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Capítulo 3

A punto de llegar al Costanera Center, miramos el enorme edificio y esperamos a que el semáforo diera a verde. Joey sonrió con entusiasmo.

Cruzamos la calle y llegamos. Mi corazón latió con más fervor y Joey atento y caballero, me abrió la puerta para que yo entrara primero. Yo le sonreí.

_ Gracias – le dije con coquetería, entré y él fascinado, entró tras de mí...

Miró todo a su alrededor y sonrió.

_ Tal como la última vez que vine. Sigue todo igual – le sonreí.

_ Es cierto... Estuviste aquí la última vez que vinieron

_ Así es. Me parece un lugar muy bonito este centro comercial, por eso es que quería volver aquí

_... La verdad es que me has sorprendido. Mi mamá y yo creíamos que como ya habías venido anteriormente aquí, esta vez no vendrías – me sonrió.

_ Pues se equivocaron, jejeje. Me encanta este lugar y te lo aseguro, si tengo la oportunidad de volver nuevamente, lo haré – le sonreí.

_ Te creo y me fascina la idea

Me miró intenso y yo lo miré perdidamente. Nos miramos con complicidad y algo más...

Sus ojos brillaron y yo los contemplé con anhelos y amor. No quería dejar de mirarlos y Joey sin evitarlo, acarició mi mejilla, lo que me estremeció por completo.

Mi aliento se me retuvo y con el corazón agitado, su enorme mano estaba junto a mi mejilla. Amé sentirla, sentir su dulce tacto.

Ambos nos sonreímos con destellos.

_ Eres muy bonita y tierna

_... Gracias... Pienso lo mismo de ti – se sintió avergonzar.

_ ¿Lo mismo de mí?

_ Si... - las mejillas otra vez se me enrojecieron.

_ ¡Oh vamos! No es para tanto – por un impulso, tomé su brazo, lo que a él le resultó muy enternecedor y yo lo miré perdidamente enamorada.

_ Si Joey. Eres muy lindo, muy lindo – me miró fijo y vibró por dentro.

<< ¡Oh! Que dulce es >>

<< Está aún más hermosa que la última vez que la vi... >>

Su corazón se agitó, y vibró a la vez, y yo aún tomada de su brazo, él me miró, yo lo miré y los dos nos sonreímos perdidamente.

Lo sentí más cercano a mí, que nunca, lo que me volvió loca por dentro. Esa era la primera vez que sentía a Joey tan cercano a mí.

_ De verdad eres muy tierna ¿Lo sabías? – le sonreí con pudor y mis mejillas vibraron con su dulce y a la vez apasionada mirada.

_...

_ Y muy bonita

_ Mi Joey – le dije sin poderme contener y él me miró con destellos y más ternura.

<< ¡Le dije Mi Joey! >>

Nerviosa, él lo advirtió y sonrió con ternura.

_ Ven ¿Te parece si comenzamos a recorrer algunas tiendas? – le sonreí con destellos, muriéndome aún de nervios por dentro.

_... Claro, si...

Comencé a caminar junto a su lado, con mi corazón ferviente y Joey me sonrió perdidamente enamorado.

Miramos las escaleras mecánicas, las que estaban todas cruzadas entre sí. Hacían alusiones al video musical de la banda de rock "Pink Floyd", "Another brick in the wall" y nos sonreímos.

_ ¿Te parece si comenzamos a mirar en el segundo piso?

_ Pero ¿Qué es lo que quieres comprar? – me sonrió.

_ Unas zapatillas skechers

_ Ah, ok – le sonreí y él también me sonrió.

_ Necesito unas zapatillas cómodas para el concierto

_ Jejeje, entiendo. Mira, conozco algunas tiendas a las que podemos ir

_ Genial, jejeje, vamos entonces

_ Si...

Le dije y le sonreí con más felicidad, y anhelos, y Joey me miró y contempló por unos instantes mi sonrisa.

Sentía que estaba soñando; eso me decía a mí misma una y otra vez y sin dejar de sonreír, mi alma y cuerpo vibraban de alegría. Me sentía inmensamente feliz y realizada. Nada podría arruinar la dicha que tenía.

Joey y yo estábamos paseando por el Costanera Center.

Subimos al segundo piso y comenzamos a buscar las tiendas, de las que yo le había mencionado...

