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N/A: La idea de esta historia, es decir, el concepto o argumento de la trama, me fue dado por Meli_Gonz96 para una dinámica de escritura que ella misma organizó ☺️ (gracias por todo, Meli, tqm 🥺).
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«¿Puedes amarme sin importar si el mundo arde a nuestras espaldas? ¿Puedes besarme y saborear conmigo la dicha prohibida?»
«Te amo hoy. Te amo para siempre. En este momento te entrego mi alma. Juro lealtad eterna a tu persona y juro dedicar mi vida a protegerte»
«A partir de ahora, y hasta la muerte, estamos unidos en matrimonio»
Jimin limpió una lágrima que escurrió de su ojo y cerró el libro todavía con el corazón acelerado. Había terminado de leer esa novela en cuestión de tres días, pero sabía que estaría pensando en ella por meses enteros. El capítulo final, que era la boda de los protagonistas, lo había dejado completamente hechizado de amor.
Sus amigos solían decirle que dejara de gastarse el tiempo leyendo novelas románticas, que mejor comenzara a vivir en el mundo real y encontrara una pareja. Pero para Jimin nunca había sido fácil convivir, mucho menos coquetear, y los pocos noviazgos que había tenido lo dejaron profundamente decepcionado.
Park Jimin creía que el amor estaba negado para él, y que la única forma que tendría de experimentar la belleza de ese sentimiento era a través de la lectura.
En especial, la lectura de las obras de Kim Taehyung... su escritor favorito, y también, su amor platónico.
Jimin había visto el rostro de Taehyung varias veces en internet y en las contraportadas de algunos libros de su autoría. Incluso tuvo la oportunidad de conocerlo en persona durante una firma de autógrafos (ese día, Jimin lloró de la emoción). Así que sí, conocía su apariencia y era consciente de lo guapo que era el escritor. Sin embargo, la razón de su flechazo por Taehyung no era el físico, sino que estaba enamorado locamente de sus historias y de su narración.
Jimin sentía que podía conocer el alma de un artista a través de su arte. Y para él, el "alma" de Taehyung era apasionada, pura, dulce, pero también flameante... Justo como debía ser el verdadero amor.
Cada que leía sus novelas, sentía que podía, al menos por un breve momento de fantasía, tocar el amor, sostenerlo en sus manos temblorosas y "saborear la dicha prohibida".
Lo anhelaba tanto, tantísimo...
Jimin era un romántico empedernido, y quizá era precisamente por eso que sufría tanto en su aburrida vida solitaria construida solo a base de ilusiones.
Por lo menos, su pasión era beneficiosa para su trabajo: se dedicaba a la planeación de bodas. Amaba crear recuerdos hermosos y entrañables, que sus clientes pudieran guardar en sus corazones para siempre.
Jimin era muy detallista con cada uno de los eventos que coordinaba. Siempre procuraba que todo fuera perfecto, como si saliera de uno de los libros que tanto le fascinaban... Pero nada pudo haberlo preparado para su siguiente cliente, que le haría desear, por primera vez, que una boda se arruinara.
El drama de un romance prohibido estaba a punto de abandonar los libros de ficción para apoderarse de su vida y cambiarla por completo.
El teléfono dijo de su oficina sonó estruendosamente de pronto, sacando a Jimin de la ensoñación en que permanecía. El muchacho tomó la bocina y suspiró profundamente antes de contestar.
─ Aquí Eventos "Promise", donde «hacemos sus sueños realidad». ¿En qué podemos ayudarle?
─ Buenas tardes ─saludó una dulce voz femenina al otro lado de la línea─. Visité su página de Instagram ayer, y realmente me llamó mucho la atención su forma de trabajar. Pero mi prometido aún no está del todo convencido... Así que me gustaría agendar una cita para que podamos conocer un poco más de sus servicios.
─ Desde luego, señorita ─dijo Jimin alegremente─. Yo puedo ir personalmente hasta su casa o podemos quedar en algún lugar que me indique. Los únicos días que no tengo disponibles esta semana son el miércoles, el sábado y el domingo.
─ Oh, perfecto. ¿Le parece bien el viernes, como a la una?
─ Me parece muy bien.
─ Excelente. En un momento le mandaré mi dirección.
─ ¿Cómo la agendo, señorita?
─ Soy Kim Jennie.
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En cuanto Jimin identificó la zona recidencial en que vivían sus posibles próximos calientes, a los límites de la ciudad, supo que debía tratarse de gente con "alto poder adquisitivo". Un taxi lo dejó cerca, y mientras caminaba para terminar de llegar, notó el contraste evidente entre las calles grises y "comunes" de la urbanidad contra la belleza de aquellas propiedades remotas.
Sin embargo, fue hasta llegar a la dirección indicada por Kim Jennie cuando Jimin verdaderamente perdió el aliento.
─ Wow...
¡Era enorme! Era una mansión bellísima y muy alta, con ornamentos barrocos que la hacían parecer un pequeño castillo.
Jimin mentalmente repasó los precios de sus propios servicios, y decidió que con una familia así, podría aumentarlos considerablemente y ofrecer, a cambio, un evento digno de la realiza.
Sonrió, imaginando todas las posibilidades para una boda de tal calibre y lo mucho que eso lo beneficiaría económicamente. Emocionado, marcó el número telefónico de Jennie para informarle que ya estaba ahí.
Definitivamente quería convencer al dichoso prometido de la joven para que lo contrataran.
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─ ... ¡Oh!, ¿y qué te parece en la playa? Yo creo que una boda en la playa sería algo precioso.
Taehyung arrugó los labios con desaprobación y negó lentamente con la cabeza.
─ No soporto el calor. Si sudamos, se arruina la elegancia; y no se puede llevar ropa tan formal a la playa.
─ Pues podemos comprar ropa medianamente formal ─repuso Jennie─ Algo fresco y relajado también se vería lindo.
─ Pero yo quiero casarme de frac...
─ ¡Por Dios, Taehyung! ¿De verdad te vas a poner más exigente tú con la ropa que yo? Te recuerdo que la novia, la protagonista, soy yo. ¡Literalmente lo más importante de la boda será mi vestido!
Taehyung rodó los ojos y bufó.
─ Difiero. Creo que lo más importante debería ser el amor.
Jennie notó que su prometido se había ofendido y se arrepintió de inmediato por haber hablado como hizo. Sabía que Taehyung era muy sensible, muy romántico, y realmente no fue su intención menospreciarlo o hacerlo sentir menos respecto a una celebración que sería en honor a ambos.
─ Lo siento, hablé sin pensar. Ya no discutamos, ¿bien?... Dejemos el tema de la ropa de lado, mejor volvamos a hablar de la ubicación.
Taehyung se levantó del sillón en que estaba sentado y se fue a mirar por la ventana de la habitación. Podía ver todo el enorme patio de su casa: las flores, los arbustos podados en formas geométricas, la fuente de piedra con forma de ángel y el caminito de hormigón entre el pasto verde.
"¿Qué de malo tiene esta casa?" ─se preguntó─. "Yo creo que es una hermosa obra arquitectónica y tiene el espacio suficiente para un festejo".
─ Ya hemos hablado mucho ─dijo seco, sin mirar a su prometida─, pero es claro que no nos ponemos ni nos pondremos de acuerdo.
─ Eso es porque eres un terco.
─ ¿Solo yo?
─ No, yo también lo soy. Pero uno de los dos tiene que ceder, y realmente no creo que hacer la ceremonia aquí sea-...
Jennie se interrumpió cuando sintió su teléfono vibrar dentro de su abrigo. Segundos después, el timbre de llamada entrante se hizo escuchar.
─ Es el chico de la planeación de eventos, ya debe estar aquí.
Jennie salió corriendo de la habitación y Taehyung se quedó solo. Como de costumbre, las dudas lo invadieron sobre si había tomado la decisión correcta al proponerle matrimonio a ella en primer lugar...
Taehyung nació siendo un romántico sin remedio, cosa que se podía notar a simple vista en sus novelas. Siempre estuvo enamorado del amor, e idealizó una y mil veces cómo sería casarse con la persona que amara.
Desde luego, su familia siempre le dijo que fantasear no era bueno, porque lo haría tener expectativas muy altas, y así nunca se enamoría de verdad.
Tuvieron razón: Taehyung nunca pudo conectar con una persona "destinada a su amor" como siempre lo soñó. Nunca se sintió flechado, ni íntimamente comprendido. Las personas sí le atraían algunas veces, pero todo se quedaba demasiado superficial; podía desear sus cuerpos y admirar sus rostros, pero jamás consiguió enamorarse de sus almas.
Bueno... Quizá ocurrió una sola vez. Pero había sido algo fugaz y posiblemente sus recuerdos al respecto no eran objetivos. En esa ocasión, con aquel chico desconocido, solo intercambió un par de palabras y una mirada profunda en la que sintió una chispa especial, pero eso había sido todo y después nunca lo volvió a ver. Se sentía irreal. Ni siquiera supo el nombre del joven; pero recordaba sus labios esponjosos, su nariz de botón rojita y sus ojitos llorosos que lo miraron con la más adorable admiración...
Pero ya no importaba. De todas formas, su familia solo aceptaba su bisexualidad a medias; y definitivamente esperaban que, aunque tuviera "aventuras" con hombres, se casara al final con una mujer y tuviera una familia.
Taehyung, desdichado, concluyó que el amor verdadero con el que tantas historias creaba no existía, sino que se componía de puras fantasías suyas.
En el mundo real, al parecer, las personas amaban sin pasión y preferían la simple cordialidad en sus relaciones antes que una "chispa especial". Fue al aceptar esto que inició una relación con Jennie, su querida amiga de la infancia, queriendo darse la oportunidad de tener un romance como el resto de las personas tenían: sin pasión, pero tampoco soledad.
Después, por presión nuevamente de su familia, terminó proponiéndole matrimonio atropelladamente.
Taehyung estaba aterrado, inseguro, angustioso.
Pero si ya iba a resignarse, y si no podría tener nunca el romance de sus sueños, al menos quería tener la boda de sus sueños.
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Jennie hizo pasar a Jimin y ambos se sentaron en la sala principal de la casa para conversar. Una criada les sirvió té y galletas.
Jimin estaba más maravillado por el aspecto interior de la casa que por su exterior. El lujo estaba por todas partes, y tenía un aire clásico muy hermoso.
Hablaron sobre costos, arreglos florales y mantelería. Pero cuando Jimin mencionó salones para la fiesta e iglesias muy bonitas para la ceremonia, Jennie se puso seria.
─ Sobre eso, creo que necesitaré mucha ayuda tuya para convencer a mi prometido de buscar ubicaciones razonables. Está encaprichado con hacer la ceremonia y el festejo aquí, ¿puedes creerlo?
─ Oh... Bueno, quizá no sea lo habitual, pero admito que esta casa es preciosa y tiene un jardín muy amplio. Una boda aquí no suena tan descabellada.
Se escucharon pisadas bajando por la escalera y Jimin giró el rostro hacia ahí. Entonces pudo ver unos mocasines color chocolate, muy curiosos, posteriormente unos pantalones de pana y finalmente una camisa blanca en el torso de un hombre delgado.
─ ¡Hasta que te dignas a venir!
─ Es que no tengo noción del tiempo cuando miro por la ventana, cariño.
Su voz... Fue tan profunda y tan aterciopelada, tan envolvente como el caliente caramelo derretido, que Jimin se sintió acalorado y débil. Además, tenía la sensación de que esa voz la habían escuchado antes.
Cuando Taehyung se acercó, Jimin pudo ver su rostro.
El aliento se le ahogó en una exclamación exageradamente sorprendida y su corazón palpitó desenfrenado y estruendoso. Se puso de pie, casi de un salto, y cubrió con sus manos su boca.
─ ¡K-Kim Taehyung! ¡U-Usted es Kim Taehyung!
Taehyung observó por fin al chico que clamaba su nombre, y no pudo evitar que su expresión también se tornara boquiabierta.
Era él. Era el chico que lo flechó en aquella firma de autógrafos hacía un par de años. Después de tanto tiempo, el muchacho misterioso aparecía.
Justo cuando, se suponía, Taehyung estaba a punto de casarse.
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