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Ahí se encontraba cierta peli naranja esperando el vehículo de su amiga con sus pertencias en manos y su hermanos menores acompañándole.
- ¿Sabes? Para cuándo regreses seré dueña del lugar, anciana - Bromeó Rosé haciendo reir a su hermana.
- Apenas tienen cinco años, no podrían hacerse cargo aunque quisieran - Le recordó la mayor provocando un puchero.
- Entonces creceré rápido y entrenaré mientras tanto para ser la mejor en el oficio - Aseguró la pelinegra y NaYeon rió.
- Yo creceré más rápido, así me caso con Hanna - Aseguró Grey inflando su pecho de orgullo.
- Seguro - Le siguió el juego oyendolos hablar de todo lo que harían creciendo en las semanas que estaría ausente.
- ¡Ya llegó por quién lloraban! - La cantarina voz de Hanna se oyó en el lugar y un bonito automóvil volador se estacionó frente a las hermanas.
- ¡Hani! - Chilló Rose corriendo a abrazar a la castaña, quien correspondió gustosa. - Ya te he echado de menos
- Y yo a ti, demonia, dime, ¿Ya les sacado canas verdes a la aburrida de tu hermana? - Bromeó haciendo reír a la pelinegra, quien asintió.
- Como siempre, y Grey me ayudó - Aseguró y la mirada de la castaña se dirigió al pelinegro que se acercó con una flor en manos.
- Una flor exótica para una belleza exótica - Dijo el niño sonriendo y dejando en evidencia los dientes que le faltaban por la edad que tenía.
- Gracias, cariño, no debiste molestarte, la guardaré junto a los demás regalos - Aseguró Hanna besando su mejilla haciendo que él sonría emocionado.
- Claro, así el día de nuestra boda las usas en tu ramo - Aseguró Grey, haciendo que la ojiverde riera junto a las hermanas de él.
- Para ese entonces será un ramo enorme el que cargaré - Le siguió el juego Hanna y él asintió.
- Es lo menos que merece mi Reina - Aseguró y ella le sonrió.
- Bueno, ya debemos irnos, Romeo, así que apártate así subo - Ordenó NaYeon apartando al galán y a la traviesa niña a su lado para colocar sus maletas dentro del auto.
- Te echaré mucho de menos, cabeza hueca - Aseguró Rosé abrazando a su hermana mayor junto a su mellizo.
- También te extrañaré, cuidare de Woo en tu ausencia - Aseguró Grey.
- Y yo los extrañaré a ustedes, par de demonios, los estaré llamando a diario, gracias por cuidar de Woo, cuidense mucho - Pidió y los dos asintieron.
- Chao, hermosos, nos vemos en un tiempo, cuando nos aburramos de estar allá, venimos con Bulma a acá - Aseguró Hanna haciendo sonreír a los niños mientras los abrazaba. - Andando, Nana - Ordenó y la pelinaranja subió al vehículo.
Miró a su madre de reojo, mientras está venía por los mellizos y la observaba en silencio, despidiéndose de Hanna cálidamente.
- Eso fue muy incómodo - Confesó la castaña ni bien comenzaron a alejarse de la Isla.
- Muy. Pero ya estoy acostumbrada a que mi madre ame a mis amigas más que a mi - Suspiró NaYeon y la de cabello oscuro negó.
- Eso no es cierto pero considerando que mis papás te adoran más que a mi, lo voy a creer - Bromeó Hanna haciendo reír a la pelinaranja - Por cierto ¿Surgió la moda de la venda en la pierna o que?
La ojiverde mordió su labio, no quería que se enteraran del suceso reciente y se preocuparán, pero Hanna era muy chismosa y por esa razón observadora, pues descubrió la venda apesar de que tenía puestos pantalones largos.
- Una bala rozó mi pierna, nada grave, lo importante es que Woo está a salvo - Confesó NaYeon con pesar.
- ¡¿Nada grave?! ¡No nos vemos hace meses y de repente cuando nos vemos estás baleada! - Chilló Hanna y la pelinaranja se preparó mentalmente para el regaño que le vendria.
