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66. LAS CONSECUENCIAS DE UNA "SIMPLE" BROMITA.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - 2 Samuel 3
27 Y cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte en medio de la puerta para hablar con él en secreto; y allí, en venganza de la muerte de Asael su hermano, le hirió por la quinta costilla, y murió



Rápidamente me subí a la barandilla y me tiré con la intención de ayudarla.

Apenas mi cuerpo tuvo contacto con el agua, estuvo a punto de darme un calambre por lo helada que estaba.

Aún así Dios fue bueno.

Abrí mis ojos en medio del agua y con la ayuda de la luz de la luna, me esforcé en buscar a Linda.

Busque, busque y busque.

Mire a todos lados desesperado pero no la hallaba.

Mire hacia el fondo y solo pude ver oscuridad.

Nadé más hacia abajo con la intención de encontrarla, pero entre más descendía más oscuro se veía todo a tal punto que no pude ver nada.

El aire se me estaba agotando, pero no quería salir sin encontrar a Linda.

«¡¡Dios mio!!».

Clame mentalmente.

«¡No dejes que Linda se muera!».

De repente el agua se iluminó, a lo lejos pude apreciar una gran luz que alumbraba todo y en la profundidad pude ver a Linda sumergida con los ojos cerrados.

Hice un esfuerzo sobre humano y nadé hacia ella con todas mis fuerzas.

Apenas llegué hasta donde estaba la tome en mis brazos.

La moví pero ella había perdido el conocimiento.

Intenté nadar con ella hacia arriba, pero mis fuerzas ya no daban y por primera vez sentí que su cuerpo estaba muy pesado.

El miedo me invadió al pensar que posiblemente se hubiera muerto.

Si ella muere por la tontada de los J5, nunca los perdonaré.

Ya que por culpa de ellos hemos estado separados todo este tiempo.

Sigo intentando salir con ella, pero por más que lo intento no puedo.

El aire ya se me acabó y siento que me voy a empezar a ahogar.

La única forma de sobrevivir, es dejándola a ella aquí e ir por aire, pero me niego a soltarla.

Me aferró a su cuerpo con todas mis fuerzas y le doy el poco aire que me queda.

Es ahí cuando sintiendo morirme, que veo a Jak, acompañado de otros hombres los cuales nadan rápidamente hacia nosotros.

Jak ayuda a sacar a Linda y sus hombres me ayudan a sacar.

Apenas llegamos a la superficie, comienzo a toser y a votar el agua que he tomado.

Miro hacia donde tienen a Linda.

Veo como Jak oprime su pecho y como él desgraciado de Jason quiere darle aire boca a boca.

Me levanto de dónde estoy y corro hacia Linda.

Le doy un empujón a Jason haciendo que caiga al suelo y me inclino para darle aire yo.

No lo hago porque sea un carnal, lo hago en mi desesperación por salvarle la vida.

Pero por más que intento, ella no vuelve en si.

—¡¡La perdemos!! —le grito a Jak con angustia mientras mis ojos se cristalizan.

—¡¡Linda!! —la sacudo —¡¡Por favor vuelve!!.

—no se preocupen —habla Jason como si nada —la ambulancia ya está en camino.

Dejó a Linda ahí y me dirijo hacia donde esta Jason y sin darle tiempo a nada lo tiró al suelo y me abalanzó sobre él con ganas de matarlo.

—¡¡No te olvides que eres un hijo de Dios!! —escucho la voz de Jak a mis espaldas —y que peleando no se soluciona nada.

Mi puño que ya lo tenía en alto se queda congelado ante esas palabras.

Jak tiene razón, por mucha ira que tenga, no puedo darle gusto al diablo.

Me quito de encima de Jason, no sin antes darle una mirada en la que le doy a entender que esto no se queda así, no solo con los golpes se puede hacer pagar a una persona.

—¡¡No fue mi intención!! —se apresura a decir —¡¡Yo solo estaba cumpliendo con las leyes del grupo, además fue Fabricio quien me mandó!!.

—¡¡Cállate!! —le digo.

Jason se acerca a dónde está Linda, Jak la tiene en los brazos.

Empuño mis manos y me acerco decidido a mandar a Jason lejos de aquí.

—¡¡Lárgate!! —le grita Jak a Jason haciendo que este retroceda.

En ese momento llega la ambulancia y ponen a Linda en una camilla, dándole los primeros auxilios.

Es ahí cuando me doy cuenta de que Emily también está aquí, ella sube con Linda a la ambulancia sin dejar de llorar.

Yo también me apresuro a subirme.

