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5. MI HERMOSA NUERA.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Génesis 38
6 Después Judá tomó mujer para su primogénito Er, la cual se llamaba Tamar.

Día siguiente.

Termino de cerrar la maleta y me quedo pensativa por unos cuantos segundos, mirando a la nada.

Anoche no pude dormir pensando en Duncan y no les voy a negar que en Deimond también, pero él ya es parte de mi pasado, incluso hoy ya voy a viajar a un lugar lejos de aquí para no volver a verlo nunca más.

Me duele hacerlo, pero es lo mejor, estar a su lado significa problemas.

Recuerdo que antes de conocerlo mi vida era bien, pero lo conocí y me convertí en el blanco de J1.

Ahora no quiero convertirme en el blanco de mi padre.

—¿Nos vamos? —pregunta Mibsan tomando mi maleta.

En una mano lleva mi maleta y en la otra a Elizabeth.

—¿Estas seguro que Duncan está bien? —vuelvo a preguntar.

Toda la mañana lo único que he hecho es preguntarlo.

—por supuesto —responde.

—entonces ¿Por qué no ha llegado? —pregunto.

Duncan prometió acompañarme hasta el fin del mundo, no creo que de un momento a otro halla cambiado de opinión.

Mibsan suspira.

—no va a venir —responde —porque se tomó unas vacaciones obligatorias.

Lo miro indignada.

—pero si yo no le he dado... —me callo de golpe —¿Dijiste vacaciones obligatorias?. —pregunto horrorizada.

Él se encoge de hombros como si nada.

—dijiste que no lo matará, así que solo lo castigue. —responde.

Mi horror aumenta.

Yo sé muy bien como son los castigos de Mibsan, muchas veces es mejor la muerte que ser castigado por él.

Tiene formas de torturar a la gente de maneras que nadie logra imaginarse.

—¿Que le hiciste? —pregunto angustiada —¿Dónde está?.

El teléfono comienza a timbrar interrumpiendo la conversación.

Lo tomo con la intención de colgar, pero veo que es Jak.

—si —contesto.

Mibsan comienza a caminar hacia la salida.

—¿Dónde estás? —pregunta Jak —el avión está por levantar vuelo.

—ya voy de camino —miento —solo espera un poco.

—mentira —dice molesto —lo más seguro es que aún no sales de la mansión, te doy treinta minutos, si en ese tiempo no llegas, nos vamos, que tenga mi propio avión, no te da derecho a llegar tarde. —cuelga.

Cómo pueden ver, Jak acaba de regañarme disimuladamente.

A pesar de ser evangélico no deja lo gruñón, siempre quiere que las cosas se hagan a su manera, si o si.

No tuve tiempo de ponerme a buscar a Duncan, tuve que salir directo al aeropuerto privado de los J5.

Es un aeropuerto donde están todos los aviones, es solo que los de los J5 están en diferente lugar, por tanto se le dice privado, pero solo a esa parte.

Aún no entiendo porque no tienen su propio aeropuerto cada uno de los J5.

O bueno si lo tienen ya que son familias poderosas, pero también les gusta usar ese, según ellos es para no perder la unidad del grupo.

«Que patéticos».

Tienen hasta una limusina para ellos exclusivamente, y si no me equivoco creo que ya consiguieron un avión para cuando van a viajar todos ellos.

¿Pueden creerlo?.

Eso es no tener en que más gastar la plata.

Treinta minutos después.

Me bajo rápidamente del auto.

—vamos Elizabeth —le digo a la niña cargándola en brazos.

Ella sabe caminar, pero en estos momentos se necesita llegar rápido, antes de que Jak me deje.

Si me deja estoy acabada porque no tengo los documentos al día.

Sé que Mibsan puede ayudarme con ello, pero no quiero molestar.

Le pedí ayuda a Jak y se ofreció a llevarme, pero ahora me quiere dejar votada.

Corro con la niña en brazos, mientras Cristopher lleva mi maleta, con la mano libre acomodo mi cabello el cuál está un poco despeinado.

Eso es lo feo de andar con afanes, ni siquiera hay tiempo de peinarse bien.

Miro hacia todos lados buscando a Jak y efectivamente lo encuentro, está todo acaramelado con Emily.

Aún no entiendo cómo emily le hace para aguantarlo con todo lo estricto que es, y el carácter tan fuerte que se manda y ni hablar de lo aseado que es.

Creo que es un aseador compulsivo.

Sigo corriendo hasta llegar a dónde están ellos.

Cristopher deja la maleta y se despide.

—¡Llegué! —digo agitada de correr.

Le entrego a Jak la niña.

Él la abraza y Emily le comienza a dar picos.

—¡Papi!, ¡Tia! —dice Elizabeth emocionada.

Por veces me da un poco de celos, siento que los quiere a ellos más que a mí que soy su madre.

Aunque tengo que reconocer que ellos la cuidan como su propia hija.

A pesar de que Emily aún no sabe el trasfondo de la verdadera identidad de Elizabeth, aún así la quiere y está súper convencida de que realmente es su sobrina de sangre.

—nos vamos —dice Jak poniéndose de pie —ya estamos completos, ahora sí no voy a esperar a nadie.

Jak comienza a caminar con Elizabeth en brazos, yo voy a su izquierda y Emily va a su derecha prendida de su brazo.

De repente Elizabeth comienza a llorar desconsoladamente.

Jak se detiene y la mira confuso, yo me acerco más.

—¿Que tienes cariño? —le pregunto.

—se me quedo el rompecabezas en el carro —responde sin dejar de llorar.

—luego te compro otro —trato de calmarla.

Ella llora más.

—¡No! —grita en medio del llanto —¡Esa caja rompecabezas me la dió mi papá!, así que yo quiero esa —esconde su rostro en el cuello de Jak.

Me quedo sorprendida ante su actitud, ella siempre ha sido una niña muy calmada.

Creo que le ha hecho daño que Annie la cuide, si hay alguien caprichoso que quiere que le den las cosas si o si, esa es mi hermana antepenultima.

Me da impaciencia al verla hacer un berrinche, justo en este preciso momento, cuando ella es de las que nunca llora.

Pero también me da dolor, ya que es mi única niña, así que solo por hoy le voy a llevar la idea.

Además sé que esa cajita que es como una especie de rompecabezas es muy valiosa para ella y siempre la lleva a mano.

Quizás por eso llora así, es la primera vez que la deja.

—ire a traerla ¿De acuerdo? —le digo acariciando su cabecita.

Ella asiente sin dejar de esconder su rostro.

Jak me dedica una mirada que no logro a entender que significa, solo sé que puede ser algo malo, pero también...

No sé cómo decirlo, el tema de las miradas es algo complicado para mí, sin embargo procuro hacer lo posible por interpretarlas.

—vuelve pronto —me dice Emily dedicandome una sonrisa de boca cerrada.

—okey —le digo antes de comenzar a correr.

¿Quien se iba a imaginar que Emily se convertiría en la siguiente señora Xian?.

La única diferencia es que ella es una señora super tierna e inocente, que ignora todo lo que se mueve en el mundo del mal.

«Si tan solo supiera el poder tan grande que tiene con solo tronar los dedos».

Aunque pienso que entre menos sepa, es mejor.

«Ojalá su corazón nunca se dañe».

«Ojalá no le pase como a mi».

Llego al auto que afortunadamente no se ha ido aún y busco el rompecabezas.

Pero no hay rastro de el por ningún lado.

«Sería que Elizabeth no lo trajo».

Me pongo a hacer memoria.

Si, efectivamente ella si la trajo, cuando Mibsan la llevo cargada, ella llevaba el rompecabezas.

Miró hacia Cristopher el cual está sentado en el puesto del conductor entretenido en no sé qué.

—Cristopher —lo llamó.

—¿Si? —contesta mirándome por el espejo retrovisor.

—¿Has visto un rompecabezas por casualidad?.

—¿Este? —pregunta mostrándome el rompecabezas.

Me acerco y se lo quito, luego salgo corriendo.

Pues si señores, el muy desocupado estaba intentando armarlo.

Mientras corro miró el rompecabezas, las piezas están pegadas entre si, para que ninguna se pierda, es necesario moverlas de un lado a otro hasta encontrar la pieza correcta que encaje.

Lo curioso es que no tiene dibujo alguno, sino versículos bíblicos los cuales toca completar.

A decir verdad, es un poco complejo.

Dejó de correr y paro en seco al ver que Jak, Emily y lo más importante, mi bebé.

No están por ningún lado.

Miró hacia la autopista y veo el avión alzando vuelo.

—¡Noooo! —gritó mientras corro hacia ahí.

Muevo mis manos para que paren, pero el avión sigue su curso.

—¡Esperen! —sigo gritando —¡Faltó yo!.

Mi teléfono timbre y es una llamada de Jak.

—¡¿Como pudiste dejarme?! —le reclamo.

—yo te lo advertí —responde como si nada —te dije que si tardabas más de treinta minutos te dejaba y yo soy un hombre que cumple su palabra.

—¡No puedes hacerme esto! —le digo desesperada. —al menos dame la niña.

—no puedo —dice —además ella también es mi hija, así que tengo todo el derecho de llevarla conmigo.

—pero...

—en vez de estar peleando, ve a buscar la posibilidad de viajar en un avión público para que nos des alcance.

Jak tiene razón.

Corto la llamada antes de que él lo haga y me voy en busca de un vuelo.

Una hora después.

—lo siento señorita, pero no tenemos vuelos disponibles, además usted no tiene el papeleo completo. —me dice por décima vez la chica que está atendiendo.

«Te odio Jak».

«¿Como pudo ser tan malo y dejarme?».

Y ni siquiera hablo por mí para que me dieran un bendito vuelo, sé que si lo hubiera hecho, no tuviera que estar pidiendo clemencia.

—pero entienda que yo necesito ese vuelo —le ruego. —mi hija ya va de camino en el avión de los Xian.

—¡Entienda usted! —me grita una señora que está detrás de mí haciendo fila —nosotros también necesitamos ser atendidos.

—¡Vieja metiche! —le gritó de vuelta —a usted quién la llamo a opinar.

Ella me mira asombrada, abre los ojos como si le fuera a echar gotas.

—¡Mocosa mal educada! —me vuelve a gritar —¿Es que acaso tu madre no te enseño a respetar o es una malcriada igual que tú?.

Ahora sí que me dio rabia.

—¡A mi mamá la respeta!.

Levantó mi mano para pegarle, no me importa que sea una señora.

Ella necesita que alguien le enseñe a respetar.

No alcanzo a tocarla porque en ese momento viene un guardia de seguridad y me lleva cargada.

—¡Suelteme que todavía no le he pegado! —intento bajarme pero es en vano.

Me deja afuera, en medio del aeropuerto público y privado.

Me mandó las manos a la cabeza llena de ira.

—vamos Linda —me digo a mi misma —tienes que mantener la calma o de lo contrario...

—¿Linda? —algien pronuncia mi nombre tras mis espaldas.

Me volteo lentamente rogando que no sea uno de mis enemigos.

Apenas veo quien es, hubiera preferido que fuera un enemigo.

Son los señores Morgan.

—¡Oh! —exclama la señora Morgan emocionada —efectivamente si eres tú, ¡Estás viva!.

Se acerca sin darme tiempo a decir que se equivocó y me da un gran abrazo imprenagdome de su costoso y oloroso perfume.

Comienza a llorar.

«Lo que me faltaba, ahora va a arruinar mi abrigo».

Ojalá sea como todas las mujeres de etiqueta, que lloran de mentiritas.

Aunque creo que como sorbe si es de verdad.

«Habiendo tantas personas, ¿Justo tenía que topar con ellos?».

Soy yo o es que la mala suerte me está persiguiendo.

Ayer me encontré con su hijo y hoy con ellos.

—señora —digo apartandome de ella —me temo que se equivocó.

—¿Me equivoqué? —pregunta limpiandose las lágrimas.

Efectivamente si lloró de verdad.

«No pensé que me apreciarán tanto».

—¿Acaso crees que no puedo reconocer a mi hermosa nuera? —pregunta indignada.

«Creo que no me creyó».

—¿Que haces aquí con esa maleta? —me pregunta —¿A dónde vas a viajar?.

—me voy a tomar una vacaciones —miento.

Ella me mira pensativa.

Él señor Morgan también pero no dice nada.

Gracias a Dios no hay rastro de Deimond.

—no entiendo porque no apareciste en tanto tiempo, no te imaginas todo lo que mi hijo a sufrido por ti, desde que ustedes terminaron, él no volvió a ser el mismo. —dice en modo regaño, como esperando una explicación la cual no le puedo dar.

Bajo mi cabeza al suelo.

De algún modo me siento culpable de ese sufrimiento, aunque no debería de estarlo.

—pero descuida —dice ella ante mi silencio —no te voy a pedir una explicación.

Siento un gran alivio.

—bueno. —digo tratando de sonreír —fue un placer haber hablado con ustedes, ahora sí me disculpan me retiro.

Paso por el lado de ellos y me comienzo a ir.

—¡Espera! —me llama el señor Morgan.

Volteo a verlo.

—¿No dijiste que ibas de vacaciones? —me pregunta.

—sip —respondo —pero me negaron el vuelo, así que me voy para mí casa.

—no es necesario —dice la señora Morgan —nosotros también vamos de vacaciones y estaríamos encantados de llevarte.

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