Jung Kook, estaba sentado a un lado de la cama, habían pasado casi tres días desde que internaron a Jimin.  

Con mucho cuidado el abogado acariciaba la pequeña mano de su todavía esposo. Le dolía ver la palidez de Ji Min, debían esperar a que despertará. Se sentía tan desolado, rogaba por que su bebé y Ji Min salieran adelante. Ya era un milagro ese pequeño ser que tanto esperaron sobreviviera a la hemorragia y al paro cardíaco de Ji MIn.

Rodaron sus lágrimas mojando la mano del rubio. 

Ji Min, tomó conciencia. Sintió su mano mojada, le dolían las costillas, la cabeza y todo el cuerpo. Sintió suaves besos en su mano.  Quiso abrir los ojos pero no tenía fuerza, estaba tan cansado que incluso abrirlos le costaba trabajo. 

─¿Estas despierto? 

Abrió los ojos y quiso hablar para poder contestar, pero tenía un tubo en la garganta, le lastimaba, quiso jalarlo pero no podía moverse.

Jung Kook tocó el timbre al lado de la cama, llamando a una de las enfermeras.

─¿Necesita algo? 

─Despertó

─Voy por el médico,

Ji Min escucho la voz de su esposo y se desesperó, quería tocarlo. Jung Kook lo miro y tomo su mano entendiendo. Cuando sus manos se entrelazaron  Ji Min se calmo al saber que estaba con él. Ambos empezaron a llorar. Se extrañaban tanto, se amaban tanto.  

Cuando llego el doctor saco a Jung Kok, que se sentó a orar en el pasillo. Ahí lo encontraron Nam Joon y Jin. 

Al verlos se levantó y muy feliz les dijo que despertó. Los tres se abrazaron y lloraron de felicidad.