Sabrina.

Con el team (Excluyendo a Francisco) hemos quedado en venir al parque ya que va haber una función, al parecer van a hacer una especie de cine retro y como nunca, no perderemos la oportunidad. Prácticamente medio pueblo ha venido a el lugar.

Jaden y Sthep se encargaron de ir a comprar las palomitas y algunas bebidas antes de que comience la película mientras Dylan, Tomás, Amelía y yo nos sentamos en el mantel de cuadros rojos con blanco que está tendido en la grama junto a una pequeña canasta que trajo Amelía con comida preparada.

—Iré a comprar una pizza aquí a la vuelta, vengo rápido —informa Amelía dejándome a solas con Dylan y Tomás.

Un corto silencio dura al momento de Amelía irse, y es Dylan quien decide hablar.

—¿Brina estás bien? —encuesta —. No me has dirigido la palabra desde que llegamos, creí que te alegraría verme.

Un pequeño cosquilleo en mi garganta comienza a aparecer. Odio este momento donde la parte de Sabrina directa y sincera está a solo pequeños segundos de aparecer.

—Si, estoy bien de salud si eso es lo que quieres saber. Pero estoy decepcionada de lo que hiciste —espeto de manera sutil que a la vez pudo no escucharse muy sutil. Volvió el silencio, pero nuevamente por pocos segundos que parecieron minutos.

—El no tuvo la culpa Brina —habla Tomás.

—¿Como sabes de que estoy hablando? —lo miro con el ceño fruncido.

—Sé que ya sabes que sabía lo de la a puesta, estoy seguro de que Amelía te contó y la verdad lo siento Brina. En realidad te amo como no te imaginas, eres como mi hermana. Pero Tomás y yo hicimos un trato el día que me enteré de la apuesta —dice Dylan.

—¿Que mierdas no hiciste para que no me enterara de nada?, ¿A caso no sabes que todo igual sale a la luz? —bufo mirando a Tomás molesta.

—Por que te amo lo hice. Pero reconozco que hice mal Brina, créeme que he cambiado, y lo he echo por ti. Por que quiero seguir demostrándote que te amo como lo he venido haciendo durante este año. Quiero recuperar lo que un día perdí por idiota.

—Pe-pero igual Tomás —balbuceo —. ¿Cual fue el trato que hicieron?.

Los dos se miraron, Dylan un tanto nervioso. Su mirada a Tomás sola decía: Ni se te ocurra decir algo.

—¿Van a hablar o tengo que llegar a otros extremos?.

—No puedo decir nada —dice Tomás.

—¡¿Por qué?! —espeto.

—Fue un trato entre ambos no decir nada Brina —habla Dylan.

—No seas hipócrita Dylan, fuistes el primero en abrir tu bocota al contarle a Amelía que sabías de la apuesta sabiendo que es mi hermana y nos contamos todo. Yo te creí mi hermano, ¿Pero sabes que? No me voy a gastar guardándote algún rencor, eso pasó hace dos años. Lo que si es que me decepcionaron ustedes dos, eran personas muy importantes en mi vida y terminaron haciéndome daño. A ti Tomás te perdoné por que eras el único que estuvo al pendiente de mi durante este tiempo a pesar de que ya no estábamos juntos y todos los días me demostraste que haz cambiado ciertas actitudes de mierdas. Pero tu me dueles Dylan...

—¿Estás bien Brina? —La voz de Jaden interviene y me hace entrar en cuenta que tenía los ojos llenos de lágrimas.

—N-no... Yo... Me voy —Digo con voz entrecortada.

Me levanto inmediatamente y puedo verlo al lado de Sthep cargando las palomitas y refrescos mientras Dylan mantiene la mirada fija en el suelo y Tomás mira a la nada.

—Sol... ¿Que pasa, que tienes? —insiste Jaden.

—Solo me siento un poco mal, quiero estar un rato a solas para pensar y sanar —digo para irme.

—¿Te acompaño? —se ofrece Tomás y niego.

—Quiero estar sola, los veo mañana o... No sé —finalizo con voz fría poniendo en marcha mi caminata a mi casa. Maldigo un momento por no haber traído el auto, pero tampoco estoy tan lejos solos son unas cuatro cuadras.

A veces caminar es lo que necesitamos para poder pensar bien.

—*~~*—

El reloj ya marcaban las nueve de la noche. Me enfoqué en ocupar mi mente en un trabajo de la universidad que tenía pendiente para no estar pensando sobre lo que tanto me ha costado olvidar.

Que Dylan haya sabido lo de la apuesta durante todo este tiempo y que jamás me lo haya contado ni siquiera para advertirme o aconsejarme de no enamorarme de Tomás me ha dolido más que cualquier otra cosa, todo ese tiempo me vieron la cara de estúpida.

Fuertes pisadas se escuchan subiendo a la casa del árbol, tocan la puerta y pido que entre. Por sus pisadas creí que era Tomás, pero me equivoqué.

—Hola Brina ¿Como has estado? —una sonrisa se dibuja en el rostro de Matteo y cordialmente se la devuelvo.

—Bien... Se puede decir —digo dudosa —¿Y tú?.

—Estoy bien —responde —. Justamente estaba pasando por aquí por el vecindario y decidí venir a verte. Pensé que estaría aquí en la casa del árbol, siempre estás aquí.

—Pues si.

—Te quería invitar a salir este viernes, ¿Crees que puedas?.

—¿El viernes? —repaso.

—Si, el viernes —asegura.

Tomás me invitó a salir el viernes, no le he dicho que si, pero tampoco que no.

—Lo pensaré y mañana te digo.

—Cada vez que me dices eso siempre me dices que no —recalca.

—Es que Tomás también me invitó a salir el viernes —comunico y Matteo frunce el ceño.

—¿Todavía sigues saliendo con Tomás? —interroga.

—Salimos normalmente como amigos. Pero no puedo negarte que lo sigo queriendo a pesar de todo —comento.

—Brina... ¿Después de todo lo que hizo? —demanda.

—Pienso que todos merecemos una segunda oportunidad. Así podemos ver si las personas realmente se arrepienten de sus errores.

—Eres demasiado buena para el —me mira a los ojos y se acerca a mi.

—Recuerda que también estuviste involucrado en la apuesta, aún así lo dejé pasar —ataco.

—Primero, no te conocía pero me atraías mucho. Segundo, yo te lo traté decir pero Tomás me aseguró que te lo iba a contar el de alguna forma —dice recortando los pocos metros de distancia.

—Pero olvidemos eso. Dejemos todo eso atrás. Hagamos como que si nada nunca pasó, la verdad ya estoy cansada de siempre recordar y que me recuerden aquello que tanto me costó superar.

—Tus ojos son tan lindo —menciona.

—Los tuyos también —digo mirando el café de los suyos.

Matteo sonríe con picardía a solo centimetros  de mi rostro para luego lamer su labio inferior. Joder, se ve tan lindo. Mis labios se entre abrieron en cuanto sentí su caliente respiración. Dudo un instante, pero ya estamos tan jodidamente cerca. Matteo Me toma del cuello y me atrae mas hacía el pero antes de besarme se detuvo a decir algo:

—Si tan solo me dieras la oportunidad, te haría completamente feliz...

Sus palabras fueron interrumpidas por algo, mejor dicho por alguien quien entró a la casa del árbol en este exacto momento.

—¿Interrumpo algo? —la voz de Tomás me saca de todas mis casillas poniéndome alerta.

Mierda.

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N/A: ¡¡¡¡¡ESTRELLAS MIASSSS!!!!! 
aquí su amada de vuelta, junto a estos cachorros amados por todos nosotros.

¿Como que se le extraña a francisco, no?. Díganme ustedes, porque yo  si. JAJSJSJSJSJAJJA

¡¡¡Los re amo estrellitass!!!