Te estaré esperando
Se sentía triste en ocasiones. Tanto que buscaba nuevas tareas, nuevos trabajos para realizar y que lo distraiga de esa constante incógnita que se plantaba en su mente cuando lo veía.
Para el joven Nakahara era algo nuevo el convivir con alguien tan irritante cómo aquel chico con vendas. Dazai era violento, listo, muy listo, y muy despreocupado también. No le preocupaba su vida en lo absoluto, el joven Nakahara creía saberlo bien, pero era muy distinto cuando hacían misiones juntos y algo simple y premeditado salía mal, en esos casos el joven Nakahara era inmovilizado o fuertemente golpeado que el joven Dazai, el niño con vendas cambiaba su burlesca o despreocupada expresión, y en cambio, se sorprendía. Una sorpresa desagradable. Dazai se asustaba, pasaban algunas cosas y la situación se controlaba nuevamente, realizaban sin bajas su trabajo y cumplían con la orden de Mori-sensei, y todo listo, sin problemas, sin más.
Pero a Chuuya le inquietaba, algo faltaba, pero en sus adentros no entendía bien, no lograba descifrarlo ¿Qué era? ¿Qué le provocaba aquello? Y con más precisión ¿Qué le provocaba qué?
De lo único que estaba seguro era que solo el chico Dazai lo provocaba, pero le irritaba pensar que él no provoque lo mismo en el chico de vendas, le hacía sentirse un poco solo. Dazai siempre era molestoso, juguetón, y tranquilo cuando se trataba de Chuuya. Maduro, centrado y serio cuando estaba con los demás, con ese tal Odazaku. Ango no causaba aquello que Odazaku le hacía sentir cuando estaba cerca de Dazai, Ango le importaba muy poco, pero Dazai parecía tener cercanía con el otro sujeto y eso ponía inquieto a Chuuya, y él no entendía por qué.
Con el tiempo Dazai dejó la organización y a Chuuya muy solo, pero eso era lo mejor, tal vez así organizaría sus pensamientos y su corazón, ya que enredarse con traidores era algo impensable y ridículo, pero con el tiempo sus caminos volvieron a cruzarse.
El corazón de Chuuya latió tan rápido cuando lo supo, ¿que Dazai trabajaba para la organización de detectives armados? ¡Ja! Vaya estupidez. Si aquella noche de luna llena algunas lágrimas cayeron fue por la repentina sorpresa, no de tristeza, no de frustración... No de soledad.
Eso sí, tal vez no entendía sus extraños e inoportunos sentimientos, hubo una vez que creyó entenderlos, pero hoy en día creía comprender que se había equivocado, pero, alguien debía capturar a Dazai y si se lo encargaron a la niña de quimono rojo no importaba, él mismo lo visitaría después para sacarle información a golpes "¿Dónde había estado? ¿Con quién? ¿A caso se había vuelto loco? ¡¿La agencia de detectives entre cualquier otra cosa que pudo haberse le ocurrido?!" Pobre Chuuya, de solo pensar en todo lo que le haría su corazón se apesadumbró.
Dazai predijo lo que sucedería en aquel encuentro, tan calmo, pero a Chuuya le hizo feliz pensar que aquel hombre también se había alegrado de volver a verlo también, ya no eran niños.
Había algo que agitaba su corazón, se sentía ansioso, y era el hecho de que cuando hicieron misiones juntos, para detenerlo cuando de salía de control, Dazai contrarrestaba los poderes de Chuuya con los suyos. Pero era curioso que lo hiciera como lo hacía, para detenerlo solo debía tocarlo y con eso sería suficiente pero cada vez que lo hacía, Dazai colocaba una mano en la mejilla del otro con su rostro muy cerca del suyo y eso no solo calmaba su descontrolada habilidad sobrenatural, sino que también, su agitado corazón. No sabía si Dazai lo sabía, no sabía si le importaba al otro chico, y no sabía qué hacer cuando extrañaba tanto el contacto. Amaba sus misiones juntos porque así podía salirse de control y Dazai pondría su tierna mano sobre él, con su amable rostro una vez más.
Chuuya resentía un poco a Dazai, pero hubo una época en que las peleas y las tonterías solo eran eso, tonterías. Hubo una ocasión en la que debían desmantelar toda una organización en una noche, ellos se veían confiados, triunfantes y poderosos. Pero eran jóvenes y para sus adentros tenían miedo y fue aquella tarde que se encontraron caminando por la sede de la portmafia que ambos se sentían inseguros y se confesaron ansiosos no sentirse capaces de poder lograr aquello que se les ordenó, tenían miedo de morir.
Decidieron compartir una lata de café frio que uno de ellos no se sentía con ánimos de terminar, pero tomó valor al decidir compartirlo con el otro chico. Se sentaron el en frio suelo de una habitación deshabitada y se confesaron algunas cosas que jamás revelarían a nadie, fue un pacto mutuo, tácito y secreto, y fue allí que Chuuya con un poco de temor de que Dazai recuperara su compostura y se riera de él que confesó:
—Esta vez temo que me maten.
—No sería un mal final para mí. —Confesó Dazai sin mirarlo, apoyando la cabeza contra la pared. —Pero por más encantadora que me parezca mi propia muerte temo que me tomen de rehén y me torturen. No me molesta morir, pero... —dudo en terminar la frase y su voz se ahogó un poco, aquello sorprendió a Chuuya —no quiero sufrir.
—No quiero que te maten y quedarme solo. —Chuuya se animó a decir aquello y buscó la mirada del otro para obtener una respuesta. —Te quiero.
Lo dijo. No reparó en pensar en lo que había dicho, simplemente lo dijo y fue ahí que lo comprendió. Quería a Dazai, lo quería tanto. Sintió que aquello saldría en forma de lágrimas porque quererlo era abrumador, el saberlo allí y entender que aquello todo el tiempo había sido amor, preocupación y la constante ansiedad de querer saber ¿dónde estaba, que hacía, se encontraría bien? Era un hueco en su ser que crecía y necesitaba que Dazai lo llenara.
—Nunca nadie me ha querido jamás. —Dazai respondió un poco desorientado, sorprendido, entonces su boca se curvó un poco y sus ojos se humedecieron, su pecho comenzó a hipar y el llanto salió.
Chuuya no esperó ni en un millón de años que algo así pasara, eran jóvenes y ansiosos. Sentían todo a flor de piel y Chuuya abrazó la cabeza de Dazai e intentó calmar su llanto. Dazai correspondió el abrazo y dijo sentir calor por primera vez en su vida. Mientras el sol bajaba y la hora la de la aniquilación se acercaba, ellos combatían la soledad abrazados y confesando cosas que jamás se hubieran dicho, hicieron promesas y entre ellas Dazai prometió detener a Chuuya si se saliese de control sin importar que, y Chuuya prometió que sin importar nada, que si un día se volviesen enemigos, que si un día necesitaba ayuda o se sintiera solo, sin importar nada, Chuuya iría por él.
—Te quiero, te quiero, te quiero. —Lo abrazaba tan fuerte, con tanto miedo de que se fuese a alguna parte y no lo volvería a ver jamás.
—Creo... que también te quiero. —Dazai disfrutó tanto el contacto, olió el aroma de Chuuya y juro en su corazón que, si él moría allí, con el otro chico dándole confort estaría tan agradecido.
Eran tiempo caóticos, se sospechaba de traidores y dobles agentes. No se podía confiar en nadie y Chuuya sentía que Dazai sospechaba de algo que lo destrozaría en poco tiempo. Algo relacionado con una organización llamada "Mimic" y sus amigos Odasaku y ese tal Ango. A Chuuya le importaban muy poco, pero le importaba el estado de la portmafia y el estado anímico de Dazai. Se sentía un poco más tranquilo el hecho de que le prometió indirectamente que viviría.
Aquella vez desmantelaron una organización entera en una noche y antes de regresar a dar un informe sobre lo ocurrido y como se encontraban, Dazai abrazó a Chuuya recostados en el suelo mientras se recuperaba, se abrazaron y Dazai le contó que había algo que le preocupaba pero que no podía contarle. Que tenía miedo de perder a alguien cercano y Chuuya creía saber a quién se refería.
Los días pasaron, su relación volvió a ser tan irritante como lo era antes, y un día de sol cuando Chuuya enojado le reclamaba por algo, Dazai lo besó por primera vez. Chuuya se inmutó, pero todo el desequilibrio fue interno, Dazai lo miró ansioso por una respuesta y lo que recibió fue otro beso a cambio. Fue un beso nervioso y torpe, pero buen intencionado y Dazai sonrió conforme, Chuuya devolvió la sonrisa y juntos regresaron a dar el parte del día que había ocurrido.
Más adelante, cuando los días se volvieron más caóticos y Dazai perdió a Odazaku, Chuuya lo buscó desesperado para cumplir su promesa de estar con él, pero no lo encontró. Dazai se escondía y no contaba con Chuuya, quizás eso tenía sentido, Chuuya lo delataría y lo llevaría de regreso con Mori-sensei por su merecido. Quizás Dazai se encontraba bien y evitaba la promesa de Chuuya para no meterlo en problemas, y con el tiempo volvieron a cruzar caminos, a verse, a molestarse de nuevo. No recuperarían días de misiones en conjunto, o tal vez sí, ¿Quién sabe? Pero algo era seguro, Chuuya sonreiría cada vez que lo viera y Dazai se sentiría en paz.
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Hola a todoxs!!
Este es mi primer fan fic sobre una pareja de animé, ojalá les guste mucho!
Si les gusta voten y déjenmelo en los comentarios los tkm
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