81. CON DIOS TODO ES POSIBLE.
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 14
35 La benevolencia del rey es para con el servidor entendido;
Mas su enojo contra el que lo avergüenza.
Viene con ropa deportiva haciéndo que se vea más apuesto de lo normal.
El cabello lo trae un poco despeinado haciendo que uno quiera pasar los dedos por el.
Me quedo embobada por unos cuantos segundos.
Pero luego recuerdo lo que hizo.
Recuerdo como desbarató mi boda de ensueño y todo lo guapo desaparece.
—¿Que haces aquí? —pregunto con indiferencia.
El abre sus labios para decir algo, pero yo hablo primero.
—si viniste para decir algo, pierdes tu tiempo porque no te voy a escuchar —le digo con altivez.
Nuevamente él abre sus labios.
—¡Ah!, y otra cosa —lo interrumpo —ni se te ocurra pronunciar la palabra boda.
—pero...
—¡¿Sabes que?! —lo vuelvo a callar. —ya te dije que no pienso perder mi valioso tiempo contigo —hablo cortante.
—per...
—ahorrate tus tontas excusas, —le digo exasperada —es más, no puedes hablar de boda porque ya no va haber.
Me temo que le dí al blanco porque su semblante decayó.
Pero está vez no me dolió ni en lo más mínimo.
O bueno, si.
Pero tal vez en lo muy, muy profundo de mi corazón.
Estoy muy enfadada como para sentirlo.
Me doy vuelta para irme pero es ahí cuando me encuentro con Jak.
«Esto no me puede estar pasando».
—date la vuelta y oye lo que él tiene que decirte —dice de la manera más calmada posible, pero yo sé muy bien que es una orden.
Es increíble que yo amedrante a Deimond, pero que Jak me amedrante a mi...
—okey —digo al ver que no es buena idea llevarle la contraria.
Apenas Jak se retira miró a Deimond de la peor manera posible y no me importa que eso le duela.
A mí también me dolió que él destruyera mi boda.
—dí lo que tengas que decir —le digo —y por favor que sea rápido, no tengo todo el tiempo para escuchar cosas sin sentido.
—no seas así Linda, por favor —pude sentir como se quebró su voz al final.
Hice lo posible porqué eso no me afectará y le insté a que hablará.
—lo hice por tu bien —continua él diciendo.
Frunzo el ceño al escucharlo decir eso.
«¿Es que acaso me he perdido de algo o qué?».
—¿Por mi bien? —repito confundida.
Él toma aire antes de continuar.
—lo que pasa es que tuve un sueño.
Me quedo asimilando sus palabras.
«Un sueño».
Después de unos cuantos segundos hablo.
—¿No me digas que hiciste todo lo de ayer solo por un simple sueño?. —le digo aún más molesta.
—no fue cualquier sueño. —rebate.
—¿Ah no?.
—en aquel sueño tu morías.
Aquella respuesta me dejó sin alientos.
No sé si fue por la forma en que lo dijo, pero sentí un escalofrío recorrer todo mi ser.
—cuentame el sueño.
Él comenzó a hablar, a medida que lo hacía, sus ojos se cristalizaron y su voz se quebró.
Aquel sueño de verdad era impactante, lo más es que todo iba acorde conforme yo lo había planeado incluso el vestido.
Es por eso que Deimond rechazo todo.
Él teme que aquel sueño se haga realidad.
—pero fue solo un sueño —le digo con voz suave, para tranquilizarlo.
Nada que ver con el tono que use hace unos cuantos minutos.
—no, —habla Jak detrás de mi —no fue cualquier sueño, hay sueños normales, pero también hay sueños de Dios.
No sé en qué momento llegó, pero al parecer ya está bien informado.
Eso que dice él hace que me aterre más, ya que él asesino no es cualquiera.
—pero...—comienzo a decir —yo no creo que Duncan...
—tu no sabes lo que alguien obsesionado puede llegar a hacer —me dice Jak serio. —si yo por amor hice tanto por Emily, ahora una obsesión es peor que él amor, ya que uno si ama puede dejar ir, pero si es una obsesión, puede llegar a matar.
—¿Osea que estás diciendo que Duncan me quiere matar?.
—yo no use esas palabras, pero lo dejo en tu cerebro para que lo proceses.
Me pasó los dedos por el cabello y me recuesto al pie de un árbol mientras termino de asimilar todo.
Es que no me termina de caber en la cabeza algo así.
No de Dunca.
Pero en ese momento recuerdo a York.
Si él siendo pastor salió con cosas raras.
Ahora Duncan que no es nada.
—¿Quieres decir que aquello prácticamente fue como una visión del futuro? —pregunto con horror.
Jak me da una sonrisa de boca cerrada.
—no voy a responder esa pregunta, pero es mejor prevenir que tener que lamentar. —dice antes de darse vuelta e irse.
Es así como nos volvemos a quedar Deimond y yo solos.
Nos quedamos en silencio durante unos cuantos momentos, solo se oían los pajaritos cantar.
El viento se paseaba de manera calmada moviendo lentamente mi cabello y levantando una que otra hoja seca del suelo.
Levanto mi mirada hacia Deimond el cual todavía sigue afectado por lo del sueño.
—perdón por lo de arratos —le digo —no sabía nada de esto.
Deimond sonríe como siempre lo suele hacer.
—descuida.
—perdón también por mi berrinche de ayer, se que fui muy inmadura.
En su rostro aparece una expresión que no logro a descifrar, pero su sonrisa ha crecido más.
—¿Eso significa que me darás otra oportunidad?.
Yo rio un poco.
—supongo, —siento mis mejillas calentarse —si todavía quieres continuar con esto.
—por supuesto que quiero —dice feliz.
—¿Estás seguro que podrás aguantarme el resto de tus días? —pregunto.
La verdad es que soy tan complicada a veces que me entran las dudas.
Él se queda pensando en la respuesta, lo cual hace que sienta un poco de miedo.
«Creo que ya está dudando de la boda».
Por un momento pienso que va a decir que no.
Eso hace que mi corazón duela, no me imagino mi vida sin él, ya no me puedo imaginar casada con otro hombre.
—con Dios todo es posible —respondio al final. —ademas tu también tendrás que aguantarme y de mi no te librarás, porque no acepto un no como respuesta.
«Eso es verdad».
Sonrio ante sus palabras y le doy un casto abrazo.
Días después.
¿Otra vez?.
Si, otra vez.
Otra vez preparando para la boda, me tocó volver a empezar desde el principio.
La única diferencia es que hablamos con él pastor y permitió que Deimond me ayudará.
Así que entre los dos hemos estado escogiendo todas las cosas y no les voy a negar que tenemos gustos parecidos.
Ya tenemos casi todo preparado, lo único que nos falta es el vestido.
Pero ha sido tan difícil que definitivamente me va a tocar viajar a otro país en dónde hayan mejores vestidos.
En estos momentos nos encontramos en una de las últimas tiendas del país y ya prácticamente perdí las esperanzas.
Ningún vestido llena mis expectativas.
—¿Estás segura de esto? —pregunta Gracia ante la idea de viajar.
Estoy acompañada de ella, mi madre, Leticia, Deimond, Elizabeth, Annie y Emily.
—si, —respondo —creo que ya no tengo otra opción.
Es la verdad ya me he dado por vencida en este país.
—yo te apoyo en todo lo que decidas —dice Deimond.
Le doy una sonrisa como respuesta.
No me puedo quejar, en estos días ha estado muy pendiente de mi, y ni hablar de su madre, hasta hoy estuvo aquí solo que tuvo que irse por una jaqueca.
—yo iré contigo —Gracia toma mi mano.
—yo también —habla Leticia.
Annie que está desparramada en un sofá bufa ante las palabras de Leticia.
—no tienes otra opción —le dice.
Cómo siempre Annie con sus comentarios despectivos.
De pronto Emily que ha estado muy silenciosa porque se la ha pasado la mayor parte del tiempo chateando con Jak, levanta su cabeza y me mira.
—¿Por qué no vas a la tienda de Jak? —pregunta —o mejor dicho, a nuestra tienda.
—¿Tienda? —pregunto.
—¿A poco no sabes que Jak tiene almacenes de ropa? —vuelve a preguntar.
—lo sé, pero no sabía que tenía vestidos de novia. —contesto.
Una hora después.
Me siento como en un mundo mágico, estoy tan anonadada en medio de tantos vestidos bonitos.
Estoy en la tienda de Jak y no sé cómo es que Emily no me dijo antes.
—¿Te gusta algo? —pregunta Deimond.
Yo asiento.
—creo que encontré el indicado.
Le señalo un vestido que está colgado en la parte más alta, pero que sobresalta sobre todos los vestidos.
—señorita, mi prometida quiere ese —le dice a una de las vendedoras.
La chica mira hacia donde esta el vestido luego me mira a mi.
La mirada que me da es una de desprecio acompañada de odio y no sé porque, que yo sepa no la distingo de antes.
—lo lamento, pero ese vestido ya está separado con cota inicial. —nos dice.
Suspiro con tristeza.
«Increíble».
«Me gusta un vestido y está separado».
Miro a Emily con la esperanza de que diga algo al respecto, pero ella no se atreve a decir nada, simplemente se encoge de hombros.
Incluso estoy más que segura que estás chicas que atienden aquí no la reconocen o no saben que ella es la esposa del jefe.
En momentos así extraño a Jak.
—¿Tiene otro del mismo diseño? —pregunto esperanzada.
—no. —responde cortante.
Quise rogarle por el vestido, pero luego recordé que tenía amor propio así que no me rebaje a tal extremo.
—puedo pagar el doble de lo que vale —le dice Deimond.
Ella lo mira fijamente.
—me temo que no me ha entendido, el vestido ya está separado. —contesta ella sin titubear.
—vamonos Deimond —le digo dandome vuelta.
Gracia mira la escena un poco indignada pero no dice nada.
Paso por su lado y ella me detiene.
—espera y verás —me dice —ese vestido te pertenece.
Casi no había terminado de hablar cuando Jak aparece.
Todos lo miramos y el ambiente se tenso un poco por la cara que traía.
En especial el rostro de las que atendían la tienda comenzó a llenarse de nervios.
«Por lo visto hasta las empleadas le cargan miedo».
—¿Que pasa aquí? —pregunta al ver nuestras caras de desilusión.
Es ahí cuando Deimond le cuenta la situación.
Mientras él hablaba aquellas chicas se miraban en silencio, pude ver terror en sus miradas.
Cómo cuando eres sorprendido haciendo algo malo.
Jak mira a la chica que me negó el vestido y está se pone pálida como un papel.
Ya no hay altivez en su rostro.
Me temo que esa chica está en problemas.
Mi sentido pésame para ella.
—¿Me negara el vestido? —pregunta Jak con ese tono de molestia, pero aún así calmado —¿Para mí también está separado?.
Ella niega con la cabeza varias veces.
—¿Desde cuándo en mi tienda se separan cosas?. —vuelve a preguntar él.
Todos miramos la escena en silencio.
De verdad que no querría estar en los zapatos de esa chica.
Ella comenzó a cambiar de colores.
Por un momento pensé que se desmayaría.
—lo...lo ba...bajaré enseguida —dice rápidamente.
—no se moleste —le dice Jak.
Los ojos de ella se cristalizan sabiendo lo que le viene ya.
Pero a Jak no se le da por nada.
Aquellas lágrimas que ruedan por las mejillas de ella no logran llegar a su corazón.
Él es frío como un hielo.
Es todo un iceberg.
—vaya a hacer su carta de renuncia ahora —le exige.
—pe... pero —intenta decir ella con la voz quebrada.
Él le da una última mirada con la que le deja clara todas las cosas.
Ella intenta acercarse, pero de inmediato llega un escolta el cual no se lo permite.
Deimond que está al lado de Jak, solo se limita a darle una mirada de lastima.
—debiste de habernos vendido el vestido —le dice con indiferencia.
Ella le dedica una mirada de odio puro antes de salir corriendo.
La otra chica que presenció toda la situación, se apresura a bajarme el vestido.
Definitivamente le agradezco a Dios que tuvo misericordia y salvó a Jak.
De lo contrario como sería si fuera malo.
Apenas tengo el inmenso vestido en mis manos Jak se acerca a mi y pone su mano en mi hombro.
Ya no luce enfadado, incluso me da una sonrisa.
—este es mi regalo de bodas —dice.
Luego se dirige a dónde está Emily la cual todavía sigue impactada con lo que pasó.
Acaricia levemente su mejilla antes de depositar un beso en sus labios.
—con el permiso de ustedes me llevo a mi esposa —la toma de la mano y se van.
Mi madre suelta un suspiro.
—eso si que es tener carácter —comenta.
Yo me voy con el vestido y en junta de la chica que quedó y Leticia, me ayudan a poner el vestido.
Fue como si hubiera sido hecho sobre mis medidas, lo sentía como una segunda piel.
Definitivamente este si era el vestido.
Salí del vestidor con un poco de nervios, no quería que mi madre o Deimond le encontrarán un pero.
Me subí a la tarima y todos se quedaron en silencio.
—¿Y bien?. —pregunte.
—¡Estas hermosa! —responden todos a una voz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro