s e t t a n t o t t o
"Mae ven elegante o como tu quieras. A mi me da igual, siempre estas preciosa. Gracias por todo"
Dejé el móvil en la mesa, miré de nuevo el reloj. Lo sé, soy una impaciente.
Faltaban horas para empezar, aunque no sabía el porque estaba tan nerviosa hasta el punto de sudar tanto.
Vale, Mae-Anne Pradella de la Rosa... Espera, yo desde cuando tengo el apellido de La Rosa?
—Creo que me estoy volviendo loca —suspiré y me acosté en la cama. De mientras miraba el techo pensando en que ponerme, irme en pijama no estaba mal...
—Mira Mae, como no te muevas a prepararte para tu querida cita yo misma iré y sabes que me atrevo —miré a mi madre, que estaba con una mano en la cintura, como toda una dama.
—Es que no se que ponerme ma —dije quitando la vista de ella.
—Pues, ponte el vestido que te pusiste cuando conociste a sus padres —sonreí, era una muy buena idea.
—Gracias —le di un beso en la mejilla, ella solo me miró con una sonrisa y cerró la puerta para darme mi privacidad.
Abrí las puertas de mi armario y sin pensarlo agarré el vestido color blanco que estaba en el fondo del todo.
Sin pensarlo, me metí en el baño para darme una larga ducha.
. . .
Me miré por última vez en el espejo, el vestido era algo simple, blanco de encaje y mangas largas transparentes; mis converse negras y me hice una trenza de lado.
Estaba algo nerviosa, y si algo salía mal? Me sentía como antes, en nuestra primera cita, aunque ni siquiera sé si es una cita.
—Pradella estas preciosa, ya deja de mirarte en el espejo —salté del susto, me giré mucho mas nerviosa que antes y ahí estaba ese hombre que me volvía loca.
—Hola —dije agachando la cabeza.
—Hola —dijo mirándome con las cejas levantadas, a lo que me hizo reír—. ¿Nos vamos, bella signora*?
—Con mucho gusto, al punto in cui si desidera* —hice una reverencia falsa.
—Esto es algo raro, no crees? Deberíamos estar en el salón y no en tu cuarto —me reí y me encaminé hacia las escaleras. Por suerte, la casa estaba vacía porque mis padres trabajaban hasta tarde.
. . .
—Nick, ¿que hacemos en tu casa? —dije a punto de explotar.
—Bueno... —se rascó la nuca nervioso—, sé que ya los conoces pero ellos querían que te trajera a casa —sonrió, yo solo fruncí el ceño.
*Bella signora: bella dama.
*Al punto in cui si desidera: hasta donde tu quieras.
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