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2|Te elijo a ti

>>Capítulo largo<<

Segunda parte de la historia de Valka y Estoico.

Un mes después.

Era bastante tarde ya. Valka recién salía del salón de clases, caminaba con cuidado y no podía dejar de llorar con abundancia. Recargó su peso en una de las paredes del pasillo y sollozó mientras trataba de acomodar la sudadera del pelirrojo que le había ayudado minutos antes.

Estoico salió detrás de ella con las mochilas de ambos y se le acercó con rapidez para sostenerla al verla tambalear, la castaña se asustó ante su toque.

—Soy, yo.. tranquila —murmuró el pelirrojo y tomó su mentón con suavidad para ver mejor el golpe que la chica tenía en sus labios —Te llevaré a la enfermería. —comentó en bajo, ella negó con la cabeza

—Sólo llévame a casa, por favor —habló de manera entrecortada tratando de calmar su llanto

—De acuerdo. Le pediré a Bocón que nos lleve, ¿Está bien? —preguntó con suavidad, ella asintió y avanzaron juntos a la salida de la universidad bajo la mirada curiosa de algunos estudiantes que aún estaban en el campus

Bocón estacionó su pequeño auto frente a ellos para llevarlos a su destino, ella dio las indicaciones de la casa de su madre y permaneció llorando en silencio en el asiento trasero todo el camino. Una vez llegaron ella bajó de prisa a abrazar a su madre, quien se asustó al ver el semblante de su pequeña.

—Mi niña, ¿que te ha pasado? —cuestionó asustada al ver el labio de su hija roto

—No debí llevar vestido, no debí quedarme.. —murmuró mientras limpiaba sus lágrimas con las mangas de la sudadera del pelirrojo, quien bajó del auto con calma sacando la mochila de la castaña, la mayor lo vio con desconfianza hasta que notó que su aroma impregnaba a su hija

—Mi niña, ¿quien te hizo esto? —preguntó con suavidad

Valka volvió a llorar al decir el nombre de aquel profesor, la mayor la hizo pasar a la casa, dejando pasar a ambos chicos. Bocón ya la conocía y ella a él, pues la abuela del rubio era su amiga desde que había llegado al nuevo vecindario.

—¿Quieren algo de comer o beber? —preguntó a ambos chicos mientras secaba una lágrima que había escapado de sus ojos

—Gracias, pero por ahora no, señora Jorgenson. —sonrió el rubio tomando asiento en uno de los sofás, la mayor asintió y se disculpó mientras avanzaba a la cocina

Valka había ido a su habitación a cambiarse de ropa para sentirse más cómoda, pues su vestido ahora estaba desgarrado de una manga.

Le mandó un mensaje a su hermano diciendo que no llegaría esa noche a dormir con su padre, no entró en detalle, simplemente dijo que se sentía muy mal y necesitaba quedarse con su madre. Spitelout le aseguró que hablaría con su padre y le diría que se quedaría con él en su apartamento porque le ayudaría con su tarea.

Le preguntó si necesitaba que fuera a casa de su madre para estar con ellas y Valka le aseguró que sería mejor si no lo hacía. No quería decirle la verdad, no quería hacer un alboroto mayor con lo que había pasado. Suficiente alboroto se haría si el profesor llegaba a decir que Estoico lo había golpeado. Aunque dudaba que dijera algo, después de todo, la familia Haddock era considerada una de las familias más importantes dentro de la alta sociedad de Berk. No le convenía meterse con el heredero de esa importante familia.

Lo que ella no sabía (y probablemente ni siquiera imaginaba) es que Estoico tenía casi un mes entero viviendo en casa de Bocón y su abuela. Pues después de la pelea con su padre, él lo corrió de la casa queriendo darle un escarmiento por "querer echar a perder su vida".

Desde ese día había comenzado a trabajar después de clases junto a su mejor amigo. Estaba independizándose y comenzaba a sentirse mucho mejor que estando en su casa, a pesar de no tener algunas de las comodidades a las que estaba acostumbrado. Había podido hablar con su madre para asegurarle que se encontraba bien y había podido hablar con su hermana para asegurarse que ella estuviera bien, pues conocía las estrictas reglas a las que su padre la tenía sometida por ser la omega de la familia.

Valka salió de la habitación una vez se cambió de ropa, estaba apenada después de notar que la sudadera del pelirrojo estaba manchada de maquillaje, por lo cual la llevó a lavar para evitar que dejara una mancha de manera permanente.

Al llegar a la sala vio que Bocón hablaba de manera tranquila con su madre mientras esta tomaba lo que parecía ser un té. No vio al pelirrojo, así que intuyó que ya se había ido a casa, hizo una mueca al darse cuenta que no había podido agradecerle por..

—¡Valka! —el grito de su madre se hizo presente al ver lo que su hija había causado por estar absorta en sus pensamientos

Al querer entrar en la cocina había chocado con el pelirrojo en quien pensaba, haciéndolo derramar el vaso con agua de frutas en su playera, empapándolo completamente.

—Ay no.. perdón, lo siento tanto. —se disculpó enseguida sintiéndose asustada ante la posible reacción del chico y de manera instintiva se encogió en su lugar viendo de reojo a su madre, quien de igual manera parecía hundir su cuerpo en el sofá

—Está bien, descuida. —el pelirrojo le sonrió a medias desconcertando a ambas mujeres —Aaa.. ¿tienes una toalla? —preguntó con suavidad, aquella pregunta la hizo reaccionar

—Claro, claro.. espera.. —se alejó rápidamente de él para avanzar al baño por una toalla

—¿Puedo pasar a su baño? —interrogó a la mayor, quien suspiró aliviada ante su reacción

—Claro, es por el pasillo. —le indicó el lugar, él agradeció, dejó el vaso en un mueble cercano y avanzó por el pasillo hasta llegar al baño, encontrando a la castaña en la puerta de este con una toalla en sus manos

—Gracias. —tomó la toalla con suavidad y sonrió al verla apartar la mirada sonrojada

—Perdón, debí fijarme por donde iba. —se disculpó con suavidad

—No te preocupes, enserio. —repitió mientras trataba de secar su playera —Es solo agua. —entró al baño y se quitó la playera frente a ella, quien no podía apartar la mirada de él, cosa que Estoico notó enseguida —¿Tienes un poco de jabón para lavarla? —peguntó con una sonrisa sacándola de sus pensamientos, lo vio completamente sonrojada al verse descubierta

—Claro, yo... —guardó silencio apartando la mirada de él —Yo puedo hacerlo.. podría.. —lo vio de nueva cuenta al notar que se acercó a ella y se puso nerviosa —Yo..

—Te ves linda sonrojada. —murmuró, para sorpresa de ambos

Valka sonrió al verlo sonrojarse también y apartó la mirada apenada por esa extraña situación.

—¿Van a besarse ya o seguirán coqueteando? —preguntó Bocón con gracia, ambos lo vieron sin saber que decir —No me digan que no lo notan. —soltó una risa y negó con la cabeza —Son tal para cual, sin duda. —avanzó a ellos haciendo al pelirrojo a un lado para ser él quien entrara al baño, dejando a ambos en el pasillo sin saber que hacer ahora

—Yo.. puedo encargarme de tu playera. —murmuró ella segundos después sin atreverse a verlo —también lavaré tu sudadera, así que no hay problema..

—Valka.. —le llamó suavemente haciendo que ella lo viera y armándose de todo el valor que podía reunir confesó lo que sentía —Me gustas. —ella quedó estática en su lugar, eso no lo esperaba, nunca hubiera esperado que aquellas palabras salieran de la boca del chico que tanto le gustaba —Probablemente no es el lugar o la circunstancia adecuados.. —se señaló soltando una risa nerviosa —Y no quiero que te sientas incómoda u obligada a responder nada si no.. 

No pudo terminar, pues ella se aventuró a darle un beso. Un contacto fugaz que se vio interrumpido por un suave quejido de ella.

