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Capitulo 22

Sabrina.

Me encuentro en modo avión no quiero saber nada de nadie. He faltado a la universidad hoy y las chicas no han venido a verme, me encuentro algo confundida con lo que ha pasado anoche en el cumpleaños de Sthep y en el club. ¿Que pretende Tomás?.

Escucho alguien subir por las escaleras del árbol lo cual me saca de mis pensamientos.

—Hola— saluda Tomás entrando a la casa del árbol y cierra la puerta.

—Hola— devuelvo el saludo —¿Te parece si vamos directo al grano?— lo miro fastidiada.

—¿Qué tienes?— pregunta acercándose más a mi.

—Nada, solo que no tengo mucho tiempo—digo apresurada.

—Son las 9:00P.M. Brina, a estas horas no tienes nada que hacer— dice y frunce el ceño.

—Directo al grano Tomás, sin tanto rodeos, ¿Vale?— demando y el pone ojos en blanco. Una risa sarcástica escapa de mis labios.

—Quiero que seas mi novia— suelta y trago grueso ante su directa declaración y mi cuerpo entra en nervio —¿Eso es lo que querías oir, no?.

Si, pero con anestesia, no todo tan directo— digo para mis adentros —¿Que hablas?, si fuiste la que dijo que fuera directo al grano.

—Lo si-siento Tomás pero es imposible, yo no-no quiero estar co-contigo— tartamudeando y el se ríe con cautela —¿Por que te ries?— pongo ojos en blanco.

—Brina, es mas que obvio que te gusto— dice sonriendo con malicia y mis mejillas se enriquecen de color rojo —Venga, ¿que te pasa?— toma mis manos y las coloca en su pecho, suelto un largo suspiro.

—¿Realmente terminaste con Kendall?—pregunto esperando una respuesta afirmativa.

—Claro, te lo comenté anoche. ¿Por que me lo preguntas?— arquea una ceja.

—Solo quería asegurarme.

—Confía en mi— dice acariciando mi mano y le da un cálido beso y dejo caer mi cabeza en su pecho.

—Te quiero— las palabras escapan de mis labios sin pasar por mi mente y mi corazón se acelera

—Yo también te quiero— puedo escuchar los latidos de su corazón sincronizados con los míos. Se siente jodidamente bien querer a alguien. 

Toma mis mejillas y las acaricia, sus labios se estampan en los míos, con pasión y lentitud, tiro de su labio inferior lo cual lo insita a besarme con mas profundidad, aprieta mi cuerpo contra el suyo, separo sus labios de los míos y reposa su frente en la mía con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios.

—Duerme conmigo hoy— propone y trago grueso.

—Emm... Tomás yo no...—balbuceo y el ríe.

—No haremos nada te lo prometo, respeto tu ideología de ser virgen hasta el matrimonio— dice con un tono burlón y golpeo su hombro entre risas.

—Vale.

—¿Vamos?— sugiere abriendo la puerta de la casa del árbol.

—¿A donde?— pregunto confundida.

—A mi casa, dormiremos allá— abro los ojos como plato y el ríe.

—Confiaré en ti Tomás— digo y el asienta.

                         –*~~*–

Llegamos a la casa de Tomás, es una casa demasiado lujosa parece más un penthouse. He escuchado mucho del padre de Tomás, ya que es uno de los empresarios mas conocidos del país lo cual no me sorprende que esta sea su casa.

—¿Y tus padres?— pregunto siguiendo a Tomás por el salón.

—Mi madre falleció, hace dos años.

—Oh, lo siento no estaba enterada—digo apenada.

—Tranquila, ya me he acostumbrado— dice dándome una sonrisa triste de boca cerrada.

—¿Y tu papá?.

—Siempre está viajando y solo lo veo pocas veces a la semana, incluso al mes— dice con un poco de nostalgia.

—¿Prácticamente vives solo?

—Si, normalmente la única que ha estado conmigo siempre es mi nana y el personal de servicio.

—¿Y ella?, ¿Dónde está?— pregunto y mientras entramos a la habitación de Tomás, sus paredes son de color azul marino y blanco, es enorme, hasta tiene una sala de juegos, se tira a su cama y yo me acuesto a un lado de el.

—Se encuentra internada en una clínica, fuí hoy en la mañana a visitarla.

—¿Qué le sucedió?— me doy cuenta que lo único que he hecho es preguntar.

—Tiene un tumor en la cabeza, los médicos han hecho todo lo posible para salvarla— sus ojos se llenan de lágrimas —según los médicos solo le quedan un año de vida o menos— lagrimas comienzan a descender lo cual me culpo por no quedarme callada.

—Lo siento, lo siento mucho— le doy un abrazo  y el lo acepta y seco sus mejillas.

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