Capítulo 1: Esconder
Mi escondite.
- ¡Te pillé! - Exclamo al encontrar a mi hermana, Aby, escondida tras un árbol del jardín.
- ¡No vale! - Dice ella.
- ¡Haberlo pensado antes de esconderte ahí! - Respondo con tono de burla, notando la enfadada cara de mi hermana. Ambos tenemos 8 años, pero yo soy mayor por unos meses. - ¡Ahora te toca pillar a ti!
- Pero siempre ganas... - Su mirada se vuelve triste por un momento. - ¡Seguro que haces trampas!
- Vamos, vamos, no peleéis. - Dice la suave voz de mi madre. - Las peleas no llevan a nada, ¿sabéis?
- ¡Pero Aby me está acusando de...! - Mamá me tapa la boca con un dedo, indicando silencio.
- Tengo una idea, ¿por qué no os escondéis los dos y pillo yo?
- ¡Sí, porfa! - Exclama Aby.
- Puf, ¡prepárate para perder, Aby! - Una ligera risa de parte de mamá resuena bastante.
- Al menos habéis salido competitivos, ¿eh?
- Corrijo, ha salido. - Dice papá, al salir al jardín. - Liam es muy competitivo, y Aby...
- ¡Ja! ¡Un papá salvaje a aparecido! ¡Vamos, captúralo con la pokeball!
- Friki. Sí, eso es lo que la define.
- ¡No se notan ni nada las preferencias! - Digo yo. - Normal, ¡soy el mejor hijo que podríais tener! Pobre Aby, ¡por tener un hermano tan genial!
- ¡Oye! ¡Papá no tiene preferencias! ¿No es así?
- Bueno... - Murmura papá. - Es cierto que Liam es mejor ayudando en las tareas de casa.
- ¡Pero...! - Dice Aby, al borde del llanto.
- ¡Isaac! ¡Cuántas veces hemos hablado de esto! - Dice mamá. Empiezo a sentirme un poco culpable al ver a mi hermana con los ojos llorosos, al borde del llanto.
- Solo digo la verdad; al menos Liam ayuda en algo. No como la inutil de... - Antes de que termine la frase, mamá coge a papá del brazo y lo lleva dentro de casa.
- ¡Por qué soy yo la que siempre es peor en todo! - Exclama Aby, mientras sale corriendo dentro de casa también.
Empiezo a sentirme un poco culpable por lo que acaba de suceder, así que voy detrás suya.
Escucho a mamá y papá discutir en la cocina, así que antes de ir a por Aby, asomo el oído y empiezo a escuchar.
- ¡¡Joder, Isaac!! ¡¡Los dos son nuestros hijos!! - Dice mamá. - ¡¡Entiendo que quieras que Aby sea más responsable, pero así no lo vas a conseguir!!
- Dios, que pesada... - Murmura papá. Decido dejar de escuchar, no me gusta verlos discutir.
Me acerco a la habitación de Aby, la cual está cerrada. Toco un par de veces la puerta, hasta que responde.
- ¡¿Qué quieres?! - Pregunta Aby, alterada y entre lágrimas.
- Solo quiero hablar. - Respondo.
- ¡¡Pues lárgate!!
Mi hermana es muy propensa a ataques de ansiedad, e incluso de pánico, lo cual preocupa mucho a mamá debido a que, a su edad, no debería ser normal.
Decido alejarme de la puerta, no quiero molestarla.
Nuestro escondite.
- ¡Vamos Aby! - Exclamo. - ¡Va a ser increible!
- ¿Por qué tengo que llevar vendas en los ojos...? - Pregunta, mientras la llevo de la mano corriendo.
- ¡Porque es una sorpresa! - Me sentía mal por lo que pasó el otro día, y papá y mamá también, así que decidimos prepararle a Aby una sorpresa.
Pasamos por la cueva y llegamos a una especie de acantilado que hay al otro lado de la montaña.
Contemplo las vistas por un momento, son espectaculares. Las vallas recién pintadas gracias a mi padre y algunos bancos con vista al exterior.
Ayudo a mi hermanica a sentarse en uno de estos bancos, que miran directamente al pueblo, y le indico que ya puede quitarse la venda.
