-Iré al baño, no te iras de aquí hasta terminar.- mandón, sexi, imponente.

¡Cree que él si puede!, iluso.

Lo vi perderse en el baño y me dirigí hasta mi tocador, limpié mi rostro, mi labial estaba regado así que lo retiré, recogí mi cabello en una alta coleta y me coloqué su camisa sobre mi cuerpo, ¡que bien huele!.

-Quiero comerte la polla- dije apenas lo vi salir del baño -Prometo no morderte, palabra de exploradora-, puse mi mano derecha sobre mi corazón, lo vi reír con sorna.

-No confió en ti- dijo recorriéndome con la mirada, apenas había colocado solo dos botones de su camisa para permitirme tentarlo. -¿Porque no tienes dominio sexual sobre mi?, se supone que las vampiresas lo tienen- es cierto.

Cada vampiresa exuda sensualidad para seducir tanto a hombres como a mujeres, pero aún no la desarrollo.

-Soy joven, apenas tengo 100 años, en otros 100 años más o menos podré hacerlo.- lo vi morder su labio. -Aún así te encanta lo que vez- me acerqué más a él. -Hagamos un trato, yo alimento tu curiosidad y tu me dejas hacer de todo con tu cuerpo.- de todos modos podía hacerlo olvidar todo si quería con solo morderlo y supongo eso no lo sabe, espero que no, lo vi reír.

-No- acortó todo el espacio entre nosotros y sentí su respiración en mi rostro. -¿Que tal si alimentas mi curiosidad y yo hago lo que quiera con tu cuerpo por esta noche?- comenzó a deslizar su dedo entre mis pechos hasta dejar la camisa totalmente abierta.

-Bien, hasta que te vayas- dije a sabiendas de que no se iría al día siguiente ni esta noche sino cuando mi hermano me diera luz verde, aunque ahora se me antoja quedármelo por más tiempo, mi lindo y sexy juguetito.

-De rodillas y abre esa boquita- demandó mirándome desde arriba, ¿son todos los humanos así de demandantes en el sexo?

Nunca había estado con uno, solo me he acostado con vampíros y un hada del sur una vez, y una Ninfa de agua una delicia de criatura, nunca con un humano, hasta ahora ninguno me parecía atractivo, solo el.
¡¿Que es eso que tienes lindo Hoseok?!

Abrí la boca y chaqué mi lengua para tragarlo todo en cuanto lo liberara, me abrí de piernas y deslicé la camisa de mis hombros para dejar mis tetas a su vista.

Lo vi entornar sus ojos y mirarme con malicia, liberó su polla de sus bóxers y me lo ofreció sonriendo de manera perversa.

Lo adentré completo en mi boca, estaba duro, podía sentir sus venas palpitar en mis labios y rozar con mi lengua.

Con la primera succión que realicé lo vi echar la cabeza hacia atrás mientras soltaba una que otra maldición.

Paseé mi lengua por la punta de este y luego llevé mi cabeza hacia él haciéndolo rozar mi garganta profundamente, lo veía contenerse para no emitir sonidos.

¡Así que era de los marchitos que no les gusta gemir!

Eso cambiará primor

Apreté mis labios contra él y agregué más rapidez a mis movimientos haciéndolo jadear con más fuerza hasta que un fuerte gruñido salió de él.

Acabó esparciéndose entre mis pechos y abdomen y embarrando su camisa. De todos modos no la necesitará.

-Al baño mentirosa- dijo con su fría e intensa mirada sobre la mía.

-Si honney- agregué burlonamente mientras era seguida por él hasta el baño.

Me metí dentro de la ducha luego de dejar su camisa contra el suelo del baño y dejé que el agua me empapara bajo su intensa mirada.

Deslicé mis manos entre mis pechos y alcancé mi intimidad -¿No vienes?- dije mientras me frotaba de arriba a abajo, mi mano libre fue a mi pecho y lo apretó sacándole una mirada de morbo.

Adentré dos de mis dedos en mi y jadeé mientras lo miraba, su pene comenzaba a ponerse duro de nuevo.

-Ohh honney- gemí cuando adentré otro dedo en mi, este se acercó y sustituyó mi mano, justo eso quería.

-¿Te quieres venir?- asentí -¿Con mis dedos?- negué -Con esta- arrimó su polla a mi intimidad y asentí a pesar de que no había sido pregunta.

Estampó con fuerza ambas bocas y chupó mi labio, luego lo mordisqueo y volvió a chupar, era agresivo y rudo, me encantaba.

Estaba tan embobada con el beso que no noté cuando me subió contra sus caderas para penetrarme con rudeza.

-Eres tan escandalosa que me encanta- dijo cuando mis gemidos dejaron de ser retenidos por su boca.

Las embestidas no hicieron más que incrementar en fuerza y rapidez dejándome extasiada en apenas minutos, él me siguió poco después.

Luego de salir del baño lo hallé con su pantalón puesto mientras estaba sentado en una de las sillas, sabía que no intentaría irse hasta obtener respuestas, pero él creía que solo eso le faltaba aquí.

-Háblame de las conversiones

-¿Quieres convertirte honney?- inquirí tomando asiento frente a él luego de haber colocado unas bragas y vestido sobre mi cuerpo.

Me encanta la forma tan descarada en la que se sienta, es como si me llamara a comer lo que tiene entre las piernas.

-Quiero saberlo

-Las vampiresas nacen o son convertidas, si es lo segundo deben ser descendientes de al menos tres generaciones de brujas, los vampiros nacen- mentí, pueden convertirse pero él no tiene por qué saberlo. -Primera de tres preguntas primor- agregué

-No dije que solo eran tres

-Si quieres más respuestas deberías trabajar más- eso lo hizo reír entendiendo a lo que me refería.

-¿Mueren?

-No- lo vi fruncir el ceño, extraño

-¿Debilidad?

-La luz del sol- reí -¿Quieres saber más?, tenemos toda la noche- miró su reloj y negó

-De hecho ya debo irme, un gusto follar contigo- dijo poniéndose de pie

-Ni siquiera sabes donde estamos- reí y lo vi tensarse

-Seul- negué, lo vi revisar en su teléfono y me puse de pie notando tenía su ubicación actual abierta.

Lo arrebaté de sus manos y desaparecí frente a él para llevar el teléfono con mi hermano, cuando regresé en apenas segundos este estaba abriendo la puerta de mi cuarto con solo los pantalones puestos. -Es temprano honney quédate un poco más.

-Si vas a beber mi sangre hazlo ya y deja las bromas, si vas a matarme también.

-¿Te gusta Europa?- dije a pesar de que sólo estábamos dentro de mi cuarto de hotel. -¿No te gusta?, bien, iremos aún lugar más privado. Me encanta gemir tu nombre y aquí las paredes son delgadas.

-No me convertiré en ningún esclavo tuyo- habló con rudeza, ¿sabrá todo lo que me excita que lo haga?

-Ya lo hiciste honney

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