40. DEBES REPRENDERLA.
Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 22
15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho;
Mas la vara de la corrección la alejará de él.
Día siguiente.
Me siento entre dormida en la cama, miró hacia el reloj de la pared y ya es más de media día, pero aún sigo con sueño.
Ayer me acosté tarde por estar peleando con Duncan, cabe decir que la ganadora de esa pelea fui yo.
Duncan fue terriblemente derrotado por mi.
Siempre es lo mismo, él no se puede defender por cuánto es mi empleado, pero yo si puedo atacarlo por cuánto soy la jefa.
Aún así no estoy satisfecha después de tantos golpes que le dí.
Aclaración, esto no significa que yo sea violenta o que este abusando de él, de ninguna manera, solo le estoy dando una pequeña lección para que se porte bien.
Lo que pasa es que a él a veces se le olvida que la que manda soy yo.
Así que como siento que todavía le falta tener más castigo, decido llamar a Mibsan.
El teléfono timbra y a la tercer timbrada contesta Mibsan.
—vaya, vaya, vaya —dice —pero si es mi hermana favorita, por fin se digna a llamar, se acordó de que tenía un hermano gemelo que cumple todos sus deseos.
—hola manito —saludo —¿Como estás?.
De repente comienzo a oír una balacera en la llamada.
Me asusto.
—¡Mibsan!.
—estoy bien, estoy bien —responde tranquilamente, aunque los disparos suenan más fuertes que su voz.
—¿Estás en un enfrentamiento? —pregunto.
—noooo —responde con ironía —estoy viendo una película de acción.
Comienzo a oír como corre mientras carga su arma.
«Definitivamente si está en un enfrentamiento».
—supongo que si me llamaste es porque necesitas algo, —habla un poco agitado —así que dilo pronto que estoy ocupado.
—no deberías de exponer tu vida de esa manera —le digo enfadada.
—no te preocupes, solo salí para ejercitarme un poco.
Nuevamente se oyen más disparos.
—dime de una vez que es lo que quieres Furia —me llama por mi apodo.
—quiero que no le pagues más a Duncan durante todo este año. —le digo.
Si hay algo sagrado para un empleado, es su salario, así que voy a dejar a Duncan sin ello como castigo.
Mibsan se comienza a reír mientras dispara.
—¿Que es tan gracioso? —pregunto.
—lo gracioso es que yo hace tiempo que dejé de pagarle, pero aún así el idiota sigue como un perro faldero detrás de ti, la única forma de alejarlo sería matarlo, solo estoy esperando a que te aburras para encargarme de él. —responde.
Eso sí que me toma por sorpresa, no me lo esperaba.
No pensé que alguien trabajará gratis.
—entonces si tú no le estás pagando ¿De donde saca para sus gastos?, incluso tiene para estrenar auto blindado.
Mibsan vuelve a reír.
—por ratos tiendes a parecerte mucho a Inocencia —me dice.
—¿Por qué? —pregunto.
Él suspiró.
Eso significa que se le está agotando la paciencia.
Le molesta que uno sea tardo de entendimiento.
—¿No pensarás que Duncan solo se la pasa cuidando tu retaguardia?, ¿Verdad? —pregunta.
Me quedo pensando.
—él también tiene sus negocios turbios, —sigue hablando —que baje la cabeza cuando le gritas, no significa que sea un bueno para nada.
Corto la llamada y me vuelvo a acostar pensando en lo que Mibsan me acaba de decir.
«¿En qué estará metido Duncan?».
Media hora después.
Finalmente me digno a levantar, corro las cortinas de la habitación y veo como entran los rayos de sol.
«Es un milagro que mamá no haya venido a despertarme».
Por lo general mamá nos levanta temprano, dice que no debemos ser araganes, en especial yo que tengo una hija, pero afortunadamente hoy me ha dejado dormir bastante.
Por unos instantes me quedo mirando el cielo azul, el cual luce totalmente despejado.
Una sonrisa se forma en mis labios y cierro mis ojos.
—gracias señor Jesús por este nuevo día que me das de vida —digo en voz audible —gracias por la oportunidad que me das de la salvación, gracias porque a pesar de que renegue muchas veces de ti, no lo tuviste en cuenta...
Después de orar me pongo una vatola y me voy a buscar algo de comer.
Cuando voy de salida noto que estoy bastante despeinada pero no le presto atención y me voy así para la cocina.
Camino de manera despreocupada mientras tarareo una canción que le he escuchado cantar a mi madre.
Escucho a lo lejos hablar a mamá así que corro a saludarla, creo que está en la sala.