—Perdón. —se disculpó cubriendo sus labios, él tomó su mentón con suavidad para ver con detenimiento el labio de la chica

—¿Te lastimé? —preguntó con suavidad viendo la herida en su labio inferior volviendo a sangrar

—No, no.. descuida —le sonrió —También me gustas. —admitió en bajo haciéndolo sonreír —Pero no soy una omega. —hizo una mueca —No podría salir contigo, eres un Haddock alfa.

—Ya no más. —aseguró con una sonrisa —No me interesa ser un Haddock si no puedo elegir con quien estar. —ella lo vio con ternura ante su comentario —Y me gustaría elegirte a ti, si tu me aceptas también.

Valka sonrió y se acercó a abrazarlo, él correspondió el abrazo con suavidad.

—También te elijo a ti. —murmuró —Pero necesito que me prometas algo.

—¿Qué cosa?

—Si tenemos hijos y nos separamos, necesito que nuestros hijos tengan la opción de elegir con quien de nosotros quedarse... o compartir la custodia de ellos.. —murmuró

—Te lo prometo. —sonrió —Jamás te alejaré de nuestros hijos.

La madre de la castaña los vio con una leve sonrisa, esperaba que aquel chico si cumpliera con su promesa.

Tres años después. (diecinueve años antes de los sucesos de Dragones)

Valka sostenía entre sus dedos aquella prueba que se había hecho minutos antes, la veía con la esperanza de que esta fuera positiva. Se había casado con Estoico un año antes y ahora vivían juntos en las afueras de la ciudad, cerca de su madre.

Habían esperado un poco para casarse pues primero habían pasado por tres procesos legales, ambos cambiaron su apellido principal adoptando el de sus respectivas madres y la custodia de Valka había pasado a manos de su hermano, quien también adoptó el apellido de su madre. Por lo que ahora eran la familia Abadejo Jorgenson.

El pelirrojo trabajaba en una empresa internacional y ella actualmente se quedaba en casa encargándose del negocio que su madre y la abuela de Bocón habían hecho hace casi tres años.

Botó la prueba a la basura al ver de nueva cuenta que era negativa y suspiró queriendo calmar las lágrimas que se habían comenzado a formar en sus ojos. Un año, tenían un año intentando tener un bebé y hasta ahora no lo conseguían. Estaba comenzando a considerar que nunca podría tener hijos con él por no ser una omega.

Salió del baño limpiando su rostro y volvió a suspirar. La abuela de Bocón se acercó a ella con una sonrisa y tomó su mejilla, la vio con ternura.

—Pronto, mi niña. —habló en bajo tocando suavemente el vientre de la castaña —Los dioses te enviaran esto que tanto anhelas, verás que si.

Valka sonrió permitiéndose llorar, siendo abrazada por la mujer mayor, quién buscaba consolar el corazón triste de la menor. Su madre se acercó a ella tratando de animarla igualmente.

—Ya llegará el momento, mi amor. Ya llegará el momento. —la abrazó dejándola llorar sobre su hombro

Cuando la noche llegó, volvió a su hogar con los ánimos por el suelo. No sabía cómo le diría a su ahora esposo que ese mes tampoco había una vida creciendo dentro de ella.
Le rompía el corazón no poder tener un hijo con el hombre a quien tanto amaba.

Estoico llegó a su hogar se desconcertó de ver su casa en completa oscuridad. Se adentró a su hogar cerrando la puerta, encendió la luz y notó que ya estaban las cosas de Valka en casa.

—¿Amor? —preguntó en alto, dejó sus cosas en el sofá y avanzó a su habitación, viéndola recostada en la cama hecha ovillo dándole la espalda —Val, cielo. ¿Estás bien? —se acercó a ella sentándose con suavidad en la cama y acarició su cintura

—No. —murmuró cansada

—¿Qué pasa? —ella giró su cuerpo suavemente para verlo, él notó sus ojos rojos por el llanto de unas horas antes

—Fue negativo. —murmuró tomando la mano del chico dejándola sobre su vientre —No estoy embarazada... otra vez.. —se hicieron presentes nuevas lágrimas en sus ojos, las cuales fueron secadas por el pelirrojo con suavidad

—Cariño, tal vez no sea el momento. —le sonrió, se acercó a dejar un beso en su frente y se acomodó recostandose en la cama y acercándola a él para abrazarla —No te preocupes, cariño. Ya llegará el momento.

