Me llamo Carmina Mondragón. Soy Mexicana y radico en San Andrés Cholula, Puebla, porque ahí está mi universidad.

Estoy escribiendo esto porque perdí a alguien... o ese alguien me perdió a mí. No sé muy bien cómo explicarlo o cómo funcionan ese tipo de cosas, y en realidad es lo más complejo, confuso, extraño y sobrenatural que me ha pasado en la vida.

Pero necesito sacarlo, porque si no lo hago siento que voy a explotar, a volverme loca, o peor aún... a olvidarlo.

Necesito dejar registro de todo lo que nos pasó ese día y digo nos, porque me rehuso a pensar que solo me pasó a mí. Porque quiero creer que nos pasó a ambos... necesito hacerlo.

Necesito creer.

Tener fé.

Confiar en que todo lo que mi cabeza recuerda fue real, tan real como el sonido del aguacero filtrándose por mi ventana justo en estos momentos.

Así que voy a contarlo todo, porque aún lo tengo lo suficientemente nítido como para hacerlo, a pesar de que ya se han comenzado a formar algunas lagunas mentales en memoria.

Muy parecido a como cuando tienes un sueño que por más increíble que sea... siempre llega el momento en que solo puedes recordar ciertas partes, partes que cada vez se vuelven más y más pequeñas hasta que se convierten en nada; un agujero.

No pienso dejar que todo eso que viví se convierta en un agujero.

No.

Así que decidí que voy a inmortalizarlo con tinta y papel, y luego en una pantalla y un teclado aunque suene menos romántico.

Porque no tengo infinitas palomas mensajeras (como las princesas de los cuentos de hadas) a las que pueda amarrarles nuestra historia al pico y luego pedirles que la esparzan por el mundo y qué traten de encontrarte... pero si tengo un monitor y voy a usarlo si con eso logro llegar a ti o a cualquiera que haya estado con nosotros ese día.

Porque hubo un nosotros... ¿Verdad?

Y ese día fue tan real como lo que estoy sintiendo en estos momentos...

Por favor... sólo dime que sí.