Joey me sonrió, yo me puse otra vez nerviosa y me perdí en su sonrisa.

_ Tal como la última vez. Suele andar mucha gente en este centro comercial

_ Jejeje, sí. Siempre ha sido así, desde que abrió sus puertas, este lugar pasa lleno de gente, lo que me desagrada un poco – él se rió.

_ Jejeje ¿En serio? Creí que te gustaba este lugar

_... No, si me gusta... pero no me agrada mucho la gente. Detesto los lugares con mucha aglomeración... - notó que me había vuelto a costar la pronunciación y me sonrió con ternura.

_ Comprendo. Para serte sincero, tampoco me gustan mucho los lugares con tanta gente, sobre todo si en esa parte soy muy conocido – le sonreí.

_ Entiendo perfectamente a lo que te refieres

_ Así es, jejeje – lo miré con destellos y él me sonrió con ternura.

Ambos sin dejar de sonreírnos, yo estaba toda nerviosa, y con mis mejillas vibrantes, busqué de pronto con la mirada la tan conocida y mágica cascada de colores, y Joey fijo en mí, advertí que no estaba; solo estaba el enorme árbol de navidad. Aquello me extrañó.

_ No está

_ ¿Qué cosa? – preguntó con interés.

_ La cascada. La enorme cascada de colores, que estaba justo en el centro – volvió a sonreírme.

_ Ah, sé de qué hablas, la recuerdo – le sonreí con entusiasmo.

_ ¿De veras?

_ Si. Recuerdo haberla visto la última vez que vine aquí. Era increíble – lo miré perdidamente.

_ ¿De verdad te pareció increíble?

_ Sí, mucho. Sus colores destellaban al igual que tus ojos – el corazón se me aceleró.

_...

_ Me agrada mucho que estés aquí conmigo Andrea. Estoy muy contento – las mejillas se me enrojecieron y le sonreí perdidamente.

_... Yo también estoy muy feliz de que estemos los dos, aquí paseando. Aún estoy sorprendida

_ Jejeje, vamos, no tienes que estarlo. Los dos somos personas comunes y corrientes, tal como todas las demás

_ Bueno, tú no lo eres tanto

_ Claro que lo soy. Por el hecho de que sea un artista, no significa que no sienta o quiera como todo el resto – le sonreí.

_ En eso tienes razón

_ Solo quiero que disfrutemos de esto, que los dos nos riamos y compartamos cada instante de esta tarde – mi corazón se estremeció y lo miré con destellos.

_ Opino lo mismo. Me encanta tenerte a mi lado – me miró perdidamente enamorado y retomamos nuestro paseo en aquel centro comercial.

Con dicha y anhelos, caminaba a su lado. Amaba sentir su dulce presencia junto a mí, lo que me volvía loca a cada segundo. De vez en cuando volteaba a mirarlo sin que él lo advirtiera y mi corazón más se estremecía de infinita felicidad.

Llegamos a una tienda muy conocida; los dos nos miramos y sonreímos y entramos a ella...

_ ¿Crees que aquí encuentre las zapatillas que quiero?

_ Si, descuida. Ahora vamos a buscarlas...

Entramos a la sección de ropa de mujer y yo sin contenerme, tomé su mano y comenzamos a caminar. Joey me miró con ternura por aquel contacto. Le encantó sentir mi mano tomar a la suya.

Vi a uno de los acomodadores de ropa y me acerqué con Joey.

_ Hola, buenas tardes – él sujeto nos miró a ambos.

_ Hola ¿En que los puedo ayudar?

_ ¿Dónde está la sección de calzado de hombres?

_ En el cuarto piso

_ Ok. Mucha gracias...

Joey fijo en mí, comencé a buscar con la mirada las zapatillas de hombres y él sonrió.

Ambos buscando las que él quería, de pronto, Joey las vio y tomó un par.

_ Estas son niña mía – me volteé a mirarlo y me le acerqué.

_ Súper

_ Estas son del 39, necesito del 45

_ ¿45? ¡Rayos!

_ ¿Qué pasa? Jejeje

Me puse nerviosa y me puse a reír.

_... Nada, es que tienes los pies muy grandes

_ ¡Jajaja!

_ Te pediré unas del 45 entonces – me sonrió con detenimiento.

_ Ok...

Sentado, yo regresé con uno de los encargados y le pasé las zapatillas.

_ Estás son del 45. Pruébatelas – él me sonrió.

_ De acuerdo...

Se sacó la zapatilla del lado derecho y se probó la nueva. Joey me miró.

_ ¿Cómo te queda?

_ Me queda perfecta

_ ¡Genial!

_ Llevaré entonces esta...

El encargado nos sonrió a ambos, Joey le pasó las zapatillas y este se fue.

Él me miró y yo le sonreí, amándolo con locura. Joey volvió a sonreírme y acarició mi mejilla.

_ Gracias por acompañarme niña mía. De verdad lo aprecio mucho Sostuve con cariño su mano en mi mejilla y los dos nos miramos perdidamente enamorados.

Joey sacó su tarjeta de crédito para pagar las zapatillas, y yo a su lado, lo observé pagarlas...

Llevando ahora su bolsa con sus nuevas zapatillas, salimos de la tienda y continuamos paseando...

La gente pasaba por nuestro lado como si nada, lo que más nos tranquilizaba. Joey estaba muy cómodo, relajado, y sobre todo, feliz.

_ ¿Quieres comprar algo más, Joey?

_ No, pero quiero seguir paseando y ver más tiendas – le sonreí y él también me sonrió.

_ Ok.

_ ¿Qué harás luego de que yo vuelva al hotel?

_... También volver al hotel – supo a que yo me refería y me sonrió intenso.

_ Genial...

Nos acercamos a las barandas y miramos con detenimiento el gran árbol de navidad, justo al centro. Con anhelos lo miré junto a mí y Joey fijo en aquel árbol, observé las facciones de su rostro y el corazón se me aceleró de felicidad. Ya no podía ser más feliz. A pesar de que él llevaba puesto su jockey. Me volvía loca como lucía. Él estaba demasiado guapo.

Continuamos recorriendo aquel centro comercial y los dos caminando, Joey volteó a mirarme y por impulso, tomó mi mano. Anhelaba hacerlo.

Yo sentí su mano junto a la mía y lo miré sorpresiva y a la vez con dicha. Amé que tomara mi mano.

Bajamos al último piso y Joey vio una tienda donde vendían artículos y arreglos para el hogar. Aquella tienda le llamó la atención.

_ Entremos ahí – miré la tienda y me sorprendí.

_ Quieres entrar al "Easy" – me sonrió.

_ Si

_ Jejeje, bueno, vamos entonces...

Entramos al Easy y él miró con entusiasmo todo el lugar.

<< Nunca pensé que Joey entraría a un lugar como este >>

<< ¿Qué andará buscando aquí? >>

<< Quizás, una llave o alguna herramienta para arreglar algo en su casa... >>

_ ¿Qué es lo que buscas aquí, Joey?

_ Mmm, nada. Solo quiero mirar de curioso, es todo – solté una carcajada y él también rió.

Entramos al primer pasillo, luego recorrimos los demás. Había demasiados artículos para el hogar como enormes espejos, decoraciones para el living y comedor, hasta casitas para perros y gatos.

Nos sonreímos y Joey me miró con ternura.

_ ¿Estás cansada?

_ No, para nada

_ Súper, porque quiero invitarte a que comamos algo ¿Dónde está el patio de comida aquí? – le sonreí.

_ En el último piso de arriba. Allá hay muchos lugares para comer y hasta para tomar café

_ ¿Café?

_ Si

_ Podríamos luego de que terminemos de ver esta tienda, subir y pasar a tomarnos un café ¿Qué dices? Yo te invito

_ Gracias. Aunque debo decirte algo, yo no puedo tomar café – dije apenada y él me miró atento.

_ ¿Por qué?

_ Porque tengo problemas de presión alta

_ Oh, comprendo, pero puedes pedir otra cosa - lo miré con destellos y le sonreí. Amé su invitación.

_ Si Joey, acepto tu invitación – me sonrió con ternura.

_ Genial...

Caminamos por el largo pasillo, que daba con la salida y a punto de salir, una humilde y grata pareja con su pequeño hijo se nos acercaron y le sonrieron a Joey. Lo habían reconocido.

