Capítulo IV
Ya en su casa, Eun Hee aprobó el esmoquin y agradeció a su hermano por ayudarme. Este solo sonrió y se dirigió a su habitación, excusándose estar cansado. Yo quería seguir hablando con mi cuñado. Cené en su casa, pero ni aun así bajo, se encerró en su habitación y no salió, al menos no hasta el momento en que me fui.
Mamá estaba muy feliz, ya que el día de mi boda se acercaba. De hecho, solo quedaban cinco días para ese "gran" día.
Los siguientes dos días no vi a Jimin cuando fui a casa de mi prometida. Según ella, su hermano se había ido de fiesta con su mejor amigo y no regresaban aún. Vaya que disfruta su vida. Eun Hee estaba histérica, ya que se suponía su hermano le ayudaría, pero la había dejado sola, para irse de culo en culo. Al menos eso fue lo que dijo. Y por como hable con él antes, seguro así era.
En el tercer día, me junte con mis amigos de la vida. Tae y Hoseok eran la mejor medicina para quitarme parte del estrés que me estaba causando todo esto del casorio. Siempre es risa fija con ellos, dejando de lado cuando les encuentro follando.
—Nuestro pequeño JungKook se nos casará pronto —apretó mis mejillas el idiota de TaeHyung. Quite sus manos de un golpe en ellas—. Maldito, que duele —se quejó—.
—Así que ya conociste a tu cuñado ¿y cómo es? —me pregunto Hoseok dejando un café frente a mí, este no me deja beber alcohol en su presencia—.
—¿Cómo es? —sexy, hermoso, guapo, deseable, sensual—. Simpático, aunque un tanto engreído, creo que nos llevaremos bien.
—¿Engreído cómo tú o menos? —preguntó burlón TaeHyung—.
—Hasta ahora, iguales.
—¿Tu esposa no te dice nada cuando follas con otras y tu vecino?
—Futura esposa, que aún me quedan dos días de soltero —le corregí—. Y no, no me dice nada, hasta hablamos de eso y nos reímos.
—Que impresionante, seguro Hope me cortaría las pelotas si hiciera algo así —comento algo temeroso—.
—Y te rajo el culo, eso seguro —le respondió su novio sonriendo...que miedo—.
—Pues tengo suerte entonces y mis pelotas también —los tres nos reímos—.
Conversamos unas horas más. Nos pusimos al día sobre la universidad, ya que los tres asistimos en la misma, solo que en carreras diferentes. No había mucho que hablar sobre ello, ya que era un fastidio para ellos y para mí. Hob recibió una llamada de New York, nuestra diva había viajado hace ya un año y siempre que podía nos enviaba regalos, fotos y algunas llamadas.
—¡¿En serio llegas mañana?! —preguntamos emocionado con Tae—.
—Si, pero no griten anormales —se quejó—.
—Pero si aún falta medio año para que regreses —comente—.
—¿Y perderme tu boda? Nuestro JungKookie va a casarse, el bebé del grupo, imposible faltar —como odiaba cuando me hablaba con ese tono tan maternal, aunque lo prefería en él que en mi madre—. Por nada me perdería la unión de uno de mis mejores amigos con el amor de su vida.
—¿El amor de mi vida? —solté—. Jin tenemos mucho de qué hablar cuando regreses —mis otros dos amigos se reían, ya que ellos eran conscientes del por qué el casorio y mi vida—.
—Si que tenemos que hablar, los cuatro —respondió curioso—. Bien, los espero mañana en el aeropuerto, si no van a recogerme, juro que seré peor que sus verdaderas madres.
—Entendido —respondimos al unísono—.
Terminó la llamada. Quedamos en que pasarían por mí a las nueve de la mañana e iríamos por nuestra diva. En casa se encontraba mi suegra, mi prometida y mi cuñado.
Jimin POV.
Las odiosas de mi madre y hermana estuvieron tres días insistiéndome en que las acompañara a casa de los suegros de Eun Hee, vaya molestia en el culo. Termine aceptando, ya que, hasta me llamaban al celular cuando me encontraba de fiesta en algún lugar con mi amigo Nam, en serio las detesto cuando arruinan mis momentos de diversión, lo detesto definitivamente. Para mi mala suerte, la suegra de mi hermana terminó siendo aún más odiosa que mi madre, para mi buena suerte su suegro aun no llegaba del trabajo, seguro es como mi padre, prefiriendo más su estúpido trabajo antes que a su familia, controlando la vida de los demás, así que lo mejor sería mantenerme alejado de él. Lo que me extrañó fue no ver a mi futuro cuñado cuando llegamos, cuando Eun Hee preguntó por él, su suegra le comento que andaba visitando a unos amigos, que ya estaba por regresar.
