Parte única
Xie Lian era de los poco seres en este mundo que no dudaría ningún segundo en ayudar a quien lo necesitara, de ahí que fuera conocido como el ángel de sonrisa despreocupada. Pero también era conocido como el rey de la desgracia, ya que daba igual lo que hiciera, todo lo que hacía acababa mal siempre. A él le pasaba todo lo que alguien podría imaginar como algo imposible.
Una anécdota conocida por toda la escuela era la del día lluvioso del primer año. Gracias a esa anécdota ahora todos sabían que si Xie Lian no llevaba paraguas un día nublado o incluso soleado, al final caería una lluvia torrencial. Si por el contrario llevaba un paraguas habría dos opciones, o bien haría sol o diluviaría de tal manera que el paraguas se rompería. Una de las veces que llevó paraguas, un rayo cayó de repente.
Esta y otras mil anécdotas podrían ser contadas, pero lo que más llamaba la atención era que a él nunca pasaba nada.
Muchos hablaban de una maldición. Sus amigos bromeaban sobre que en otra vida seguramente dejó en abstinencia a quien no debía, como a un demonio o a un mismísimo rey demonio. Si le preguntabas, obtendrías la misma respuesta por parte del joven. Un no lo se junto con una gran sonrisa angelical.
Sus tres mejores amigos intentaban ayudarle cuando le ocurrían estas cosas. Pero a veces no era suficiente, e incluso ellos, también eran gafados. Un caso fue cuando Qing Xuan le dijo que podían compartir paraguas y el viento se lo acabó llevando.
Ambos terminaron en la cama con un enorme catarro y por si eso no fuera poco, el hermano mayor de Qing Xuan, Wu Du, los sermoneó durante cuatros horas sin parar. A pesar de eso siguió ayudando a su mejor amigo.
Los otros dos, que eran Fen Xin y Mu Qing, conocía a Xie Lian desde los tres años, por lo que sabían dónde se metían al ayudarlo.
- ¿Puedo saber qué haces? - preguntó Xie Lian al ver la insistencia de su amigo Mu Qing para que se quedaran quietos, mientras A-Xuan miraba las escaleras.
- La última vez que pasaste por aquí, te comiste la escalera entera- ese era su amigo Fen Xie.
Y tenía mucha razón, daba igual cuántas veces pasara, Xie Lian siempre se caía por esas escaleras, las que daban a la salida del edificio principal de instituto.
- Creo que hoy por fin se romperá algo - pronunció Mu Qing.
Todos le echaron una mirada asesina.
-Vamos, no creo que hoy pase nada malo. - dijo Xie Lian
Todos gritaron a la vez para que se callara, el otro confundido con la reacción de sus amigos se calló. La reacción de los chicos era comprensible, pues cada vez que decía algo de ese estilo la cosa empeoraba.
- Vamos Xie Lian - dijo Qing Xuan ofreciéndole la mano - Como tu mejor amigo, te ayudaré a bajas - dijo totalmente seguro - aunque eso signifique mi muerte - murmuró lo último para que nadie lo escuchara.
Xie Lian, con una sonrisa avergonzada, aceptó la mano de su amigo y comenzaron a bajar las escaleras muy despacio, para evitar cosas. Los otros dos los siguieron muy de cerca o mejor dicho lo suficiente para salvarlos si podían y no verses afectados por nada.
Justo cuando parecía que ya nada podía ir mal y que llegarían sanos y salvos a la planta baja, un trueno retumbo por todo el instituto y Xie Lian pisó mal debido al susto.
Eso provocó que al final, Xie Lian y Qing Xuan comenzaran a caer por las escaleras y aunque los otros intentaran alcanzarlos para evitar el desastre, no llegaron a tiempo.
Para suerte de Qing Xuan, este cayó sobre otra persona que pasaba por ahí justo en ese momento y no le dolió tanto la caída. Pero Xie Lian no tuvo la misma suerte y se comió el suelo de lleno. Un poco dolorido buscó con la mirada a su amigo para descubrir que este estaba sobre nada más y nada menos que su curso, con un sonrojo muy notorio en su rostro.
Apartó la mirada un poco avergonzado por la escena y comenzó a levantarse, pero justo en ese momento una mano apareció en su campo de visión. Al ver la mano, algo en su interior se revolvió y un sentimiento de nostalgia lo invadió, incluso por un momento ante él apareció una especie de recuerdo.
En ese recuerdo, esa misma mano atravesaba unas cortinas rojas, y si esa mano se alzaba hasta ella sin dudar. Una vez que el otro agarraba su mano y lo ayudaba a levantarse, de repente todo se volvía rojo y un hombre aparecía ante él, también vestido de rojo, y a continuación todo se volvía negro.
Tras parpadear varias veces, Xie Lian volvió a la normalidad y cogió la mano que aún estaba parada ante él. Cuando miro al dueño de la mano, el que le ayudó a levantarse se quedó de nuevo paralizado.
Xie Lian sonrió y le dio las gracias, pero el contrario no dijo nada y tampoco soltó la mano ajena. Estaba ahí parado con una sonrisa dulce y suave en su rostro. Por otro lado, Xie Lian no hizo nada para apartar la mano y tampoco se apartó a pesar de lo cerca que estaba del otro, pues se sentía cómodo.
Después de unos segundos ambos fueron caminando de la mano hacia la salida del instituto, ignorando las miradas y los murmullos de la gente que los rodeaba.
Mu Qing y Fen Xin miraron la escena perplejos, sin creerse lo que estaba ocurriendo. Mientras tanto Xie Lian y el joven llegaron a la salida del edificio y este último soltó la mano del otro. En ese momento un sentimiento de vacío llenó el corazón de Xie Lian, pero no duró mucho, pues el otro chico separó sus manos para abrir un paraguas rojo.
Una vez estuvo abierto lo alzó, volvió a coger de la mano al otro y empezaron a caminar sin que pasara ninguno de los desastres que ocurrían normalmente en estas situaciones. Todo indicaba a que Xie Lian había encontrado al fin a su trébol de cuatro hojas.
Desde lejos se podía ver como ambos comenzaban a hablar con una sonrisa en sus rostros.
- Muchísimas gracias - dijo Xie Lian - Por cierto, me llamo Xie Lian.
- Lo sé, eres famoso - le contesto - soy Hua Cheng
Xie Lian sabía quién era, todas las chicas gritaban cada vez que el joven pasaba por los pasillos. Luego se sonrojó al darse cuenta que era famoso por culpa de su mala suerte y se puso muy nervioso al darse cuenta que aún iban de la mano. Y más aún al darse cuenta que no quería soltarla, pues se sentía tan cómodo y nostálgico que decidió al final dejarlo estar y sacar otros temas de conversación. Y así, de este modo, por primera vez en mucho tiempo la mala suerte de Xie Lian fue neutralizada.
Buenas!!! Aquí vengo con una pequeña historia de estos dos, dependiendo de la reacción de vosotros, mis queridos lectores, se queda así o hago más capítulos. Ya me diréis 😄. Bss😘😘😘
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