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6. Soluciones Impuestas

6.

Sigo pensando que ser parte del universo sigue siendo la manera más fácil de apagar el sufrimiento de la existencia humana.

—¿Estas seguro que no fuiste tú?—. Kyle me mira, no bromea, no sonríe.

Esta hablando en serio.

En ocasiones cuando alguno de nosotros ha sido descubierto, sea quien sea, tiene que ver con Kyle y su personalidad extrovertido y poco cuidadosa.

—Lo juro, seré lo que quieras pero ya aprendí la lección—. Se encogió de hombros y suelto su camisa, dejando el lugar que había tomado con un par de arrugas.

Si él no ha sido, aunque sea por un accidente, y es que alguien en la universidad lo sabe, tendremos problemas muy pronto.

—Yo se. Pero también estoy consiente de lo distraído que puedes ser… Talvez lo dijiste por accidente…

—No estoy seguro… Pero que recuerdo no lo he dicho Jace—. Me hizo esa mirada de cachorro bajo la lluvia y no tuve más que ceder.

—Te creo Kyle. Pero entonces hay que llegar a quien sea que descubrió mi nombre, o el rumor podría empezar a circular pronto—. Jalo mi cabello, no necesito más problemas, no ahora.

Tengo suficiente con lidiar con la zanahoria incompetente del café.

—¿Y quien le dijo a Grece?—. Mi amigo toma asiento, y yo le sigo. Aún me sorprende su capacidad para aprender nombres, rasgos y personas en general.

Escuchamos a la tía Nora salir junto con la pequeña Aby. Y gritando un “Cuida a Kyle Jace, no se metan en problemas, más bien que no se meta en problemas”.

—Dijo que un amigo llamado Charlie Reece.

No tengo idea de quién es, y espero que no sea un problema en el futuro. Sino aunque no lo sepa se acaba de complicar la vida, esperemos no llegar a mayores.

—Necesitamos encontrar al chico lo antes posible… No podemos moverlos de universidad de nuevo, no ahora que te sientes cómodo en el teatro—. Se me escapó una sonrisa, será un idiota, pero es uno que siempre piensa en mí.

O en cualquiera, a veces creo que Kyle y Jay se parecen más a mi papá, de lo que podre llegar a parecerme en toda mi vida.

—No podemos irnos ahora que eres capitán del equipo de fútbol, y además, ya hiciste demasiados amigos—. Lo miro y está a punto de llorar.

Se que puedo confiar en él, sin importar que.

—Nada hip… De eso hip… Me importa hip… Solo te necesito a ti, a mis papás, a mi hermana, y todos los tíos.

Me levanté y despeine su cabello, a lo que recibí una sonrisa de su parte.

—Lo sé… Pero hay que tratar de que eso no pase—. Pienso un segundo y me golpeó por no considerar la idea antes. —Lo tengo.

—¿Qué tienes? ¿Amor por mi?

—No imbécil, ya sé cómo vamos a encontrar a ese chico… Pero voy a necesitar ayuda de Nadine.

—¿Tú cuñada?—. Asentí

Saque mi celular, y después de ingresar a contactos me topé con “La mejor cuñada de la vida” y está más que claro que ella misma fue la que se grabó con ese estúpido nombre.

—¿Qué piensas hacer?—. Kyle me miró pero yo di la vuelta y me aleje, dejando al chico en la sala confundido.

Llamando además a mí nombre.

—…

Contesta de una vez Nadine.

—…

Moví la puerta de vidrio y me quedé en el patio, escuchando a Kyle llamarme de nuevo pero decidí ignorarlo.

—… ¡¡¡Cuñado!!!—. Mierda, no me ha dado la oportunidad de apartar el teléfono. Estoy seguro que oigo un zumbido después de ese gritó.

—Nadine ¿Podrías hacerme un favor?—. Pido en un tono suave, al menos más amable de lo normal.

—¿Al cuñado más increíble del mundo? La pregunta ofende—. Volteó los ojos, y ella ríe un poco.

—Necesito que…

(…)

Viernes

—¿Sabes cuál es tu trabajo?—. No es que desconfíe de él, es que puede ser un idiota.

La mayoría del tiempo, pero un idiota de buen corazón.

—Si lo sé—. Hace un puchero. —¿Crees que soy estúpido?

Tú lo dijiste, no yo.

—Se que estás pensando algo muy grosero Jace.

—No se de qué hablas… — evito su mirada y luego hablo. —Repite todo una vez más.

—Si señor—. Alza su mano sobre su frente, y recibe un golpe en el estómago.

—Hablo enserio.

—¡Oyeee!—. Se queja sobando el lugar.

—Ahora Kyle.

—1. Invitar a todos los del primer y segundo año de universidad a la fiesta en casa de Nadine.

Asiento, y hago un gesto para que continúe.

—2. Asegurarme de que un chico llamada Charlie Reece asista.

—Vas bien—. Mientras aún lo escuchaba, también me doy el tiempo de ver un poco el paisaje del parque.

El viento está cálido, los árboles se muestran en su tonalidad verde más hermosa, hay algunas hojas que van sin rumbo, el sol desapareció hace rato. Algunas farolas ya se estaban encendiendo.

—3. Retener a la fuerza a Charlie, y sacarle información.

Niego un par de veces volviendo a mi amigo, y él se ríe como un total imbécil.

No se porque aún le hablo.

—No volveré a pasar por ti en lo que queda del año.

—¡No, no! Jace, solo estoy bromeando ¿Bien? Lo diré bien esta vez—. Me abrazó y trate de apartarlo.

Eso suele ser difícil.

—Más vale que lo digas bien—. Lo miré, con los ojos por poco abiertos.

No he estado durmiendo bien, recién podremos actuar mañana, pero me preocupa el hecho de que van más de 5 días, donde he estado evitando ir al café, y tratando de resolver el problema de mi nombre.

Sigo pensando en algo.

La bomba principal, ya ha detonado.

—3. Encontrar a Charlie, y preguntarle cómo descubrió tu nombre, y si alguien más lo sabe.

—Bien, bien.

—¿Ves? Te dije que podías confiar en mí—. Mueve su cabeza en un gesto de superioridad.

—Lo sé Kyle… ¿Qué cosa importante debes tener en cuenta para el paso 3?

—No asustarlo, y hablar lo más pacífico posible.

—Perfecto.

—¿Esperamos a Ginger?

—Si… creo que mis papás están a punto de llegar.

—No les has dicho nada ¿Cierto?—. Kyle me mira, y yo a él.

No quiero fastidiar a nadie con mis problemas, y se que papá dice “Ningún problema es insignificante, me lo ha enseñado tu madre”. Pero yo digo “Como ser humano, tienes la capacidad de influir en las personas de tu alrededor, entonces no dejes que enfermen, el dolor a veces los descompone. Y eres el único al que la culpa persigue”.

—Tampoco es algo importante.

—Todo lo que sientas es importante Jace…

—Si, si. Ya lo sé, pero esta vez “Los agentes del Caos” lo pueden resolver ¿Cierto?—. Ladee la cabeza y le dedique una pequeña sonrisa.

—¡Claro que podemos!—. Si hubieran visto como brillaron sus ojos, sabrán que ya cayó en mi engañó.

Puede ser bastante ingenuo.

El día está acabando, pero este lugar aún guarda la sensación familiar que hace llegar un recuerdo en específico.

Uno de hace más o menos 4 años.

—¡Come libros! ¡Dijo papá, dijo papá!—. Miré a mis padres venir a lo lejos.

Mamá caminaba adelante, molesta. Lo supe por su mueca de enojo, por sus brazos cruzados, y porque es bastante fácil de leer.

—Jay, y Jace igual me llamaron a mi primero—. Se quejó la señorita Miller llegando frente a Jay, Kyle y yo. —Hola mis bebés.

—Hola mamá—. Dejó un beso en mi mejilla e hizo lo mismo con Kyle y Jay.

—¡Tía Enot!

—¡Jace, Kyle, Jay! ¡Ginger me dijo papá!—. La sonrisa resplandeciente, y el brillo en los ojos de mi padre casi me dejó ciego.

Mientras la pequeña Ginger nos miraba extrañada a todos, con el dedo gordo totalmente babeado en la boca, y sus enormes ojos azules expectantes. No sabe el desastre que acaba de causar.

—Gin, Gin, di mamá.

Repitió mamá desilusionada porque Ginger ni siquiera le dirigió la miró.

—¡Abrazó de consuelo tía Enot!—. Kyle extendió los brazos, incluso me aparto un poco.

—Ven acá—. Repitió mi hermano mayor.

—Lo necesito, acabo de ser traicionada por un PESADO, y mi propia hija—. Fingió indignación y luego abrazo a mi mejor amigo, uniéndose luego mi hermano.

—¡Come libros!—. Chillo papá, mientras para colmo, Ginger empezó a decir.

—P-pa-pá pa-pa

Un par de veces.

Pensar que la misma niña de ese entonces ahora tiene 5 años, y corre directo a mí con un helado en la mano.

—¡Jace! ¡Te compramos helado!

—¿Y para mi?—. Reclamó Kyle haciendo un puchero.

—¡UPS! Papá se comió el tuyo Kyle—. La pequeña se encogió de hombros.

Era evidente que alguien más se había comido el helado, las manchas en su ropa lo demostraban.

—¡Mentir es malo Ginger!—. Le recriminó mamá al colocarse a su altura y empezar a limpiar su vestido de flores, al tiempo que llegaban frente a nosotros.

—Jay dice que te llamara por la noche—. Aviso papá al también colocarse de cuclillas y abrazar a mi mamá.

Estamos en el parque ¡Por dios!

—Si me caigo te golpearme pesado.

—Te amo come libros.

Puse mis ojos en blanco, esto es demasiado amor para mí.

Y es lo único que quiero alguna vez…

Pido perdón por el atraso.

Mari y yo somos igual de descuidadas.

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