Capítulo 1: El reencuentro.
MELODY
Bajé del taxi y caminé hasta la entrada principal de la Universidad.
Hoy era mi primer día.
Llegué hasta el vestíbulo y pregunté donde se encontraba mi aula.
- hola, buenos días, ¿dónde se ubican los salones de primer año? -
- buenos días jovencita, ¿qué carrera? -
- gestión turística -
- subiendo las escaleras en el primer edificio, segundo piso primer salón a la izquierda - me dio las indicaciones.
- ¿qué número es? - le pregunté.
- edificio 9, salón 16 -
- entiendo, muchas gracias - le agradecí.
- bienvenida, que tenga un buen primer día - me deseó con una expresión en su rostro de amabilidad.
- gracias, buen día - le dije gentilmente y me dirigí a donde me indicó.
Subí a pasos rápidos, la entrada era a las 8:30, eran 8:27, tenía que apurarme.
Derrepente choqué con un cuerpo masculino y caí al piso de nalgas.
- ¡perdón! - se disculpó.
Levanté la cabeza y volteé a verlo.
Cuando vi quién era quedé estupefacta.
¿Edgar?
¿Que hacía aquí?
¿En verdad era él?
Simplemente no podía creer que él estuviera frente a mis ojos.
Sentí lo que había sentido hace 3 años cuando... lo vi por primera vez.
- ¿Melody? - ¿Edgar? - dijimos al mismo tiempo nuestros nombres.
- ven, te ayudo - me dijo y me extendió su mano para levantarme.
La tomé y me jaló hacia él.
Tenía la mano cálida, había olvidado lo grandes y fuertes que eran sus manos.
Las manos que deseé tocar de nuevo un día.
Y ahora lo estaba haciendo.
Uno de mis deseos se cumplieron.
El impulso con el que me jaló provocó que su pecho y el mío chocarán, haciendo así que nuestros rostros quedarán a pocos centímetros y nuestros cuerpos se juntarán.
Sus manos encajaron en mi cintura sosteniéndome.
Inconscientemente mis ojos se fueron a sus labios y los suyos a los míos.
- ¿estás bien? - me preguntó separándose.
- sí, estoy bien - le contesté nerviosa.
- de nuevo perdón, iba con prisa y no te vi - se disculpó realmente amable.
Sus ojos brillaban en su máximo esplendor y su sonrisa se extendía en su máximo anchor.
Se miraba feliz.
¿Pero porqué?
- no, está bien, yo iba muy rápido y pues... - comenzé a decir pero me interrumpió como si nuestras disculpas no fueran lo más importante en este reencuentro.
- ¿estudias aquí? - inquirió curioso.
- sí, ¿tú también? - le pregunté con una sonrisa nerviosa.
- yo también estudió aquí - mencionó asombrado.
- ¿en serio? - le dije sin poder creer en tal coincidencia.
- sí, no te había visto por aquí -
- es que hoy es mi primer día - le expliqué.
- ah entiendo, eres de primer año, es por eso -
- ¿tú en que año vas? -
- voy en tercer año -
- ¿qué carrera estudias? -
- negocios internacionales - respondió y después de unos segundos de silencio me preguntó: -¿y tú qué carrera elegiste? -
- gestión turística - contesté gentilmente y con la sonrisa más ancha del mundo.
- ¿vas para allá entonces? - me preguntó apuntando a la izquierda.
- así es - afirmé - ¿tú para donde vas? -
- yo iba al baño, pero mi salón está hacia allá - me dijo y apuntó a la derecha.
Así que yo a la izquierda y él a la derecha.
Bueno, al menos estábamos en el mismo edificio.
Miré el reloj y vi la hora: 8:40.
¡Mierda!
¡Voy tarde!
- me tengo que ir, voy 10 minutos tarde - le dije despidiéndome.
- te veo luego Melody, me dio mucho gusto verte de nuevo -
Entonces se alegraba de verme, eso era bueno para mí.
- a mí también Edgar- le dije aún con esa estúpida sonrisa.
- nos vemos - se despidió.
- nos vemos - le dije y caminé hacia mi salón.
Había una profesora de unos 50 años hablando con los alumnos.
Parecía que solo faltaba yo.
- buenos días, ¿puedo pasar? -
- entre - me dio el pase y me dirigí hacia la única silla que estaba sola, al frente.
Ella se acercó hasta mí y me dijo con voz autoritaria:
- ¿porqué llegó tarde? -
- me caí y me encontré con un viejo amigo y me distrajé, entonces... - le dije pero no me dejó terminar.
- tiene que ser puntual, no me interesa si se encontró con un amigo o si se cayó, venga con más tiempo para sus tonterías - me dijo en un regaño.
- claro, sí, porsupuesto - reafirmé.
- a la próxima que pase esto le dejaré tarea extra todos los días por un mes -
- entiendo, discúlpeme - le dije cabizbaja.
- tome apuntes y ponga atención a la clase - me ordenó ahora amable.
- claro que sí - le dije sonriendo y ella asintió con la cabeza.
En toda la clase no despegué un ojo de la profesora.
Anoté todo lo que me pareció importante y presté atención como ella me ordenó.
Al finalizar la clase fui a la cafetería para desayunar.
Tenía 25 minutos de receso.
Después tenía otras 4 clases.
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