El par de amigas emprendió el viaje al hogar de Bulma entre los regaños de Hanna y luego algunos chismes.
Tras unas horas llegaron a la Capital del Oeste en la Zona 29, aterrizando en la residencia Brief.
No fue sorpresa que fueran bien recibida por la familia, quienes las esperaban ansiosos. Enseguida ni bien NaYeon bajó del automóvil fue abrazada efusivamente por Bulma, quien soltó un par de lágrimas de emoción.
- ¡Enserio viniste! - Soltó sin creerlo, con una sonrisa en sus labios se separó del abrazo. - Lamento haberte llamado justo cuando unos cazadores te atacaron, fui inoportuna - Se disculpó y NaYeon miró a Hanna quien la ignoró abrazando a Panchy Brief.
- También te extrañe, Buls, y tranquila, comprendo que no sabías que hacía - Contestó la pelinaranja y sonrió a su hermana del alma para luego ser abrazada por la mujer rubia - Ay, Sra Brief echaba de menos sus abrazos y sobretodo sus pasteles -Suspiró encantada y la mayor se separó de inmediato.
- ¡Hice pastel, te traeré una porción enseguida! - Anunció Panchy para desaparecer de su vista rápidamente. El doctor Brief rueda los ojos divertido para acercarse a abrazar a la pelinaranja.
- Bienvenida a casa, Nana, ponte cómoda y quédate todo el tiempo que necesites - Dijo con amabilidad para irse detrás de su bella esposa.
- Y a mí que me parta un rayo - Se quejó Hanna y Bulma la abrazó riendo.
- No seas dramática, sabía que vendrías por el alcohol gratis y además ya te vi hace una semana - Le recordó la peliazul y la castaña rió asintiendo.
- Cierto y está vez pienso quedarme por más tiempo - Aseguró Hanna riendo levemente.
- Quédense las dos, pasaremos tiempo de calidad, ¡Hay mucho de que hablar! - Chilló Bulma con alegría enredando sus brazos en el de sus mejores amigas.
- Si, si, si, primero a lo importante, ¿La fiesta...? ¿Ya sabes quienes serán invitados? ¿La comida y bebidas están listas? Recorda que nos invitaste a la mejor fiesta de la historia, según tus palabras - Se quejó la castaña haciendo reír a sus amigas.
NaYeon echaba de menos a esas dos locas, pasar tiempo con ellas era aventuras aseguradas.
[...]
El trío de mejores amigas se encontraba arreglándose para la fiesta que se llevaría a cabo en unos minutos, Hanna se encargaba de maquillar y Bulma de peinar, NaYeon era una persona insegura y tímida, así que eran sus amigas las que se encargaban de arreglarla y elegir su outfit, mientras que chismeaban un poco.
- ¡Debían verlo, literalmente casi se cayó al piso y solo para abrirme la puerta! - Terminó de contar Hanna riendo junto a sus amigas. - Es un chico muy tierno, tal vez le dé una oportunidad
- Deberías, sino terminarás siendo una vieja cria gatos - Bromeó Bulma riendo mientras esquivaba un peine.
- ¿Y que tiene de malo que me gusten los gatitos? A ti te gustan los vagabundos - Le sacó la lengua haciendo que la peliazul se indigne.
- Ladrón, no vagabundo - La corrigió Brief y se rieron hasta que notaron que la pelinaranja no participaba de la charla. - Tu también debes darle oportunidad a otros chicos de llegar a tu corazón
NaYeon negó sintiendo sus ojos arder.
- Aún tengo la esperanza de volver a verlo, solo...solo para pedirle una explicación de porque se fue sin decirme nada - Confesó y sus amigas suspiraron.
- Las coincidencias no existen, todos tenemos un destino marcado, así que si él se alejó y es para vos, va a volver - La Argentina apretó su hombro dándole apoyo.
- Así que disfruta de tu estadía aquí en la Corporación Cápsula, te prometo que el dolor va a disminuir - Aseguró Bulma tomando sus manos y la ojiverde sonrió.
Tenía a las mejores amigas en la Tierra definitivamente. Asintió sonriendo levemente, aunque en el fondo sabía que no disfrutaría de la fiesta quería hacer que ese par no se preocupara por ella.
- ¡Esta noche me la doy en la pera! - Aseguró Hanna con emoción terminando los últimos retoques de maquillaje para sonreír.
[...]
Luces, música a todo volumen, gente bailando de aquí para allá, algunos coqueteandose y besandose, algunos llegando a otro nivel, bebidas alcohólicas y gritos de euforia en el jardín Corporación Cápsula, los dueños del lugar se fueron de viaje y dejaron a su hija a cargo del lugar.
Hablando de Bulma, esta se encontraba bailando y riendo escandalosamente, mientras su novio mira de un lado a otro avergonzado.
- Ya deja de bailar así, nos miran muchos - Susurró Yamcha al oído de la ebria peliazul, quien se encogió de hombros.
- ¿Que importa? Que miren quien es el amor de mi vida - Bromeó Bulma y él la miró avergonzado.
- No, me estás avergonzando-Dijo Yamcha separándola de él cuando ella contoneo sus caderas contra él en un baile sensual y la dejó sola en la pista de baile con un puchero en sus labios.
NaYeon, quien se encontraba sentada en la mesa de postres sin una gota de alcohol en su sistema, prestó atención a su amiga ebria, quien lloraba perseguiendo a su pareja. Negó con la cabeza.
- No entiendo porqué está con alguien que no la acepta como es - Murmuró para si misma.
Bulma eligió a un chico muy inseguro para ser su pareja, Hanna siempre estuvo en contra de la relación de ambos y NaYeon nunca entendió porqué, ahora comenzaba a entender un poco lo que la castaña solía reclamar, Yamcha no aceptaba del todo la forma de ser de Bulma, aunque tal vez solo se debia su extrema timidez con las mujeres.
En cambio la pelinaranja como pareja había elegido a Lapis, quien era alguien relajado y respetuoso, siempre solía aceptarla tal cual como era, aún cuando era una completa nerd y hablaba de datos científicos.
¿Porque diablos estaba pensando en ese imbécil de nuevo?
Debería odiarlo, la ilusionó incluso más que Santa Claus a un niño en Navidad, la dejó botada con sus pertencias en una ruta desierta con un clima desfavorable, pudieron pasarle cosas horribles por estar ahí, pero a él poco le importó, ni un mensaje, una llamada, una carta, nada. Él había decidido huir con su hermana gemela y dejarla sin explicación.
Pero por alguna razón NaYeon sentía que Lapis y Lazuli no se habían ido por gusto, sabía que tenían problemas con un ex alcalde por delitos menores y bandalismo, también porque ese tipo intentó abusar de su hermana y Lapis lo expusó públicamente, ¿Pero quién le creería a dos bandalis huérfanos? Nadie, solo NaYeon quien aprovechó la influencia de su padre para destituir de su cargo a ese sujeto e invitó a ambos hermanos a vivir con ella, después de todo en esos tiempos vivía casi supuestamente con su padre.
Digo supuestamente porque su padre no es un tipo muy responsable o presente en la vida de su hija mayor, pero quería molestar a su ex esposa y ganó la tenencia de ella, iba a ganar la de sus hijos más pequeños pero no lo consiguió. De hecho, a su papá se le ocurrió la genial idea de que era mejor que ella conviviera con su madre, nótese el sarcasmo. NaeSoo aunque no lo admitiera odiaba a su hija mayor, ¿Razón? Era pelirroja igual que su padre y siempre le llevaba la contraria, igual que él, pero eso la joven de apenas mayoría de edad no lo asumía aún y prefería ignorarlo.
¿Porque su madre no la amaba? ¿Porque su padre tampoco? ¿Acaso ella no era suficiente para que alguien la ame? Tal vez...