Los enfermeros no quieren que yo esté ahí, aún así no les hago caso y me aferró a la mano de Linda la cual está congelada.

Horas después.

Narra Fabricio:

Llegó apresuradamente a mi apartamento.

Ahora sí que me metí en la grande.

Mi intención era solo hacer una bromita, nunca pensé que ella se fuera prácticamente a ahogar.

La mirada que me dedicó Jak antes de irse no fue para nada agradable.

Agradezco haber estado escondido en el auto, de lo contrario Deimond me hubiera molido a golpes al saber que yo fui el de la idea.

Aunque eso no significa que no venga a mi apartamento a cobrarselas.

Lo más duro es que Jak difícilmente me defendería en estos momentos.

No sé qué tiene esa chica Linda, pero si de algo estoy seguro es que Jak siempre la protege.

Camino rápidamente hacia mi habitación y busco la maleta que está en el clóset, comienzo a empacar lo que más puedo de ropa.

Saco mi teléfono del bolsillo para pedir un vuelo a cualquier lugar de manera urgente.

Apenas marco la línea del aeropuerto, escucho un ruido en el baño.

«¿Que podrá ser?».

Dejó de llamar y voy a ver qué es lo que se oyó.

Mala opción.

La demora fue asomar mi cabeza cuando sentí un golpe en la parte de atrás el cual me hizo tambalear y todo se comenzó a volver oscuro hasta desaparecer totalmente.

Horas más tarde.

Abro mis ojos con pesadez mientras siento una fuerte punzada de dolor en mi cabeza.

«¿Que me pasó?».

Es la primera pregunta que se me viene a la cabeza.

Lo último que recuerdo es que estaba llamando y de pronto...

De repente siento un poco de agua helada caer sobre mi.

Inmediatamente termino de volver en si y me doy cuenta de la horrible realidad.

«¡Dios mío!».

«Ten de mi misericordia».

Siempre he pensado que no es necesario buscar de Dios, uno solito se mete en un lío y asimismo solito sale del lío.

Pero en estos momentos creo que él único que me puede ayudar es Dios.

Me encuentro en un lugar horrible, estoy fuertemente amarrado a una silla la cual tiene una pata más corta que la otra, de tal manera que si me muevo, caeré.

Frente a mi hay un sujeto cuyo rostro parece el de un maniático y no me gusta para nada la forma en que me mira.

Jamás en mi corta existencia había sentido tanto miedo como hoy.

Aunque la vez de la sobredosis también sentí miedo.

Miró a mi alrededor y me doy cuenta que es un espacio cerrado donde la puerta no se alcanza a ver.

También veo que en el suelo hay partes de extremidades humanas, como pedazos de brazos, piernas, dedos etc, también están los charcos de sangre y ni hablar del olor putrefacto que hay.

Quisiera gritar, pero el terror que siento hace que mi lengua esté completamente paralizada.

«¿Acaso me morí y estoy en el infierno?».

—oh por Dios —logro a pronunciar al ver que no soy el único aquí.

Jason también está aquí.

Pero está tirado en un rincón sin conocimiento, tras de repeso está súper golpeado.

—¿Quieres saber lo que le pasó a tu amiguito? —pregunta el sujeto que está frente a mi, el cual sonríe de manera macabra dejando ver parte de su dentadura podrida.

Yo me lleno de más horror, de tal manera que no puedo responder.

La verdad es que no me importa lo que le haya pasado, yo solo quiero librar mi pellejo.

Ni siquiera sé porque diablos estoy aquí.

Lo más seguro es que me hallan secuestrado, porque soy muy guapo.

Es lo único que se me puede venir a la cabeza.

—le dimos la golpiza de su vida, por haberse metido con la hermanita del jefe y ahora vamos contigo por haber sido la mente maestra en todo eso.

—¿Que? —es lo único que logro a decir.

—lo que oíste.

Levanta su mano decidido a darme un puñetazo en la cara.

Es ahí cuando saco valor de donde no lo tengo.

—¡¡Nooooo!! —le gritó horrorizado —¡¡La cara noooo!!, te daré todo el dinero que quieras, solo déjame ir y no toques mi bello y angelical rostro.

Él ríe ante mis palabras como si le hubiera contado un chiste.

—¿Acaso crees que me importa tu mal**** cara? —pregunta con ironía mientras me ve con desprecio.

—pero es que...

Me callo de golpe al ver que descarga su puño contra mi.

Ya nada volverá a ser igual, posiblemente me dé en el tabique y me quedé con la nariz torcida o peor aún quedé deforme para siempre.

«Esto es peor que morir».

—¡Alto! —escucho una voz autoritaria.

Él sujeto que me iba a golpear detiene su puño cuando ya iba a tocar mi preciada nariz.

—¿Acaso no oíste que en la cara no? —vuelve a hablar aquella voz autoritaria.

Aquel hombre que me miraba con soberbia, ahora está amedrentado y se apresura a irse con la cabeza baja.

Es ahí cuando veo al dueño de aquella voz.

«A este man yo lo he visto en algún lado».

Me quedo analizando su rostro.

«Claro».

Ahora lo recuerdo, es el hermano de Emily y consecutivamente también el hermano de Linda.

Ahora todo tiene sentido.

«Pero...».

«¿Será posible?».

«Él no parece ser una mala persona».

«¿O si?».

—gr...gracias por defenderme —logro a decir.

—por nada —responde tranquilamente como si estuviéramos en un café. —sé lo mucho que es de valor para ti tú rostro.

«Que bueno que se dé cuenta».

—pero déjame decirte —dice mirándome con mirada macabra.

Su mirada hace que sienta mucho más miedo que el que sentí con aquel otro sujeto.

«¿Como alguien como él, puede causar tanto terror en una sola persona?».

—que si mi manita muere, yo mismo personalmente me encargaré de destruir ese "precioso" —hace comillas con los dedos —rostro con mis propias manos.

Mete su mano en el bolsillo y saca algo que hace que sienta ganas de orinarme en la ropa.

Es un tarro de ácido o al menos eso es lo que logro a leer en la descripción.

—¡No...po...por f... favor! —suplico desesperado.

Es tanto el miedo y horror que siento que hasta los latidos de mi corazón los logro a escuchar mientras que un sudor frío recorre todo mi cuerpo.

—ya —me dice sin dejar su tono tranquilo —supongo que piensas que estoy exagerando las cosas, ¿Verdad?.

—y...yo —tartamudeo —n...no creo que... que e...ella se muera.

—pues verás, —dice mientras se acomoda frente a mi en una silla que le acabaron de traer —ella tomo bastante agua, además también sufre de una extraña enfermedad, la cual la suele dejar inconsciente, por lo tanto en estos momentos se encuentra en coma —da un suspiro.

No pensé que una simple bromita fuera a hacer tantos estragos.

—así que si dentro de una semana mi hermana no despierta —continua diciendo —matare a tu amigo despedazandolo delante de ti —señala a Jason el cual parece muerto —luego se lo daré de comer a los perros, después comenzaré a echarte el ácido en el rostro gota por gota, disfrutando tus gritos de dolor y finalmente te dejaré vivir con aquella afrenta.

Me quedo atónito oyendo sus palabras.

Él se pone de pie y comienza a irse.

—espero que disfrutes mucho tu estadía, me esforzaré por atenderte de la mejor manera —dice tomando un pedazo de pie y llevándoselo consigo.

«Ahora entiendo porque Linda es como es».

«Tiene un hermano sicópata».

Lo único que puedo hacer en este momento es levantar mis ojos al cielo con lágrimas en ellos, sintiendo que todo se me acaba.

—Señor —digo con la voz quebrada —si me oyes, por favor despierta a Linda...

Narra Deimond.

En estos momentos estoy al lado de mi Linda, aferrado a su mano con el anhelo de que ella no vaya a abandonarnos.

Él doctor nos acabo de informar que debido a su extraña enfermedad que se ha ido desarrollando rápidamente en ella, ha hecho que entre en coma y muy difícilmente logré despertar.

Incluso se tomó el atrevimiento de decirnos si pensábamos donar sus órganos.

Casi me tiró sobre él, afortunadamente Jak estaba ahí y con solo poner su mano en mi hombro me hizo entender que no puedo olvidarme de quién soy.

Emily no paraba de llorar e insistió estar al lado de Linda, así como ella lo estuvo cuando estaba enferma de muerte.

Pero yo no la deje.

Solo se permitía una persona para acompañar al paciente y creo que yo soy esa persona.

A pesar del llanto de Emily, decidí entrar yo, afortunadamente Jak estuvo de acuerdo.

—no me dejes Linda —digo besando el dorso de su mano.

Me quedo contemplándola y parece la bella durmiente.

No parece que estuviera a punto de morir, solo parece que está en un profundo sueño del cual no quisiera despertar.

De pronto la puerta se abre de golpe.

Volteo a ver y es ahí cuando el señor Fares sin darme tiempo de nada me da un fuerte puñetazo, tan fuerte que me mandó al suelo.

—¡Ahora si te voy a matar!.

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