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Capítulo I


JungKook POV.

¿A qué hora se supone dijo mi madre que debía llegar hoy? Bueno...ya mañana, por cierto.

—¿Qué día es hoy...

—Yeon, me llamo Yeon y ya es domingo —verdad, ¿Yeon se llamaba? En fin—.

—Entiendo —estiré mi brazo izquierdo tratando de buscar mi celular sobre el mueble de noche, hasta encontrar el puto objeto—. ¡Mierda! Ya son las cinco de la madrugada, me mataré mi madre.

—¿Ya te irás? —me preguntó observando cómo me levantaba y comenzaba a vestir—.

—Por supuesto, tengo una reunión con mis futuros suegros —rápidamente me puse el calzado, terminando con mi camiseta—. Pague hasta las ocho, así que puedes seguir durmiendo, o bañarte, hasta pedir el desayuno, como quieras.

—Siempre tan atento —ese tonito sarcástico en ella me molestaba mucho, pero admito que es buena con las mamadas y que por eso termino pidiéndole que nos reunamos aquí cada noche o al menos dos veces por semana—. Entonces...supongo dejaremos de vernos, ya que te casarás y...

—Tranquila, que casarme no significa que estaré prisionero o que dejare mis encuentros sexuales contigo o con quien sea —me dirigí al baño y lave mi rostro, vaya, mi madre me mataría—.

—¿No amas a tu futura esposa? Te vas a casar...

—No todas las parejas se casan porque se aman —la mire—, hay muchos motivos y el amor no es uno de ellos, al menos no en mi caso.

—Siempre tan honesto —se volvió a tender en la cama—. Entonces, ¿espero que me vuelvas a llamar?

—Siempre —le guiñe un ojo y abandone la habitación—.

Un taxi esperaba por mi frente al hotel de donde me encontraba saliendo. El mismo taxista de siempre, la diferencia es que hoy abandonaba el lugar más temprano, ya que después de un buen sexo me quedaba para dormir y descansar. En esta ocasión claramente no fue así, ya que mi queridísima madre tuvo la gran idea de invitar a desayunar, almorzar y cenar a mis futuros suegros, mejor dicho, los invitó a quedarse en casa unos días.

Es que en serio, aun me pregunto cómo fue que acepte casarme, cuando es lo que más odio en esta vida. O sea, eso de unir tu vida a una sola persona ¡Para toda la vida! Entonces, ¿Para qué nacer si tendré que ver a la misma persona todos los días de mi vida hasta morir? Es que no, si uno nace, viene a este mierdero de mundo, es para disfrutar, vivir o más bien, tratar de sobrevivir a tantas injusticias, gozar, divertirse y dar amor a cuantos uno quiera. ¿Cuál es el fin de casarse si al final se divorcian? Se juran amor los primeros meses, viven bien hasta los dos primeros años y ¿después? Todo es asco. Yo no vine a este mundo para vivir las mismas experiencias todos los días y solo con una persona, si estoy aquí, es para descubrir cosas nuevas ¡Todos los días! Lo que yo quiero, ¡ES VIVIR LA VIDA TODOS LOS DIAS!

—¿Se necesita un anillo o papeleos de por medio para que dos personas se amen?

—¿Disculpe? —preguntó el taxista—.

—Eso, ¿Para qué dos personas estén juntas, se necesita un casamiento de por medio? ¿Acaso eso hará que se amen más? ¿O hará que su amor sea más verdadero que otra pareja que no esté casada?

—Bueno, vera joven, el casamiento va más por el lado religioso, los creyentes creen que si se casan serán bendecidos por dios, claro si este dios existiera, no digo que yo no creo, solo que hay personas que creen y que quieren que su amor sea bendecido por esa deidad.

—Es una mierda —mire por la ventana. Aunque en mi caso nada tiene que ver el amor, si me voy a casar es netamente porque será una ayuda económica para los negocios de mi familia, ya que ella no me ama ni yo a ella—.

Le di el dinero al taxista, para enseguida dirigirme al jardín de mi casa, subí por la escalera que yo mismo hice a mis catorce años y escapar de casa desde mi ventana. Y aún a mis veintiún años lo sigo haciendo.

—Sabía qué harías lo mismo de siempre —y ahí estaba la mujer que me dio la vida, con ese rostro completamente furioso—.

—Hola mamá —le sonreí, ella suspiró y se levantó de mi cama—. Llegue a tiempo, no puedes quejarte.

—JungKook, bien sabes que este negocio es importante para tu padre y para mí.

—Negocio —reí, sí, para mis padres mi casamiento es un negocio—. Tranquila, que su "negocio" no saldrá afectado.

—Bien —se dirigió hacia mi puerta—. Báñate que te ves horrible y apestas.

—También te quiero —dije sarcástico. Volvió a suspirar y se marchó—.

Mi celular vibro, era un mensaje.

Mensaje de: Vecino pedófilo

"¿Qué tal niño curioso? Seguro y recién llegas a casa, te he visto desde mi ventana como te colabas a tu habitación"

5:45 a.m.

No le respondería. ¿Para qué? Ya me ha visto llegar, que se joda.

Hace cinco meses comenzó cierta situación extraña entre nosotros, mi vecino se llama... ¿cómo se llama? Tengo un serio problema en recordar los nombres. La cosa es que le apode Bang, tiene treinta y dos años, me ayuda con ciertas asignaturas de la universidad, es como mi tutor particular, con quien he comenzado a tener una relación más "intima" muy íntima, he follado con él, ¡Un hombre! Bueno, como dije, vine a este mundo a conocer nuevas cosas, por algo me apodo "niño curioso". Es hasta gracioso, ya que cuando estoy con una mujer, obviamente soy quien las folla, se la meto hasta que ellas ruegan les saque mi polla, pero con mi vecino, me dejo llevar y hasta me ha dejado dolorido en dos ocasiones, pero el muy jodido tiene una polla bastante "agradable" y no negare que disfruto mucho el sexo con él.

—¡Jeon JungKook! —grito la histérica de mi madre—.

—¡Que ya voy mujer! ¡me estoy bañando! —y era cierto—.

—¡Date prisa que tu novia ya llega!

—¡Que ya salgo!

Termine tardándome treinta minutos más después de su griterío. Es que me gusta hacer enojar a todos, es divertido ver sus expresiones cuando se enfadan. Me resulta muy gracioso. Mi novia y sus padres terminaron llegando a las nueve de la mañana, de haber sabido, me habría quedado más tiempo con...bueno, con quien estuve en la madrugada.

Mi suegra "encantadora" trajo consigo unos pasteles que ella misma horneo. Admito que la señora cocina bien y como adoro todo lo dulce, no me negué. No sé cómo le hace mi novia para estar tan delgada con semejante cosas deliciosas que hace su madre, yo ya rodaría.

—Iremos al jardín —avisé levantándome de mi asiento junto a mi novia—.

—Bien, disfruten su estadía en el jardín —dijo mi madre sonriendo o al menos eso fingía—.

De mi novia no puedo decir nada malo, la condenada es hermosa y aunque le faltan ciertas "cosas" tiene un cuerpo bonito. Una dulce voz, una sonrisa agradable y linda, unos carnosos labios, pero delicados y suaves, sí, ya los he probado y sus ojos marrones, me gusta.

—Y bien ¿de dónde venias esta mañana? —me preguntó riendo. Mi relación con Eun Hee es bastante "liberal", nos llevamos muy bien a pesar de no amarnos—.

—Del mismo hotel de siempre, pero con otra chica —nos sentamos en la banca junto a la fuente de agua que mando a hacer mi padre hace un año atrás—.

—Y seguro no recuerdas su nombre —volvió a reír—.

—No es mi culpa tener mala memoria, no sé cómo recuerdo el tuyo —reí con ella—.

—Mas te vale recuerdes el mío, seré tu esposa después de todo.

Con Eun Hee nos conocimos el mismo día en que nos informaron que nos casaríamos. Ella no se opuso ni yo tampoco. Hablamos el mismo día y advertimos al otro el cómo somos. Mi futura esposa es una alocada como yo, disfruta tanto como yo de la vida, solo que ella no se acuesta con chicas, solo chicos y no son tantos. Es mayor, este año cumplirá veinticinco años, por lo que hablar con ella es muy agradable y siempre nuestras conversaciones terminan en risas. Hablamos de todo y de nada. Nos comprometimos hace nueve meses atrás. Al principio sería su hermano menor quien se casaría, pero este se escapó a Londres, evitando su casamiento, por lo que al final su hermana decidió ser ella quien se casaría en lugar de su hermano. Desde entonces ya han pasado cuatro años.

—En serio me recuerdas a mi hermano —siempre dice lo mismo—. Ambos son tan egocéntricos, machistas, engreídos, orgullosos, decididos y, sobre todo, viven la vida de la forma más alocada y atrevida.

—Y hermosos, no olvides eso —reímos—.

—Ya en serio, los dos opinan lo mismo sobre el matrimonio, es como si fueran alérgicos a esa palabra —me miro—. No creen en el amor para siempre ni en la fidelidad, sé que mi hermano no quiso casarse porque prefiere andar de culo en culo, según él, así es como se disfruta más de la vida.

—Tu hermano es un chico muy inteligente —reí y ella me dio un leve codazo riendo—.

—Bueno, eso sí, es muy inteligente, un seductor de primera, por su culpa se han hasta divorciado varias mujeres creyendo que él las ama —suspiro—. No lo apoyo en eso, pero es que ellas son tontas también, aunque las entiendo, mi hermano realmente es hermoso y su mirada, con ella las desnuda sin tener que usar las manos.

Escucharla describir así a su hermano, me entraban ganas de querer conocerle. Mas por el hecho de que al escucharle decir todo aquello, es como si me describiera así. ¿Será posible que en este mundo exista otra persona como yo?

—Me gustaría conocer a mi cuñado. 

—Lo conocerás, supongo...espero venga a la boda —miro hacia el despejado cielo azul—. No lo veo hace cuatro años, no me ha llamado, con suerte y me responde las cartas que le he enviado.

—¿Y qué hace en Londres?

—Nada, o eso creo —me miro—. ¿Entremos? Todavía tengo que hablar con tu madre sobre los invitados.

—Menos mal yo no me encargo de eso.

—Porque no quieres —bufó, reímos y regresamos con nuestras madres—.

El almuerzo estuvo bastante cómodo, mi padre regreso a casa para acompañarnos. En esta ocasión no se mostró malhumorado, ya que antes tuvo ciertos problemas en su empresa, por eso necesita que este "negocio" o sea mi matrimonio se lleve a cabo sí o sí.

En la cena, me disculpe ya que había quedado con mis amigos en casa de Hob, tendríamos una reunión, la cual solo sería para que estos preparasen todo para mi despedida de "soltero" es que son idiotas, pero así son ellos y son mis amigos después de todo.

—¡Oh mierda! —mis amigos estaban follando en el sofá de su cuarto de estar, sin vergüenzas cachondos que no pueden esperar hasta llegar a su habitación—. ¿Siempre tendré que pillarlos follando?

—Es tu culpa por llegar en pésimo momento —se defendió Tae, cubriéndose la polla con un cojín, ya que su posición dejaba mucho a la vista. Su novio estaba debajo de él, con todo su pene dentro de su culo y este encima dejando todo a la vista—.

—Regresa y espera a que terminemos —me ordeno Hob, quien seguía moviéndose mientras que Tae me miraba avergonzado y excitado—.

—Está bien, espero afuera —riendo retrocedí y cerré la puerta principal—. ¿Quién les manda darme la contraseña de su departamento y no cambiarla? Idiotas.

Después de media hora, Hob salió para avisarme que ya podía entrar.

—¿Cómo va lo de tu matrimonio? —preguntó Tae mientras nos servía café en las tazas que le regalo su madre al mudarse al departamento—.

—Supongo que bien, ya saben que yo no opino en eso —respondí indiferente, sacando la consola del mueble y así poder jugar—.

—Pareciera que no te importara tu matrimonio, JungKook —hablo esta vez el mayor—.

—Es que no me importa —conecté todo a la tv y me senté en el piso—. ¿Juegan conmigo o temen perder?

—Si pierdes, tendrás que salir en bóxer y pasearte por el pasillo del edificio —desafió Tae—.

—Okey, pero si tú pierdes, tendrás que dibujarte una polla en la frente y salir en bóxer hasta el primer piso.

—Trato —apretamos manos y comenzamos a jugar—.

—Luego no vengan con que empataron —advirtió Hob, ya que esta no era la primera vez que apostábamos algo. Al final terminábamos en "empate" y ninguno cumplía ni mierda—. 

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