- Hola, ¿Puedo acompañarte? - Una voz masculina llamó su atención, sacándola de sus pensamientos más deprimentes.
- La verdad es que no, me gusta estar sola - Contestó de manera seria y el muchacho levanto las manos en son de paz.
- Tranquila, preciosa, no muerdo a menos que me lo pidas - Coqueteó el sujeto sin entender la directa que le dió.
- Yo no disparo a menos que me provoquen - Respondió NaYeon mostrando la pistilo en su cintura y el rubio abrió la boca sorprendido, y asustado retrocedió lentamente para desaparecer por completo.
- Dispara si quieres - Había dicho Lapis el día en que se conocieron. Tal vez eso le llamó la atención de él, su personalidad tan relajada y desafiante.
Sacudió la cabeza varias veces y decidió levantarse de su lugar, dejando a medio tomar su jugo de naranja, debía ir a buscar a sus amigas. Cómo la mayor del grupo por uno y dos años debía poner orden, más siendo las otras menores de edad, par de tontas malcriadas que no respetaban nada.
Suspirando se acercó a Bulma, jalando su brazo para que dejara de perseguir a su pareja, ésta al verla le sonrió.
- ¡Mi esposa! - Gritó Bulma para abrazar por el cuello a su mayor, esta rió ante sus ocurrencias - ¿Tu si me amas así de loca como soy?
- Definitivamente si, pero ya es hora de que está fiesta termine ¿No crees? Mañana quedamos en pasear por la ciudad ¿Lo olvidaste? - Acarició su cabello y la peliazul negó sonriente.
- N-no lo olvide, hay que t-terminar la fiesta y bu-buscar a Hani~ - Canturreó Bulma balbuceando torpemente.
- Bien, primero iremos por Hanna y una vez que estén seguras terminamos la fiesta - Indicó la pelinaranja y la otra asintió. - ¿Donde debe estar esa chiquilla? - Preguntó curiosa.
Bulma apuntó en dirección a un círculo de personas que gritaban animando a alguien a hacer algo. Ay no
NaYeon se acercó a la multitud tras dejar a la peliazul sentada en un banco, y allí vió a la mocosa de dieciséis años compitiendo con otra persona por quien toma más shots de vodka.
- ¡G-Gané! - Chilló Hanna cuando vió al muchacho contrincante caer inconsciente en el suelo y se acercó al vaso faltante de él para beberlo - ¡-SSoy la p-puta ama!
Todos gritaron eufóricos ante su victoria, la sonrisa de la mocosa estaba plasmada enormemente en sus labios hasta que vió a su amiga ojiazul mirándola con desaprobación.
- O-oh, n-no, debo huir - Susurró Hanna para empujar a una persona e intentar escabullirse, cayéndose en el proceso y haciendo el ridículo.
NaYeon suspiró pesadamente frotándose las sienes para acercarse a la menor y levantarla del suelo.
- L-lo siento - Susurró Hanna para ponerse a llorar, Bulma al verla en ese estado corrió a abrazarla llorando también. Ambas eran un desastre.
- ¡La fiesta terminó, fuera todo el mundo o llamaré a la policía! - Gritó NaYeon deteniendo la música y lanzando un disparo al cielo.
Enseguida todos los invitados ebrios o no corrieron afuera del lugar, yéndose sin voltear atrás, dejando el desastre y a dos adolescentes en problemas.
- Ustedes dos, jovencitas menores de edad, las quiero con la pijama puesta antes de que termine de ordenar todo - Exigió y ambas asintieron corriendo lejos, tropezando en el camino por supuesto.
NaYeon suspiró pesadamente y se dirigió al personal de limpieza del lugar para darle las indicaciones de todo, y se dirigió a la cocina a buscar café para las tres. Al oír las arcadas cercanas se dió cuenta de que sería una larga noche cuidandolas.
Ella no sabía que al otro día conocería al chico que pondría su mundo de cabeza, así que shh, que NaYeon no se entere que te conté
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