Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 59

Sabrina.

—¿De qué verdad hablaba? —exijo saber a Tomás.

Subimos a la casa del árbol y la verdad no puedo distinguir si estoy furiosa, con miedo o confundida. Tomás está en silencio sentado en un mueble con las manos en la cara. No sé que pueda decirme, pero me preocupa y me pone ansiosa.

—¡Tomás! —alza su mirada y me ve a los ojos  —¿Qué es lo que debo saber?.

—Brina... Yo —se detiene y desvía su mirada —Yo...

—¿Tú qué? —interrumpo ansiosa.

—Yo... Yo y Matteo somos hermanos —desembucha.

Lo miro fijamente para comprobar que no sea una broma, pero me topo con la sorpresa que su ojos están rojos y cargados de lágrimas.

—¿Cómo que son hermanos? —interrogo incrédula poniendo mis manos alrededor de mi cintura.

—Lo somos Brina. Te resumo para que no hagas tantas preguntas ¿vale? —asiento con el ceño fruncido —. Cuando mi madre quedó embarazada de mí, mi padre había embarazado a otra mujer. Mi madre sufrió por muchos años porque mi padre era un puto mujeriego y esa es una de las razones por la que le guardo un poco de rencor a mi padre. Matteo nunca se ha llevado bien conmigo, pero siempre nos jodemos las vidas.

—¿A qué te refieres con que siempre se han jodido las vidas? —me siento al lado de el y lo miro a los ojos.

—¿Quieres la verdad? —propone y asiento lentamente perdiéndome en el misterio de sus ojos grises que están inyectados de sangre —Matteo es capaz de todo con tal de arruinarme la vida, al igual que yo a el.

—¿Y por qué lo hacen?.

—Se puede decir que por rivalidad —contesta y meneo la cabeza.

—Se supone que son familia, deberían apoyarse —espeto mientras mis ojos se estancan en sus carnosos labios.

—No siempre es así. A veces es la familia la que te destruye, la que te señalan, la que te da la espalda en momentos difíciles. Tal vez tu familia no sea como la que me tocó vivir a mi,  una bola de hipócritas.

—¿Sabes? Está bien perdonar a esas personas que nos hicieron daño, incluso si nunca se disculparon con nosotros. No podemos tener nuestros corazones llenos de odio. Necesitamos perdonar, no porque ellos merezcan nuestro perdón, sino porque nosotros merecemos paz.

—Siempre tienes una respuesta para todo —dice y le regalo un pequeña sonrisa.

Tomás me abraza fuertemente, puedo sentir como el calor de su cuerpo se va moldeando con el mío. Es tan cálido, es tan agradable. Puedo oir que de el escapa un pequeño sollozo.

—¿Crees poder amarme siempre y jamás dejarme solo? —toma mi rostro entre sus palmas. Una vez más navego en el vacío de sus ojos que me esclavizan a el.

—Creo poder amarte mucho más.

Nos unimos en un beso cargado de sentimientos, pasión y deseo mutuo.

Si de algo estoy segura, es de que lo estoy amando mucho más a que a mi misma.

                              –*~~*–

Amelía.

Ya ha pasado una semana y media desde que supe que no tendría a Melanie en mis brazos, pero con todo el dolor de mi corazón he tomado una decisión.

Me encuentro en un orfanato con todos aquellos regalos que habían dado para Melanie. Donaré todos las cosas que había comprado para ella, sé que algunos de estos niños puedan sacarle provecho.

Dylan estuvo de acuerdo con la idea pero por cuestiones de su entrenamiento no pudo acompañarme. Brina y Tomás me ayudaron trayendo todos los juguetes y ropa de bebé que habían. Miro a mi entorno y me causa un poco de nostalgia ver a tantos niños huérfanos... Sin padres. Me hacen recordar que también fuí adoptada, pero corrí con la suerte de tener una buena familia.

—¡Hola! —saluda una niña castaña sacándome de mis pensamientos. Cálculo que tiene unos seis años.

—¡Hola pequeña! ¿Como estás? —devuelvo el saludo regalándole una sonrisa honesta.

—Bien gracias —sonríe de boca cerrada y unos cuantos cabellos negros se colan en su cara por el viento —. ¿Por qué estás aquí? —pregunta curiosa.

—Solo vine a donar algunos juguetes que eran de mi hija —comento y mis últimas palabras me conmueven.

—Te ves muy joven como para tener una hija — dice y la miro atónita.

—No la tengo —hago una pausa y un nudo se forma en mi garganta —Murió.

—Oh... —comparte una mirada de tristeza —lo siento.

—Tranquila, no pasa nada —doy una bofetada al aire.

—Creí que venías a adoptar a alguien —menciona y un silencio reina entre nosotras dos —Yo sueño con que algún día una familia me adopte y me quieran mucho.

El corazón se me arruga como papel y mis ojos se cargan de lágrimas. Una niña, tan pequeña que su único sueño sea el tener una familia es muy triste, yo a esa edad soñaba con ser una princesa de un castillo o presidenta de los Estados Unidos.

—Yo también fuí adoptada —comento y ella me ve algo sorprendida.

—¿En serio?.

—Si... Y gracias a Dios tengo una familia que me quiere mucho —le regalo una sonrisa poniéndome de rodillas ante ella para estar a su altura.

—¿Crees que yo pueda tener una familia como la tuya? —su voz me causa tanta ternura y una lágrima escapa de mi ojo.

—Por supuesto que sí —sonrío y ella me da un abrazo —. Jamás pierdas la fe y la esperanza.

—¿Como te llamas? —pregunta.

—Amelía, ¿Y tú?.

—Me llamo Naliet —contesta.

—Mucho gusto Naliet.

Una pequeña pelirroja a mi parecer de dos años corre hacía donde estoy, y a mi sorpresa caemos juntas al suelo y no puedo evitar reírme.

—¡¿Eres mi mamá?! —exclama emocionada y el corazón se me parte en pedacitos al mirar sus ojos cargados de ilusiones.

—Lo siento pequeñita, no soy tu mamá —sus ojos marrones se tornan tan tristes que me hacen sentir mal.

Jodido mundo, ¿Por qué estas pequeñas criaturas inocentes tienen que salir afectadas por la maldad que abunda en el?

Melanie no molestes a Amelía —regaña Naliet a la pequeñita —Disculpa, es mi hermanita.

—¿Como dijiste que se llama? —pregunto con los ojos nuevamente cargado de lágrimas.

—Melanie —afirma y dejo escapar un sollozo.

—¿Crees que puedas darme un abrazo Melanie? —pido con algunas lágrimas descendiendo de mis ojos.

—¡Si! —me abraza y también la envuelvo en mis brazos, tengo los sentimientos encontrados y el alma hecha pedazos.

—¿Algún día volverás? —Naliet pregunta con inocencia.

—Por supuesto que sí volveré —aseguro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro