78. CAMBIANDO TODO.
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Salmos 32
2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
—¡¡Eso no puede ser posible!! —inmediatamente protesta Ema.
Deimond la ignora y me mira.
—¿Tienes algún problema con eso, hermana Linda? —me pregunta.
Yo niego con la cabeza.
La verdad es que no le veo nada de gravedad a ello.
Luego su mirada va hacia Erick.
—¿Tienes algún problema con eso hermano?. —le pregunta.
Él se encoge de hombros como si nada y niega con la cabeza.
—pero...—intenta decir Ema.
Pero es interrumpida.
—¡Alce la mano alguien aparte de la hermana Ema que no esté de acuerdo con lo que digo! —pide Deimond.
Nadie alza la mano, tampoco se atreven a decir algo.
Deimond centra su mirada en alguien en especial, yo la sigo y me doy cuenta a quien está mirando.
Es a la hermana Jiseth, la cual luce un poco distraída.
Su mirada aparentemente está en un jarron de porcelana, pero a decir verdad está perdida.
Definitivamente la pobre si está afectada por lo de Deimond.
—¡Hermana Jiseth! —la llama Deimond.
Ella levanta la cabeza un poco confundida.
—¿Tienes algún problema con lo que dije? —le pregunta.
Ella niega con la cabeza.
—no, para nada, —se apresura a responder —lo que usted diga está bien.
—okey —asiente Deimond con una sonrisa —entonces la hermana Ema será pareja del hermano Carlos, usted —señala a la rubia —será pareja con Fabricio y la pareja de Fabricio será de Jason, por último Erick será pareja de la hermana Jiseth.
—¿Que? —dice la hermana Jiseth con sus mejillas sonrojadas.
—lo que oyó —responde Deimond —dijiste que no tenías problema.
—pero... —intenta rebatir.
Todo iba bien hasta que dijeron que le tocaba con Erick.
Yo miro a Gracia, ella me mira a mi y nos damos una mirada de complicidad.
La pobre hermana Jiseth al parecer tiene ganas de desaparecer, por lo roja que se puso, ahora sí puedo asegurar que le gusta Erick.
—no te preocupes —habla Erick —Jiseth y yo haremos pareja encantados.
Jiseth niega con la cabeza mirando a Deimond de manera suplicante.
Erick lo nota y va hacia ella, pasa su brazo por lo hombros de ella.
—no te preocupes AMIGA —resalta la última palabra —tu y yo haremos una excelente pareja.
Después de cuadrar las parejas comenzó el ensayo de la marcha y está vez las parejas si se entendieron a la perfección, incluso yo me quedé asombrada.
Definitivamente Deimond tenía razón, lo que hacía falta era un cambio de pareja.
Tiempo después.
Nos encontramos con Deimond hablando de todo un poquito, yo le estoy contando acerca de todos los arreglos que ya llevó adelantados, aunque hay veces que termino perdida en su mirada y sonrisa perdiendo el hilo de la conversación.
Mientras tanto los J5 están hablando de otros temas triviales.
—yo voy a estar hablando un rato con tu madre —me dice Gracia.
Yo asiento y ella se va.
Desde que me puse a hablar con Deimond se sintió un tanto incómoda, lo único que pude percibir en su mirada es que no quiere hacer mal cuarto.
Lo que ella no entiende es que entre más estemos rodeados de gente, mucho mejor.
—mira Dei —le digo mostrándole las fotos de mi teléfono —este es el diseño del pastel.
Deimond se queda en silencio.
Supongo que está impresionado por lo hermoso que es.
Sigo esperando su opinión pero al no decir nada dejo de mirar la pantalla del teléfono y me fijó en él.
Su rostro está un poco pálido.
—¿Estás bien? —le preguntó.
Él asiente en silencio.
—¿Hay algo malo con el pastel?. —sigo preguntando.
Él suspira.
—de hecho es hermoso, —responde —solo que no me termina de convencer, ¿Que te parece si buscamos otro diseño?.
—supongo que si —digo no muy convencida pero bueno.
Supongo que él también tiene voz y voto en esta boda, aunque él me había dicho que todo se haría conforme a mis gustos.
Está es la tercera cosa que cambia.
Primero fue el cambio de parejas, cosa a la cual no me opuse.
Segundo fue cambiar el color del vestido de las damas de honor, cosa que si me incómodo un poco pero le reste importancia.
Y ahora esto.
—veamos el salón donde se va a realizar la boda y la decoración. —me dice.
Decido olvidar mi incomodidad y busco con emoción las fotos del salón que escogí para ese gran día.
—quiero este —le muestro las fotos —además quiero que sea algo súper especial la entrada, no quiero entrar por la puerta principal, sino que quiero bajar por las escaleras.
En vez de ponerse feliz, su rostro se transformó a uno de horror.
—perdoname Linda —dice apenado —pero eso no puede ser, entraras por la puerta principal como lo hacen todas las novias.
Me comienzo a llenar de indignación.
—pero...
—además debes buscar otro salón que no sea ese.
—¡Que! —exclamo llamando la atención de todos —pero si ese es el salón que más me gusta, además dijiste que todo se haría como yo quería.
Deimond se pasa las manos por la cabeza.
—lo siento Linda —me dice —sé lo que dije, pero ese salón no puede ser, de verdad que lo siento.
Finjo una sonrisa al ver que todos miran hacia nuestra dirección y me pongo de pie.
—al menos debes darme una explicación. —lo miro fijamente.
—bravo, bravo, —escucho a alguien aplaudir a nuestro alrededor.
Dejó de mirar a Deimond y veo a Jason el cual nos dedica una mirada divertida.
—no se han casado aún y ya están peleando —comenta.
—callate Jason —lo regaña Deimond.
—solo es un pequeño desacuerdo —le aclaro.
—¿Oh si? —me interroga —y que me dices cuando esten casados y él quiera imponer su propia voluntad sobre ti, cuando no sea lo que tú quieras sino lo que él mandé y punto, porque se supone que es él hombre de la casa.
Esas palabras penetran hasta lo último de mi corazón.
Si me está imponiendo cosas ahora, cómo será después cuando sea mi autoridad como esposo.
—dejate de tonterías —le vuelve a decir Deimond —Linda, por favor no le pongas cuidado.
Yo niego con la cabeza y me salgo del salón.
Deimond me sigue.
—Linda —me da alcance.
—dejame por favor —le pido tratando de sonar lo más normal posible.
No sé que es lo que se propone, pero está arruinando mi boda de ensueño.
Horas después.
Finalmente después de que Jak, Emily y Gracia me convencieran de que Deimond no quería arruinar mi boda de ensueño.
E inclusive al pobre le tocó casi que arrodillarse, decidí volver a ponerme contenta.
Pero estuve a esto 🤌🏻 de cancelar la boda.
—ahora déjale ver el vestido a Deimond —insiste Emily.
No he querido que lo vea porque tengo el presentimiento de que tampoco le va a gustar y dónde diga algo de mi vestido eso sí no se lo pienso perdonar.
Cómo dijo Duncan, aquel regalo es fundamental para mí boda y sin ese vestido yo no me caso.
No me caso.
No me caso.
Y no me caso.
Así de sencillo.
—por favor —me ruega Deimond después de haber dicho que tampoco le gustaba el ramo que iba a llevar en la boda.
Creo que me está comenzando a caer mal, a pesar de lo mucho que lo amo.
Él sigue insistiendo mientras me da una mirada toda tierna y...
—de acuerdo —digo al ver esa mirada suplicante que me dedica.
No puedo resistirme a eso.
Minutos después.
Voy bajando con mucho cuidado las escaleras ayudada por Gracia y Emily.
—¡¡¿Acaso no es hermosa?!! —pregunta mi madre con lágrimas en sus ojos mientras me mira bajar.
—es la novia más hermosa después de ti amada mía —le responde mi padre.
—y después de mi amada Emily, —habla Jak —tambien estoy de acuerdo que es la más hermosa.
—definitivamente yo me caso contigo —habla Jason ganándose unas cuantas miradas feas.
Todo por hacerse el gracioso.
—te vez única —comenta Erick —como yo todavía no tengo esposa, puedo decir con certeza que eres la novia mas hermosa que halla existido.
Que lindo de su parte, de no ser porque Deimond me robó el corazón, me casaría con él.
—odio tener que decir esto —habla Fabricio con fastidio después de haberse quedado mirándome como bobo —pero ese vestido hace que se vea hermosa por así decirlo.
Sonrió con satisfacción.
Al fin tuvo que reconocerlo.
Pero de la persona que más esperaba que hablara, está es la hora que solo me mira atónito sin decir ni una palabra.
Emily nota mi desconcierto y habla por mi.
—¡Deimond! —lo llama.
Él sale de su shock y la mira.
—¡Por el amor de Dios!, dile algo.
—yo...—comienza a decir Deimond.
Nos quedamos en silencio esperando a que termine de hablar pero nunca lo hace.
—¿Yo que? —le pregunto.
—yo...—habla con dificultad —no puedo permitir que lleves ese vestido el día de tu boda.
Esas palabras fueron la gota que reboso mi copa.
No podía más.
Inmediatamente las lágrimas invadieron mis ojos.
Pude ver cómo mi padre intento abalanzarse sobre él, pero mi mamá lo detuvo.
Los J5 lo miraban confundidos.
Afortunadamente las parejas de los chicos ya no estaban, de lo contrario no podría con tanta vergüenza.
—¡¿Que tiene de malo el vestido?! —pregunte con la voz quebrada.
