Cap 8. 1

Cherry Olwen:

¿Alguna vez te has sentido solo? Tanto, que cada estrella se apaga… Cada esperanza desaparece.

¿Alguna vez te has sentido solo? No habló estar en una habitación vacía, o cualquier otro lugar donde no hay nadie. No habló de ese tipo de soledad, sino algo un poco más complicado.

Te sentiste solo al estar rodeado de personas. Personas que parecían cómodas con todo lo que pasaba a su alrededor, mientras solo querías sentir algo….algo que hiciera temblar todo tu cuerpo y que se deshiciera de la horrible sensación de vacío.

El mundo es un lugar horrible, lleno de errores, de recuerdos, de cicatrices que nunca parecen curarse, y entonces el dolor nunca deja de palpitar.

A eso me refiero.

A esa mierda me refiero cuando hablo de soledad.

(…)

Camine por el pasillo del instituto, no había nadie alrededor.

Tan solo eran los casilleros, esos cajones largos a colores de metal pintados entre en azul, morado y verde. Faltaba un buen rato antes de que la campana indicara que la clase había terminado, y en breve otra estaba apunto de empezar.

Llenando los pasillos de adolescentes locos, desesperados por no llegar tarde a su siguiente clase.

Crucé en busca de Charlie. Charlie Reece.

Conocí a un idiota rubio el primer año de preparatoria, y como era de esperarse con personalidades tan distintas, con actitudes tan opuestas terminamos por chocar y no encajar.

Eso pasó por al menos un año.

Pero algo cambio. En algún punto, en algún momento. No sé cuándo ni como, pero su sonrisa ya no me parecía tan molesta, sus bromas constantes y malos chistes ya no eran tan desagradables. Me di cuenta entonces lo que eran peleas con odio, bromas que ignoraba, o a un rubio que evitaba. Nos convirtió en algo más que simples desconocidos.

Camine otro tanto, dejando mi cabello suelto para acomodarlo mientras seguía en su búsqueda. Había algo curioso, intrigante por decirlo así. Charlie desapareció está mañana, donde no dio aviso de su retiro, sino salió del salón con la excusa de que volvería en breve.

Y no volvió más.

No se apareció en el resto de las clases, no supimos más de él.

Me molesto que nadie hiciera nada. Me molesto que por más que pasaban las horas, nadie parecía importarle en lo más mínimo que uno del grupo hubiera simplemente desaparecido.

Y entonces para la mitad del día, a media clase me levanté y salí del salón. Porque no quería ser igual que ellos.

Así terminé aquí, buscando a ese idiota, posiblemente con lo que será mi tercer reporte en lo que va del año.

Abrí algunos salones. La mitad de ellos 3 de ellos estaban vacíos, 2 con maestros que me miraron mal. Para cuando me rendía en esa parte de la secundaria algunos susurros a lo lejos me hicieron girar. Y dar de reversa en mis pasos.

Nada era entendible, lo pude ignorar y seguir. Pero eso no fue lo que pasó, no cuando tenía una amiga que me había enseñado muchas cosas, una de esas tantas…

“Si puedes ayudar ¡Hazlo!”

Hubiera preferido no recordarla.

(…)

Me asome frente a la puerta. Pero antes de lograr ver algo me aleje de nuevo.

—No sonrías tanto.

Ahora escuchaba mejor. Y entre más lo hacía, más necesaria me parecía la idea de solo huir.

—Hago lo que piden y no parecen satisfechos.

Conozco esa voz.

—¿Hay algo mal conmigo?

No. No hay nada mal contigo.

—¿Yo estoy mal?

No lo estás.

—¿Soy yo? ¿Todo esta mierda es mi culpa?

No lo es.

—Lo estoy dando… Todo

Murmuró lo último y sin pensarlo más mi mano se posiciono en el cerrojo.

Pero no fui capaz de abrir.

Yo no era tan valiente.

—¿No soy suficiente?

Abrí los ojos y la respuesta a esa pregunta que nunca fue para mí, salió en cuanto crucé al armario.

Donde él estaba… Sentando con sus piernas una sobre la otra, sus hermosos ojos verdes cubiertos por lágrimas. Y una expresión dolida que jamás había visto.

—Siempre haz sido más que suficiente Charlie.

—¡Cherry!—. Mencionó el chico con nada más que sorpresa y vergüenza en su rostro.

Trato de inmediato de eliminar el resto de lágrimas de sus ojos. Pero lo detuve al acercarme, y cuando me miró él también olvidó que yo había presenciado una escena tan íntima.

Tan suya.

—Estas llorando—. Yo ya sabía eso, ¿Cómo no lo haría?

No pare de mirarle.

Sabía que todo iba mal. Siempre creí que la forma en que ellos lo trataban no estaba bien, pero lucía feliz. Todo era una mierda, nunca fue nada de lo que aparentaba.

Y eso está realmente jodido.

Lo peor de todo es que de alguna manera, siempre lo supe. Actuaban extraños, no interferí porque soy una imbécil.

—Eres suficiente ¿Has oído?—. Pase con suavidad el borde de mi sudadera por sus mejillas.

Él no apartó la vista. Me miraba entre sorprendido y conmovido.

—Eres tú…

>Y siempre lo has sido…

Me quedé en silencio, no sabía que responder, ni a qué se refería.

Me limité a dar un paso más y abrazarlo. De tal manera que guarde y enterré la primera vez que sentí el impulso estúpido de correr a sus brazos.

Tal como la primera vez que la soledad que parecía andar conmigo todo el tiempo, desapareció. Así como cuando lo mire sonreír, con los ojos escogerse y la felicidad traspasar almas. Como si quisiera guardarlo y protegerlo de todo miedo, de cualquier daño.

—Esta vez vas a estar bien… Harás nuevos amigos, eres bueno para eso—. Algunas de mis lágrimas corrían por su espalda, creo que era la primera vez que lloraba frente alguien, también me obligué a guardar toda emoción en mi voz.

No quería causarle más…

—Me basta contigo—. Murmuró hundiendo su rostro en ese agujero entre mi abdomen y mi corazón que ahora estaba latiendo muy fuerte.

—También me basta contigo.

Llenas cada espacio que creí que estaría vacío por siempre.

La tarde que Charlie denunció a tres de sus mejores amigos, por agresión física, Bullying, y acoso a los chicos de cursos menores…  esa tarde estaba soleada, había menos nubes que normalmente, y también habían nuevas posibilidades.

Nota de autora: siempre quise escribir esta sección.

Una que le perteneciera a los personas secundarios. Donde pudieras conocer más sobre el resto de las personas de esta historia.

Actualización de la historia principal mañana.