-Vas a salir?- me pregunta mi madre, al verme bien areglada.

Después del Instituto, al llegar a casa lo primero que hice fue asaltar mi almario. Marcus, vendría para recogerme y quería verme hermosa. Aunque para eso no se necesito la gran cosa. Vestía un vestido rojo, pegado al cuerpo y unas botas de tacón negras. Mi maquillaje era sencillo pero termine poniéndome pestañas postizas.

-Sii, avisame cuando venga Marcus- le dije poniéndome labial.

-Así que Marcus..- dijo ella con picardía- Si tuviera tu edad, yo ya me abría cogido a ese muchacho- dijo para pincharme y me azotó el trasero.
Yo sólo negué con la cabeza, ronriente.

¿Quién no quiere a una madre así? Siempre es cinsera con migo y yo con ella.

-Mamá, por favor, comportate cuando llegué, Marcus- digo y ella me guiña un ojo y sale de mi habitación.

(...)

-Te e dicho que estas preciosa- me dijo Marcus, pasandome una coca-cola. Lo mire con picardía.

-Sii, me lo as dicho en la entrada de tu casa, en el auto y ase unos segundos en la entrada y todos gritaron de emoción por que lo dijiste bien alto- el se encojio de hombros.

-Sólo cuatro veses? ¡Eso es muy poco!- dijo y me llevo al sentro de la pista para bailar.

-Quieres ir a mi casa?- pregunta Marcus, una vez subimos a su auto. Después de esa alocada fiesta.

-Si, aún no quiero ir a la mía- eso es todo lo que el nesesita escuchar para arrancar el coche, con dirección a su mansión.

Me quedo dormida en el camino y cuando despierto ya aviamos llegado.

-Vamos a la casa en el árbol?- pregunto y yo asenti. Lo se. Es muy infantil de nuestra parte, pero esa casa a sido nuestro refugió de pequeños. Cada año la decorabamos a nuestros gustos y nos asegurabamos de que siguiera firme al árbol.

-Las damas primero- dijo él, y yo subí por las escaleras.

-Me encanta la vista- dije mirando el paisaje desde arriba.

-A mi también me encanta la vista- dijo Marcus, con una voz ronca y abrasandome por la cintura.

-Marcus..- dije en un susurro.

-Shh, disfruta ¿Si?- dijo y sabía lo que venía a continuación.