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18

LANDON

No se me había cruzado por la mente que estaría tan poco tiempo distanciado de alguien a quien le hubiese pedido un tiempo de pausa en relación a nuestras conversaciones. Sin embargo, con Vanessa fue diferente. Y eso se debió a un único motivo. Tenía entendido, gracias a la información que Axel me había comentado, que había escuchado llorar a Vane y ser consolada por su amiga irritante de cabellera rojo-anaranjada... es decir, por Francisca.

Pero, sinceramente, desde que me había enterado de aquella situación, había sentido un vació en el pecho bastante fuerte; y es que no estaba tranquilo sabiendo que algo le estaba afectando a Vanessa y el sentirme así había hecho que quisiera darme una bofetada porque no me cabía en mente cómo podía estar preocupándome por alguien a quien al parecer no le era importante.

Sin embargo, yo estaba anhelando solucionar lo más rápido posible todos los conflictos que habían entre ella y yo; por eso, decidí volver a intentar retomar nuestra amistad.

–¿Me has extrañado?–susurré, queriendo saber–. Estoy convencido de que ha sido así.

Dije lo último con arrogancia, listo para ver la típica reacción de reproche que ponía cada vez que: "me ponía demasiado egocentrista".

–La verdad, la verdad... –hizo una pausa, dejando inquietud–. Ya me había olvidado de tú sola presencia. ¿Tu nombre era Land o algo parecido?

Se llevó los dedos a la barbilla e hizo una pose pensativa, luego de unos instantes soltó su clásica sonrisa bromista.

–Tu siempre con un sentido del humor tan único–le dije, pero en el buen sentido y, en lo particular, sus chistes o intento de bromas siempre me terminaban causando gracia.

―Te he echado de menos, Landon.

Mencionó con la comisura de los labios formando una dulce sonrisa.

―¿Qué tanto?

–En la escala del uno al diez, diría que infinito–respondió mirándome a los ojos y sentí como si todo mi corazón diera un vuelco–. Aún no entiendo que te hizo cambiar de opinión, ¿sabes?... Porque la última vez que te vi estabas muy decidido a no verme más, al menos, por un buen tiempo.

Vaya.

Para alguien que no supiese el contexto, parecería una persona muy cambiante e inestable de ideas o planes.

Se me quedó mirando a la espera de una respuesta lógica. Y no podía decirle simplemente que le había vuelto a hablar porque tenía sospechas de que la estaba pasando mal porque, entonces, pensaría que solo me acercaba a ella por pena, lo que estaba muy lejos a la realidad. 

―Como ya dije, pasar tiempo contigo se volvió bastante gratificante para mí―recalqué nuevamente.

Eso aún no parecía convencerla de mi cambió de decisión tan abrupto, aunque lo que había dicho fue cierto.

―Bien, salir a comer helados con alguien que comparte mis mismos gustos musicales es algo difícil de conseguir y muy fácil de extrañar. Además, desvelarme en llamadas o escribirte para hablar sobre temas interesantes se volvió parte de mi rutina. Y no me gustan los cambios. Igualmente, ver películas contigo es algo que no estaba dispuesto a perder no solo porque eres una increíble compañía, sino también porque eres demasiado buena eligiendo tramas que dejan en suspenso o dan giros inesperados. 

Abrió la boca en modo de asombro.

―WOW―articuló estupefacta―. Definitivamente, ahora sí que te creo que me hayas extrañado muchísimo. Y se siente mega sensacional saber que soy parte de tu rutina.

La nota en su tono de voz mostraba que realmente era de esa forma como se sentía. Ella se veía y estaba contenta.

―Muchas gracias por aceptarme de vuelta en tu vida; pero deseo que sepas que realmente soy yo la afortunada de tenerte cerca a mí porque has demostrado que siempre puedo contar contigo en las buenas y en las malas. Contar con alguien en los malos momentos es algo que valoro un aluvión, a decir verdad. Por ello, aún no puedo procesar el terrible hecho de haberte negado frente a los demás... Yo lo siento, de veras.

Vi como su dulce sonrisa flaqueaba y de nuevo el brillo de sus ojos desaparecía.

―Ey―suavemente la llamé―. Tranquila, ya te he perdonado y como estoy seguro que no volverás a hacer eso y ten por seguro que yo tampoco volveré a negarte, por qué mejor no dejamos todo ese asunto en el pasado.

Ella me devolvió la sonrisa, meneó la cabeza afirmativamente y sus facciones se relajaron como si mis palabras le hubiesen quitado un gran peso de encima. 

―¿Qué harás esta noche?―preguntó.

―Tengo que repasar los temas vistos en clase―le respondí fijándome la hora en el móvil―, ¿por qué?

―Pensé que tal vez podríamos encontrarnos esta noche en la azotea―se lamió los labios, era una manía suya que había atribuido hacía en circunstancias de temor o nerviosismo. 

―Suena un buen plan, pero creo que tengo intención de seguir con vida

En las noches, era latente el frío invernal y no importaba que te pusieras aún así lograbas congelarte.

―¿Y crees que podamos ver una peli hoy después de tu repaso de materias?

―Supongo que sí―hablé dubitativo.

No voy a negar que moría de ganas por hablar en la noche con Vanessa, pero no pensaba descuidar mis estudios.

―Bueno, sí que es puedes me avisas―sonrió―. Prometo que elegiré una peli fenomenal y la pasarás genial.

―¿Qué nueva película planeas mostrarme ahora?―la interrogue pensativo, pensando en que podría hacer espacio para aquella tentadora actividad. Después de todo, sacrificar mis horarios de sueño una vez al mes no iba a ser mi ruina académica ni personal.

―Es una sorpresa―aseguró cogiendo su mochila antes de bajar del carro de mi mamá―. En fin, nos vemos―me dijo―; Adiós, señora, y muchas gracias―se dirigió esta vez a mi madre .

Y se encaminó en dirección al ascensor del edificio.

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