Jung Kook, iba manejando su deportivo, era igual al de su esposo, solo que el de él era rojo. 

Se rompía la cabeza preguntándose ¿Dónde podía estar? Por primera vez estaba desesperado y preocupado por su seguridad,  pues el coche lo había abandonado en un camino rural y el celular lo tenía apagado. 

La policía ya lo estaba buscando. Al departamento del centro no había ido, el servicio no lo había visto desde ayer, que fue cuando lo busco en la casa de la playa. Su hermano y su cuñado no sabían o no querían decirle donde estaba.  Por lo menos el pasaporte y sus documentos estaban en la casa. El teléfono lo saco de sus cavilaciones.

─Diga.

─¡IDIOTA! ¿EN QUÉ MIERDA ESTABAS PENSANDO? ¿Te das cuenta, el daño que le hiciste?

─Nam, no tengo tiempo para sermones, tengo qué encontrar a Ji Min.

─Por eso te llamo imbécil, Ji Min está a salvo, se quedará con nosotros. 

─Voy para allá, aunque no quiera, tenemos que hablar. 

─Hoy no vengas. Está en un mar de lágrimas, mañana que esté más tranquilo te escuchara. 

─Recuperare a mi esposo.

─Todavía no lo entiendes, No es una posesión. 

─Lo amo. 

─En fin, ven y que Minie decida si te quiere ver. 

Jung Kook colgó el teléfono y acelero el auto. Empezó a llorar de alivio, Ji Min estaba a salvo con los kim. No sabía que le diría pero tenía que convencerlo que por lo menos escuchara su arrepentimiento.