—no tiene nada, —responde Deimond mirando el suelo —es solo que...
Espero a que termine de hablar pero no lo hace.
Me doy vuelta y con dificultad comienzo a subir las escaleras.
Las chicas intentan ayudarme, pero yo las aparto.
Quiero estar sola.
Mi prometido acaba de despreciarme delante de todos.
Creo que ya no voy a poder con la vergüenza.
Es más estoy más que segura que ya no me caso.
A menos que Deimond me de una muy buena razón.
—¡Yo sé que es lo que tiene de malo el vestido! —habla Jason.
Volteo a verlo.
—es el mismo vestido que escogió él para la prometida que quiso antes, entonces tú se la recuerdas.
«Esto ya es demasiado».
Dejo de subir las escaleras y me vuelvo pasando por el lado de Deimond.
Él intentó detenerme pero mi padre se lo impide.
Salgo de la mansión sintiendo que me ahogo, corro con dificultad sin importarme que el vestido se arruine, al fin y al cabo ya no me pienso casar.
No después de saber eso.
A lo lejos logro a divisar a Duncan el cual baja de su auto y corre hacia mi.
—¿Estás bien? —me pregunta confundido.
—no, —digo en medio de las lágrimas —no lo estoy.
Él me abraza fuertemente tratando de darme fuerzas.
Pero en este momento siento que me estoy ahogando, es tanto el dolor que hay en mi pecho que creo que me voy a morir.
Me siento de alguna manera traicionada.
Incluso a mí mente viene aquella vez que ví a Deimond en la cama con aquella rubia, también recuerdo las fotos que aparecen de él en el periódico con algunas chicas, entre otras cosas.
—sacame de aquí por favor —le ruego entre sollozos después de empapar su camisa con mis lágrimas.
Duncan asiente y sin decir más, me carga y me lleva hasta su auto.
Narra Annie:
Yo no es que quiera ser aguafiestas ni nada de eso, pero creo que boda no va haber.
Después de que Deimond le hiciera el chai a Linda delante del resto de los J5, es casi imposible.
A menos que Linda sea tan tonta y no se de cuenta de lo machista que es él.
Ya está comenzando a mandar él por encima de los deseos de ella, ni siquiera le importa despreciar el vestido de bodas que es lo más sagrado de una mujer.
Luego de ver cómo Duncan aparece en el momento indicado como si lo hubieran llamado y se lleva a Linda.
Veo como mi madre le hace un sinnúmero de preguntas al pobre de mi "cuñado".
Sonrió complacidamente y aprovecho el desorden para escabullirme de la casa.
Él único que se da cuenta de eso es mi padre, pero no dice nada.
A él le importa un carajo lo que yo haga, solo finge preocuparse cuando mi madre está cerca.
Entro al parqueadero y tomo el primer auto que encuentro.
Uno de los escoltas me abre la puerta y subo en el.
Lo enciendo y me apresuro a salir como si se tratara de un robo.
Antes de que mi madre note mi ausencia y me haga quedar como un zapato delante de todos.
Porque si, a ella no le da vergüenza regañarlo a uno delante de la gente como si fuera una chiquilla.
Apenas salgo por el portón me encuentro con Mibsan que va llegando en su coche último modelo.
En estos días se ha estado dando muchos gustos.
—¿A dónde crees que vas? —dice bloqueandome el paso.
«A tu que te importa».
Pienso en decir eso, pero luego recuerdo que si se le da la gana me puede hacer volver, así que se me pasa.
Arreglo mi cabello y dejo ver mi mejor sonrisa seductora.
—solo quiero tomar un poco de aire fresco —respondo con inocencia.
—¿Por qué será que no te creo? —pregunta.
Suspiro con impaciencia pero trato de disimularlo bien.
—no lo sé —me encojo de hombros —tal vez será porque el ladrón juzga por su condición —vuelvo a sonreír tierna.
—ni creas que esa sonrisa de falsa inocencia me va a convencer, dime hacia donde vas o te devuelvo.
Lo miro frustrada.
Dejó de fingir y muestro mi verdadera cara.
—¡No entiendo porque te metes en mi vida si ni siquiera te importo!.
—es verdad —responde cómo si nada —no me afectaría tu muerte en lo más mínimo, pero aún así quiero fregarte la vida, eso es todo.
Lo primero si que dolió, pero trate de que no me afectara.
Por veces siento que a la única persona que realmente le importo es a mi madre.
—solo quiero ir a ver a la hermana de Eldad —me rindo.
Él ríe complacido al ver que se ha salido con la suya.
Muchas veces creo que soy mala, pero cuando me topo con él de malas, me doy cuenta que él malo siempre será él y que yo nunca lo voy a poder superar.
—aquella que dejaste desamparada al hacer que matarán a su hermano inocentemente —dice en medio de la risa.
—¡¡Pudrete!! —le grito con rabia.
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