Capítulo. 01
Sam
—¡Ay, Sam, me estás lastimando! —se queja ella desde su posición bajo mío.
—¡Lo siento, no es mi intención!
—¡Price, que me estás aplastando! —se vuelve a quejar.
—¡Disculpa! —exclama él en su incómoda posición encima mío.
—¡Oh, calla, Price! —le espeté—, ¡Si no te hubieras metido, nosotros estaríamos un poco más a gusto!
—Es que cuando los ví me entraron ganas y también quise, ¡Perdónenme!
Oímos a nuestra amiga resoplar, molesta.
—Cállense, par de idiotas, y díganle a Sean que se apure —más que pedirlo, lo exige—. ¡SEAN, IDIOTA CARA DE MONO, MUÉVETE RÁPIDO QUE ESTO DUELE!
—Nos podemos lastimar —apunta lo obvio—, creo que no fue muy inteligente de nuestra parte hacer esto juntos.
—¡Eh, de mí no se quejen! —exclama mi mejor amigo por su lado—, para empezar, yo no me quería unir a esto, yo quería ir a comer, pero noooo, iba a ser «divertido», ¡Y de divertido no hay nada!
—Sí, sí, quéjate en otro momento, ¡Ahora muevete, que esto me duele! —pidió ella a gritos.
—¡¡AY, MALDICIÓN, ESO ME DOLIÓ!! —grité.
—¡Perdón, no coordiné mi puntería! —se excusa Price ahora por detrás de mí.
—¡Dioses, piedad! —exclamó frustrada mi mejor amiga.
Entre tantas quejas y gritos escucho como la puerta principal, que debe de estar en diagonal a mi derecha, es abierta. Lo único que consigo ver desde mi incómoda posición son un par de pies femeninos, uno de ellos con sus zapatillas deportivas color rosa favoritas y los otros con sandalias playeras, dejando ver las uñas arregladas con diseños de flores blancas.
—Tengo miedo de preguntar —reconocí su voz.
—Yo no, ¿Qué hacen, chicos?
—Mano derecha, azul... Ah, nada, Astrea, aquí jugando una dolorosa partida de Twister —responde Sean.
—¡Ay, ay, un calambre, un calambre! —se queja Ava, perdiendo el equilibrio, y como ella era uno de los pilares que mantenían en pie nuestro doloroso enredo, los demás también perdimos el equilibrio.
Y en menos de lo que canta un gallo, terminamos convertidos en un revoltijo de brazos y piernas enredadas que sienten dolor y emiten quejidos.
Fuera de las quejas, oí ladridos y como las chicas fuera de la bola de estambre humana sisearon.
—Uy... ¿Están bien? —pregunta Astrea.
—Auch... —gruño, sintiendo dolor en cada parte de mi anatomía—. ¿Tú qué crees? —digo, usando la mayor cantidad de sarcasmo posible.
Astrea e Issa se ríen del desastre que nos hemos convertido, al menos a alguien le parece divertido nuestra reciente y dolorosa desgracia. Ambas comienzan a caminar a nuestro alrededor, buscando la manera de desenredarnos.
—Eh... ¿Cómo es que...?
—¡Ah, Liam, quita tu trasero de mi cara! —pide Ava, claramente traumada de tener el trasero de mi mejor amigo tan cerca de la cara.
Sean suelta una risa que termina siendo un quejido. Lo entiendo, respirar ahora está empezando a ser doloroso. Y ahora que pienso en eso.
—Ava, ¿Vas bien?
—Tan bien como se puede con un trasero cerca de la cara.
—¡Yo quería comer! —se defiende Liam con su gran argumento.
—¡Ajá! —exclama Issa—, ya sé cómo desenredarlos, creo que esta pierna es de... Price —es su murmullo dudoso.
Comencé a sentir un tirón doloroso en la pierna derecha, entonces ahí supe que esa pierna en definitiva no le pertenecía a mi amigo.
—¡Issa, Issa, eso no es de Price, eso no es de Price! —el tono agudo se me escapa por el nuevo dolor gracias al jaloneo.
Issa suelta mi pierna.
—Ay, perdón, Sam.
—¡Lo tengo! —dijo Astrea ahora.
Jaló de lo que supuse fue el brazo de Liam, que casi se va de boca al suelo de no haber sido porque ella se metió en el para nada bonito beso que se pudo llevar mi mejor amigo con el piso.
—Vale, Sam, perdón por esto.
—¿A qué te refieres con que- ¡Ay, ay, ay, mierda!
Ella se ríe de una manera muy malvada a la vez que me saca de la bola de estambre humana por el pelo, ¡Por el pelo! Ah, joder, eso dejará un dolor de cabeza terrible.
Ella se sacude las manos frente a mí haciendo una mueca, algunos cabellos rojos habían quedado enredados entre sus dedos y anillos.
—Tus greñas.
La miré mal.
—Gracias, volveré a pegarmelas al cráneo en un rato —mientras que ella se vuelve a reír, yo acaricié mi pobre cuero cabelludo—, estás de suerte solo porque me sacaste de ahí.
Demonios, en serio que esto va a doler después.
—Dramático —murmura antes de volver a su trabajo.
Oí nuevos ladridos y de repente soy atacado por una bola de pelo cobrizo jadeante. Aska, un golden retriever que lleva conmigo ya dos años, empieza a olisquearme como para asegurarse que tengo todas mis piezas completas. Sonreí acariciando su cabecita.
Observo lo que queda del enredo sobre la manta de Twister, una mueca se aparece en mis labios, ¿De verdad que ahí estábamos todos enredados? Se ve más terrible de lo que se sentía. Hay unas piernas cruzadas que en definitiva no pertenecen a una misma persona, un brazo apuntando hacia arriba que está en una dolorosa posición, los quejidos por dolores no pueden faltar tampoco.
Se ve terrible, ¿Cómo creímos que jugar Twister sería divertido? Eso está horroroso.
—Issa, necesito tu ayuda aquí —le pide Astrea y la mencionada cumple con las órdenes.
El par de chicas toman una de las piernas que gracias al zapato reconozco como la de Ava, ambas jalan con fuerza para sacarla de esa tortura, tanta fue que las tres chicas terminaron en el suelo con mi mejor amiga encima de ellas.
—¡Oh, gracias! —dijo Ava, hinchando su pecho en profundas respiraciones.
Aska ladeó la cabeza y fue a ver qué tal estaba Ava, empezando a olisquearla, cosa que hizo reír a mi mejor amiga. En la manta de Twister solo quedaron Sean y Price, que no parecen muy dispuestos a levantarse pronto de ahí.
—Amigos, por favor, nunca más en nuestras vidas juguemos este juego del demonio —pidió Price.
Todos estuvimos de acuerdo.
—Me duele hasta lo que no sabía que me podía doler —se quejó Liam con una mano en la costilla.
—Ya somos dos —convino Ava.
—Cuatro —agregaron los mellizos.
Astrea e Issa se quitaron a Ava de encima, ella se quedó echada en el suelo a los pies de nuestras amigas con la mirada en el techo y mi mascota aún olisqueandola.
Issa cruza las piernas como un Yogui, acto seguido alza una ceja hacia los demás, dirigiéndonos una mirada curiosa con sus ojos verdes.
—No lo entiendo.
—¿El qué? —pregunta Liam.
—Tú eres bailarín de ballet —ella lo señala, después cambia a los mellizos y a mí—, y ustedes tres son muy versátiles en la danza, ¿Cómo es que no se pueden estirar un poquito en el Twister?
Si lo pones desde ese punto de vista, es muy confuso.
—No te creas, eh, que el breaking no es tan difícil como este estúpido juego.
—Tu lógica es ilógica, Sean —señala Astrea, viéndolo ceñuda.
Esos dos se ponen a discutir de la lógica de Sean, yo por mi parte me río por lo bajo al ver cómo Aska pasa su cabeza por el pelo suelto de Ava usándolo como una especie de peluca. Mi perro jadea muy tranquilo.
—¡En fin! —intervino Price, cansado de la absurda discusión—, no lo jugaremos más y ya.
—Por favor —suplica Ava.
La puerta principal es abierta una vez más, por ella aparece el señor Ross, el padre de mi mejor amiga, lleva en ambas manos bolsas del supermercado, se estaba riendo de algo que dijo uno de los acompañantes que viene detrás de él, pero esa risa es cambiada a un pronunciado ceño fruncido al ver a los siete adolescentes tirados en el suelo de su sala de estar.
