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3. Lo que provoca

Capítulo 3

Grece Lee

Viernes. Un buen día para echarse a correr entre la lluvia y fingir ser eternos.

Lastima que hoy no está lloviendo.

Limpie la superficie de la mesa una vez más, viendo sin parar mi móvil. Cherry aún no había llegado, y en nada tendríamos que estar abriendo el café, estaba preocupada por si le había pasado algo.

Es una tonta que no sabe expresar como se siente en ningún momento, y llegará a manchar mi cabello rojizo de canas si sigue así.

Estaba por llamarle cuando el celular del local me lo impidió, casi corrí entre las mesas que aún no había terminado de ordenar, solo para descolgar la llamada.

—Buenos días de parte de Bright Sun ¿En qué puedo servirle?

—Grece cariño ¿Eres tú?—. Esa voz.

Se me hace muy conocida.

—¡Señorita Claris!—. La señorita Claris es la dueña del café, también de muchos locales más de la zona.

Viene de vez en cuando, y las entrevistas para obtener trabajo, las hace ella.

—Hola cariño ¿Cómo estás?

—Atareada pero feliz—. Sonreí, seguro negaba con la cabeza.

—También toma un poco de tiempo para ti Grece, no te olvides que eres importante.

—Lo sé, lo sé—. Sentí como si alguien que se preocupa por mi me reprochara.

La sensación no es mala.

—Eso espero Grece... A bueno, te llamé porque Cherry está enferma.

—Eso significa... ¿Tendré que cerrar hoy?—. Eso me ponía un poco triste.

Pero si Cherry no se sentía bien, eso sería lo mejor.

—No cariño, enviaré a mi sobrino a que cubra por hoy, solo...

—¿Qué pasa señorita Claris?—. De repente se detuvo.

—Tenle paciencia Grece, y suerte.

—Pero...

—...— Genial me colgó.

No puede ser tan malo ¿Cierto?

Cualquier solución que incluya no cerrar el café un lunes, me parece maravillosa.

También llamaré a Cherry luego, me preocupa mucho.

(...)

Hay buenas decisiones, y luego está pedir el reproductor y colocar "Unbelivable" para terminar con la limpieza antes de abrir.

(I don't believe that it's true)

Me moví por todo el lugar perdida en mi mundo, en la canción de quién sabe quién, pero sin embargo de mis favoritas.

(With my hands around your waist)

El trapeador me acompañó como un fiel compañero, mi voz también se mezcló y me sentí parte de un concierto.

(When you're making those moves)

(Couldn't let you go to waste)

Como si en el escenario estuviera como punto principal de atención de miles de personas, cantando, bailando, divirtiéndose tanto como yo en este momento.

(Cause I got your body right here)

La música empezó a desaparecer, y estaba apunto de quejarme cuando di un brinco con el corazón en la mano, en cuanto lo vi detrás del mostrador.

¿En qué momento entro el aquí? ¿Cómo carajos entro aquí?

—Aparte de incompetente, eres una zanahoria desastrosa—. Mierda.

Nos acabamos de ver, y ya me está insultando.

Genial.

—¿Tu qué haces aquí?—. Fruncí el ceño y me acerque a mi celular, ignorando que me acaba de llamar zanahoria.

El café estaba asegurado, las llaves están en el bolsillo de mi uniforme. Tengo razones suficientes para llamar a la policía.

—No vine aquí por voluntad propia—. Suspiro, también agrego un gruñido antes de retirar el bolso que traía puesto.

No soy experta, no conozco a este pedazo de idiota en lo absoluto, además no me agrada, y aún tomando en cuenta todo eso, puedo notar que no ha dormido bien.

No es mi asunto. No debo involucrarme de más con personas como él.

—Eso no responde a mi pregunta... Llamaré a la policía—. Advertí señalando mi teléfono, que sea guapo, y tenga dinero, no significa que puede irrumpir por allí en cualquier lugar.

—No seas aún más tonta Grezlii...

—¡Que me llamo Grece Lee!—. Corregí un poco alterada.

—Como sea—. Puso los ojos en blanco antes de volver a mirarme. —Estoy aquí porque la tía Claris me lo ha pedido.

Me quedé estática analizando lo que significaban sus palabras, ósea que este idiota...

—¿Eres el sobrino de la señorita Claris?

Me ignoró dándome la espalda, yendo hasta los casilleros en la parte trasera del café.

A paso rápido lo seguí, sin tomar en cuenta nada, lo admito puedo ser muy tonta a veces.

—Oye, no respondiste ¿Eres el sobrino de la seño...

Mierda. Lo único que me faltaba.

El calor subió a mejillas en cuanto capte su dorso descubierto, los abdominales que se marcaban en la piel blanca, la pequeña cintura donde el Jean negro que traía puesto me negaba la vista a más.

—¿No sé supone que eras de las que no miraban intensamente?—. Lo último que vi antes de girar totalmente roja y apenada, fue una pequeña sonrisa en su rostro, una de superioridad y arrogancia.

Como me desagrada este tipo.

—Y-yo...

—Si, yo soy el sobrino de Claris, ella es la hermana menor de mi papá... Ya estoy vestido Grezlii.

Aún no me atrevía a voltear, pero por suerte la imagen había quedado en mi cabeza, ¡Mierda! Grece Lee, ¿Qué diablos pensaste?

—Sabia que tenía un hermano, pero no sabía que tenía sobrinos.

—Entonces no seas entrometida, y confórmate con lo que sabes—. Al fin mi sonrojó se había bajado, y sólo porque me giré con el ceño fruncido.

Muy cerca.

¿Cuándo se acercó tanto? Por poco y toco su rostro. Además porque está a mi altura si me sobrepasa por más de 15 centímetros.

—Existe algo llamado espacio personal, por si no lo conoces.

—¡Pero si fuiste tú quien se me acercó!—. ¡Idiota!

—Da igual... Solo vamos de una, o a este paso me iré antes de empezar.

Lo mire avanzar hacia el frente del café de nuevo, mientras me quedaba en la pequeña habitación con los casilleros para empleados.

Un pensamiento se me cruzo por la cabeza, usualmente los silencio, sonrió y guardo el tipo de cosas que me hacen estallar, pero con este chico es un poco más difícil.

—Si no quieres estar aquí puedes irte... —No se de dónde me ha salido el coraje.

Las piernas me están temblando y eso que ni siquiera he levantado mi rostro para asegurar si me ha escuchado o no.

Una carcajada lo confirma, él me ha escuchado.

—¿Qué si quiero estar aquí? ¿Con una zanahoria desconsiderada como tú? Preferiría mil veces estar en otro... — está viniendo hacia mi ¡Esta viniendo hacía mi!

Alerta roja, repito ¡Alerta roja!

—¿Otro?

—Si Grezlii, preferiría estar en otro lugar ¡Que no sea este jodido café! Al menos no tendría que soportarte a ti.

Dime que no dijo eso.

Sus ojos y los míos se encontraron, está molestó.

Muy molestó, pero nada me supera en este instante.

Acaba de hacerme enojar, y en la vida, o dejo pasar todo, o voy a ser la última persona con la que te vas a querer cruzar.

—¡Mira chico!—. Señale su pecho y no hubo ningún movimiento de su parte. —¡La vida es muy jodidamente corta para hacer las cosas que no te gustan! Sino quieres estar aquí ¡Bien! Ve donde seas feliz. La puerta ni siquiera tiene seguro, tienes todas las de irte y sin embargo sigues frente a mí.

Silencio.

Lo he dejado sin palabras.

Eso me pone nerviosa.

Pedazo de idiota.

—Seré lo que quieras... Talvez un desconocido, o un idiota, pero soy un idiota que cumple sus promesas. Así que no me iré.

Por dios, señorita Claris, perdóneme, pero su sobrino es insoportable.

—Haz lo que quieras.

—Bien

—¡Bien!

(...)

—¿Estas segura de esto?—. Cualquiera estaría intimidado con la mirada que este pelinegro me daba.

Pero, yo no lo estoy.

—Sostén el cartel un poco más a la derecha—. Estoy disfrutando esto tanto.

—No ignores lo que digo Grezlii.

—Es que tu voz es molesta—. Mierda, acabo de soltar eso como si nada. —N-no di-digo...

Sonrió un poco y me sentí como una total estúpida, la poca culpa que había sentido cuando se me ocurrió está idea se borró por completo.

Se lo merece.

Sonreí. Quién diría que pasaríamos de estar en una guerra de insultos a hablar casi con normalidad.

—Si estoy segura... Cherry usualmente es la que hace este trabajo—. ¿Cuándo aprendí a mentir con tanta facilidad? En definitiva este chico es mala influencia.

—No confío ni un poco en ti Grezlii.

Yo en tu lugar tampoco lo haría.

—No confíes, pero supongo que en tu promesa incluye trabajar—. Lo mire con superioridad, y se obligó a cerrar la boca.

—Zanahoria incompetente.

—Pelinegro hueco.

—Tonta sin cerebro.

—Pedazo de idiota—. Dejar sin palabras a este chico es un don.

—Vuelve de una vez adentro Grezlii... Verte es irritante

Le saque la lengua volviendo adentro del local.

Sin poder evitar sonreír como total maníaca.

Mi plan fue simple, cuando esté pelinegro idiota me ayudó a colocar las mesas quejándose, muchas chicas de los alrededores se le quedaron viendo.

Entonces se me ocurrió usarlo como publicidad andante, es decir darle un letrero y colocarlo fuera.

Si funcionaba sería increíble, sino al menos el gusto de verlo como idiota en pleno sol mañanero nada me lo quitaría.

—Ay Grece ¿Cuándo nos volvimos tan malvadas?—. Me pregunté eso en voz alta.

Ver qué mi plan funcionó esa tarde, mejoró por completo mi día. La clientela fue talvez tres veces lo que es normalmente.

Este idiota si sirve para algo. ¡Que sorpresa!

¡BUENOOOOOO!

¿Cómo creen que se llame el hijo de Jayce?

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