Salgo de casa con la pequeña caja de regalo para Luna.

Oli me escribió explicándome lo tarde que se acostó la noche anterior tratando de calmar a Luna por la exposición de hoy. A pesar de que no es su primera Luna está esperando que varios artistas famosos lleguen a ver las pinturas y esculturas, es una gran oportunidad para ella, tanto como para conseguir trabajo con algunos museos reconocidos o para que sus obras puedan ser vendidas en un futuro.

Miro la hora del celular calculando el tiempo que me tomaría llegar hasta el museo.

Miro mi atuendo una vez más solo para asegurarme que Luna no me regañe por no ir lo suficientemente bien presentable para el evento.

Le agradezco a la chica por el folleto con el itinerario del evento. Me sorprendo al ver mucha gente, sonrío al reconocer a algunos chicos de las clases de Luna, todos lucen sus mejores atuendos mientras tratan de ocultar los nervios por la curiosidad de las personas que visitan el evento.

Miro las obras tomándome mi tiempo.

Cuando reconozco el cabello rojo de la chica, que nerviosamente está dando una explicación sobre sus pinturas, me acerco.

Escuchando sus palabras, mirando los cuadros, tratando de conectar sus palabras con todo su proceso artístico.

Me acerco a Luna cuando las personas se han alejado.

Me regala una preciosa sonrisa antes de abalanzarse sobre mí. Le devuelvo el abrazo entregándole la pequeña caja. Sus ojos se iluminan.

—No tenías por qué.—dice abriéndola, me encojo de hombros, feliz al ver su reacción ante la pulsera brillante con dijes de pinceles y algunos objetos referentes a grandes obras del mundo.

Luna me agradece, abrazándome una vez más.

—Realmente hiciste un buen trabajo Luna—digo, mirando una vez más sus cuadros.

El primer cuadro es de dos pequeños chicos sonriendo hacia el cielo, mientras un globo rojo sale volando hacia el cielo, el segundo cuadro es un chico frente a un gran viñedo, el color del cielo es rosado y morado, pero es el tercer cuadro que me deja sin aliento al verlo con más claridad.

Son los verdes ojos que me dejan paralizado, el negro cabello de la pálida chica está por todos lados, pero sus sonrojadas mejillas hace que todo el cuadro brille.

La chica en el cuadro está con una camisola fina, su clavícula se deja ver, sus hombros casi sostienen su rostro.

Miro los cuadros una vez más sonriendo ante la idea que Luna nos retrató a todos. A Oli y a mí en nuestra infancia, Asher en su país natal y Sophia. Tan hermosa como siempre.

—Realmente hiciste un buen trabajo.—digo tratando de retomar el aliento, sin apartar los ojos de la pelinegra chica en el cuadro.

Me alejo de Luna ante su incidencia que tengo que ver las esculturas, me despido de ella por el momento, caminando hacia donde las personas siguen el recorrido.

Escucho la presentación de algunos alumnos, viendo las diferentes esculturas, miro la hora de mi celular al ver que Luna ha escrito para almorzar en la parte de atrás del museo.

Escucho la voz de una profesora, giro mi rostro y sonrío de lado al ver a la pequeña pelinegra caminando rápido hacia la profesora que Luna teme.

Sophia parece cansada, sus mejillas están un poco sonrojadas, pero su sonrisa no desaparece de su rostro.

Camino hacia la parte de atrás del museo, acercándome a Asher, lo saludo frunciendo el ceño al ver su molestia hacia su teléfono.

El castaño me regresa el saludo, a penas. Saludo a Oli y abrazo a Luna antes de caminar con Oli a la pequeña cafetería y pedir el almuerzo para todos.

Llegamos con el almuerzo unos minutos antes que Sophia salga del museo y se acerque a nosotros con una pequeña sonrisa cansada.

—Come, necesitas energía o te desmayarás.—Oli le pasa un plato con un sándwich y una soda.

Sophia le agradece, abriendo el contenedor de plástico antes de darle una mordida.

Sin dejar de masticar, la pelinegra toma su celular, escribiendo algo rápido.

—Las impresiones comestibles de los logos para las galletas ya están listas.

—Puedo pasar por ellas antes de irme.—digo viendo el mensaje de Silas para que pase por la oficina lo más pronto posible.

Miro la hora viendo que justo podría pasar después por la orden de ella.

—Perfecto, dejaré tu nombre para que no haya problema.—Sophia manda el mensaje, busca en su cartera para sacar el dinero, pero cuando me lo quiere dar niego con la cabeza

—Mierda.—Asher maldice mirando su teléfono—Necesito contestar esto.

Asher se aleja de nosotros.

Todos volteamos a ver a Luna, siendo esta la única que se entera de la mayoría de las cosas.

Luna hace una mueca.

—El abuelo de Asher ha insistido en conocerlo. Aunque no se acerca para nada a la línea del trono, aun así el abuelo insiste que Asher pase más tiempo en su país. La relación que tiene con su abuelo no es mala, pero la que su padre tiene con su padre sí lo es.

Miro a Asher, su tensa espalda, deja ver lo estresado que está por la conversación con quien sea que está del otro lado de la línea.

Pienso en el linaje de Asher, en como su padre salió casi huyendo de su país, escapando de lo que sea que la corona escocesa estaba exigiendo, aun siendo el séptimo en la línea del trono.

Asher ha estado malhumorado desde hace días, pero no lo había relacionado tanto con su familia sino con los exámenes que se aproximan.

Veo el ceño fruncido de Sophia preguntándome si es preocupación o culpabilidad la que se refleja en sus ojos.

Asher regresa solo para disculparse, tiene que ir a casa a verse con su padre. Se despide de Sophia con un leve beso en los labios que me hace apartar la mirada.

El castaño promete llegar más tarde a casa de Oli.

Luna se despide unos minutos después, Oli la acompaña dentro del museo.

—¿Quieres algún postre?—le pregunto a la pelinegra que se había quedando viendo el lugar donde Asher desapareció hace un rato. Voltea a verme y luego cerrar el contenedor vacío frente a ella.

—¿Tú quieres? Mmm, no creería poder terminarme uno entero, ¿compartimos?

Le abro la puerta, esperando a que salga antes de cerrarla.

Trato de esconder mi sonrisa cuando veo su rostro, sus ojos se han iluminado al ver la chocolatería frente a ella.

La obsesión que tiene esta chica con el chocolate es poco sana, pero cuando vi esta nueva tienda la semana pasada cuando estaba comprándole unas medicinas y vitaminas a Silas solo ella se me vino a la mente.

Sophia escucha a la empleada sobre como agarrar el chocolate, la pelinegra asiente con ojos llenos de emoción y casi corre para ver todo lo que hay disponible antes de empezar a escoger.

Miro mi celular con el ceño fruncido luego de despedirme de Sophia, contesto el teléfono solo cuando veo que entra de nuevo al museo.

—¿Qué sucede?—dejo las llaves en el jarón, quitándome los zapatos, al mismo tiempo que la puerta corrediza se abre, dejándome ver a Silas.

El chico parece haber palidecido un poco, me mira con la boca abierta, buscando las palabras correctas para decirme lo que sea que sucede.

—Averigüé la conexión de Sophia Young con el gobernador, si es su hija como lo sospechabas, pero la chica no quiere conectar con su padre, quiere destruirlo por completo.

Ian's Outfit