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Capítulo 27

Casi salgo de la patrulla hacia Ava cuando la pantalla vuelve a encenderse, esta vez el ángulo es diferente.

Podemos ver al gobernador de frente y no de lado como antes.

El agarre a mi arma se hace más fuerte cuando veo como el gobernador levanta el arma de Ava y la apunta hacia ella.

Su risa baja llena la silenciosa oficina.

—Las manos sobre la mesa, ¡ahora!—se escucha una pausa, a pesar de la diferente posición de la cámara, no se puede ver más que una sombra, frente al gobernador, —¿Realmente...?—la risa del gobernador vuelve a llenar el aire—¿Realmente creíste que esto funcionaria? Puede que te haya resultado fácil acorralar a Sara, pero llevo mi vida entera en este juego. De hecho me sorprende que no la hayan descubierto antes, debo admitir que su actuación me ha convencido a mí en muchas ocasiones, pero por favor. Nadie puede ser tan perfecto. Pero, que creas que me tendrías tan fácil...

—Entonces ¿qué? ¿Le dispararás a tu hija?

La voz distorsionada de Ava y su voz real en mi oído casi me hace gritar.

Mis manos sudan, la máscara sobre mi rostro me quita el poco aire en mis pulmones.

¿Esto era parte del plan? ¿Esto es parte del maldito plan?

Hasta donde yo sé, solo tengo un hijo, ¿qué diferencia será si lo hago? — la grabación delante de mí se traba, censurando la mención de la información de Ava ante el mundo.—Debo admitir que sabía que conocía el apellido de algo. Usar el segundo apellido de tu madre no fue muy inteligente, cualquiera que investigara más a fondo podía haberlo descubierto.

—Pero no lo hiciste.

—¿Que si no lo hice? — la grabación se traba nuevamente, el policía que conduce maldice, tratando de ver hacer que funcione, pero él no sabe que Sila está censurando todo lo que pueda delatar la identidad de Ava.— Eres la típica chica que necesita sacar buenas para probar algo, pero tú y todos sabemos que eso no te llevará a nada. No tienes conexiones, no tienes cuello en el mundo. Tus notas no servirán de nada más allá, siempre terminarías suplicando por trabajo. Ser hija de tu madre es lo único mínimamente relevante de ti. Debo admitir que estoy muy decepcionado, tu madre era...—el gobernador suspira, se escucha movimiento delante de él, haciendo que vuelva a apuntar la pistola hacia su cabeza.—Ella era todo lo bueno en este mundo.

—Esperamos indicaciones para entrar.—el policía a mi lado habla por el auricular, pero se escucha una negativa del otro lado.

Maldigo, entendiendo que están esperando una confesión más clara.

Le esa apuntando con una maldita pistola joder.

—(...) Ella pensaba que juntos podríamos salir adelante con su misero trabajo, pero ¿yo? Tenía todo a mi alcance para ser exitoso, pero su enfermedad... Iba a atraer la compasión de la gente, pero una esposa enferma aburre luego de un rato. Sara no era nada como ella, pero al menos sabe mantener la boca cerrada y sus fundaciones si atraen a las masas. Pero mírate, ¿confesar delante de una cámara? ¿Eres tan estúpida? ¿Realmente creías que te saldrías con la tuya? ¡Hubieras aceptado el maldito adinero!—la asquerosa risa del gobernador se escucha nuevamente.

Una alarma se escucha, el sonido me hace ponerme alerta. El gobernador la apaga apretando un botón antes de volver a apuntar el arma hacia Ava.

Bueno. Por mucho que me ha gustado este tiempo de calidad. Tengo una reunión realmente importante.— dice, moviendo su dedo para quitarle el seguro a la pistola.

Mi mano va hacia el seguro de la puerta ante el movimiento, el policía a mi lado me detiene, me mira con duda, tratando de reconocer a su subalterno dentro de la máscara.

—No nos movemos hasta que nos lo indiquen.—dice con autoridad, pero yo solo quiero gritarle.

Gritarle que están a punto de matarla y que si no vamos rápido será demasiado tarde.

Oh, no lo creo. — ante la voz de Ava mis ojos van a la pantalla, no puedo verla, pero si veo la cara de confusión del gobernador.—Tu pequeña reunión se canceló, ¿no recibiste el memo?

¿Qué sabes tu sobre mi reunión?

Solo sé que con una pequeña llamada, algunas fotos enviadas al correo correcto y una leve amenaza hace que cualquiera se eche para atrás. Lo bueno es que ya no tienes que rebajarte a suplicarles que hagan negocios contigo, la respuesta es bastante clara.

La rabia vuelve los ojos de gobernador y retengo el aire.

¿Qué hace? Tiene una maldita pistola apuntando ¿por qué lo provoca?

¡¿Por qué no entramos a ayudarle?!

¿Sabes lo que has hecho?!— la voz del gobernador se escucha rabiosa, entiende que la chica no es tan inocente como parece.

Sea lo que sea, el gobernador no está contento.

¿Destruir un trato multimillonario sobre contrabando de armas ilegales y la elaboración de nuevas drogas? Es decepcionante lo rápido que fue hacer que todos cancelaran tus reuniones de esta semana. Puedes tomarte esa semana de vacación, no querrás enfermarte antes de tus elecciones.—si no estuviera con el corazón en la boca me deleitara por lo sorprendido que está el gobernador, todos los policías dentro de la patrulla parecen haber retenido la respiración ante la confesión de la persona delante del gobernador.

Casi suspiro de alivio cuando el gobernador baja la pistola. Parece lo suficientemente derrotado como para terminar todo, pero el enojo vuelve a sus ojos, sus brazos suben nuevamente el agarre de la pistola.

¿Y que si has arruinado algunos tratos? ¿No crees que puedo conseguir más? Hay miles de personas dispuestas a trabajar y yo tengo el suficiente dinero para hacerlos trabajar como malditos esclavos. ¿Mi familia? Difícilmente podría llamar a Sara mi familia, Oli estará a mi lado y hará todo lo que le pida hasta que el mismo siga mi legado. ¿Mi trabajo? ¿Es que acaso no lo ves? Seré el maldito gobernador por siempre, aun después que todos los viejos fanáticos mueran, seré el gobernador de sus hijos, de sus nietos, porque están tan cegados que no verán el problema. ¿Qué si tú sabes sobre estos tratos? Una bala puede arreglarlo.

El sonido del seguro de la pistola resuena en la oficina, abro la maldita puerta, los policías a mi lado hacen lo mismo.

Ninguno espera la autorización de nadie, han escuchado lo suficiente.

—Escuadrón 59, ingresando a la casa del gobernador.

Lidero el grupo sin importarme una mierda si me cachan, escucho la respiración de Ava a través del dispositivo en mi oído, escucho la respiración enrabiada del gobernador.

Corro, corro lo más rápido posible, tratando de llegar a la oficina del gobernador sabiendo exactamente adonde se encuentra.

¿No estás contenta? Verás a tu maldita madre. ¿Me la saludas?

Muevo mis piernas más rápido. Suplicando llegar a tiempo. Suplicando que no seamos la única patrulla que va hacia ella.

Suplicando que Ava no haya sido tan estúpida como para dejar que su padre robara su maldita pistola.

El gobernador aprieta el gatillo y un gran sonido resuena en la habitación.

Mis pies se detienen, a tan solo unos metros de la puerta.

El sonido, tan fuerte en mi oído, me deja casi sordo.

Mi corazón palpita tan fuerte, pero yo solo veo rojo.

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