Deja la boca semiabierta (y para no hacerlo) frente a las increibles vistas.
- ¿Habéis...? - Pregunta murmurando.
- Yo y mamá encontramos este sitio en una de nuestras muchas rutas, ¡y mira cómo ha quedado después de unos retoques!
- Es... Es...
- ¿Es?
- ¡Es increíble! ¡Me encanta, me encanta, me encanta! - Me envuelve en un gran abrazo. - ¡Te quiero mucho hermano!
- Je, tranquila. Yo también te quiero, Aby. - Digo devolviéndole el abrazo.
- Me alegro de que te gustara. - Dice mamá, que nos estuvo siguiendo durante todo el trayecto. - Y ahora, os tengo una sorpresa para ambos.
- ¿Otra más? - Pregunta Aby, emocionada.
- ¿Para mí también? - Corrijo, ambos estábamos emocionados.
- Para los dos. - Repite mi madre, otorgándonos una especie de semilla.
- ¿Qué es esto? - Pregunto, dudoso.
- ¡Es una semilla de Sakura! ¿Cómo la has conseguido? - Pregunta Aby emocionada.
- El 'cómo' no importa, solo el 'por qué'. Y el 'por qué' sois vosotros.
- ¿Quieres que lo plantemos? - Pregunto, solo para confirmar.
- Estáis obligados. - Bromea. - Quiero que dejéis vuestro rastro en este acantilado, y que se convierta en vuestro escondite.
Tu escondite.
- ¡¡Siempre me hechas las culpas por todo!! - Grita Aby. - ¡¡Estoy harta de ser la hermana menor!!
- Soy el hermano mayor por unos meses, ¡¡si papá confía más en mí que en ti es por algo!! - Respondo yo.
- ¡¡Cállate, cállate, cállate!! ¡¡Ojalá desaparecieras de mi vida!! ¡¡Ojalá quedarme yo con papá y mamá!!
- ¡¡Y ojalá tú nunca hubieras nacido!!
- ¡¡Callaros los dos de una puta vez!! - Grita papá. Iba a seguir la frase, pero en cuanto se despista un poco, una moto se cruza delante de nosotros. En un movimiento brusco, mi padre gira el coche unos 90 grados, desprendiendo el coche por un peñasco a bastante altura.
Recupero el conocimiento después de un buen rato. Miro a todos lados, encontrándome con mi hermanita y papá desmayados.
También veo que el coche ha quedado destrozado, incluyendo el techo de este, el cual es ahora inexistente.
Y por mala suerte, veo como la faena aún no ha acabado, y esque al caer el coche, empieza a haber un derrumbamiento en el peñasco de arriba.
Veo como una piedra, la más afilada que he visto nunca, está apunto de precipitarse sobre Aby.
Corro para quitarle el cinturón, y sin tiempo antes de que caiga la piedra, decido empujar a mi hermana al otro lado en un movimiento brusco, lo que provoca que la afilada piedra atraviese por completo mi mano.
- ¡¡¡GAH!!! - Empiezo a quejarme del dolor, pero no puedo detenerme ahora. Aún más piedras están apunto de precipitarse sobre Aby, y no voy a permitir que eso pase.
No sé de dónde saqué las fuerzas, pero entre quejidos de dolor y esfuerzo, levanto levemente la mano que tengo atascada por una piedra, haciéndome en ella un agujero aún más grande, y con cada movimiento, deseando mi muerte.
Finalmente, saco la mano de la afilada piedra, y debido al dolor, lanzo un fuerte quejido al aire. Pero no hay tiempo para quejarse, y esque, rápidamente, empiezo a moverme hacia el otro lado del coche, hasta colocarme encima de Aby y cubrirla con mi cuerpo completamente.
Sé que esto la salvará, aunque signifique mi muerte.
También sé que no me escucha, pero me acerco a su oído y con mis últimas fuerzas susurro;
- Te quiero, Aby. Convierte nuestro escondite en el tuyo.
Las piedras se desprenden del acantilado, quedándome sepultado debajo de ellas.
Pero Aby,
Aby seguirá viva.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro