
4. La adopción
Los días pasaron y Patrick y yo nos convertimos en los mejores amigos.
El recuerdo de Teté nos mantenía fuertes y unidos y sus promesas le daban un nuevo propósito a nuestras vidas.
Una de esas tardes en las que conversábamos él me contó cómo se enteró de que era adoptado y que Teté era su verdadera mamá.
-Una tarde los escuché discutir Rosana, mi madre adoptiva le reclamaba a mi padre adoptivo
Así fue como empezó a contarme su historia
<Querías un hijo . Yo no te lo pude dar. Me lo sacarás en cara todo el tiempo> - le reclamaba Rosana a mi padre en medio de una discusión.
Cada noche era lo mismo. Él llegaba del trabajo, siempre cansado, siempre agotado, o siempre tomado. Mamá lo esperaba angustiada, con frustraciones que desahogaba en medio de gritos y reclamos.
Yo, esa noche, estaba bajando a mostrarle un dibujo a mamá y me quedé en la escalera al oír los gritos, escuchaba todo, en cierto momento quise intervenir y pedirle a papá que se calmara. Mamá estaba bastante alterada.
No entendía lo que le decía ella con "yo no te lo pude dar", era pequeño y no procesaba quizás hablaban de un tercer hermanito y mamá por la edad no lograba quedar embarazada
Esa noche me dormí pensando en eso que decían, en el rostro opacado de mamá y el rostro enfurecido de papá, le regalé mi dibujo a Tomás y lo pegó en su puerta diciendo "Eres el mejor Pati" No podía pronunciar mi nombre, él tenía 4 años y yo 6.
Mi hermano tiene 2 años menos que yo. Cuando nació Tomás mi padre rebalsaba de emoción. Recuerdo que me dejaban encargado en alguna vecina cuando debían llevar a Tomás a su vacunación, a sus clases de estimulación, a su primer día de nido.
Yo tenía movilidad del colegio para ir al cole pero a Tomás lo llevaba papá en su carro. En mis cumpleaños solo tenía el pastel que mamá preparaba mientras que Tomás tenía los mejores cumpleaños temáticos de la historia.
No sentí celos ni cólera hacía él, era mi hermanito menor y yo era feliz viéndolo sonreír.
Sin embargo veía a mamá reclamarle a papá sobre esas actitudes. Cuando fui más grande era más consciente de esas diferencias que mi padre se empeñaba por marcar entre Tomás y yo.
Él con 10 años lo acompañaba al trabajo mientras yo con 12 no aparecía ni en la foto de su billetera.
Fue ahí cuando me volví rebelde, con 12 años comencé a meterme en problemas. Era rebelde, faltaba al cole, me metía en peleas. Era toda la bronca que sentía porque mi padre o a quien yo llamaba padre nunca me consideraba, siempre me reclamaba cosas, siempre renegaba de mi y mi existencia.
No me sentía suficiente ni merecedor de su cariño .
En la adolescencia no quería enamorarme de nadie , si no era suficientemente bueno para tener el cariño de mía padres porque alguna extraña me iba a querer.
A los 16 dije que me iría de casa. Mamá comenzó a llorar papá se alteró comenzó a gritar y destruir los adornos de la casa.
-Eres un mal agradecido - repetía una y otra vez
¿Qué debo agradecer? ¿Haber nacido? Yo no lo pedí
-Te recogimos, no tenías nada. Te abandonó tu propia madre - soltó a decir
Miré a mamá desconcertado pensando que me diría que papá decía esas cosas por su enojo, porque estaba alterado, tomado.
Ella solo lloraba, corrió a abrazarme y entendí todo. Papá decía la verdad. Me zafé de su agarre.
Corrí a la puerta y papá dijo
-Ni tu madre te quería y exiges que yo te quiera
Esas fueron sus últimas palabras y la frase que firmó su final. Estaba acabado para mí . No existiría más.
Mamá vino a buscarme los días siguientes. Solía quedarme en casa de conocidos, amigos del cole, del barrio.
Había entendido porque el señor al que decía llamar papá siempre renegaba de mí. No quería llevarme a la empresa ni meterme en cosas de la familia. Nunca me llevaba a sus reuniones y hacía una marcada diferencia con el trato que le daba a su otro hijo finalmente ahora comprendía que Tomás era hijo de sangre y yo, como él decía, un simple recogido.
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