_ Hola Joey

_ Hy

_ ¿Podríamos tomarnos una foto contigo? – él les sonrió.

_ Yes

La pareja sonrió y él se colocó al medio de ellos. El hombre sostuvo a su pequeño, la muchacha me pasó el celular, para que yo les tomara la foto, y ella abrazó a Joey.

Yo les sonreí, Joey me sonrió, la pareja también sonrió y yo les tomé la foto.

_ Muchas gracias, Joey

_ Adiós y gracias...

La pareja más que contenta y agradecida por el carisma de Joey, se marchó feliz con su foto.

Nosotros los vimos irse y los dos contentos, Joey me miró y me sonrió perdidamente.

_ Sigue en pie mi invitación por si acaso – le sonreí y me reí más que feliz y plena.

_ Claro, yo encantada

_ Jejeje, vamos...

Subimos las escaleras mecánicas y Joey fijo en mí, tomó con ternura mi mano y yo lo miré perdidamente enamorada.

Sentados frente a frente en una cafetería, la que estaba en pleno patio de comida. Nos miramos y nos sonreímos con complicidad y anhelos.

Joey me miró con coquetería. Me sedujo con sus profundos ojos celestes, lo que más me volvió loca por dentro.

_ Me he divertido mucho paseando aquí contigo – le sonreí.

_ Yo igual. Algo que jamás olvidaré – me miró perdidamente.

_ Me encantaría poder repetir esta salida – lo miré fijo – Que, si estás de acuerdo, volvamos aquí, o tal vez irnos de paseo a otro lugar – mi corazón brincó de ilusiones.

_ Me encantaría – me sonrió.

_ Perfecto, entonces te daré mi número de celular – ahí más me morí por dentro. Nunca, ni en mis más sueños locos, creí que Joey me daría su número de celular y nerviosa por aquello, él me sonrió.

Saqué mi celular y él me dio su número. Yo como robot lo anoté en el mío y sin darme cuenta, Joey estaba atento en mí y en mi dulce reacción para él.

_... Ok, ya lo tengo

_ Genial

_ Te prometo que esto, lo de tú número, no se lo daré a nadie

_ Jejeje, está bien. Confió en ti Andrea – me miró intenso y yo lo miré casi sin aliento.

_...

_ Luego cuando yo regrese a Londres, seguiremos en contacto

_ De acuerdo...

Estaba sorprendida, aún no lo podía digerir y Joey mirándome fijo y con ternura, yo lo vi que comenzó a revolver su ansiado café cargado y yo, lo imité e hice lo mismo con mi té.

Él bebió de su café y yo bebí del mío.

_ ¿Cómo está tu té? – le sonreí.

_ Muy sabroso. Está en su punto, tal como me gusta ¿Y tú café?

_ Jejeje, perfecto, como dices tú, tal como me gusta

_ Jejeje – el corazón se me alborotó de felicidad.

Los dos volvimos a tomar de nuestras tazas y nos sonreímos. Aprovechamos cada minuto de esa dulce e inolvidable instancia en aquella acogedora cafetería.

_ Espero que esto, esta salida a tomarnos una taza de café, y tú una taza de té, se repita – lo miré perdidamente y sus ojos me sedujeron con intensidad.

_ Lo mismo digo yo mi Joey...

Salimos de aquella cafetería y los dos sin dejar de sonreírnos, Joey recordó el hotel y miró la hora en su reloj.

_ Es mejor que ya volvamos al hotel, o si no, todos los que nos conocen se preocuparan – recordé a mi mamá y al resto de mis amigas del fan club

_ Si, es cierto – Joey me miró y advirtió que aquello me había preocupado.

_ Tranquila. No tienes por qué mentir, confías en tu madre, lo sé. Te pido que solo a ella le cuentes de este paseo, que tuvimos juntos – amé que si confiará en mi mama y que, sobre todo, que le agradara y le sonreí con anhelos e ilusión.

_ Te lo prometo, solo a ella le contaré de nuestro paseo secreto – me miró perdidamente enamorado y me sonrió.

_ Lo sé. Confió en ti...

Nos miramos con complicidad y anhelos, y luego sin más, él tomó su bolsa y salimos campantes y llenos de alegría de aquel encantador centro comercial y nos regresamos, caminando hasta el hotel.

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