Apenas llegó a la sala me arrepiento de haber salido de la habitación sin ducharme.
«Que vergüenza».
Inmediatamente mis mejillas se calientan.
York está aquí, sentado en un mueble mientras disfruta de un baso de jugo.
Apenas me ve una sonrisa de diversión se forma en sus labios, pero lo disimula bastante bien.
Supongo que se está burlando de mi cabello desordenado.
—hola querida —me saluda mi madre. —¿Como amaneciste?.
—bien —respondo evitando la mirada de York —gracias a Dios.
—que bueno —dice mi madre —por cierto, el pastor vino a visitarte.
—Dios te bendiga hermana Linda —saluda York.
—amén pastor —respondo un poco avergonzada.
Por cierto se oye raro decirle pastor.
—entonces los dejo para que hablen —dice mi madre poniéndose de pie y marchándose.
Me quedo callada mirando como mi madre se va, apenas la pierdo de vista fijo mi mirada en York el cual se está riendo.
—¿Cual es el chiste? —pregunto.
—definitivamente no haz cambiado nada —me dice —sigues siendo la misma chiquilla de antes que me tocaba ir a despertar, incluso me acuerdo que tenía que buscarte la ropa, ¿Te acuerdas?.
Yo asiento con vergüenza.
Creo que sí fuera para casarme con York, ya habría perdido algunos puntos.
El solo hecho de pensarlo hace que mis mejillas se calienten más.
—¿Que haces aquí? —pregunto mientras pasó la mano por mi cabello de manera disimulada.
—vine a darte las instrucciones bíblicas para recién convertidos —responde —y obviamente también vine a visitarte.
Asiento con la cabeza aunque no entiendo mucho eso de instrucciones bíblicas.
—generalmente cuando una persona se arrepiente, la visitamos y le damos unas instrucciones para que ella sepa cómo vivir para Dios en santidad. —me explica.
—entiendo.
Dejó de mirarlo y volteo a ver hacia mi lado derecho al escuchar unos pequeños pasos.
Es mi pequeña.
Ella si luce perfecta, esta bien bañada, incluso está peinada y lleva un vestido muy lindo el cual fue un regalo de Jak.
Aunque la mayoría de cosas que tiene son de parte de él, el se ha tomado muy enserio el rol de papá.
Ella camina hacia mi y me da un tierno abrazo.
—hola mi niña hermosa —la saludo.
—hola —responde seria.
Al parecer hoy no está de buen humor como los otros días que me abraza y me dice lo mucho que me quiere.
Hoy está modo rara, cosa que me parece bastante extraña, ella no es así.
Fija su mirada en York y es muy notable la molestia que hay en su rostro.
—¿Que hace él aquí? —me pregunta cómo toda una adulta.
—el vino a verme —respondo.
—pero si ayer estaban juntos —se queja —¿Hoy también van a estar juntos?.
—si cariño —respondo.
Ella hace un puchero y se cruza de brazos.
—pues no me parece bien que esté aquí —lo voltea a mirar —¿Tendría usted la amabilidad de largarse?.
—¡¡Elizabeth!! —la reprendo —¿Cómo te atreves a ser tan descortés?.
Sus ojos se cristalizan.
—pero si se lo estoy pidiendo amablemente —responde.
—esa no es la forma de hablar, además no tienes ningún derecho a echar a los amigos de tu madre —le digo molesta.
Jamás en la vida Elizabeth se había portado así.
Ni siquiera a Duncan le ha dicho esas palabras, ni a Dei...
Mejor ni lo nombró.
No entiendo porque se está comportando de esa manera con York.
—disculpame York —lo miro.
Él está igual de asombrado que yo.
—me temo que debes reprenderla para que en el futuro no te de problemas —me dice. —porque si eso es ahora de pequeña, no me imagino cuando sea una adolescente.
—lo sé —bajo la mirada apenada —dame un momento, ahora vuelvo.
Tomo a Elizabeth del brazo y me la llevo para mí habitación.
Entramos y cierro la puerta detrás de mi.
—te voy a castigar por tu comportamiento —digo buscando la correa.
Apenas tomo la correa en mis manos, me doy cuenta de que es la primera vez que voy a castigarla de esa manera.
Ella nunca ha dado razones para ser castigada.
Eso me duele ya que siento que no tengo corazón para pegarle, pero no puedo permitir que se comporte de esa manera.
Me giro hacia ella con la correa en mis manos.
Ella me mira con sus ojitos llenos de agua.
—no mami por favor —me ruega juntando sus manitas —no me pegues por favor, te prometo que no lo vuelvo a hacer o al menos haré el esfuerzo.
Verla tan sinceramente arrepentida me hace dudar de castigarla pero recuerdo lo que dijo York.
«Tengo que reprenderla».
Levanto la correa sintiendo que el corazón se me va a partir en mil pedazos.
«Creo que esto me va a doler más a mi que a ella».
Es inevitable que las lágrimas no salgan de mis ojos.
Por primera vez le voy a pegar a mi bebé.
Justo en ese momento timbró mi teléfono.
Es la excusa perfecta para no pegarle a Elizabeth.
Tomo mi teléfono en mis manos y me doy cuenta de que es Jak y justo está haciendo una videollamada.
Arreglo mi cabello, lavo mi rostro rápidamente y contesto.
—hola Jak —saludo con una sonrisa.
Jak me mira de una manera que no logro a comprender.
—hola —dice al fin. —¿Cómo estás?.
—muy bien gracias a Dios ¿Y tú?.
Él suspira.
—ojalá todos estuvieran tan bien como tú. —comenta.
—¿Que quieres decir? —pregunto alarmada.
—que Emily y yo estamos muy bien. —responde. —por cierto ¿En dónde está mi hija?.
Volteo a ver a Elizabeth la cual está sentada en el suelo con su cabeza agachada.
—espera un momento —digo silenciando la llamada y apagando la cámara.
—tu papá quiere hablar contigo —le digo a ella.
Ella estira sus manitas para que le pase el teléfono.
Su rostro sigue lavado en lágrimas, no ha parado de llorar desde que me la traje para la habitación.
Eso también es raro, ella no es una niña llorona.
«Me preocupa que Jak la vea así».
—primero ve a lavarte la cara —le digo.
Ella asiente y obedientemente se va hacia el lavado y lava su rostro, después de secarlo vuelve.
A pesar de que ya no está llorando, aún así sus ojos están bastante rojitos.
—me temo que no es buena idea de que hables con tu papá ahora —le digo —tienes los ojos muy rojos.
Nuevamente vuelve a llorar.
—esta bien —me dice —yo quería hablar con él, pero si tú dices que no, entonces no hablaré, no quiero que vayas a pegarme.
Es la primera vez que veo que Elizabeth me mira con miedo.
No puedo soportarlo más y la abrazo.
—perdoname mi cielo —le digo llorando —yo no quiero hacerte daño, es solo que quiero que seas una buena niña.
—lo sé —contesta —pero me dolió mucho que fueras a pegarme solo por haberle dicho eso a ese señor, es como si el fuera mucho más valioso que yo.
—eso nunca —la abrazo con más fuerza —tu siempre serás lo más valioso que tengo después de Dios.
—¿Me lo prometes? —dice dejándome de abrazar.
—te lo prometo —pongo mi mano en el corazón.
Ella deja de llorar, sonríe y me da un beso.
—mami es la mejor.
Ya estaba extrañando esa hermosa sonrisa.
Tomo el teléfono en mis manos y le quito el silencio.
—¿Que te tomo tanto tiempo? —pregunta Jak.
—nada.
—¿Te atreves a mentirme?.
—de ninguna manera, estaba hablando con Elizabeth.
—uumm ya, pásamela.
Miro a Elizabeth, ella me mira a mi.
—no puedo.
—Linda —me advierte —será mejor que me la pases al teléfono, de lo contrario tomaré mi avión e iré a verla.
No me queda de otra que pasarla al teléfono.
La verdad es que no quiero tener problemas con Jak a causa de Elizabeth.
Para Jak, Emily y Elizabeth son sus tesoros más preciados y no consiente nada con ellos, si algo le ha dolido es que yo me la llevará, aún así me la dejo traer porque soy su madre y estoy en todo mi derecho.
Pero sé que si a él se le antojara me la podría quitar.
—hola papi —saluda Elizabeth.
—hola mi amor —le dice Jak de manera melosa, nada que ver cómo me habló a mi hace un momento.
Por veces siento que él cuando habla con Elizabeth se convierte en otra persona.
—serías tan amable de hacerme el grande favor de prender la cámara —le pide Jak a Elizabeth.
Elizabeth antes de hacerlo me mira.
Yo niego con la cabeza.
—em...em —dice ella sin saber que decir.
—¡Linda! —me llama Jak —prende la camara ahora mismo.
Es como si de alguna manera supiera que Elizabeth no prende la cámara porque yo no se lo permito.
«Me temo que ahora sí voy a morir».
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro