueó y no me permite acceder a los recuerdos para evitar un peor trauma. Algo así como un instinto básico de supervivencia.

Desearía poder mostrarle a mi cerebro que soy lo suficientemente fuerte para saber lo que pasó. Que necesito saber que pasó.

La doctora Patterson me avisa que acabó el examen. Me levantó y esperó a que mi cabeza dejé de dolerme para ir a sentarme frente a su escritorio para esperar que tiene por decirme esta vez.

Usualmente son palabras de apoyo como "Hemos avanzado más que la última vez" o "Creo que por fin estamos obteniendo información útil, la última vez no me dijiste eso" pero todas son mentira. Sé muy bien que siempre digo lo mismo y de la misma forma, y ella ya no se esfuerza en disimular que todo nuestro teatro empieza a cansarle.

— ¿Qué tal has estado con tu tía? ¿Cómo va la escuela?

— Acaba de conseguir un nuevo empleo así que ya casi no pasa tiempo en casa, en especial por las noches pero es debido a que los turnos del hospital no se lo permiten. Y voy bien en mis clases.

— ¿Qué tan bien?

"¿Usted solo sabe preguntar?" Pienso, pero muerdo mi lengua y contestó cortésmente: — Lo suficiente para aprobar.

La doctora Patterson sonríe y asiente.

Es una mujer atractiva, pero no del tipo despampanante que todos los hombres miran y quieren conseguir su número. De hecho es muy básica: Tiene cabello marrón, ojos marrones y un cuerpo que está acorde al ser bajita; a veces me preguntó si tendrá novio, y de ser así, me gustaría indagarle como logra soportarla.

— Cuando llegaste me dijiste que no estabas durmiendo muy bien ¿No es así? —Asiento— Bien, creo que puede ser un efecto secundario de la amitriptilina pero todavía no quiero que la suspendas. Te dejaré el triazolam y esperó que para la próxima vez que nos veamos tengamos avances.

No sé si se refiere a mi presunta depresión, que yo nunca he considerado que tengo pero según mi tía y la doctora Patterson es algo totalmente normal habiendo salido de un trauma tan drástico, o de mi insomnio, algo que SÍ tengo y me ha dado dolores de cabeza desde que me quedé dormido en clase de Biología cuando estábamos abriendo una rana y casi me cortó un dedo, o sobre la falta de información novedosa que proporciono sobre la noche que mataron a mi familia. Patterson es tan ambigua que uno nunca sabe si está insultándote o simplemente siendo maternal.

— La veré el Viernes.

— Que tengas muy buena semana, Andrew.

Es imposible cuando un examen de Química para el que no estudie me espera con puertas abiertas, pero sonrió y recibo sus buenos deseos.

Salgo de su consultorio y me despido de Wilmer, quien es la única persona en todo este lugar que me hace reír antes de ingresar a cada terapia. De lo poco que sé sobre su vida tengo entendido que su esposa lo dejó y se llevó a los niños y casi lo deja en bancarrota el divorcio por lo que aún no sé porque no ha pedido una cita para discutir sus problemas con alguien mayor en lugar de un adolescente de 17 años.

Supongo que los adultos siempre serán más extraños que los niños.

Salgó del edificio y le escribo a mi tía que todo anda bien y que la terapia estuvo normal. Me siento conmovido al ver que me envía un emoji del pulgar levantado en donde todo su amor por mí se ve expresado, y apagó el celular para dirigirme al auto y manejar hasta la escuela.

Puede que maten a toda tu familia mientras dormían, tú seas el único testigo con el que cuenta la policía para resolver el caso, aparecieras en todos los periódicos del país, no recuerdes un jodido bledo de lo que pasó esa noche y no puedas explicar por qué el asesino decidió dejarte con vida, el sistema educativo todavía existe y estás obligado a cumplir con tus responsabilidades académicas.

Esa es una de las razones por las cuales odio tanto a la persona que me quitó a mi familia. Fue una pérdida de tiempo que dejará a un inútil como yo vivo y me obligará a seguir yendo a la escuela.

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