—Entonces, dices que regresaste de Londres ¿verdad? —creo que era la quinta vez que me preguntaba lo mismo, que señora más odiosa—.
—Sí, hace unos días —respondí con obvia molestia de tantas preguntas, Eun Hee lo noto, pero solo rio disimuladamente—.
—¿Serás el padrino de la boda? —mire a mi hermana y esta solo se disculpó algo avergonzada—.
—Lo será —respondió en mi lugar—. ¿Y si vamos a tomar el té al jardín? Tiene uno muy hermoso y bien cuidado —se levantó, dirigiéndose hacia su suegra—.
—Sí, vamos —apoyo mi madre—.
Las tres estaban por abandonar el cuarto de estar, el cual, por cierto, es bastante amplio y lujoso. Cuando la puerta principal fue cerrada, indicando que alguien acababa de llegar. Sus ojos negros se cruzaron con los míos al asomarse al lugar. Tan sexy y hermoso como la primera vez.
—Hola —saludo a su madre—. Suegra, Eun Hee —se acercó un poco y saludo educadamente—. Jimin —volvió su mirada a mí—.
—JungKook —saludé con una sonrisa ladina—.
—¿Había reunión Eun Hee y no sabía? —preguntó a su madre—.
—No, pero aprovechamos a detallar lo último para la boda —le respondió emocionada su madre—. Vamos al jardín a tomar el té ¿quieres venir hijo?
—Me iré a cambiar primero —respondió de mala gana, parece que no soy el único que se aburre en estas cosas—.
—¿Por qué mejor no le ayudas con sus cosas, hermano? —me miró—.
—Por mí no hay problema —dije mirando a JungKook, quien me sonrió como antes, una sonrisa llena de complicidad—.
Nuestras madres fueron las primeras en abandonar el cuarto de estar, mi hermana se quedó un poco más para disculparse por las obvias molestias que me había causado con todo esto, también se disculpó con JungKook por tener que "entretenerme".
—Tu habitación se parece un poco a la mía —comenté observando el color negro en la pared del fondo y en la de los lados color gris al igual que la pared donde se encuentra la puerta—. Solo que la mía en lugar de gris, es azul.
—¿Te gustan ambos lugares? —preguntó mientras buscaba ropa para cambiarse o eso creo—.
—Sí y también porque quería ser rebelde, mi padre quería pintarla de color blanco y pues no me gustó.
—Solo querías llevarle contraria ¿verdad? —sonrió—.
—También —reímos—.
—Me iré a dar una ducha rápida, te puedes sentar en mi cama o no sé, seguir observando.
—Seguiré observando, quizás encuentre revistas porno en algún lugar.
—¿Para qué quiero revistas porno si puedo verlo en la realidad? —me miro divertido—. Ya regreso.
Y no encontré revistas porno, busqué bajo la cama, en los cajones de su escritorio, en el closet y nada, no tenía, por lo visto sus masturbaciones no son por revistas cochinas. Me acerque a mirar por su ventana y ¿Qué tenemos aquí? Un tipo, más bien un hombre adulto estaba mirando fijamente hacia donde yo estaba, o sea hacia la ventana de la habitación de mi cuñado, al verme, su rostro molesto, seguro enojado me fulmino con la mirada.
—Así que engañas a mi hermana con tu vecino —pícaramente le devolví la mirada y lentamente fui cerrando la cortina—.
—¿Por qué cierras la cortina? —giré sobre mis pies y al hacerlo, tenía frente a mí al mismísimo Adonis. Las gotas de agua de seguro de la regadera deslizándose por sus mejillas y frente, su pelo a medio secar desordenado, envuelto en una simple toalla cubriendo esos muslos tan marcados y su entrepierna, la cual se notaba bastante, la tentación y deseo en persona—.
—Tu vecino estaba observando más de la cuenta —respondí dirigiéndome a su cama—. ¿O es que sales así a propósito para que disfrute la vista?
—Olvidé mi ropa y si quiere mirar, a mí no me molesta —bien, me agrada este chico, me agrada bastante—. ¿A ti te molesta lo que ves? —que tono más sensual para coquetearme—.
—En este momento tengo una vista muy satisfactoria, si te soy sincero —decidí no sentarme—. ¿Hace cuánto engañas a mi hermana con tu vecino?
—No hace mucho, creo —respondió despreocupado—. Si vas a contarle, pierdes tu tiempo, ella ya sabe sobre mis aventuras y yo las suyas.
—Son asuntos de ustedes, a mi poco me importan —caminé hacia su escritorio, sentándome sobre la mesa—. Y dime ¿hace cuánto te van los hombres también?
—No lo sé, solo me van los que son hermosos y sexys.
—Tu vecino no es nada sexy.
—Pero es bueno en la cama y eso me es suficiente.
—Directo, me gusta —fije mi vista en como mordía su labio inferior—. Si haces eso otra vez, te morderé.
—¿Si hago qué? ¿esto? —esta vez penetro en mi mirada, mordiendo con dedicación su labio inferior, terminando con una lamida a este. Bajé de su escritorio y me encaminé hacia él. Ni se movió al saber sobre mis intenciones, simplemente esperó—.
—Resulta que a mí solo me van los hombres con rostros inocentes, pero con el mismísimo diablillo por dentro —me quede de pie frente a él, mirándonos fijamente—. Y tú solo tienes la mirada inocente, todo en ti es el diablo en persona, cuñado.
Su rostro cambió cuando volví a alejarme para abandonar su habitación. Había comprobado que me desea como yo a él. Seguro esperaba que le besara o algo, pero si llegase a suceder eso, no terminaría simplemente con un beso, no cuando acababa de ver los músculos de sus brazos, su torso no tan marcado, pero completamente deseoso para mí.
Media hora después, JungKook bajó para reunirse con nosotros en el jardín. Durante la espera, me senté en una pequeña banca que estaba alejada de las parlanchinas de mi madre, hermana y su suegra. Disfrutaba del aire y del despejado día, era mejor eso que escuchar sus tonterías del casamiento. Mientras ellos platicaban de los últimos detalles de la boda, podía notar como mi cuñado me daba miradas en ocasiones, en cómo me reclamaba por lo de hace rato y en como yo disfrutaba de ello.
—Mis amigas harán una reunión de solo mujeres para mi despedida de soltera —le escuche comentar a mi hermana—.
—Supongo que no asistirán hombres ¿verdad? —que buen actor, mira que actuar de prometido celoso y posesivo, hasta el tonito y todo le agrega—.
—Claro que no, solo mujeres —esta le guiño el ojo, ahora entiendo porque han aceptado esta farsa de matrimonio—. ¿Y tú cariño? Supongo que Tae y Ho están preparándote una fiesta de solteros ¿verdad?
—Por supuesto, solo de hombres —le devolvió la misma mirada y guiño que mi hermana le dio a él, vaya parejita—.
—Podrías invitar a Jimin, así les sirve para llevarse mejor —propuso Eun Hee, su prometido me miro y sonrió—.
—Sera todo un placer si él asiste —esa mirada, una más y juro que no responderé—.
—El placer será todo mío —le devolví la mirada. La tensión sexual comenzaba a ser palpable entre nosotros—.
JungKook POV.
Faltaba solo un día para mi casamiento, aun no me creo el hecho de que me casaré con tan solo veintiún años, todo sea para librarme de mi padre y sus reglas, al menos mi futura esposa es de mente abierta y acepta la vida que llevo y que me gusta, como yo la de ella.
Hoseok ya tenía listo el lugar donde se llevaría a cabo dicha fiesta, él y su raro novio arrendaron un club nocturno, no completamente, sino que, el segundo piso, luego si queríamos bailar o algo, simplemente bajamos y ya. Hemos asistido al lugar un par de veces y es bastante satisfactorio, sobre todo para mí, que es donde ligo bastante.
—Anda Jin, deja el mal humor —le repitió por cuarta vez Hob al mayor—.
—No, es que son unos malditos —se cruzó de brazos, observándonos a los tres—. ¿Qué clase de amigos olvidan ir a recoger al aeropuerto a su amigo que no ven hace tiempo? Es que debería de no ser su amigo nunca más.
—No exageres diva, que ha sido culpa de JungKook —comento TaeHyung apuntándome con el dedo, traidor—.
—¿Mi culpa? —me señale—.
—Sí, tu culpa —dijo Tae—. Te has quedado dormido y quién sabe por qué...bueno sabemos que seguro follaste anoche y te dieron tan duro que por eso no llegaste.
—¿Cómo es eso JungKook? —me miro Jerom...con esa mirada de mamá a punto de regañar—.
—Eso, follar Jin, deja que se la metan por el culo y ya —explicó Tae riéndose—.
—JungKook —volvió su vista a mí—.
—Ya tengo edad, no empieces por favor —me levanté del sofá donde estaba sentado—. Y deberíamos de irnos que mi cuñado y su amigo seguro nos esperan ya en el club.
—Tengo mucha curiosidad por ese cuñado tuyo —comentó Hob, mirándome fijamente—.
—Ya lo conocerán —me aleje, yendo hacia la puerta—. Venga, muevan el culo, rápido.
Los tres se levantaron de sus asientos y me siguieron. Jin tenía razón en molestarse, por mi culpa no fuimos a buscarlo al aeropuerto, ¡Pero no fue por follar la noche anterior! Al menos no terminó en ello, todo es culpa de mi cuñado... ¡dios! Que cuerpazo tiene, es que es toda una tentación y pecado el cuerpo, sonrisa y su mirada...me encanta, simplemente me fascina mi cuñado. Después de "eso" quedamos en juntarnos en el club, no mencionó que terminaríamos lo que comenzamos, pero espero así sea, porque no terminar aquello y con él, sería mi peor error.
En el auto de Jin, porque este paso a su casa a dejar sus cosas y por su auto, nos dirigíamos hacia nuestra noche de diversión, despedida de "libertad" para celebrar que mañana me uniré a una sola persona "para toda la vida", es que insisto, es innecesario todo aquello.
—Y bien, actualícenme de sus vidas —comento Jin mientras conducía—. ¿Quién comenzará?
—Tae y Hob siguen follando como conejos, nada nuevo —respondí, ganándome un golpe por parte de Tae en la cabeza—. ¡Pero si es cierto! —le reclame por el golpe—.
—Bien, ya se sobre ellos, ¿Qué hay sobre ti, JungKook? —me mir de reojo—.
—No mucho, me casaré —respondí indiferente—.
—¿No mucho? —tenía que hablar el bocazas del grupo—. Se la pasa follando, ahora se las da de bisexual, tú sí que pareces conejo —dijo y Hob solo se reía—.
—¿Cómo que bisexual?
—¿Te tenemos que explicar todo Jin? —dijo Tae—. Ya sabes, se la mete a las mujeres, que por cierto son puras zorras y se la mete su vecino, que es horriblemente feo.
—Tae —lo mire—. ¿A ti te pagan por ser bocazas o lo haces por gusto? —me miro, pensó un minuto y me sonrió—.
—Por gusto, es que tu vida es interesante —se burló—.
—Vete a la mierda —le saque el dedo medio, él y Hoseok rieron mientras que Jin solo me observaba mientras estábamos en un semáforo en rojo—.
—Ya suéltalo de una vez —mire a Jin—.
—Ya hablaremos —volvió su mirada al frente, el semáforo cambio a verde—.
Veinte minutos después llegamos al club, estacionó en un lugar seguro, bajamos del auto, le puso la alarma y nos dirigimos a la entrada del local. Lo primero que hice fue buscar con la mirada a Jimin, quien no se veía en la fila con su amigo, seguro ya estaban adentro. Hoseok se acercó a los guardias, dijo su nombre y nos dejaron entrar. Para ser ya casi las doce de la noche, el club ya estaba bastante lleno.
—Vamos directo al segundo piso —mencionó Hob, casi gritando—.
—Buscaré a Jimin primero —respondí en el mismo tono—. Los veo arriba.
—¡Ok! —me gritó en el oído Tae, riéndose el muy maldito—.
Los tres se alejaron, dirigieron a la escalera y subieron. Comencé a buscar de nuevo a Jimin con la mirada y pues, esperaba tener suerte. No paso ni cinco minutos cuando mi celular comenzó a vibrar, lo saque de mi bolsillo y era él.
—¿Dónde están?
—Cerca —respondió él desde la otra línea—.
—¿Dónde? —seguí buscando con lo mirada, pero nada—. No los veo ¿ya han llegado?
—Anoche me he tocado recordando lo que no terminamos —deje mi vista fija en la nada, sintiendo mis mofletes arder por su tan repentina confesión—. ¿Y tú?
—Prefiero que toques mi cuerpo a que te toques —respondí con toda sinceridad y sintiendo arder mi cuerpo—.
—¿Ah sí Podemos solucionar eso enseguida —me sobresalte cuando sentí una mano rodear mi cintura, sintiendo una respiración, que, por alguna razón, esperaba fuera de él—? Cuñadito te daré la mejor despedida de solteros —bajé el celular, cortando la llamada, lo guarde y lentamente me fui girando, encontrándome con esa mirada llena de deseo—. ¿Bailamos?
—Mis amigos esperan arriba —respondí, aunque en estos momentos poco me importaban ellos—.
—Mandaré a Nam Joon para que los entretenga —su diestra fue bajando hacia mi culo, masajeando sin vergüenza alguna—. ¿Te parece?
—A mí no —escuchamos que alguien nos habló, Jimin rodeo los ojos, me soltó y alejo, mirando ahora al dueño de la voz—. No soy un payaso para entretenerlos, idiota.
—¿No podías esperar? —le reclamó—. En fin, vamos todos a la dichosa fiesta —me miró de reojo y se dirigió hacia las escaleras—. Es arriba, ¿verdad? —alcance a escuchar, ya que le seguí enseguida—.
—¡Sí! —le grité en respuesta—.
Su amigo nos seguía desde atrás, iba diciendo no sé quécosas, solo logré entender "nada de culos de tíos", "que ya seme paso eso", "mejor son los culos de tías", "no pasaré poreso de nuevo" y lo demás, solo blablabla, ¿hablaría de él o de Jimin?
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