19| Tauma
Ciudad de Berk, después del capítulo 15 de "TE AMO".
Heather se vio en el espejo del baño en la habitación de hospital al que la habían llevado para tratarla después del intento de secuestro. Suspiró de manera entrecortada al ver su reflejo y retiró la ropa de hospital con cuidado, notando las marcas moradas en su cuerpo. Hizo una mueca al sentir dolor en los brazos, donde tenía la mayor parte de aquellos moretones.
Sintió sus ojos llenarse de lágrimas y detuvo sus movimientos al notar la presencia de Eret tras ella. Trató de cubrirse, sintiendo un temblor recorrerla al verlo acercarse por el reflejo del espejo.
—Heather...
—Lo.. lo siento. —se disculpó enseguida, quejándose adolorida al sentir las manos del chico en su cadera
—¿La doctora vio esto? —preguntó angustiado, notando las marcas en la cadera y cintura de su amada novia, quien comenzó a llorar mientras asentía con la cabeza —Cariño..
—Perdón. —volvió a disculparse mientras él le quitaba con cuidado la tela con la que se cubría para poder ver aquellas marcas —Te.. te juro que yo no quería.. Yo traté de alejarlo, te lo juro. —murmuró, comenzando a sollozar
—¿De que hablas? —preguntó desconcertado, manteniendo una voz tranquila y tratando de no hacer notar su enojo en su aroma
—Él.. él dijo que... que Vania le pidió que me marcara. —comenzó a explicar, tratando de calmar sus sollozos para que pudiera entenderle —Dijo que.. que así ya no me ibas a querer. Que no querrías ver a Stella de nuevo..
—¿Uno de esos sujetos te tocó? —preguntó con evidente molestia, haciéndola encogerse con miedo
—Yo luché.. te lo juro.. yo no quería.. —comenzó a sollozar más, temblando asustada en cuanto sintió al chico rodearla con sus brazos
—No estoy molesto contigo. —aclaró enseguida —Sé que no harías algo así, nunca.
—S-si Hamish y Elsa no hubieran llegado..
—Pero llegaron, no ha pasado nada. Nadie volverá a hacerte daño amor. —apretó un poco el abrazo —Lamento no haber podido cuidarte. —ella se aferró al chico y continuó llorando unos minutos más
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Heather no recordaba lo que había pasado después de aquel momento. Todo se sentía ajeno a ella. Lo único que tenía claro era que su hija estaba entre sus brazos, Eret estaba junto a ella acariciando su espalda y sentía la esencia de Hamish en el auto, estaban volviendo a casa..
Su hermano le ayudó a salir del auto mientras Eret llevaba a Stella en brazos, pues se había quedado dormida.
—¿Estás bien? —preguntó el castaño con tono suave mientras le ayudaba a caminar con calma hacia la casa, ella sintió lágrimas en sus ojos y negó con la cabeza, deteniendo sus pasos en la sala —¿Necesitas algo?
La pelinegra lo abrazó con fuerza y comenzó a llorar, lo cual le preocupó al chico, que lo abrazó enseguida. Levantó la mirada hacia su cuñado, que sonrió a medias cuando volvía de haber dejado a su hija en su cama.
—Prepararé algo de comer. —avisó con calma —¿Podrías acompañarla a la cama? —el castaño asintió con la cabeza y se separó un poco del abrazo para poder cargar a la menor y llevarla a la cama para que pudiera descansar
—Hipo.. no te vayas.. —le pidió cuando la dejó en la cama y se alejó de ella
—No me iré. —le sonrió, acercándose por una manta para acomodarla en la cama y que su hermana pudiera cubrirse del frío —¿Necesitas que haga algo por ti o por Stella? —se sentó frente ella, la pelinegra estiró su mano a la del castaño y la tomó con timidez
—¿Eret te pidió que fueras por nosotras? —preguntó en bajo, él asintió con la cabeza mientras apretaba el agarre en su mano
—Gogo y Lout fueron a comprar unas cosas, así que me pidió que las trajera a casa. —aclaró con calma
—¿No te dijo nada más? —volvió a sentir sus ojos llenarse de lágrimas
—No. —negó con la cabeza despacio —¿Hay algo que quieras decirme? —murmuró acercándose para limpiar las lágrimas de la menor con su mano libre
Cuando Eret fue a la habitación con algo de comida, sonrió con tristeza al ver al castaño abrazar a Heather y tratando de consolarla.
—Dejaré esto aquí. —avisó con calma, dejando la comida en el buró junto a la cama, el castaño asintió con la cabeza y dejó un beso sobre la frente de la menor antes de abrazarla con un poco más de fuerza, queriendo hacerla sentir segura
El pelinegro les dio espacio, sabiendo que ella le había contado lo que había sucedido. Sabía que el castaño entendería mejor que nadie lo que ella estaba pasando en ese momento, por lo cual le había pedido ir por ellos al hospital. Con la esperanza de que le ayudara a Heather a sentirse mejor o más segura después de aquello.
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Un mes después.
Heather sonrió al escuchar a su pequeña reír a carcajadas cuando Hamish la levantó en el aire y la movía con cuidado como si fuera un avión.
—Vas a hacer que vomite. —le regañó Elsa con una sonrisa al verlo jugar con la niña
—Pero si los aviones no vomitan. —se quejó el castaño, bajando a la pequeña con cuidado —¿Verdad que no, estrellita preciosa? —le habló con tono meloso y la menor siguió riendo alegre mientras estiraba sus brazos a su tío
La platinada negó con la cabeza y sonrió divertida, para después regresar la atención a las galletas que estaba decorando con ayuda de su cuñada, quien había estado tan callada como en las últimas semanas.
—Mi niño, ¿me puedes ayudar a traer algo de la tienda? —Valka se acercó a Hipo, quien asintió y se levantó aún con la niña en sus brazos —Dagur iría por esto, pero al parecer la cita médica se atrasó y llegarán tarde. —le informó, haciendo una mueca
—Descuida, mamá. Yo voy por lo que haga falta. —tomó la lista de compras y se acercó a Heather al verla estirar sus manos a él para que le diera a la niña —Les están quedando preciosas. —halagó al ver las galletas
—Gracias. —Elsa sonrió, sintiendo que dejaba un beso sobre su mejilla
Heather sonrió un poco, alejándose con su pequeña mientras le daba mimos. Buscó con la mirada a Eret, viéndolo en el jardín trasero de la casa de sus padres, colocando el toldo que los protegería del frío durante la comida. Sonrió al verlo tan concentrado ayudando a Estoico y Bocón.
Esa tarde celebraban el cumpleaños de Hamish, quien se había mantenido cerca de ella y su niña después de aquel amargo momento que había sucedido con Vania. Ella agradecía poder contar con su hermano en ese momento en el que necesitaba compañía.
Giró la mirada nuevamente hacia la mesa de galletas, viendo que su madre estaba terminando de decorar las galletas y ni Elsa ni Hipo estaban ahí. Supuso que se habían ido juntos a comprar lo que hacía falta.
—¿Estás bien, mi niña? —preguntó su madre con calma
—Si, mami. —sonrió, acercándose a ella
—De acuerdo. —sonrió, dejando los implementos que estaba usando una vez terminó y se acercó a cargar a su nieta con cuidado al verla estirar sus brazos a ella —Ven aquí, princesa.
El timbre de la casa sonó, por lo cual la pelinegra se acercó a abrir. No sentía ningún aroma, pero como eso le había estado pasando los últimos días debido al clima, no le dio importancia.
Creía que sería su cuñada o algún otro invitado a la fiesta, pero no fue así. Al abrir la puerta, se encontró con Vania del otro lado. Antes de que pudiera reaccionar, la mujer la jaló para iniciar a insultarla y tratar de golpearla.
Eret corrió enseguida al escuchar a su suegra gritarle y se acercó a alejar a Vania de Heather, que cayó al suelo y temblaba aterrada sin saber cómo reaccionar. Giró la mirada a su niña al escucharla llorar con fuerza y vio a su madre tratando de calmarla. También vio su padre acercarse de prisa y después sintió que Eret la abrazaba.
—¿Estás bien, amor? —preguntó preocupado, tomando su rostro para verla, ella lo observó sin saber que responder, se sentía aturdida.
—Deberías abrir los ojos. Esa mocosa no es la niña santa que crees que es. —la voz de Vania se hizo presente, haciéndola temblar nuevamente con terror, mientras se aferraba al pelinegro
—Será mejor que te vayas de mi casa. —Estoico se puso frente a ella para impedir que se acercara a su hija
—¿Qué te asegura que esa mocosa sea tu hija? —retrocedió un par de pasos ante el acercamiento del pelirrojo —Es una cualquiera. Le abriría las piernas a cualquier..
—Ya basta. —Estoico la alejó de la casa, visiblemente enojado por las palabras de la mujer
—Tranquila, amor. Está bien, estoy contigo. —murmuró el pelinegro, abrazando a la menor, que no dejaba de temblar
—N-no es cierto. —murmuró, negando con la cabeza y acercándose todo lo que podía al chico —S-stella... ella es tu hija.
—Lo sé, cariño. Nunca lo dudaría. —dejó un beso en su cabeza
—Y.. mi bebé... es tu bebé.. lo juro. —comenzó a llorar con fuerza, temiendo que él pudiera creer las palabras de aquella horrible mujer
—Lo sé, lo sé.. —Estoico se acercó de nuevo a ellos una vez aquella mujer se alejó de la casa
—Vayan adentro, hace frío. —les pidió con calma
El pelinegro asintió, levantándose y cargando a la menor para poder entrar a la casa. Heather continuó llorando unos minutos más, asegurándole en más de una ocasión que nunca había estado con nadie más que él. Eret permaneció a su lado en todo momento, afirmando que confiaba en ella y siempre lo haría.
Valka les acercó a Stella una vez estaban más tranquilos y la pequeña se aferró a su madre el resto de la tarde, mientras ella se aferraba a Eret.
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Ciudad de Berk, Santuario de las Doncellas aladas.
(Después del capítulo 26 de LEGADO)
Eret abrió los ojos al escuchar un quejido por parte de su novia, quien se movió entre sus brazos para acercarse más a él. La noche anterior, la menor había tenido un ataque de pánico bastante intenso y cuando pudo recuperar la conciencia se había negado a ver a cualquier persona que no fuera él.
No tenía idea de qué habían hecho con Vania después de que casi atacara a Heather la noche anterior y siendo honesto, no le importaba. Ya había causado demasiado daño a su familia. Gogo, Heather y sus niñas eran todo para él, las únicas mujeres que necesitaba en su vida y haría lo que fuera necesario para protegerlas.
—Eret... —la voz adormilada de la menor lo hizo sonreír con ternura
—Aquí estoy, cielo. —murmuró, acariciando su espalda
—Mis hijas... Quiero.. quiero a mis niñas... —el pelinegro se separó despacio y se inclinó a ella para dejar un beso sobre su marca
—Iré por ellas, ¿está bien? —preguntó con calma
—¿No puedes pedirle a alguien que las traiga? —suspiró y sonrió al sentir otro beso suave sobre su marca
—Veré que puedo hacer. —acarició su mejilla y se acercó a dejar un beso sobre su frente —Seguro están con tus padres, ¿Quieres que ellos vengan también? —la observó, esperando con paciencia a que ella respondiera
—Quiero ver a mamá. —asintió con la cabeza lentamente y sonrió un poco
—¿Aún no quieres ver a tu padre? —preguntó con suavidad, notando que se tensaba —No te obligaré a verlo, lo sabes. —acarició su rostro nuevamente
—Aún no me siento lista para decirle. —murmuró, acercándose nuevamente a él para esconder su mirada en el pecho del chico
—Lo entiendo, amor. No hay prisa. —acarició su espalda con calma —Veré si pueden traer a las niñas y tu madre, ¿está bien? —la menor asintió con la cabeza y se separó despacio un par de minutos después, luchando con sus ganas de permanecer junto al pelinegro
Eret se levantó de la cama y dejó un último beso sobre su frente antes de salir de la habitación. Justo afuera, se encontraba Mérida. Llevaba una charola con comida y le sonrió al chico en cuanto lo vio.
—Justo les traía el desayuno. —le informó con calma, acercándole la comida
—¿Qué te pasó? —preguntó por inercia al ver su labio partido, así como algunos moretones y rasguños en sus brazos descubiertos, tomando la charola con cuidado para no tirar nada
—Oh, descuida. No es nada. —le sonrió nuevamente —¿Necesitan algo más? —esperó pacientemente por una respuesta, mientras el chico la observaba con curiosidad por su aspecto, la noche anterior la había visto junto a Lout y no tenía aquellas heridas —¿Eret? —él se dio cuenta que la había estado observando y se disculpó, bajando la mirada a la comida para aclarar sus pensamientos antes de volver a hablar —¿Estás bien? ¿Necesitas algo?
La pelirroja lo observó, sin acercarse a él y haciendo su mejor esfuerzo por mantener su aroma lo más bajo posible para no causar ningún problema a Heather. Él, por su parte, suspiró al tener una idea de qué pudo haberle pasado, pero no queriendo preguntar al respecto.
—Heather quiere ver a las niñas y a su madre. —murmuró al fin —¿Podrías decirle a Valka que venga con ellas? —le pidió, la pelirroja asintió con la cabeza y sonrió mientras se alejaba
El pelinegro regresó a la habitación con la comida, sonriendo al ver a su preciosa novia tratando de desenredar su cabello con sus dedos. Ella le sonrió al verlo entrar con comida y se recorrió para darle espacio mientras él se acercaba a la cama.
—¿Mérida trajo la comida? —preguntó en bajo, ganando la atención del chico, quien no sabía cómo responder a la pregunta debido a que la pelirroja seguía sin ser de su agrado —Es que... hueles a ella. —aclaró, frunciendo un poco su nariz ante el aroma
—Le pedí que fuera por tu madre y las niñas, para no dejarte sola. —comentó con calma, sentándose en la cama con cautela
—Está bien. —le sonrió a medias —¿Me ayudas con esto? —jaló un poco la ropa de hospital que le habían colocado la noche anterior —Quiero poder alimentar a mi niña y no alcanzo a desabrochar esta cosa. —explicó con una sonrisa apenada
—Claro, cielo. Dame un segundo. —sonrió, ayudándole con aquella tarea y colocando la prenda con la abertura por enfrente para que fuera más sencillo amamantar a su niña en cuanto la tuviera entre sus brazos
—Eret. —el pelinegro salió de sus recuerdos, notando que Gogo lo observaba con curiosidad —¿Estás bien? Has estado muy callado.
—Si, si.. Perdona. —asintió con la cabeza y se acercó para ayudarle a su hermana a levantarse de la cama —¿Tú cómo estás?
—Estoy bien. —le sonrió a medias —Me han dado medicamento para que las hormonas se calmen y, de hecho, me ofrecieron ayuda para mantenerlas niveladas y en calma sin necesidad de supresores. —comentó feliz
—¿Enserio? —preguntó con curiosidad
—Si. —asintió con la cabeza —Tal parece que tienen medicina naturista y entrenamiento especial que hace que las hormonas estén mejor controladas. —comenzó a contarle mientras terminaban de recoger todas sus cosas para poder irse
—Entonces.. ¿Te convertirás en una doncella alada? —preguntó con curiosidad
—No suena como una mala idea, ¿o si? —lo observó, viendo que este hacía una mueca
—Tendrías que vivir aquí, ¿no? —avanzaron hacia la salida de la habitación con calma —¿Qué pasaría con Lout? Dudo que lo dejen quedarse aquí.
—En realidad, no es necesario que viva en el santuario. ¿recuerdas a Astrid? —el pelinegro asintió con la cabeza —Ella es doncella también. Y no vive en uno de los santuarios, de hecho solo va por las tardes a entrenar.
—Entiendo. —murmuró, sonriendo al escuchar a su hija mayor llamarle con alegría desde el inicio del pasillo, Estoico la tenía cargada y Valka se acercó para acomodar mejor su cabello mientras le hablaba con ternura
—Heather... ¿Está bien? —preguntó la pelinegra en bajo
—Está algo sensible, pero bien. —informó el chico con calma —Su madre le ha sugerido ver a un especialista y... creo que esta vez va a aceptar la ayuda. —sonrió, viendo a su novia avanzar por el pasillo hacia la salida, siendo ayudada por Hamish, que la abrazaba con cariño
—¿Crees que realmente la acepte? —vio igualmente a su cuñada, que reía un poco ante los comentarios del castaño
—Hamish la convenció. —se encogió de hombros y siguió avanzando junto a su hermana hacia el resto de la familia
Le alegraba que ella buscara ayuda para poder superar su trauma y él estaría siempre ahí para ayudarle a superar cada obstáculo que la vida les pusiera y para protegerla de cualquiera que quisiera hacerle daño.
Nadie le volvería a hacer daño a la mujer que tanto amaba.
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