Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11. UNA PEQUEÑA BROMA.

Santa Biblia Reina Valera 1960 - Deuteronomio 22
5 No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace.


Fabricio se para echando humo de su lugar y viene hacia mi.

Estoy a punto de reírme en su cara, pero finjo dureza.

—¿Que quieres? —pregunta con molestia.

—quiero un jugo —respondo con altivez.

Deimond que ya había ido a su puesto, regresa.

—si quieres yo puedo ser tu esclavo en lugar de Frabricio. —propone.

«Y perderme la diversión, eso nunca».

—no —respondo sin mirarlo.

Fabricio va por el jugo de mala gana, parece como esos niños consentidos de papi y mami.

Que más se puede esperar de un mocoso de esos que le han chochado todas las cosas.

Que ni siquiera sabe que es el sufrimiento, mucho menos la palabra trabajo.

Además nunca le ha tocado ganarse las cosas por si mismo, todo es regalado.

Ahora por esa bonita cara que tiene, lo contrataron para ser actor y le pagan por nada.

Vuelve con un vaso de jugo, estiró mi mano para recibirlo, pero el muy idiota lo deja caer en mi regazo deliberadamente.

«Lo voy a matar».

—¡Usp!, —dice —perdón —se disculpa.

Obviamente esa disculpa es más falsa que...

—descuida —le dedico una sonrisa falsa —no pasa nada.

Deimond nos mira y niega con la cabeza, mientras vuelve a su lugar.

Yo por mi parte me pongo de pie y sin decir más, tomo a Fabricio del pelo y lo meto de cabeza a la piscina.

Él comienza a manotear para salir, pero yo le hago una llave bloqueando todos sus movimientos, mientras le hago tragar agua.

Deimond me mira asombrado.

—¡Querida! —habla la señora Morgan —¡Lo vas a ahogar!.

Saco su cabeza del agua.

Volteo a ver a la señora Morgan con mi mejor sonrisa, aunque por dentro estoy con ganas de seguir ahogando a Fabricio.

—no se preocupe señora Morgan —le digo —solo estaba jugando.

Mientras tanto Fabricio tose votando el agua que se trago.

—eres una —tose —mal**ta loca.

Bufo ante sus palabras.

«Soy capaz de hacer eso y mucho más si me provocas».

—apenas te das cuenta —le digo —eso es para que aprendas a hacer las cosas mejor, ahora ponte de pie y acompáñame a irme a cambiar.

Pensé que iba a rebatir, pero al contrario, luego que terminó de toser, se paró en silencio y me siguió.

—no entiendo cómo es que Deimond quiere casarse contigo —murmura mientras me sigue —con esa fuerza bruta que te mandas, si Deimond pasa una noche de bodas, es lo del mundo.

—es bueno que te des cuenta de eso —digo sin dejar de caminar —así lo haces conciente de su error.

Fabricio ríe.

—es imposible, él ya se enamoró.

No le doy importancia a sus palabras y entro a la habitación.

—entra —le digo al ver que se queda parado en la puerta.

Entra y yo cierro la puerta.

—busca ropa en mi maleta, mientras yo me doy una ducha —le ordenó —desde ropa interior en adelante y donde te pongas de curioso a ver cosas más de la cuenta, te mato.

—lo dices tan seria que se oye muy realista —dice un poco medroso.

No le contesto.

Me meto a la ducha y me doy un duchaso para quitarme lo meloso del jugo.

Cuando salgo de la ducha, Fabricio ya está por irse.

—¿A dónde crees que vas? —pregunto.

—pues a seguir disfrutando —responde.

—¿Se te olvidó que eres mi esclavo? —vuelvo a preguntar.

—ya hice lo que me dijiste —contesta.

—y ¿Es que acaso no vas a lavar mi ropa?.

Fabricio me mira incrédulo.

—es broma ¿Verdad?.

Yo niego con la cabeza.

—pero sino lavo mi propia ropa, ¿Cómo pretendes que lave la tuya?.

—eso a mi no me interesa, —le digo —solo hazlo.

Horas después.

He pasado el día más divertido de toda mi vida a cuestas de Frabricio.

Le he hecho pagar por todas las cosas que me ha hecho y aún falta por hacer, ya que mi venganza es larga.

La tarde a avanzado, incluso ya empieza a anochecer, pero aún así todavía no he terminado.

—¿No te parece que ya es suficiente? —me pregunta agotado de llevar el caballo por las riendas mientras que yo monto y él va a pie.

—la verdad es que no me siento cansada de cabalgar —le respondo sinceramente.

Fabricio suspira.

—tu no —me dice —pero yo si, ya no soporto mis pies, estoy seguro de que ya tengo empollas de tanto caminar.

—eres un dramático —rio.

—creo que me voy a insolar —se lamenta.

Ahora ya está mancito, al principio se creía la gran cosa, ahora me ruega para que lo deje en paz.

—además ya está de noche, así que exijo mi libertad. —continua hablando.

—aun no son las doce de la noche —le digo —así que me tendrás que seguir aguantando.

Fabricio le suelta las riendas al caballo y se sienta en el suelo, agotado, unas cuantas gotas de sudor ruedan por su frente.

«De no ser porque me cae mal, le tendría compasión».

Aún así se ve bastante mal, me temo que de tanto sol que a absorbido se va a insolar.

Me bajo del caballo y voy hacia él.

—esta bien —le digo —no vamos a cabalgar más.

—hablas como si yo hubiera montado a caballo —dice con tristeza.

—¡Vamos adentro! —le ordenó.

Fabricio se levanta entre quejambres y me sigue.

Tal vez con un poco de entrenamiento duro, podría llegar a ser uno de mis escoltas personales.

Entramos a la casa, pasamos por la sala y subimos a los dormitorios.

Lo curioso es que no se ve a nadie por ahí, ni siquiera a la rubia que es tan escamosa, Deimond desapareció después de que me fui de la piscina, y Jason estuvo un rato cabalgando conmigo mientras se burlaba de Fabricio y le sacaba fotos.

—te doy diez minutos para que te bañes y vayas a mi habitación —le digo a Fabricio antes de entrar a ella.

Minutos después.

—llegas tarde —le digo apenas asoma su cabeza por la puerta.

—pero...

—no te preocupes —le digo poniéndome de pie y caminando hacia él.

Cierro la puerta con seguro.

—como te portaste bien, te voy a premiar —digo rodeando su cuello con mis brazos.

—¿Que haces? —se suelta rápidamente.

—¡Que! —le digo —¿No te gusta?.

Fabricio se aparta lo más que puede de mi, como si yo lo fuera a quemar.

—no se trata de si me gustas o no —habla serio —se trata de que tú eres la mujer con la que Deimond sueña casarse, no pienso traicionarlo de esa manera, no soy una escoria, de haber sido otra mujer, tal vez lo haría, pero no tu.

Me quedo admirada ante sus palabras.

La verdad es que no me esperaba esto de Frabricio, de haber sido Jason, no había dejado escapar la oportunidad.

Cabe aclarar que yo no pensaba dormir con Fabricio, solo quería jugar con él un poco, seducirlo y ya.

—¡Oh vamos! —le digo acercándome —solo dame un besito y nada más, solo eso.

Tengo una cámara escondida y apenas él lo haga, le mostraré el vídeo a Deimond, para que le dañe esa linda carita que tiene.

—no. —contesta —despues no sabré cómo tratarte cuando te conviertas en mi cuñada, es cierto que estás buena, pero no.

«Definitivamente Fabricio no ayuda».

—esta bien —le digo —ya que no quieres besarme, entonces beberas licor, hasta que yo te diga que pares, será lo último que hagas y dejaras de ser mi exclavo.

El dicho le parece bien a Fabricio y yo me voy a conseguir los licores más fuertes que hay en la licorera.

Mientras voy y vuelvo, pienso en otra manera de seguir ejecutando mi venganza contra él.

«Quiero hacer algo que lo marque para siempre».

Llego a la licorera y comienzo a cargar en mis brazos las botellas, aunque no creo que se vaya a tomar todo esto, pero bueno, es mejor que sobre a qué falte.

—¿Que haces? —pregunta una voz detrás de mi.

Por poco y suelto las botellas del susto.

—nada —respondo.

Volteo a ver a Deimond él cual luce un poco agotado, lleva un buso blanco el cual marca muy bien su contextura y su cabello luce un poco despeinado que dan ganas de pasar la mano sobre el para peinarlo.

—hazlo —dice acercando su cabeza a mi como si hubiera adivinado mis pensamientos.

¿Tan obvia soy?.

—no sé de qué me hablas —digo apartandome de él.

Comienzo a caminar hacia las escaleras con las botellas abrazadas.

—¿No pensarás tomarte todo eso verdad? —me pregunta.

—no —respondo —solo quiero probarlas.

—si gustas, puedo acompañarte.

—gracias, pero no.

—¿Sigues molesta conmigo? —pregunta —por algo que soy inocente.

Río al oírlo decir eso.

Deimond inocente...

Jajaja.

Subimos las escaleras y llegamos a la puerta de mi habitación.

—adios —me despido.

—espera —me detiene.

Su cercanía hace que me ponga un poco nerviosa.

—¿Que quieres? —pregunto sin mirarlo.

—¿Dónde está Fabricio? —pregunta.

—supongo que en su habitación —miento —ha de estar descansando.

—okey, —contesta.

Lo miro y me está sonriendo de medio lado, es una pequeña sonrisa genuina, que lo hace ser más guapo de lo que es.

Ojalá no fuera un promiscuo y consideraría en darle una oportunidad.

—ahora si voy a entrar —le digo.

Él suspira.

—de acuerdo —me dice —nos vemos mañana, que descanses bien, duerme por ti y por mi.

—¡Perdón! —exclamo —¿Por qué debería dormir por ti y por mi?.

Él ríe de manera divertida.

«¿Cómo no lo imaginé?».

«Va pasar la noche con la rubia, que va a poder dormir el pobre».

—porque tengo mucho trabajo acomulado de la empresa, así que me desvelaré, a no ser que quieras hacerme un poco de compañía y así no seré yo solo el trasnochado. —responde.

«Ya por ahí».

—¿En dónde estarás? —pregunto solo por curiosidad.

—en el estudio, —responde —está al terminar de bajar las escaleras.

—uumm ya.

Abro la puerta, entro y la vuelvo a cerrar.

Miro a Fabricio y este está profundamente dormido en el sofá.

«¿Tanto me demore trayendo los licores?».

Me quedo recostada a la puerta un rato, asegurándome que Deimond ya se halla ido.

Luego pongo de manera ruidosa las botellas de licor en la mesita de noche, con la intención de despertar a Fabricio, pero este duerme como vaca.

Traigo agua del lavamanos y le echó en la cara.

—¡ash!. —se queja despertando.

Me mira un poco molesto.

—ni mi mamá me despierta así —me dice.

—ahí está el licor —lo señaló.

Fabricio se termina de despertar inmediatamente.

—no querrás que me tomé todo eso ¿Verdad?.

Yo asiento con la cabeza.

Tomo una botella, la descorchó y le sirvo una copa.

Fabricio la recibe y se la toma de una sola, arruga la cara y comienza a toser.

—no estoy acostumbrado a tomar tragos fuertes —dice —además no le veo la razón a emborracharme.

—pero yo si —contesto sirviendo otra copa —toma.

Fabricio la recibe, pero está vez se la toma más lentamente.

Y así sucesivamente, yo servía y Fabricio tomaba.

Horas después.

El pobre no se puede mover de su lugar, ya está profundamente dormido, de no ser porque respira, diría que estaba muerto.

Le he hecho tomar todo el licor que mas pude, creo que está ha sido su peor borrachera, no me lo imagino mañana con la resaca.

Lo levanto como puedo y comienzo a quitarle la camisa, luego continuo con el resto, hasta dejarlo en ropa interior, después busco en mi maleta la ropa más sexy que tengo y lo vistó con ella.

No fue tarea fácil, ya que estaba un poco pesado, pero lo conseguí.

Algunas prendas tuve que rasgarlas un poco para que le cupieran, pero todo fue por una justa causa.

Después comencé a maquillarlo lo mejor que pude y finalmente siguió lo mejor.

Le comencé a tomar fotos, de una y otra manera, lo acomode para que posará de la mejores maneras posibles.

Después limpie su rostro con sumo cuidado y volví a vestirlo con su propia ropa, como si nada hubiera pasado, incluso lo acobije para que no aguantará frío.

Luego me comunique con uno de mis influencias en la farándula y le mandé todas las fotos de Fabricio.

Ya mañana será la bomba, sino es hoy mismo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro