Capítulo 3
-Pareces perro de tanto gruñir- me tenía harta la verdad, creí que lo tomaría mejor, pero ahora que nos habíamos movido de lugar parecía niño haciendo rabieta. -Ven aquí honney necesito comer.
-Acaba por matarme- negué
-Qué no te voy a matar ¿no lo entiendes?
-¿Entonces porque mierda estamos aquí?
Lo había llevado a una desolada isla, había una pequeña cabaña, solo eso. Teníamos dos días en ella y a pesar de que regresaba con comida para él no la quería comer, no dormía conmigo en la cama o se había vuelto a acostar conmigo, me tenía al borde de la locura, a este punto sólo podía pensar en dejarlo aquí tirado e irme por ahí.
-Tiempo de calidad como pareja, forjar lazos y eso- dije con burla, me lanzó una mirada matadora y continuó con su vista en el mar nuevamente. -¿Puedes al menos comer bien?
-¿Sabe mal mi sangre?- niño molesto
-Escúchame bien porque no volveré a repetirlo. Estoy y estás aquí por un favor que le hago a alguien, cuido de ti así que lo mínimo que puedes hacer es callarte y darme tu brazo para morderlo.
-¿Cuidarme de que?, estaba bien en mi casa, mi trabajo, con mis amistades. Además de que no es tu problema o de quien sea que te mandó si algo me pasa.- me lancé de la rama del árbol donde estaba y caminé hacia el.
-Hagamos algo- propuse -Yo pregunto algo y si respondes con sinceridad tu lo haces, una y una. Hasta que alguno no quiera responder. Mira que estoy a punto de golpearte con aquella roca de allá.
Lo pensó y aproveché para sentarme a su lado. -¿Me das tu brazo honney?- lo tendió y encajé mis dientes en el, dulce. Deliciosa, cuando estuve satisfecha relamí mis labios y lamí su herida de manera juguetona. -Comienzo yo- propuse -¿Porque tanto interés de tu parte sobre las debilidades de los vampiros?
-No responderé a eso- su mandíbula se había tensado, algo oculta.
-Bien, no lo hagas. ¿Porque tanto interés en la conversión si no es para ti?- lo ví ponerse de pie y tambaleó, era lógico que se mareara si no ha estado comiendo bien.
-No es de tu importancia- dijo de manera fría y se adentró a la cabaña.
Aparecí en lo alto del árbol donde tenía mi teléfono escondido y llamé a mi hermano.
Uno, dos, tres tonos
-Jungkook
-¿Que pasó?
-¿Quien es el?
-¿A que te refieres con eso?
-Me reconoció como vampiresa apenas me vio. Y estoy casi segura de que oculta algo.
-Jessica- su voz sonaba cansada. -No estás con él para psicoanalizarlo. Lo vigilas, te alimentas de él y cuando te llame lo regresas y borramos su memoria, nada más.
-Contacta a Yoongi o SeokJin, quiero entrar a su cabeza- lo escuché bufar.
-¿No me escuchaste?, lo que sea que pase con él es su problema, solo lo quiero lejos de Seúl.
-Puede ser una amenaza para nosotros
-Los Van Helsing están extintos. Eran los únicos capaces de envenenar a un vampíro con su sangre. Hace 500 años murió el último, ¿que amenaza puede significar un simple humano para nosotros?
-Si el sabía sobre los vampiros alguien más también.
-Estás viendo cosas donde no las hay. Pero si tanto te preocupa puedes sacarle la verdad.
-Ese es el problema, es frío como témpano, cerrado a hablar también.
-Gánate su confianza
-¿Que te cuesta llamar a Yoongi o a SeokJin?- me quejé
-Yoongi no aparece y SeokJin no está disponible.
-Maldito Yoongi, siempre hace eso cuando se le necesita. Adiós- cerré las llamada de mala gana y coloqué el teléfono donde mismo.
Miré a la lejanía, ya empezaba a oscurecer y me aburría horrores aquí "vigilando" al idiota prepotente ese, si al menos tuviéramos sexo fuera más llevadero.
Pero no, al joven se le dio por hacer berrinche e ignorarme.
Aunque..
Quizás si lo provocó un poco más
En mi maleta tenía un bikini, uno trasparente, de hilo.
Mordí mi labio para evitar reír en su presencia y me adentré a la cabaña donde estaba, pasé al baño luego de haberlo localizado en mi maleta y me lo coloqué.
Apenas unas pezoneras con hilos en la parte superior y la parte inferior con muy poca tela, era blanco por lo que cuando regresara estaría básicamente desnuda.
Dividí mi cabello en dos y trencé la primera mitad y salí del baño mientras terminaba de trenzar la segunda.
Su mirada fue a mi cabello, a los dominantes les encantaban las trenzas para tirar de ellas y él es uno de ellos.
Luego posó su vista en mi cuerpo, por todo el.
Lo miró con tal descaro que tuve que pensar en algo más para no reír, me incliné y me deshice de las sandalias que apenas me había colocado, pues quería regalarle una vista perfecta de mi trasero inclinado con solo una línea dividiendo ambos cachetes.
Salí a la playa y este no se movió del sofá donde estaba "leyendo", como me aburría aquí metida había traído libros y este también se entretenía con ellos, ni siquiera dijo gracias.
Me adentré al agua, estaba tranquila y el sol había caído completamente por lo que si quería podía permanecer horas aquí, pero la idea era hacerlo retorcerse por idiota.
Así que cuando lo sentí prudente salí del agua y regresé mis pasos hacia la cabaña, estaba en penumbras y apreté mi mandíbula al verlo recostado boca bajo en la cama como dormido.
Jessica 0
Idiota petulante 2
Cuando me sintió entrar se giró y posó su vista nuevamente en mi, lo miré de mala gana. -Me aburro aquí metido.
-Ve a nadar- bufó
-Quiero ver películas
-No pareces del tipo de ver películas, porno si.
-No veo porno- se quejó pero estaba casi segura de ello. -¿No tienes un computador?- negué y comencé a escurrir el agua de mis coletas, tragó.
¡Así que si lo ponía nervioso!
-¿Que propones para entretenernos honney?, es decir. Quieras o no aquí estaremos.
-Pudiste conseguir un lugar mejor- dijo señalando la cabaña.
-Crees que eres listo, ¿piensas que me puedes manipular para huir?- negué.
-Y tu crees que mostrando algo de tetas lograras hacerme ceder.- reí con burla.
-Tu puedes pensarlo así, pero tú amigo no- señalé su más que clara erección.
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