—¿Qué pasa si no puedo tener hijos? —preguntó —No quiero condenarte a vivir sin ser padre..

—¿Condenarme? —la vio con atención —Cariño, lo que más quiero en esta vida es estar contigo. Si los dioses nos permiten tener hijos será un regalo.. y si no nos dan esa oportunidad aún así veré nuestro matrimonio como un regalo, porque te tendré a ti..

Valka lo abrazó volviendo a llorar por sus palabras. Ella anhelaba tanto tener un bebé que no había podido pensar en nada más los últimos meses. Le alegraba saber que con hijos o no él seguiría amándola.

Semanas después, Valka comenzó a sentirse mal. Estaba cansada la mayor parte del tiempo y solía marearse repentinamente. Estoico se dio cuenta de esto gracias a su suegra, quién le comentó la situación para que convenciera a su hija de ir al médico.

Después de insistir finalmente accedió a ir con él. No pensaba que fuera nada grave o realmente malo, solo había estado estresada y seguro el estrés la hacía sentiste así.

Qué equivocada estaba..

—Bueno, los resultados de la prueba son claros. —comentó la doctora frente a ellos —Tienes una ligera anemia, Valka. —la castaña hizo una mueca y desvío la mirada para no ver el reproche en los ojos de su marido, pues él no sabía que no está comiendo bien —Tienes que comer mejor y te recomiendo tomar unas vitaminas. —anotó las recomendaciones en una hoja mientras seguía hablando —Te dejaré una dieta que debes seguir los siguientes meses para que tanto tú como el bebé tengan los nutrientes que necesitan.

Valka había ignorado la mayoría de sus palabras, quería salir de ahí desde hacía unos minutos. Pero al escuchar esa palabra había reaccionado, volteando enseguida a ver a la doctora.

—¿Bebé? ¿Qué bebé? —preguntó desconcertada

—Tienes al menos dos semanas de embarazo. —le señaló los estudios que le habían hecho —Por eso es importante que cuides tu alimentación a partir de ahora, el bebé necesita nutrientes para desarrollarse de manera adecuada.

Estoico la abrazó al verla iniciar a llorar.

—Te dije que llegaría el momento, Val. —comentó en bajo dejando un beso sobre los cabellos de su esposa, quién no podía creer que después de tanto tiempo al fin lo habían logrado.

—Voy a cuidarme. —aseguró viendo a la doctora —Nos cuidaré, se lo aseguro.

—No tengo dudas de ello. —la doctora les sonrió y les dio las indicaciones de cómo cuidarse a partir de ese momento.

Meses después..

—Valka, quédate quieta de una vez. —le regañó su madre al verla caminar por la cocina como si nada mientras acariciaba su abultado vientre

—Perdón, necesitaba agua y..

—Yo puedo llevártela, no deberías estar de pie. La doctora te lo ha dicho muchas veces. —volvió a regañarla

—Lo sé, mamá. Lo siento. —sonrió a medias mientras tomaba un vaso con agua y caminaba de regreso a su habitación con paso lento.

Su madre negó con la cabeza y la vio irse. El embarazo de Valka se había convertido en un embarazo de alto riesgo un mes atrás, por lo cual su madre se quedaba con ellos para cuidarla.

Ya tenía treinta y tres semanas y podría tener a su bebé en cualquier momento. Cosa que aparentemente le preocupaba más a Estoico que a ella.

La protegía todo lo que podía, llegaba en momentos a ser sofocante para ella que la cuidara demasiado, pero adoraba que se preocupara por cuidar de ella y su bebé. Su pequeño niño..

Aún no tenían un nombre adecuado para su hijo, habían acordado esperar a conocerlo para decidirlo entre los dos. Después de todo, aún faltaba mucho tiempo para eso...

El sonido de un vaso rompiéndose alertó a la mayor, quién salió de la cocina de prisa para ver que su hija estuviera bien.

—Val, ¿que pasó? —se acercó a ella de prisa

—Creo que mi fuente se acaba de romper.. —murmuró asustada tomando con firmeza su vientre y viendo al suelo

—Dioses.. —la sostuvo y la hizo caminar con cuidado a la sala, mientras Valka llamaba a su esposo su madre limpió los vidrios rotos y avisó a Spitelout, quién aseguró estar ahí en unos minutos al igual que Estoico

En ese momento fue cuando Valka realmente se preocupó, ¿Su bebé estaría bien si nacía ahora?

—Tranquila, mi niña. —habló su madre llegando hasta ella con la maleta que habían hecho para ese momento —Todo estará bien. —le sonrió con cariño y se sentó a su lado acariciando su vientre con suavidad —Ya vamos a conocerte, mi pequeño.. no sabes cuánto te amamos.. —Valka sonrió ante las palabras de su madre y pensó en su pequeño ¿cómo sería?

—Mi amor, ya estoy aquí. —Estoico entró de prisa acercándose a ella, seguido por Spitelout —Vamos, linda. —le ayudó a ponerse de pie y avanzar con cuidado hasta el vehículo

Su hermano llevó la maleta a la cajuela y le ayudó a entrar al auto para después conducir hasta el hospital, mientras Estoico y su madre la sostenían cuando sentía las contracciones.

Nunca había experimentado tanto dolor y sentido tanto miedo. Le aterraba que algo malo le pudiera pasar a su pequeño, le aterraba que al nacer antes de tiempo tuviera algún tipo de problema, sentía que había sido su culpa que su parto se hubiera adelantado.

—Amor.. —murmuró con los ojos cristalizados y aferrándose a la mano de su esposo ante otra contracción

—Aquí estoy, mi vida. —comentó con calma sonriéndole con nerviosismo por la situación

—No quiero perderlo.. —murmuró mientras comenzaba a llorar, cerró sus ojos con fuerza —Lo siento.. debí cuidarme más.. —sollozó quejándose

—Estará bien, mi vida. Ambos estarán bien. —dejó un beso sobre su frente para tratar de calmarla.

Durante el nacimiento de su pequeño, Valka perdió el conocimiento por lo que no lo conoció en el momento. Estoico fue quien pudo conocerlo primero, sintiéndose extremadamente feliz al tener a su pequeño niño entre sus manos.

Era una cosita diminuta a comparación de él. Sonrió al escucharlo llorar con fuerza y lo acercó más a él arrullándolo con calma.

—Tienes pulmones fuertes, mi niño. —alagó con una sonrisa

—De seguro tiene hambre. —murmuró la castaña viéndolos con una sonrisa

—Hola mi vida. —se acercó a ella dejando un beso en su frente y le ayudó a enderezarse un poco en la cama —Está todo bien con él.. —murmuró mientras dejaba al pequeño en brazos de su esposa, quien lo vio con adoración —le hicieron unos estudios y dijeron que todo está bien.

—Es tan pequeño.. —murmuró con una sonrisa —eres hermoso mi amor.. —acarició los escasos cabellos castaños de su hijo y dejó un beso sobre su frente. Estoico sonrió al notar que su hijo se calmaba al estar en brazos de su madre. —Hamish.. —susurró con una sonrisa, levantando la mirada para ver a su esposo —Me gusta ese nombre. ¿Qué opinas? —él sonrió al ver un brillo en sus ojos al pronunciar el nombre de su pequeño

—Me encanta. —aseguró acercándose para sentarse a su lado con cuidado y la abrazó por los hombros mientras mimaba al castaño con suavidad —Los amo tanto.. —murmuró

—Yo también los amo, muchísimo.. —recargó su peso hacia el pelirrojo y suspiró sintiéndose plenamente feliz.. al fin tendría la familia que tanto había anhelado..





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