Sus dos acompañantes, en cambio, contienen las ganas de echarse a reír, incluso el pequeño que va en brazos.
—Eh... —balbucea, viéndonos a todos.
Price aún tirado en la manta de Twister le hizo un saludo militar.
—¿Qué hay, señor Ross?
—Hola, muchacho —saluda aún confundido, la mirada cambia a su hija aún en el suelo y con mi mascota aún usando su pelo de peluca—. ¿Ava?
—Sí, Ava —él no quita su sonrisa divertida—, ¿Qué pasa aquí?
Evan, el hermano mayor de Ava, no pierde ni la mirada divertida ni mucho menos la sonrisa, y aunque ella se ve que se está aguantando las ganas de echarse a reír con fuerza, se contiene bastante bien.
El bebé que lleva en brazos, por su lado... no se aguanta ni un poquito.
La sala se llena del sonido tierno de su risa.
—Se lo dejo pasar porque es mi sobrino favorito —declara Ava, levantándose del suelo y yendo hacia su cuñada a quitarle el niño—. Hola, bebé bonito.
Se me va la risa tonta cuando ella le empieza a besar la mejilla.
Evan nos ve a los demás, señala a Ava.
—Así, damas y caballeros, es como tu hermana te cambia por tu hijo.
Los demás nos reímos, viendo como ella ignora el comentario de su hermano para seguir apachurrando a su sobrino.
El bebé Ross, el integrante más reciente de esta familia, es un tierno niño que ya casi cumple su primer año en este mundo. Es una combinación de sus padres que cualquiera que los vea no va a dudar que es su hijo. Tiene el cabello castaño oscuro como su madre, bastante abundante como su padre, también el detalle más característico de un Ross: su piel nívea, algo que obviamente vino del lado de Evan. Lo más cool de ese niño son sus llamativos ojos: la parte de abajo del iris izquierdo es color verde y la de arriba de un gris, el derecho es al revés. Algo de heterocromía parcial, según nos dijeron Evan y Bea, pero que cosa tan genial tiene ese niño.
—Archer es más soportable que tú —se defendió Ava.
—Me ofendes, hermana.
—Va, chicos, ¿Alguien me quiere decir por qué tantos adolescentes están desperdigados en mi sala de estar? —insiste el señor Ross.
—¿Un consejo? —empieza Price—, nunca juegue Twister.
El papá de mi mejor amiga acentúa su ceño fruncido.
—¿Qué?
—Como ha oído, no juegue Twister —insiste Sean.
—Nunca —agrega Liam.
—De los nunca —concluí yo, volviendo a recibir a mi perro.
—Si no quiere terminar así —agrega Issa, pasándole su teléfono al señor Ross.
Primero se muestra confundido, hasta que Evan deja ir un sonoro «¡Ja!» antes de empezar a reírse a todo trapo, el señor Ross tampoco tiene mucha vergüenza que digamos, para reírse a toda carcajada.
—¿Pero qué...? —Ava se acerca a husmear—, ¡¿Es que has tomado una foto?! ¡¿En qué momento?! —deja a su sobrino en el suelo, Aska estuvo a punto de ir a jugar con él, pero se lo impedí tomándolo por el collar. Ya me he metido en problemas con Bea por eso.
—¡Issa! —nos quejamos los demás.
—Fue lo primero que hice antes de desenredarlos —todos la seguimos viendo mal—. Ay, vamos, ¡Era inevitable!
—Que no se te ocurra subirla, Issa Carpenter —amenaza mi mejor amiga, apuntándola.
—Ni que fuera los mellizos —esos dos abren la boca, indignados, aunque después cambian de expresión porque no es que ella haya mentido—. Se irá directo al álbum.
Ah, nuestro queridos álbum de fotografías, lleno de muchos recuerdos tanto juntos como separados. Es increíble pensar que ese libro ya tiene cinco años acompañándonos, cuando todos nos conocimos y nos hicimos amigos inseparables.
Es uno de los objetos más preciados de nuestra amistad, como las pulceras que comparten Aidan y Bea, o los anillos que tiene mi hermanastra con sus amigos.
—¿Aún lo conservan? —pregunta Bea, tomando de la manito a Archer.
—Nunca nos hemos deshecho de él —responde Sean, aún echado en el suelo, parece muy cómodo ahí.
De pronto, a cada uno de mis amigos les llega un mensaje a su teléfono, cada uno resonando con diferentes tonos.
Evan nos mira alzando una ceja.
—¿Qué rayos? ¿Acaso están en una secta? ¿Irán al bosque a rendir homenaje a Hades con bailes raritos?
Nosotros nos reímos, podría ser una idea aproximada.
—Seguro, y usarán a Aska como sacrificio —aporta Bea, yo le fruncí las cejas, un poco ofendido.
—Sí, invocaremos fantasma para dominar el mundo.
Pasé mi brazo por el cuello de mi mascota, atrayendolo a mí, Aska apoya una de sus patitas de mi rodilla.
—Que el sacrificio sea uno de los mellizos, con mi perro no.
—¡Eh! —se ofenden esos dos.
Hay otro coro de risas.
—Ya, pero en serio, chicos, ¿Por qué esa coordinación de mensajes? —cuestiona Evan.
—Ah, es un reto —respondió Ava, yendo a ayudar a los mellizos a ponerse de pie.
Tanto su padre como hermano y cuñada la miraron sin entender, no es como que la respuesta de mi mejor amiga aclare muchas dudas, igual. Archer sigue concentrado en babear su mano libre y en no caerse de trasero.
—¿Un reto? —repite el señor Avan.
—Sí, a veces nos reunimos con otros grupos de baile de la ciudad en el parque o cualquier otro sitio para hablar un rato y bailar —contesta Astrea.
—¿Bailar? —vuelve a repetir el papá de Ava—, ¿Nada más?
—Somos un grupo de adolescentes aburridos durante el verano, no espere mucho de nosotros, señor Ross —Price ya está de pie junto a su hermano.
Avan dirige su mirada grisácea, igual a la de su hijo mayor, a Ava.
—O sea, ¿Que estas son las misteriosas salidas de las tardes?
—Que no son misteriosas, te he contado de esto —mi punzada de mejor amigo empieza a zumbar—, que tú no me escuches es otra cuestión.
Vale, debo decir que en la sala se formó cierto aire... tenso, que incluso Aska y Archer parecieron percibir. Ava pasó por alto lo que su comentario ocasionó, anunciando que iría a su habitación por sus patines, mi mejor amiga tiene una gran pasión por el patinaje desde hace mucho, incluso de años antes de nosotros conocernos.
Bajó unos cinco minutos después con esos mismos colgando de su hombro por las trenzas, que siguen llevando los decorativos de la huella de león, unos corazoncitos que ya perdieron su brillo y poco a poco también iban perdiendo el color y la silueta de la melena de, vaya sorpresa, un león.
Sí, Ava sigue teniendo como película favorita El Rey León. Una vez incluso llegué a tener el pensamiento firme de que sus primeras palabras fueron «Hakuna Matata» y de no haber sido porque el señor Ross me enseñó un viejo video de las primeras palabras de mi mejor amiga (un tierno «pa-pa») seguiría creyendo lo mismo.
—¿Están listos? —pregunta como si nada.
—Sí, andando —responde Astrea.
Los chicos salen de la casa despidiéndose de los tres adultos y de rápidos mimos a Archer, a todos nos cae bien ese chiquillo.
—Vuelvo más tarde —anuncia para luego bajar a la altura de Archer—, te veo después, pequeño arquero.
Ava salió de la casa.
—Hablaré con ella —le dije a su padre.
—No es necesario, Sam —Avan suspira, cansado—, tengo trabajo que hacer, estaré arriba.
—Va, buena suerte —dijo Evan.
Después de una despedida de la futura pareja de esposos, salí de la casa, no sin antes notar que Archer pasó su manita por el pelaje de Aska, eso haciéndolo reír. Afuera sentada en la escalinata, encontré a mi mejor amiga poniéndose los patines, mis demás amigos estaban en la acera, todos con cara de «Habla con ella»
Me senté junto a Ava.
—Hey, ¿Todo bien, hoyuelitos?
—Sí, todo cool —responde por lo bajo.
Me parece absurdo el que ella intente ocultarme cosas. Por favor, la conozco desde hace diez años, yo mejor que nadie conoce a esta chica.
—Ava, no me mientas.
Ella resopló, dejando caer los hombros y apoyando los codos de las rodillas.
—Vale, no todo está «cool»
—Sí, pude notarlo.
—No sé, creo... creo que estoy molesta con papá —tuerce los labios, juega con sus pulgares.
—¿Por qué? ¿Pasó algo?
—Le he hablado de los Dizzydancers, de lo que hacen, en lo que estamos, y parece... parece no escucharme —sus labios forman un puchero triste, baja la mirada a su manos. Pequeñas y pálidas, es raro no verle los anillos ni pulceras que usualmente lleva, la pintura de uñas empieza a caerse—. Sé que está ocupado con el trabajo, ayudando a Evan con los gastos de la boda y entre todos eso tiene que hacerse un tiempo para tener una vida, ¿Pero yo dónde quedo?
Paso mi brazo sobre sus hombros para reconfortarla, entiendo un poco a Ava, ella es muy unida a su papá que sentir la ausencia de él no es algo de su completo agrado. Por otra parte, veo su actitud un poco... inmadura.
—Te entiendo, pero ponte en sus zapatos, Ava, el pobre le está consumiendo todo —pongo algo de distancia entre nosotros—, no lo culpes.
Ella suspira.
—Sí... tienes razón. Me estoy comportando como una berrinchuda malcriada, ¿Verdad? —me mira de soslayo.
—Yo no diría berrinchuda malcriada... más bien, inmadura.
Ella sonríe, dándome un leve empujón. Ava a veces necesita una cachetada de verdad, ¿Quién mejor que yo para dársela? Al revés sucede igual, y ella suele ser más cruda que yo.
—¿Crees que debo disculparme con él?
—¿Lo crees tú?
Asintió.
—Fui una odiosa, no se lo merece.
—Entonces, has lo correcto —la ayudo a ponerse de pie, con los patines suele ganar unos centímetros de estatura.
—En cuánto vuelva hablaré con él, por ahora será mejor ir sino llegaremos tarde.
Aska se me quiere adelantar al camino cuando Price me pasa con un empujón de su pie mi patineta, por alguna razón a mi perro le encantan los paseos que la involucren.
—Bueno, ¿Nos vamos? —pregunta Issa.
—¡Andando! —responde Sean.
————————————————
Nota de la autora:
¡¡Bienvenidos sean, gente bonita, a Te Elegí A Ti!!
Pasen adelante, pónganse cómodos, agarren cotufitas, hay refrescos de sobra y todos los dulces que se le apetezcan.
Me alegra ya estar, como quien dice, montada en este burro, porque en serio amo esta historia, y era obvio quienes eran sus protagonistas, creo que para mantener el misterio no soy tan buena.
Pues sí, leeremos la adolescencia de ese par de tiernos niños que están con nosotros desde Loco Enamorado, ¿Hay cambios? Por supuesto, ni lo dude. ¿Hay drama? La pregunta ofende. También vemos que hay nuevos personajes, bienvenidos sean ustedes también, Issa Carpenter, Sean y Price Renaud, sientanse como en casa. Y es agradable ver de nuevo a Liam y Astrea.
Claro, no hay que olvidar la bendición de Evan y Bea, Archer que ya hemos conocido en el último extra de la historia de esos dos. Déjenme aclarar que ese extra se ambienta once meses atrás de esta novela. Aska, bienvenido tú también, amigo.
Además, no hay que olvidar que hoy también es una fecha especial, ¡Hoy es el cumpleaños de Ava! Irónicamente, (me enteré hace un rato) también es el cumpleaños de la modelo de la versión adolescente de esta chica. Así que, feliz cumpleaños para esas dos.
(A ella en Instagram la pueden encontrar como @dudaoliverosa) Es bastante bonita pero no al estilo exagerado, perfecta para nuestra ex-pequeña Ross, pero si no la quieren ver así, sin problema, recuerden, esa es mi visión de los personajes, ustedes pueden tener una propia.
En fin, les dejaré este primer capítulo por aquí hasta nuevo aviso, tengo otras historias que terminar antes de concentrarme de lleno con esta, aunque eventualmente publicaré uno que otro capítulo, no de forma tan seguida, pero sí para que vayan disfrutando de estos dos.
Ojalá les haya gustado, nos leemos pronto
Besos y abrazos con enredos, greñas rojas y charlas
MJ.
Posdata: no olvide seguirme en mi ig (@immariajose09) dónde ya estoy publicando fragmentos de mis historias <3 ahora sí, bais.
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