Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

51. EL MINISTERIO.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Corintios 6
12. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.



Intento apartarme, pero en cuestión de segundos estoy en el suelo y aquel sujeto sobre mi.

Quiero escapar, quiero correr, gritar, pero él me ha inmovilizado por completo, es como si supiera cada uno de mis movimientos y se adelanta a todo.

Además poco a poco siento que las fuerzas me abandonan, mi corazón late demasiado rápido y ni hablar de la respiración.

«No puedo mas».

«¡Dios mio!».

Sé que voy a morir, pero no quiero morir de esta manera, además no sé que es lo que este sujeto pretende.

La demora fue mentar a Dios en mi mente cuando el sujeto dejo de presionar mis brazos, se quitó de encima mío y se acostó a mi lado.

Quise pararme, lo intente, pero sencillamente no pude, no sé si eran las fuerzas que no me daban o era por lo muy asustada que estaba.

Él al ver que no me movía comenzó a reír.

Lo hacía de una manera tan macabra que a cualquiera le habría hecho extremecer.

—idiota —dije sin alientos.

Él suspiró.

—me temo que perdí mi esfuerzo en ti manita —comenta mirando el cielo oscuro —no haz aprendido nada.

Bufó.

Él muy gracioso me acaba de dar el susto más tremendo que halla tenido, pienso en reclamarle, pero sencillamente no tengo aliento para eso, además eso no va a hacer que no lo vuelva a hacer, su más grande deleite es sembrar el terror en las personas.

—mis fuerzas no son las mismas tuyas.

—mientes.

No le respondo nada.

—¿Que vas a hacer? —pregunta.

Giro mi cuello para verlo.

—esperare a recuperar mis fuerzas, luego entraré en casa.

—eso no mana —rie.

—¿Entonces?.

—me refiero a, ¿Que vas a hacer ahora que Deimond está aquí y que el pastorcito ese no te pierde de vista?.

El solo hecho de ver las cosas así, hacen que me den ganas de morirme, pero aún tengo una niña pequeña de la cual cuidar.

—no le digas así a York —le reprendo.

—¿Así como?. —pregunta sin moverse.

—te refieres a él de manera despectiva.

Él gira su cuerpo en mi dirección.

—tu sabes que nunca me ha agradado y eso es algo que tú nunca vas a poder cambiar, no pienses regañarme como regañas a mí pobre sobrina.

«Definitivamente con Mibsan no se puede».

Hago mi mayor esfuerzo por levantarme.

—ven —dice Mibsan poniéndose de pie y extendiéndome su mano.

La tomo y él me levanta como si fuera una pluma, luego me carga en brazos, rodeo su cuello con mis brazos y recuesto mi cabeza en su pecho.

Él comienza a caminar lentamente hacia la casa y depositó un beso en mi cabeza.

—te amo manita —me dice —te amo demasiado y no permitiré que nadie se interponga en la felicidad de tu corazón, mucho menos que vengan a mangoniarte la vida y querer aprovecharse de ti.

«¿Acaso lo dice por Deimond?».

Prefiero no preguntar nada y hago mi mayor esfuerzo por no irme a quedar dormida ya que sus brazos son muy cómodos para dormir.

Cinco minutos después.

—hemos llegado princesa —dice depositandome en un mueble.

Abro los ojos de manera perezosa, ya me había estado durmiendo, sobo mis ojos y me encuentro con Deimond él cual está sentado a mi lado con Elizabeth sentada en su regazo, mamá está frente a nosotros.

«Ah cierto».

«Verdad que Deimond vino a ver a Elizabeth».

«Ya se me había olvidado».

—¿Estás bien? —pregunta Elizabeth.

—si cariño —digo con voz apagada sintiendo que el sueño me quiere atrapar.

Deimond me mira con preocupación.

No sé porque se preocupa, si esto a él no le concierne.

—¡Hola cuñado! —saluda con euforia Mibsan a Deimond dándole unos golpes en la espalda.

«¿Desde cuándo es tan confianzudo?».

Quiero gritarle que Deimond no es su cuñado, pero el cansancio me gana y el sueño pueden más, así que no digo nada.

—h...hola —dice Deimond con una media sonrisa.

—mucho gusto soy Mibsan hermano de Linda —le aclara —en otras palabras tu cuñado.

«Otra vez con lo mismo».

«Pensé que no le agradaría».

Deimond lo mira por unos instantes que parecen eternos, mientras Mibsan no deja de sonreír de oreja a oreja.

Cabe decir que esa sonrisa no le llega a los ojos, solo está tratando de ser amable y no entiendo porque lo hace, pudo haberlo tratado como trata a York, que ni siquiera le dirige la palabra.

—¿Nos hemos visto antes verdad? —pregunta Deimond.

—por supuesto —responde Mibsan —desgraciadamente soy el hermano de Emily, así que ya nos hemos visto en su boda, hospital y otras ocasiones.

—pero antes de saber qué eras hermano de Emily, ¿Nos hemos visto en algún otro lado?.

La sonrisa de Mibsan mengua.

«Op, op».

«Esto significa problemas».

«Yo siendo Deimond, mejor me callo».

—tienes una excelente memoria —le dice —supongo que hablas de tu fiesta de cumpleaños a la que yo asistí.

—tú fuiste el invitado misterioso, ¿Cierto? —pregunta Deimond.

—invitado, invitado —repite Mibsan —no, más bien un intruso porque no me dieron carta de invitación, solo fui a ver a la mocosa de mi hermana.

—uumm ya.

Luego de eso siguieron hablando de yo no sé qué cosas porque ya no los podía escuchar, un terrible sueño se había apoderado de mi, lo único que notaba era que Deimond a pesar de hablar con mi hermano, nunca quitó su mirada de mi.

Narra York:

Voy lentamente en mi auto mientras reproduzco la biblia en audio.

Trato de concentrarme en lo que dice, pero en mi cabeza solo hay espacio en este momento para Linda.

A la pobre se le ha complicado bastante la vida y todo fue por adoptar esa pequeña y como eso no fuera suficiente, ahora resulta que es hija de su exnovio.

«Esto es demasiado, ya no sé qué hacer».

Me da miedo de que se deje engañar por él y terminen volviendo.

He hecho todo lo posible por ganarme su corazón, pero ahora todo es más difícil, tendré que poner mucho más empeño.

Ya que para mí las cosas no son tan fáciles como para los demás hombres.

Yo soy un pastor.

Por tanto no me puedo casar con cualquier chica.

Es por eso que no le he dicho nada a Linda, no puedo hacerlo.

No porque ella sea una cualquiera, al contrario es mi chica ideal, con la que he soñado muchas veces, es la causante que muchas veces lo deje tirado todo y me vaya a verla.

Lo malo es que ella aún no se ha hecho bautizar.

Es fundamental para un pastor que su futura esposa sea bautizada, de lo contrario no puedo orar con ella para casarse.

También se necesita que después que pase a las aguas comience a servir en la iglesia, incluso si alcanza el liderazgo sería algo maravilloso.

Y hay algo mucho más importante, es prohibido para un pastor del concilio al cual yo pertenezco, casarse con una mujer que tiene hijos.

Eso me lo han dicho muchas veces.

Es por eso que necesito que Linda se deshaga de esa niña, necesito que le dé la custodia por completo a su padre adoptivo o biológico.

Como sea, lo importante es que no la tenga en su poder, de lo contrario no podré estar con ella.

Además esa niña no me quiere ni tantico y no les voy a negar que el sentimiento es mutuo.

No me agrada su forma de ser, no se parece en lo más mínimo a Linda, pero es la misma cara de ese Morgan.

Es cierto que los niños son de Dios y debemos amarlos, pero es que esa niña ni siquiera se comporta como tal, al contrario parece un adulto y uno bastante insoportable.

Con esto no quiero decir que la odio, simplemente hay personas que por más que te esfuerces, nunca te van a terminar de agradar.

—¡Dios mío! —exclamo en voz alta —dame guianza, ayudame, apareja las cosas para que yo pueda orar con Linda para casarnos y así poderte servir mejor, tú sabes que dos son mejor que uno y estoy más que convencido de que Linda es la mujer ideal que tú tienes para mí...

Dejó de reproducir la biblia por cuánto no le estoy prestando atención y pongo música suave para relajarme y despejar mi mente un poco.

Cuando de pronto uno de eso chicos que andan como locos en esas motos, se me adelanta y no contento con eso, me atraviesa la moto haciendo que de un fuerte frenon para no mandarlo lejos.

«¿Hasta donde puede llegar la necedad de los jóvenes hoy en día?».

Le quitó el seguro al auto y desciendo para saber que es lo que quiere.

Por un momento creo que quiere robarme ya que esta es una carretera solitaria, además ya es muy tarde.

Pero al ver su ropa contramarcada descarto esa posibilidad.

—¡Amigo! —me acercó a él —¿Que desea?.

Lentamente se quita su casco y me deja ver su rostro, es un chico bastante joven el cual no deja ver su edad si es mayor, su rostro me parece familiar.

Poco a poco lo voy reconociendo.

Es el hermano mellizo de Linda.

—Dios le bendiga joven —le extiendo mi mano para saludarlo.

Él no la toma, solo se limita a mirarla con desdén.

Al ver su actitud retiro mi mano.

—York, York, York —canturrea.

Lo miro esperando a que diga lo que quiere decir.

—si te pidiera amablemente que marcaras distancia con mi hermana ¿Lo harías? —pregunta.

«Ya veo por qué está aquí».

—no —respondo con total seguridad.

Él suspira y cuando me doy cuenta tiene un arma en sus manos.

—y si te apuntará con esta arma en la cabeza, ¿Entonces lo harías?.

Vuelvo a negar.

—la biblia es muy clara amigo —le digo —dice que no debemos temer a los que matan el cuerpo.

—en primer lugar no soy tu amigo y en segundo lugar ya me esperaba esa respuesta —contesta con asco —sé que si te mato y tienes oportunidad en la otra vida o revives, volverías a buscar a mi hermana, por eso decidí investigar que es lo mas preciado que tienes.

—no pierdas tu tiempo —le respondo —nada de lo que hagas me hará cambiar de parecer, aprecio mucho a tu hermana y haré hasta lo imposible para estar cerca de ella.

Él ríe, pero su risa no le llega a los ojos.

—tienes razón, yo no te haré cambiar de parecer —acepta —pero sé de una persona que si lo hará —me mira de pies a cabeza —sé que lo más valioso para ti es el ministerio, veamos hasta donde estas dispuesto a llegar y a arriesgar por Linda.

Después de decir esas palabras aceleró su moto.

—¡Oye! —le digo al ver que se pone su casco.

Él me mira.

—no olvides que Dios te ama y te quiere salvar.

Él rie.

—me temo que no estás en buena posición ante mis ojos para hablar de ello, es más en mi criterio ni siquiera deberías de ser pastor.

Le dio cambio a su moto y se fue.

«Que Dios tenga de él misericordia, es un alma más necesitada de su gran amor».

Me subo a mi auto con toda calma y prosigo mi camino a casa.

Si ese chico pensó que me iba a asustar, está totalmente equivocado.

Hace un tiempo atrás, sus palabras me hicieron mucho daño, pero eso era porque no conocía a Dios, ahora no es lo mismo.

Una hora después.

Finalmente he llegado a mi casa.

Me quito mi abrigo y lo cuelgo donde siempre lo pongo luego me siento un rato en el mueble.

Mi casa no es la gran cosa, es una casa arrendada en donde viviré hasta que me trasladen sino es que arriendo otra.

Aunque creo que cuando me casé las cosas cambiarán y requeriremos de más espacio.

Horas después.

Abro mis ojos asustado al ver que me he quedado dormido.

Miró la hora y son las tres de la mañana.

Me pongo de pie, voy a mi habitación y me pongo a orar.

Más horas después.

Después de terminar de orar me dispongo a dormir las pocas horas que me quedan antes de ponerme en pie.

Ya que un pastor no puede dormir hasta tarde, eso sería un mal testimonio a no ser que sea por mucha trasnocha y cansancio.

Me estoy comenzando a quedar dormido cuando el teléfono comienza a timbrar.

Veo la pantalla y me doy cuenta que es el presbítero.

Para los que no saben quién es el presbítero.

Él presbítero es la persona que está por encima de todos los pastores y les dice que hacer, además es la persona encargada de decidir los traslados de pastores por medio de la dirección de Dios.

También es la persona que le puede quitar a uno la credencial si uno ha dado razón para ello.

Contesto la llamada con cierto temor al no saber porque me está llamando a estas horas.

Siempre tengo el leve presentimiento de que me va a regañar, pero también existe la posibilidad de que lo hayan invitado a alguna parte y quiere que yo lo acompañe.

—presbítero Dios lo bendiga —saludo.

—Dios lo bendiga a usted hermano York —dice él. —¿Como está?.

—muy bien gracias a Dios, —respondo —¿Como está usted y su familia?.

—bien, bien —responde —gracias a Dios, llamó para decirle que lo necesito aquí en mi oficina lo más pronto posible ¡Ahora!.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro