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7| Familia Bjorman

Noruega, residencia Bjorman.

13 años antes de los sucesos de DRAGONES

Kayla Bjorman era la heredera de un imperio que desde generaciones se ha mantenido con la idea de tener un único heredero. Esto con la idea de evitar peleas entre los integrantes o fragmentaciones en su legado.

Solamente un Alfa llegaba a obtener el mando de las empresas, las propiedades y el dinero. Lo cual hacía que los demás alfas en la familia fallecieran por "accidentes".

Kayla había logrado sobrevivir a todos los "accidentes" que le sucedieron, logrando sobrevivir a sus dos hermanos y quedándose con el control de la empresa familiar. Al cumplir los 23 años se casó con un omega llamado Ryan (de 20), el cual le dio cinco hijos:

Kamikaze (12 años) era una omega de carácter dulce y amable. Que solía ayudar a su padre en lo que necesitara y desde pequeña sabía que su rol en la familia era conseguir un alfa que pudiera sumar poder o dinero a su familia.

Rayco (10 años, casi 11) era un pequeño omega al que le gustaban las artes, solía entretenerse pintando o dibujando cuando era pequeño, disfrutaba de pasar tiempo con su padre y era bastante tímido. No le gustaba convivir con su hermano ni hablaba mucho con su madre.

Kristoff (9 años) era el alfa de la familia, pasaba la mayor parte de su tiempo con su madre, quien no se molestaba en ocultar su favoritismo por él. Era un niño extrovertido y bastante amistoso, amable con sus hermanas y hermano, a pesar de que este no solía acercarse a él. Sabía que su rol en la familia sería tener la empresa a su cargo, lo cual le emocionaba.

Rapunzel (7 años) era una beta bastante tranquila, reservada y que amaba el arte tanto como Rayco. Solía jugar con pintura y trataba de impresionar a su madre siempre que pudiera, a pesar de saber que no recibiría la misma atención que Kristoff. Su relación con Kamikaze era buena, especialmente después del nacimiento de su hermana menor.

Katherine (5 años, casi 6) no se había manifestado aún, lo cual les decía que era una beta al igual que Rapunzel. Ella era una pequeña bastante risueña y le gustaba pasar tiempo con sus hermanas. Solía tratar de acercarse a Rayco y Kristoff, quienes no tenían mucho interés por convivir con ella.

Ryan estaba feliz por sus pequeños, los cuidaba, los mimaba y les daba la mayor atención que podía. Cada uno de ellos eran un pedazo de su corazón y los amaba tal y cual eran. Él estaba completamente en contra de la ley que tenían los Bjorman, sin embargo, ahora que estaba casado con Kayla no tenía más alternativa que guardar silencio ante lo que su alfa le decía.

—Papá.. Cuando sea grande.. ¿podré vivir en una casa tan grande como esta? —preguntó Kamikaze mientras veía a su padre trenzar el dorado cabello de Rapunzel

—Seguro que si, mariposita. Tendrás una casa grande y con muchas cosas. —le dijo el mayor con una sonrisa

—Tienes suerte. —dijo Rapunzel —Mamá te buscará un esposo rico y podrás tener lo que quieras... —hizo una mueca —Yo no importo.

—Solecito, no digas eso. —su padre terminó de trenzar su cabello y la abrazó con cariño

—Eso dijo mamá. —explicó con calma

—No, mi vida. Tú eres muy importante. —dejó un beso sobre su frente

—¿También me casará con alguien rico? —preguntó en bajo

—No, cielo.. ninguna se casará con alguien solo por ser rico.. se casarán con alguien a quien amen. —les dijo con calma, girando la mirada a Katherine al escucharla quejarse aún dormida

—¿Y cómo sabremos que amamos a alguien? —preguntó la mayor con curiosidad

—Ya lo averiguarán, mariposita. —le sonrió —¿Podrías ir a ver si Rayco quiere desayunar con nosotros? —le pidió tranquilo, la pequeña asintió con la cabeza y se levantó para ir por su hermano —Solecito, ve por Kristoff. Para comer todos juntos. —pidió a su otra hija, que hizo una mueca mientras asentía con la cabeza

Una vez las dos salieron de la habitación, se acercó a la cuna donde estaba su hija más pequeña.

—Katherine, princesa.. es hora de despertar. —le habló con calma, la menor hizo una mueca y abrió sus ojos despacio —Hola, preciosa chispita. Buenos días. —la cargó con cuidado, haciéndola quejarse mientras trataba de mantener sus ojos abiertos

—¿Chispita? —preguntó Kayla con una sonrisa desde la entrada de la habitación

—Es una chispa de alegría. Cuando está despierta, claro.. —explicó con calma, girando a verla

—Lo imagino. —se acercó para darle un beso —Hoy desayunaré con ustedes. —le informó con calma

—De acuerdo, cielo. —le sonrió —Iré por los niños.

—Déjame cargar a esa chispita, para ayudarte. —estiró los brazos hacia la platinada, él retrocedió un paso y negó con la cabeza despacio

—Descuida, puedo llevarla. —sonrió nervioso

—Ryan, soy capaz de cuidar a mi hija, anda. —insistió, el chico suspiró y asintió acercándole a su pequeña con cuidado

—Tarda un poco en despertar y suele balbucear mientras despierta. —le informó con tono bajo

—De acuerdo. —la mujer sonrió, viendo a la más pequeña de sus hijas con cariño

Ryan salió en busca de sus hijos, llevándolos al comedor, donde las encargadas de la cocina ya les servían el desayuno.

—Papá, ¿Puedo sentarme a tu lado? —preguntó Rayco de manera tímida

—Claro que si, estrellita. —asintió con la cabeza, tomando su mano y avanzando con él hasta el comedor

—Se ve muy rico. —Rapunzel se acercó a tomar uno de los bollos que habían en la mesa

—Gracias por el desayuno. —agradeció Kamikaze a la cocinera, quien le sonrió con cariño

—Quiero carne, ¿puedo tomar un trozo de carne? —preguntó Kristoff a su madre

—Tomala, cariño. —asintió con la cabeza, dejando a Katherine en su silla, del otro lado de su padre —Tomen lo que quieran, mis niños.

—Gracias, mami. —le agradeció Kamikaze, sentándose junto a Rayco

Rapunzel se sentó en silencio junto a la silla de su hermana menor, tomando la comida con cuidado y siendo ayudada por su padre, que le sonrió con cariño para tratar de animarla. El desayuno fue tranquilo, una mañana como pocas.

—Mami, ¿podemos jugar en el jardín? —preguntó la más pequeña con una sonrisa

—El jardín es todo suyo, Katy —le sonrió su madre

—Me... me refería a... ¿Jugarías con nosotros? —volvió a preguntar, la mayor observó un momento a Ryan, que mantenía su mirada en la más pequeña de sus hijas, estaba nervioso, podía notarlo

—Mamá debe tener mucho trabajo por..

—Está bien, cariño. Hoy puedo estar con ustedes todo el día. —interrumpió Kayla con suavidad

—¿Todo el día? —preguntó Kristoff con una sonrisa

—Todo el día, mi niño. —asintió con la cabeza, acariciando su cabello con suavidad

Ryan los observó, para después bajar la mirada a su comida. No le agradaba la idea de tenerla todo el día en casa, cerca de sus hijos, cerca de su preciosa chispita de alegría. Kayla notó la actitud de su pareja. Lo había visto actuar raro los últimos meses y necesitaba saber que le pasaba. Tenía la sospecha de que se trataba de algo relacionado con Kathy, pero no lograba entender que pasaba, hasta esa tarde...

Los mayores se encontraban sentados en una banca en el jardín mientras sus hijos se divertían. Rayco pintaba un poco mientras Rapunzel, Kamikaze, Katherine y Kristoff jugaban entre ellos con una pelota.

—Estás muy nervioso. —dijo Kayla a su esposo mientras lo observaba con detenimiento, él no apartaba la mirada de sus hijos

—Es raro tenerte en casa, es todo... —dijo en bajo

—¿Qué me estás escondiendo? —preguntó repentinamente

—Nada. —respondió con calma, sin embargo, su aroma lo delataba

—Ryan, te conozco a la perfección. Sé cuando..

—¡Déjala! —la voz fuerte de su hija menor les llamó la atención, Katherine empujó a Kristoff haciéndolo retroceder unos pasos mientras Kamikaze ayudaba a Rapunzel a ponerse de pie

—¡Katy! —le regañó su madre, poniéndose de pie

—Es una niña. —le recordó Ryan en bajo, deteniendo a su esposa por el brazo

—Él empezó. —se defendió la menor —Empujó a Rapunzel, le hizo daño.

—Estábamos jugando, fue un accidente. —aclaró el rubio, frunciendo el ceño al sentir un aroma extraño salir de la más pequeña

—No fue un accidente. Querías lastimarla. —le acusó Katherine frunciendo su ceño

—Hueles raro. —murmuró Kristoff haciendo una mueca y retrocediendo un paso más para alejarse de ella

—¿Qué? —preguntó la menor, desconcertada

—Yo me encargo. —Ryan se acercó a la menor para cargarla —Ya pasó mi niña, todo está..

Ryan. —el Omega se detuvo al escuchar la voz de su esposa, apretando un poco a la menor a su pecho para tratar de protegerla

—No es lo que crees. —dijo enseguida, sin girar a verla

—Dame a la niña. —se acercó a ellos, Kamikaze tomó la mano de Rapunzel y Kristoff para alejarlos de sus padres

—Cariño...

—Dame a esa niña. —repitió con evidente enojo, dejando notar también el miedo del Omega

—Deja a papá. Él no te hizo nada. —lo defendió la menor, viendo con enojo a la mayor

—¿Desde cuándo lo sabes? —preguntó Kayla a su esposo, que se negaba a verla y trataba de mantener a su hija protegida con su propio cuerpo

—No es lo que crees. —respondió él con tono bajo, temeroso

—Dame a la niña. —volvió a pedirle, con más calma —No quieres que te la quite a la fuerza, Ryan. Dámela.

—No. —se negó la menor, abrazando a su padre con fuerza cuando este se giró al fin a la mujer

—Esta bien, mi niña... Ve con mamá. —le habló con calma a la pequeña

—No quiero. No dejaré que te lastime. —volvió a negarse

—Ven aquí. —Kayla la jaló para separarla del Omega, haciéndola gritar y quejarse

—No, no... Espera, vas a lastimarla. —Ryan se acercó a ella, teniendo cuidado con la pequeña —Kayla...

La menor terminó soltando a su padre y lloró con fuerza mientras manoteaba para que su madre la soltara.

—Llévate a tus hijos de aquí. —le dijo mientras trataba de mantener quieta a Katherine, que había comenzado a patalear

—Kayla, déjame..

Largo. —el Omega no pudo decir más, sintió su corazón apachurrarse y sus ojos se llenaron de lágrimas, bajo la mirada y solamente pudo ir hacia sus hijos para sacarlos de ahí, rogándole a los dioses por que su pequeña chispita estuviera bien.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

—Por favor.. solo es una niña.. —rogó Ryan a su esposa al saber que quería deshacerse de su hija

—Fui clara contigo desde un inicio, no puede haber dos Alfas en la familia. —le dijo de manera fría, viendo que examinaban a la pequeña, a quién habían tenido que sedar

—Ella no será un problema... La.. la empresa es de Kristoff... No va a pelear por eso, te... Te lo juro... —murmuró, sintiendo las lágrimas caer por sus mejillas

—¿Cuánto tiempo me lo ocultaste? —giró a verlo, manteniendo sus brazos cruzados y su ceño fruncido

—Un par de meses. —admitió en bajo —Iba.. Iba a decirte...

—¿Cuándo planeabas hacerlo? ¿Cuando tuviera su primer celo? —cuestionó enojada

—Cuando pudiera demostrarte que... Ella no es una amenaza.. para nadie. —limpió sus lágrimas

—No la quiero aquí. —dijo con firmeza, regresando la mirada a la pequeña —Te encargarás de hacerla desaparecer. Y asegúrate de que se vea como un accidente.

—¿Yo? —preguntó apenas con voz

—Si, tú.. —asintió la alfa de inmediato —Sé que serás piadoso con ella. —volvió a verlo —Te daré dos días. De lo contrario, lo haré yo... Y no seré tan considerada. —le amenazó, él lo pensó unos segundos antes de responder

—Dame dos semanas.. y lo haré.. —murmuró —Será un accidente bien planeado.

—Dos semanas serán. —accedió, viendo al médico avanzar hacia ellos para decirles cómo se encontraba la pequeña después de ese repentino "ataque de pánico"

Ryan no lo escuchó, pasó a la habitación para cargar a su niña y arrullarla con cariño.

—Esta bien, mi niña. Aquí estoy. —le habló en bajo al escucharla quejarse —No hay nada que temer. Papi te cuida. —dejó un beso en su frente y la abrazó contra su pecho, sintiendo nuevamente ese delicado aroma a limón que la iba a caracterizar por el resto de su vida.

Él sabía que debía salvar la vida de su hija como fuera. Y tenía a la persona indicada a quién podría darle aquella tarea de cuidar de su pequeña chispita de alegría.

Solo debía ser cuidadoso, tenía que tener el plan perfecto para que ni Kayla ni nadie la pudiera encontrar.

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