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   Este capítulo contiene
   escenas sexuales, no
   aptas para todo público
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El ascensor se detuvo en la planta baja. Las sandalias de goma, que __________ usaba a modo de pantuflas, rechinaban contra el blanco suelo de mármol mientras se dirigía al vestíbulo. En el silencio de la noche parecía que incluso hacían más ruido, y teniendo en cuenta el acelerado paso que llevaba, el molesto sonido solo irritaba y llenaba de ansiedad a la joven actriz. El rechinar se detuvo repentinamente al llegar junto a la mesa de recepción, ausente de recepcionista. Frente a ella, Oscar chorreaba agua de pies a cabeza. Su suéter mostaza de cuello alto parecía pesar el doble debido al agua, mientras que sus jeans negros ajustados —De los cuales ____________ aparto la vista rápidamente al notar cierto bulto.— goteaban sobre una toalla; en la cual probablemente el recepcionista lo había obligado a pararse. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho, temblaba levemente a causa del agua fría que había caído sobre él. Su cabello estaba suelto y varios rizos canosos se pegaban a su rostro, los cuales peino hacia atrás con una mano en cuanto noto la presencia de la chica.

—Hola.—Le sonrió levemente, generando unas arrugas al rededor de sus ojos. Antes de que ella pudiera reaccionar y responderle, el recepcionista volvió con una bata igual a la que ella usaba y un par de pantuflas para que pudiera quitarse los empapados zapatos. Angles tomó una gran bocanada de aire, dejando atrás sus nervios y con la sonrisa más calida, acorto los pocos pasos que los separaban.

—¿Estas loco?—Fue lo primero que gesticulo luego de saludarle con un beso en la mejilla que le dejo la piel hormigeando por el roce con la barba. Comenzaron a caminar en dirección a los ascensores.—¿Acaso caminaste hasta aquí bajo la lluvia? Realmente no pense que vendrías, lo decía en broma.

—Vivo a unas 6 cuadras de aquí, vine caminando para evitar paparazzis, conocen mi auto. Nunca sabes donde se esconde esa gente.—Se acomodo bajo la esponjosa bata que había comenzado a absorber el agua. El ascensor abrió sus puertas frente a ellos.—Supuse que fue en broma, igual quize venir, quería hablar contigo. Pero si quieres puedo irme.—Señalo a su espalda con el pulgar, el camino por donde venían. ___________ subió al ascensor.

—Ya estas aquí, y todo empapado.—Le tendió una mano.—Ven a mi cuarto.—Se sonrojo al darse cuenta lo había dicho. Reprimiendo una sonrisa, el actor se mordió el labio inferior.—Eso sonó mal. Solo... Entra al ascensor.

Quedaron uno junto al otro y la chica presionó el piso indicado. La máquina emprendió su ascenso con un suave traqueteo, en los cuales ninguno emitió palabra. A pesar de no ser muy alto, la diferencia de alturas entre ambos era notoria, la chica le llegaba apenas a los hombros y debía echar la cabeza ligeramente hacía atrás para poder mirarle a los ojos. Las puertas se abrieron en el piso indicado.

—Yo...—Quiso comenzar al ingresar a la habitación, pero fue callado por un siseo por parte de la chica, quien le hizo un ademán con la mano. Con delicadeza le paso un toallon limpio que tenía demás.

—El baño esta por allí.—Indicó la puerta perteneciente al baño.—Date una ducha caliente, luego pondré tu ropa a secar frente a la calefacción.—Sin decir nada se dirigió al baño, frenando delante de la puerta y volteando a verla, ella se aproximo.

—Gracias.—Oscar olía a colonia y su aliento a whiskey de miel la golpeo de lleno en la cara. Fue ahí cuando se percató que ella probablemente olía a vodka. Su única respuesta fue sonreírle cálidamente, mientras lo observaba entrar al baño.

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Sentada en la cama, mientras escuchaba el sonido la ducha, pudo notar como el vapor se filtraba por debajo de la puerta. Afuera la tormenta no parecía reacia a parar. Apesar de los fuertes sonidos, su mente divagaba de aquí allá, intentando pensar en que era tan importante para que el mismísimo Oscar Isaac caminara bajo la lluvia a mitad de la noche. Pero su mente era traicionera, sobretodo tras el trago con el que había cenado, y antes de notarlo sus pensamientos se desviaban imaginandose como se vería él en estos momentos justo detrás de esa pared que correspondía al baño. En un intento por borrar esas ideas de su mente, se puso de pie quitándose la bata para dejarla en un perchero. Luego se dirigió al pequeño escritorio que había en el cuarto, de donde retiro las dos sillas que posicionó debajo de la rejilla de la calefacción; allí Oscar podría secar su ropa.

