Tenía 12 años, 12 putos años y todavía no he dado mi primer beso...
Es frustrante pensar que todas mis amigas ya tengan novio o sólo salen a citas y se dan unos cuantos besistos.

Y YO QUE PINTO!!
Soy hermosa.

Marcus dice, que muchos chicos se mueren por mi, pues donde están esos chicos. ¿En Tokio? Creo que si, porque todos los chicos que se me acercan son unos patosos.

Soy muy exigente y todos los chicos de la prepa, me parecen muy inmaduros. Y aquí estoy frente al gran espejo de mi habitación, desnuda a punto de ir al baño a darme una ducha.

-Eres hermosa Ivette..- dije a mi reflejo. Me acerqué más a mi espejo y toque el vidrio con la yema de mis dedos- Tan perfecta, inteligente, una completa obra de arte- dije acercando mi rostro al reflejo de mis labios- Quién necesita a un hombre, cuando tienes todo lo que necesitas una vez veas tu propio reflejo- bese el reflejo de mis labios, ensuciando el cristal con mi labial de fresa.

...

-Después de unas semanas, Jonathan, el chico más popular de la preparatoria, me beso en los vestuarios de hombres- dije y el abrio mucho los ojos- En conclusión mi primer beso fue con mi propio reflejo y el beso "real" fue con el chico, playboy.

-Interesante- dijo escribiendo en su libreta. Nunca antes le avia contado a nadie sobre esto. Es un tema...intimo- ¿Eso es todo? O tiene otras razones?- pregunta Rodríguez, y yo me acomodo mejor en mi asiento.

-La segunda característica de una persona narcisista es,
-Cree que es “especial” Exige una admiración excesiva.

-Te crees mejor que los demás?- pregunta él, levantando las cejas.

-Juzguelo usted mismo..- dije y le conté cuando tenía 9 años.

...

-Porfis, mamá, llevame a comer a ese restaurante de pasta. Me lo merezco por mis buenas calificaciones- digo haciendo un puchero. Veo como mis encantos surgen efecto en el frío corazón de mi madre.

-Esta bien, cuando llegue tu padre iremos al restaurante que tu quieras.

...

-Consentida- escucho decir al sexy psicólogo que tengo frente mío.

Lo ignoró y sigo contando mi relato.

...

-Como te convenció de venir a un restaurante tan caro- pregunto mi padre, a mamá. Para ese entonces aún no estaban, divorciados.

-Me acho la cara de perrito, tipo gato con botas y no pude resistirme- dijo mi madre, en su defensa.

-Venga yo sé que me quieres mucho- digo para que dejen de pelear. Últimamente es lo unico que hacen.

-Perdonanos, princesa, papá tuvo un día difícil- dijo y yo asenti con la cabeza.

-Mesa para tres- dijo mi madre una vez en el restaurante.