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23. EL DOLOR DE LA VERDAD.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Jueces 9
56 Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos.

57 Y todo el mal de los hombres de Siquem lo hizo Dios volver sobre sus cabezas, y vino sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.





Narra Jak:

Día siguiente.

Las horas en el hospital transcurren de manera lenta, es como si el reloj tardará una eternidad en dar un segundo.

Por ratos pienso que ese reloj de la pared está mal, pero miro la hora en mi teléfono y está igual, definitivamente aquí el tiempo no avanza.

De no ser porque sirvo a Dios, creería que el universo está conspirando en mi contra.

Fabricio intento suicidarse, está hospitalizado y alega que eso no es un suicidio.

Mi abuela sufrió un ataque al corazón y se debate entre la vida y la muerte.

Linda...

Será mejor que no hablemos de ella, suficiente tengo con este par, como para pensar en ella.

No quiero pensar en ella porque de alguna manera siento que lo que le pasó fue por mi culpa, ya que según creo fueron los escoltas de mi abuela, o al menos eso es lo que creo, Fares no me ha querido decir nada.

«Dios mío, por favor toma el control de todas las cosas».

Oró mentalmente.

«Yo siempre tengo el control».

Escucho la voz de mi padre celestial.

Aún así la angustia que tengo no me deja pensar con claridad, siento que todo se ha ido abajo.

La única pariente más cercana a mi por parte de papá, se encuentra en estos momentos inconsciente y nadie me asegura que vaya a despertar, los doctores dicen que hacen lo posible pero que no hay nada seguro.

De pronto siento una mano suave posarse en mi cabeza y acariciar mi cabello, también percibo el olor de un delicioso capuchino.

Levanto mi cabeza y me encuentro con la tierna e inocente mirada de Emily, la cual me mira con toda la ternura del mundo.

-tranquilo -me dice -todo va a estar bien.

No sé porque pero a pesar de que parece imposible que todo vaya a estar bien, aún así prefiero creerle, aún cuando ella no tiene idea de las cosas.

-te traje tu capuchino favorito -dice ofreciendome el vasito.

Tomo el vasito, lo pongo a mi lado, luego la tomo a ella de la cintura y la siento en mis piernas y la abrazo.

Ella también hace lo mismo conmigo.

En momentos así, a veces solo se necesita un abrazo.

-te quiero -le digo -gracias por estar aquí para mí en estos momentos.

Emily pudo haberse ido a ver lo que sucedió con su hermana, pero aún cuando yo le avisé ella prefirió quedarse conmigo para darme fuerzas, aún cuando sé que está súper adolorida por su hermana, pero lo disimula muy bien.

Solo aspiró a que mi abuela despierte y se ponga bien para ir a ver a Linda, ya que a mí también me da dolor por ella y mucho más por Elizabeth, no es justo que se quede huérfana tan pequeña.

-eso fue lo que prometí cuando me estaba casando contigo -dice Emily -así que lo cumpliré, estaré ahí para ti, así como tú lo estuviste para mí.

La abrazo más fuerte.

Pensé en hablarle de su hermana, pero no lo hice porque eso la pone a ella muy mal.

A veces me imagino que sería de mi si Dios no me hubiera dado a Emily por esposa, posiblemente en estos momentos me encontrará aquí totalmente solo, sin el apoyo de nadie emocionalmente en este país.

Pero gracias a Dios tengo a Emily que no solo está conmigo cuando todo marcha bien, sino también cuando las cosas se ponen complejas.

-¡Familiares de la señora Úrsula! -habla un doctor.

Emily y yo nos ponemos de pie y corremos hacia él.

-somos nosotros doctor -le digo.

Él se quita el tapabocas y toma aire, luego nos da una mirada triste.

Comienzo a temer lo peor.

«La abuela murió».

-¿Que pasa doctor? -pregunta Emily ya que yo no tengo el aliento para hacerlo.

-lamento decirles esto -comienza a hablar el doctor -pero el estado de la señora Úrsula es muy deplorable, posiblemente no alcance a pasar la noche.

Esas palabras dolieron más que un golpe.

Yo sabía que este momento llegaría, tarde que temprano la muerte iba a visitar a mi abuela, pero ahora que veo que lo está haciendo, no quiero dejarla ir, no quiero que Dios se la lleve.

El impacto de la noticia fue tan fuerte que perdí el equilibrio.

Emily me sostuvo para que no me fuera a caer.

Trago grueso mientras las lágrimas se asoman por mis ojos.

-¿Es...es...está...despierta? -pregunto -¿Pu... puedo verla?.

El dolor tan grande que siento me impide hablar con normalidad.

«Señor, por favor no te la lleves, ella aún no está preparada».

-si -responde el doctor -ella está despierta y quiere verlo, solo que apenas puede entrar una sola persona.

Volteó a ver a Emily, ella me dedica una sonrisa de boca cerrada.

-ve tranquilo -me dice soltándo mi brazo -yo te estaré esperando aquí.

Deposito un beso en su frente y entro a la habitación donde se encuentra mi abuela.

Apenas entró puedo percibir un ambiente bastante pesado, se puede sentir presencia de demonios.

Es porque están a la expectativa de que mi abuela muere para llevarsela.

«Dios mío, no quiero que mi abuela se muera sin recibirte en el corazón».

Fijo mi mirada en mi abuela, está acostada en una cómoda cama ya que tiene habitación vip, se encuentra conectada a una máquina la cual se la pasa pitando y también está conectada a oxígeno.

«Definitivamente este es el final de mi abuela».

Me duele pensarlo así, pero jamás la había visto en un estado tan deplorable como el de hoy.

Abre sus ojos lentamente apenas estoy cerca a ella y con su mano la cual está conectada a un cable intenta quitarse la marcara de oxígeno.

-no lo hagas abuela -digo sosteniendo su mano -si te lo quitas puedes morir.

Ella niega con la cabeza e insiste en quitárselo, dejó que lo haga.

-pe... perdón -dice con dificultad.

Lágrimas ruedan sin cesar por mis mejillas al ver su condición.

Puedo ver en su rostro un gran sentimiento de culpa, posiblemente por todas las cosas que ha hecho.

-yo te perdonó abuela -le digo aunque no sé precisamente porque me pide perdón -pero es necesario que le entregues tu vida a Dios antes de partir de esta tierra.

Ella niega con la cabeza mientras sus ojos se cristalizan.

-Dios no...no...no puede perdo...narme... he... hecho muchas...-se pone la máscara de oxígeno pero al instante se la vuelve a quitar -muchas...co... cosas malas.

-sea lo que sea que hallas hecho Dios es grande en misericordia -digo tomando su mano entre las mías.

Ella niega con la cabeza.

-tu...tu no...no lo en...enti...endes. -dice con dificultad volviendo a tomar oxígeno -yo...yo fui...fui -suelta el llanto.

-dejalo abuela -digo secando sus lágrimas con mi pañuelo -no te esfuerces en decirlo, más bien hagamos la oración de fe.

Ella sigue negando con la cabeza.

-te...ten...go que de...cirlo pa...para p...po... poder mo...rir en paz.

-no te preocupes -le digo -Dios puede hacer un milagro, ya lo...lo verás -le digo secando mis lágrimas.

Quiero esforzarme en darle ánimos a mi abuela, porque a pesar de lo que ella halla sido yo la quiero mucho y es la única abuela que tengo.

Ella nuevamente niega con su cabeza.

-yo...yo...-sigue llorando -perdo...name nie...to -continúa -yo fui...fui la que...que ma...mató a Jum.

-¡Que! -frunzo el ceño sorprendido al escucharla decir eso.

Tal vez debido a la gravedad de su enfermedad está diciendo incoherencias.

-dejalo abuela -le digo -él se causó la muerte solito, debido a una sobredosis de droga, no fue tu culpa.

Ella llora más mientras absorbe oxígeno.

-si que lo fue -dice con más claridad -yo fui la que lo indujo a drogarse.

Ahora sí estoy más que seguro de que está diciendo incoherencias, mi abuela no sería capaz de hacer algo así.

-no digas cosas sin sentido -contesto.

-es la verdad -continua hablando -yo siempre lo odié porque se parecía mucho a tu madre y jamás... jamás se dejó manipular por mi, en cambio tu si.

No podía creerlo.

Esto era demasiado.

Comencé a negar con la cabeza mientras lloraba de dolor por la muerte de mi hermano.

Ahora entiendo porque mi abuela siempre me puso en contra de mi madre.

En cambio Jum siempre fue un excelente hijo con ella, nada que ver conmigo.

Suelto la mano de mi abuela, me mandó las manos a la cabeza con desesperación y me paseo de un lado a otro.

-dime que es falso, que tú no le hiciste eso a mi hermano -le digo con lágrimas e indignación.

Ella asiente sin dejar de llorar.

-lo lamento pero es la verdad. -contesta.

De pronto ya no siento dolor porque mi abuela se vaya a morir, ahora lo que siento es mucha ira e indignación e incluso mi respiración se acelera.

Es como si él viejo hombre quisiera volver a salir de mi.

-¡Era tu nieto! -hablo con ira -¡Tú propio nieto, el hijo de tu hijo!.

-perdón -es lo único que sabe decir.

-¡¿Perdón?! -repito -¿Crees que con pedir perdón se solucionarán todas las cosas?, ¿Acaso crees que resucitará y saldrá del infierno?.

Ella no dice nada, solo llora.

Siempre supe que mi abuela odiaba a mamá, también supe que quería quedarse con mi herencia, pero jamás creí que fuera capaz de atentar contra la vida de un ser humano, incluyendo su propia familia.

Esto es demasiado, no lo puedo asimilar.

Es tanta la rabia que siento que el aíre de esta habitación no es suficiente para mí, necesito salir de aquí, antes de que destruya lo que aquí hay, la rabia que siento se está volviendo incontrolable.

Camino rápidamente hacia afuera.

-¡¡Espera!! -me llama. -todavía no...no he terminado.

-pero yo ya no quiero oírte -contesto sin mirarla.

-¿No querés saber quién...quien fue la persona que mandó a matar a tus padres? -pregunta.

Me vuelvo y le dedicó una mirada gélida.

-¿Quien? -pregunto mirándola con odió puro.

«Que no sea lo que estoy pensando, que no se...».

-fu...fui... yo -responde.

Las lágrimas vuelven a aparecer y yo niego con la cabeza sintiendo que las fuerzas me abandonan.

-dime que no es verdad -digo sin aliento con un fuerte dolor en mi pecho.

-yo solo quería matar a tu madre -dice -por...por es...eso le man...dé a...a cor...cortar los frenos al me...mercedes, que iba a saber que mi hijo subiría con ella a ese aut...

Justo en ese momento se quedó sin aire y comenzó su cuerpo a sacudirse de manera violenta, aquella máquina también comenzó a pitar anunciando que su muerte había llegado.

Ella estiró su mano pidiendo mi ayuda.

En ese momento recordé aquel sueño en donde mi madre pedía ayuda, pero a cambio le dieron un disparo en la cabeza.

Niego con la cabeza y salgo de la habitación.

En ese momento los doctores entran corriendo.

-¡Oxígeno! -grita uno -¡Necesita oxígeno!.

-¡Rápido, rápido! -grita otro -¡Hay que darle reanimación, la perdemos!.

Ni siquiera me moleste en voltear a ver.

Me imagino que cada uno cosecha lo que ha sembrado y ya es hora de que vaya a dar cuentas a Dios por todo el mal que causó en su propia familia y quien sabe a quienes más.

Narra Mibsan:

Horas después.

Llegó a tiempo, justo después de que estabilizaron a la bruja.

Definitivamente mala yerba nunca muere.

Supongo que le contó toda la verdad a Xian porque el pobre está todo destrozado, seguramente creyó que su abuela era un ángel, cuando es el mismísimo diablo personificado.

Tan mal está que se fue del hospital dejando sola a su abuela.

Después de asegurarme que nadie me viera, me adentro en la habitación de la futura difunta Úrsula.

En parte fue bueno que no se muriera, porque así puedo terminar de cobrar mi anhelada venganza.

Apenas entro, ella abre los ojos y se queda mirándome.

Hago mi mejor cara de angustia y preocupación.

Intenta quitarse la mascara de oxígeno pero las fuerzas no le dan para hacerlo.

Me acerco y se la quitó.

Ella trata de sonreír pero no lo logra, puedo ver en su mirada el terror de la muerte.

Me imagino que ha de estar viendo los demonios que rondan por toda la habitación a la espera de que se muera de una vez.

-m...me a...ale...gra que ha...llas ve... venido. -casi no se le entiende, aún así puedo leer perfectamente sus labios. -nece... necesito que... que me hagas un favor... está se...será mi ul...tima vo...luntad.

Yo la escucho atentamente.

-quie...quiero que... que cuides a mis...dos nietos.

«Vaya, vaya, vaya».

Esto cada vez se pone más bueno.

-ellos son...

Apenas escucho sus nombres, sonrió satisfactoriamente ya que están al alcance de mi mano y los puedo matar en cualquier momento.

El mundo es un pañuelo, en medio de tanta gente justo tenían que ser esos sus nietos.

Yo ya sabía de su existencia solo que aún no había confirmado del todo mis sospechas, ahora lo sé perfectamente.

«Lo siento tanto por su nieta».

Sonrió de manera siniestra.

-gracias por acortarme el camino para llegar a ellos -le digo.

Ella abre la boca en busca de oxígeno, su pecho se comienza a hundir.

Yo como soy amable le vuelvo a poner la máscara de oxígeno.

-ya que te vas a morir, es bueno que sepas mi nombre. -ella abre los ojos más de lo normal al yo decir ello -mi nombre es Mibsan Montreal el hijo de Montreal, aquel qie creíste muerto en la explosión, yo soy el autor de la mayoria de tus desgracias.

No me tomo la molestia de ver su reacción porque de inmediato le pongo el pie a la manguera de oxígeno.

Me quedo mirando y disfrutando de verla agonizar en mi presencia, dándome una mirada suplicante para que la deje vivir un poco más.

Mientras se muere, aplicó en su suero un medicamento que hace que sienta bastante dolor, es una forma de tortura que conseguí especialmente para ella.

No la despedace ni la mate como he hecho con los demás por respeto a Jak, así que le dí una muerte noble, aunque no lo es mucho si pienso en el dolor que está sintiendo mientras el veneno entra por sus venas.

Puedo ver cómo su cuerpo se retuerce y como sus labios se abren para pedir ayuda, pero de su boca no sale sonido alguno.

Mientras ella padece, en mi mente pasa en cámara lenta todos los recuerdos de mi vida, todo lo que tuve que pasar gracias a ella.

Después de matarla iré por Max, me encargaré de hacerlo sufrir de la peor manera por atreverse a cegar la vida de mi hermana melliza.

«Linda, mi amada hermana Linda».

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