En ese mismo momento la puerta del baño, que estaba frente a ella, se abrió. Oscar salió con una toalla que caía sobre sus caderas, la cual sostenía en su lugar con una mano. En la otra llevaba la ropa mojada y la bata humeda que le habían dado en recepción. Su cabello mojado estaba lacio peinado hacía atrás. Su torso desnudo brillaba tenuemente gracias al vapor de la ducha, resaltando así aún más su cuerpo trabajado. Por un milisegundo ambos permanecieron estáticos en el lugar, para luego sonrojarse. ___________ solo se dió vuelta cubriendo su rostro con ambas manos, y se dirigió de nuevo a la cama. Oscar, subió la toalla hasta su cintura rápidamente.

Tran unos minutos en silencio donde apenas se miraron. Oscar tendió su ropa en las sillas, allí el aire caliente comenzó su tarea de secar la ropa. A los pocos segundos él reingreso al baño, su ropa interior ya estaba seca. En la mente de Angles, había un debate, entre hasta que punto agradecía que estuviera ahora frente a ella en ropa interior, marcando su entrepierna de la cual a ella le costaba mantener lejos la mirada; y hasta que punto lamentaba que no se le hubiera caido el toallon durante esos momentos. Oscar tomo la bata del perchero que ella había colgado minutos antes, aun estaba tibia y desprendía perfume de mujer. Atando el cinto del abrigo a su cintura se aproximó a la cama, sentándose en el borde del lado izquierdo, luego subió una pierna para quedar mirando en dirección a donde ella se encontraba.

—No tienes idea de que hago aquí ¿Verdad?—Una sonrisa de lado apenas podia distinguirse entre su barba. Ella solo negó con la cabeza, su simple cercanía en el contexto que se encontraban, generaba un nudo en su estómago que le impedía ser capaz de formular palabra.—¿No recuerdas nada de la fiesta de los premios?—Otra negación. El mayor soltó una risita nerviosa, mientras paso una mano por su cabello, algunos rizos ya secos comenzaban a saltar.

—Me pasé de alcohol, todos los recuerdos nítidos que tengo son los que le dije a Jimmy.—Se encogió de hombros, intentando aparentar que le restaba importancia, pero por dentro su corazón latía tan fuerte que le golpeaba los oídos. ¿Que había echo en esa maldita fiesta?—Ni siquiera se como llegué a mi cuarto después de la fiesta.—Tragó saliva. Por más que intentaba recordar solo venían imágenes incompletas, pero ninguna de algo malo, o que incluyeran al actor.

—Entre Pedro y yo te llevamos. Te sacamos antes de que terminará, por la puerta de atrás para que ningún paparazzi te viera en ese estado.—Se rió ante el recuerdo.—Pero no vine aquí para hablar de eso.—Se apresuró a decir al ver el rostro avergonzado de la chica. Por encima de la cama se arrastró acortando la distancia entre ambos.—Ya pasó una semana y media desde esa noche, y no hay un solo instante en el que no estes en mi mente.—Tomo el rostro de la chica con una mano, provocando que el pulso se le acelerara y se pusiera aun más roja.—Durante la fiesta, me apartaste a un lugar silencioso. Para hablar.«Cruel deseo, el peligro es nuestra consecuencia, miras en mi dirección y yo me pierdo.»—Esas habían sido sus palabras, las palabras de una fanática ebria que se le había declarado a su actor favorito con la canción bloodstream, de transviolet.—«Hey, Oscar, me tienes como, whoa. Tú me tienes orando.»—Continuó recitando su palabras. La respiración de ambos era entrecortada, sus pulsos estaban acelerados.—Te aparte porque estabas ebria y te lleve a tu habitación. Allí nos dijiste a ambos los días que estarías aquí, y de la entrevista.—Se detuvo un segundo para humedecer sus labios. Todo rastro de vergüenza había desaparecido del cuerpo de ___________, para dar paso al deseo, un calor que subía desde su vientre bajo y le quemaba la garganta.¿Él realmente estaba ahí para continuar algo que había iniciado ebria?—Vine para responder a eso. «Mi aliento es para que te aferres, ten una sobredosis de mi.»—Continuó la letra, mientras se aproximaba a ella, tomamdole la cara como ambas manos para atraerla hacia él.—«Necesito tu fuego contra mi piel. Violencia cósmica, escalofríos goteando como lluvia ácida.»—Sus respiraciones entrecortadas se mezclaban por la cercanía.-«Blanco y caliente, quiero la adrenalina, bebé.»—¿De verdad eso estaba pasando? Quería que pasara, a cada segundo lo quería más.—Te deseo desde ésa noche, pero estabas en ese estado...no era prudente. Solo dilo, dime que puedo acostarme contigo.—Esas palabras, __________ no podía dar crédito a sus oídos.

—¿Y que hay de los 18 años entre nosotros?—Colocó sus manos encima de las de él, sobre estas las suyas parecían pequeñas.

—Según entendí en la entrevista, poco te impotan.—Murmuro agitado. Ella afirmó.—Entonces, esos 18 años se pueden ir al carajo. Aun así.—Bajo una mano para deslizarla por la espalda de la chica por encima del corto vestido de raso, generando que uno de los finos breteles se deslizara por su hombro. Oscar se aproximó a su cuello, dejando un corto beso, para susurrarle al oído.—Dímelo, dime que puedo hacer contigo lo que quiera.—Su voz ronca, y el aliento golpeando contra su rostro le provocaron un escalofrío de excitación.

—«Mis lindos labios rogando. Tomame, te necesitó en mi torrente sanguíneo.»—Continuó la canción, mientras pasaba los brazos por el cuello del mayor. Al aproximarse aun más a él, este la tomo por la cintura. Angles le susurro al oído.—«Abrázame, rompeme.»—Lo miró a los ojos, sus narices se rozaban. __________ podía sentir la barba cosquilleandole contra su mentón.—Rompeme, Oscar. Puedes hacer conmigo lo que desees.

Sin esperar un segundo más, él unió sus labios con los de ella. Poso una mano en la nuca, para atraerla aún más contra si. Mientras que la otra comenzó nuevamente un descenso por su espalda, para luego ascender por debajo del vestido. La pelirroja suspiro excitada, separando el beso por unos segundos. La barba del mayor le raspaba a la par que le daba cosquillas. Los besos empezaron a descender, mientras que ambas manos pasaron a dar caricias por su espalda. ____________ deslizó sus manos por el pecho del mayor, encontrando el cinto de la bata, el cual desató rápidamente. Con un solo movimiento, Oscar se posicionó encima, dejandola a ella contra el colchón. Mientras besaba su cuello sus manos se deslizaron por debajo del vestido quedando al frente y ascendiendo hasta sus senos. Ella lo abrazo por el cuello para atraerlo más contra su cuerpo, podía sentir su cuerpo caliente de recien salido de la ducha. Angles comenzó a besar su cuello justo cuando él le dejaba su marca, en venganza y para reprimir un gemido le imitó. El pijama rosa ascendió hasta desaparecer de la vista de ambos, por manos del actor y ella hizo lo mismo con la bata. Oscar dejo un beso entre los senos de la menor, mientras pasaba sus manos por las largas piernas de ____________. Quien no pudo resistir a enredar sus dedos en los humedos rizos grisáceos. Los besos siguieron descendiendo hasta los muslos de la chica, quien tenía el pulso acelerado y la respiración agitada. La barba daba cosquillas en el interior de sus muslos entre beso y beso, haciendo que suspirara y enredara más sus dedos en los rizos, casi jalandolos. Él se detuvo, justo frente a su ropa interior. Rápidamente quitó las manos que se enredaban en su cabello y se aproximó para mirarla a los ojos, mientras sostenía ambas manos de la chica por las muñecas.

—No te creas que tienes el control aquí.—Sonrió con malicia mostrando su dentadura reluciente. Tomo ambas muñecas con una sola mano, para aprisionarla posandolas por encima de la cabeza de la chica. Dejando más chupones en su cuello, mientras su mano libre comenzó a descender dentro de su ropa interior. Con un dedos dibujaba pequeños círculos frotando el clítoris, mientras que un segundo dedo recorría subiendo y bajando la zona más baja. La cabeza de ___________ daba vueltas, pérdida en la droga del placer, ya ni siquiera era capaz de controlar sus gemidos que aumentaban de frecuencia a medida que la mano masculina en su ropa interior se movía con más violencia. La masturbación se detuvo, y los gemidos cesaron cuando los labios de ambos se encontraron en un intento de callarla.—¿Estas intentando que vengan a golpear y arruinen nuestra diversión por ruidos molestos?—Preguntó al separar el beso. Ambos estaban acalorados, las mejillas encendidas. Aún así Angles se sonrojo aún más ante la idea de ser descubiertos. Durante unos segundos ambos estuvieron quietos y en silencio, solo se escuchaban sus respiraciones entrecortadas.

—¿Continuamos?—Susurro la pelirroja con apenas un hilo de voz.

—Estaba esperando que me lo pidieras.—Jadeo contra sus labios.

Sin aviso, el dedo que hace unos segundos solo subía y bajaba ingreso en la parte intima más humeda de la chica, generándole un grito ahogado mientras arqueaba la espalda. El dedo entraba y salía con suavidad moviéndose en círculos dentro suyo. Sus aprisionadas manos fueron liberadas, así como también el dedo que la estimulaba se retiró. Ambas manos la tomaron por la cintura para enderezarla y comenzar a bajar su lencería a una velocidad torturante. A la par que la prenda descendía, la barba le cosquilleaba contra su clavícula. Ella paso sus brazos sobre los hombros del mayor, enterrando su rostro en los rizos, embriagandose de su aroma corporal. Cuando la pequeña prenda fue retirada por completo, ella lo empujó desde los hombros contra la cama, sorprendiendo al hombre. Se sentó a horcajadas sobre el hombre, para luego acerar su rostro al suyo.

—Ahora.—Susurro mirándole a los ojos, mientras se mordía el labio inferior.—Es mi turno.—Se enderezó, mientras a su espalda deslizaba una manos dentro del boxer. En cuanto su mano encontró el miembro Oscar solto un gemido reprimido. Comenzó a masajearlo mientras retiraba la ropa interior. Él la tomo con ambas manos con fuerza de la cintura. La empujó de nuevo contra la blanda cama quedando encima de ella, con el boxer a medio bajar.

—Creo haber dejado en claro que no te dejaré el control.—Gruñó contra la boca de la chica, dejándola deseando por un nuevo beso. La barba le conquilleo contra la mejilla.

Oscar bajo hasta sus senos, comenzó a masajearlos y apretarlos con suavidad. Al mismo tiempo, ella deslizó las manos por la ancha espalda de él, hasta encontrar el elástico del boxer justo encima de su bien formado trasero. Entre los gemidos de placer provocados por los masajes y besos en sus pechos, bajo la tela, desnudandolo por completo. En el proceso aprovechó para apretar su culo con ambas manos. Oscar la miró de lado alzando una ceja. En venganza, tomó las largas piernas de _____________ para envolverlas alrededor de su cintura. Su duro miembro rozando la entrepierna de la chica. Entrelazo sus manos con las de ellas, pequeñas y delicadas contrastantes contra las de él, grandes y cayosas. Hizo el amague de entrar en su interior, rozando su pene contra los humedos labios de la chica. La estaba volviendo loca de deseo, ella quería que entrará, que entrará y la destrozara. Él desapareció, se levantó de la cama aproximándose a su ropa, para volver a los segundos.

—No queremos problemas, ¿verdad?— Sacudió frente a ella un pequeño paquete plateado. Un preservativo. Ella se apoyo sobre sus codos observando, le respondió con un gesto afirmativo. En silencio ____________ observó como él colocaba el latex en su miembro, rígido y de pie. Iba a dolerle, iba a destrozarla y justo eso es lo que ella quería. Él se colocó sobre ella, entrelazando nuevamente sus manos a la alta de la cabeza de la pelirroja. Froto su extremidad contra los labios una última vez, para luego ingresar lentamente. Antes de entrar por completo, se detuvo al ver a la chica con los ojos llenos de lágrimas y la espalda arqueada.—¿Te duele?¿Quieres que me detenga?—La miró con preocupación, haciendo el amague de retirarse. En respuesta ella enroscó sus piernas alrededor de la cintura del guatemalteco, y negó con la cabeza.

—Más.—Suspiro, sumergida en el éxtasis del momento.—Por favor, sigue.

Con lentitud, el actor continuó metiendo su virilidad en la estrecha vagina. Lo estaba succionando, y eso lo exitaba aún más. Para cuando todo estuvo dentro, se quedó allí unos segundos, ambos acostumbrandose a la presencia del otro. Con un beso, Oscar secó una lágrima que se escapó, rodando por la blanca mejilla de Angles; al mismo tiempo que iniciaba las embestidas lentas pero continúas. Entre jadeos y suspiros las embestidas se volvieron más fuertes y más seguidas. El azabache la tomo con brusquedad de las caderas, en un afan por llegar más profundo a su interior. Se arrojó una vez más dentro, más fuerte y violenta que las anteriores, y se detuvo, estando dentro hasta el fondo.

—Quiero escucharte.—Apretó más sus caderas, generandole un gemido ahogado.—Sabes lo que quiero oír.—Paso su nariz acariciando el pecho de la chica, subiendo hasta sus labios. Depositando un beso violento, mordió el labio inferior de la chica, tirando suave del mismo.—Pidemelo.—La acorraló poniendo ambos brazos al lado de su cabeza.

—Oscar.—Jadeo, intentando controlar su respiración.—Tratame como una muñeca de trapo.—Paso sus manos por los costados abrazándose a su espalda.—Haga conmigo lo que desee, Señor Hernández Estrada.—Un brillo diferente asomó en los ojos del mencionado al escuchar sus propios apellidos ser mencionados de una forma tan sexy.

El mencionado acomodo mejor las piernas que se enroscaban en su cintura. Pasó sus brazos abrazando la cintura de la chica. Las embestidas regresaron, violentas, fuertes, profundas y sin ningún tipo de pausa. Las largas uñas de la chica arañaban la espalda del mayor. Ya ninguno podía reprimir los gemidos y jadeos; las sacudidas hacian resonar el respaldo de la cama contra la pared, poco les importaba ya que les interrumpieran por ruidos molestos. Sus mentes estaban nubladas, solo concentradas en el momento, estaban al borde del precipicio. Las embestidas se volvieron todavía más salvajes, ___________ sentía que la partiría al medio en cualquier momento. Arqueo más la espalda agarrándose del cuello del dominante. Oscar dio una última embestida quedándose dentro. Ambos llegaron al orgasmo, suspirando en un jadeo ahogado. El de cabello grisáceo tuvo que apoyarse sobre sus codos para no caer encima de ella. Salió de su interior con delicadeza para luego acostarse a su lado. La tomo por la cintura para atraerla contra él. Se recosto sobre su lado derecho, la espalda de la chica contra su pecho. La habitación estaba en silencio, solo se escuchaban sus respiraciones agitadas intentando volver a la normalidad, mientras que afuera la fuerte tormenta se había convertido en una suave lluvia. No hacían falta las palabras, los echos ya habían hablado por ellos. Él comenzó a darle pequeños besitos en la cabeza y nuca. Aun entre sus brazos _____________ se dio la vuelta quedando contra su pecho. Oscar comenzó a dibujar pequeños círculos en la espalda de la pelirroja con el pulgar. Esta tomo el rostro del barbudo con ambas manos, acercandose a darle un dulce beso, para luego volver a acurrucarse contra su pecho. Él quiso decir algo más, pero cuando la miro ya dormía, así que se limitó a darle un beso en el cabello. Tomo las sabanas para cubrir a ambos y luego se acomodo nuevamente con ella entre sus brazos, dispuesto a dormirse.

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El sol que entraba por la ventana daba de lleno en la cara de la pelirroja, despertandola, mientras maldecia cada segundo por no haberla cerrado antes de acostarse. Tanteo la cama a su lado, estaba vacía y fría. ¿Realmente había pasado lo que recordaba, o lo había soñado? No, en definitiva había pasado, su cuerpo agarrotado, las marcas en su cuello y su desnudez eran pruebas fehacientes del echo. Aun así, se encontraba sola en la habitación del hotel. Miro a su alrededor, las sillas estaban en su lugar, faltaban las ropas de Oscar. Se puso nuevamente su pijama y ropa interior, y camino hacia el baño, con esperanzas de encontrarlo allí. No estaba. Revolvió toda la habitación, no había dejado ninguna nota. Tomo su celular, no había mensajes. Su corazón dió un vuelco. La habían usado. Había dejado que la usaran como objeto de una noche. Sus piernas temblorosas la traicionaron. Cayó de rodillas en medio del cuarto, sus ojos se llenaron de lágrimas, el pecho le dolia y le costaba respirar. Fue concentido, ella lo permitió, se dió el placer de tener sexo con el actor que amaba y él ni siquiera había sido capaz de despedirse.

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