Capitulo 1
Miraba con admiración el cielo. Sus nubes, con distintas formas, dominaban mis pensamientos.
Con frecuencia las hojas de los árboles caían y rodeaban lo que era en ese momento mi soledad temporal.
Caminaba por la angosta calle, cuando el viento me rodeó por completo y sentí deseos de conocer algo, que se conectara con mis distraídos pensamientos y me dejé llevar por él, las hojas otoñales y el cielo cubierto de nubes y caminé sin rumbo.
Llegué a una casa de música, leí el nombre en lo alto y me resultó un nombre muy especial y dulce a la vez.
Me asomé a una de las ventanas y vi instrumentos de distintas variedades. Había guitarras, pianos, baterías, arpas, etc. Quise entrar a aquel lugar y me acerqué a la puerta y visualicé el pequeño letrero de Cerrado.
Me conformé con mirar desde afuera aquel magnifico lugar de música y me apoyé sobre la ventana y observé los instrumentos.
De pronto vi que entró un tipo a la sala de instrumentos y me escondí para que no me descubriera.
Levanté un poco la cabeza, para ver si se había ido y vi que aquel hombre aún permanecía en tal magnifico lugar. Al parecer estaba arreglando unas guitarras eléctricas.
Hallé tan guapo a aquel hombre, que mi corazón latió fuerte y muy rápido y sentí una bella sensación, la que jamás antes había sentido, fue como que mi corazón se haya salido un segundo de mí, para subir al cielo cubierto de nubes, que dominaban siempre mi pensar.
Lo miré con discreción y sin evitarlo, me deslumbré frente a lo que él estaba haciendo.
Aquel hombre de largo cabello y tierno rostro arreglaba unas guitarras, que al parecer, tenían un problema, y él con afinidad las tomaba y veía su defecto. Mientras más lo miraba, más guapo y encantador me parecía. Lucía unos ajustados jeans oscuros y una camisa azul con manchas blancas.
El corazón no dejaba de latirme fuerte y sin eludirlo suspiré por aquel guapo sujeto y perdí el equilibrio, golpeé accidentalmente la ventana y me caí al suelo.
Él escuchó aquel ruido, miró la ventana y salió a ver que había provocado tal golpe.
Doliéndome la pierna, solté un gemido y aquel guapo tipo me vio y se acercó para ayudarme.
Nerviosa al verlo, mi corazón latió aún más acelerado que al principio, mientras que mis ojos lo vieron aproximarse a mí.
Lo miré con una discreta sonrisa, con un poco de vergüenza y él me regaló la suya y su dulce mirada, que se antepuso con la mía.
_ ¿Estás bien?
_... Sí, eso creo...
Le dije apenada y él atento, ayudó a colocarme de pie y volvió a sonreírme.
_ Me llamó Joey y para mí es un agrado el habernos conocido en esta situación
_ ¿De veras lo piensas así? Quiero decir... Yo me llamo Stephanie e igualmente es un gusto conocerte Joey – le sonreí muriéndome de nervios –
_ ¿Qué hacías aquí?...
Más nerviosa me puse, no sabía que responderle y miré fijamente sus ojos, saqué valor y le dije lo que estaba haciendo, antes que me cayera y él me sorprendiera.
_ Bueno, yo estaba mirándote desde esa ventana lo que hacías
_ ¿Mirándome? – Se extrañó y sonrió a la vez -
_ Si, lo que ocurre es que por casualidad llegué a este lugar, me acerqué a esa ventana a mirar todos esos instrumentos tan geniales, y de repente, tú apareciste y yo me quedé mirándote como arreglabas esas guitarras
_ ¿Te gustaría entrar a este lugar linda?
_ ¡En serio Joey! Me agradaría mucho conocer ese lugar lleno de guitarras y pianos
No pude disimular mi entusiasmo y alegría y Joey se rió y me llevó hasta aquella casa de música. Yo sin pensarlo dos veces, me sostuve de su brazo y él solo me dejó y sonrió.
El lugar era inmenso y con centenares de instrumentos, todos los que me imaginara en tal momento.
Corrí por los pasillos y él caminó detrás de mí y en silencio observó mi entusiasmo con respecto a su lugar.
No sentamos en unos cómodos asientos y Joey me miró.
_ ¿Sabes tocar alguno de estos instrumentos en especial? – sonreí apenada –
_ A decir verdad no...
_ ¿Te gustaría que yo te enseñará a aprender a tocar cualquiera de estos instrumentos? Los que tú quisieras
_ ¿Qué tu me enseñarás? ¿Sabes tocar cualquiera de estos instrumentos?
Miré los instrumentos y él me miró tierno y deslumbrado.
_ Así es. Este lugar es mío. Yo soy el dueño de esta casa de música – lo miré sorprendida -
_ ¿Tú eres el dueño de este magnífico lugar?
_ Sí, yo lo soy...
Nos miramos y yo sonreí tímida. Luego nos colocamos de pie y yo le respondí.
_ Si Joey. Me gustaría mucho que tú me enseñarás a aprender a tocar alguno de estos instrumentos – sonrió -
_ ¡Genial! Así tendremos más tiempo para conocernos y hacer una linda amistad – lo miré fijamente y él contempló mis ojos cafés oscuros.
_ Si. Será muy divertido y agradable verte nuevamente
_ Créeme, para mí también lo será...
Nos despedimos con un beso en la mejilla y yo no resistí el impulso y lo abrasé. Joey fascinado, me recibió en sus brazos.
Volteé a mirarlo, le sonreí por última vez y salí del lugar y me fui por la angosta calle.
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