15| Stella
Ciudad de Berk, después del baile de la cosecha (capítulo 15 de ALFA)
Heather sonrió al ver a Gogo acompañando al pequeño omega que habían llevado hasta su hogar después del baile. Eret volvió a encender su auto al verla entrar a la cafetería de la familia de Hiro.
—¿No esperaremos a tu hermana? —preguntó la menor desconcertada
—Se quedará en casa de Snotlout. —le aclaró con calma, comenzando a avanzar hacia su casa —Quiere darnos privacidad. —ella se sonrojó con intensidad
—¿Privacidad? —preguntó en bajo
—Bueno.. Me dijiste que la doctora recomendó que exista una marca. —dijo con una sonrisa, llevando una de sus manos al vientre de la chica sin dejar de prestar atención al camino —No quiero perderme de nada ni ponerlos en riesgo.
Ella sonrió ampliamente, poniendo su mano sobre la del chico, sintiéndose feliz de poder estar con él. El camino a casa de Eret fue tranquilo. Hablaron con calma sobre las recomendaciones de la doctora y Heather le contó la emoción que sintió de poder ver por primera vez a su pequeño pedacito de cielo.
—Quiero que vayas conmigo la próxima vez. —dijo mientras salía del auto con ayuda del pelinegro
—Haré todo lo posible por estar ahí, te lo juro. —aseguró, cerrando la puerta del auto
—Eso espero. —sonrió, avanzando con él a la puerta, la cual abrió el pelinegro y la dejó pasar primero
—¿Quieres cenar algo? —preguntó con calma
—Uh.. ¿me harías un poco de chocolate caliente? —preguntó feliz
—De acuerdo. —soltó una risa baja y avanzó con ella a la cocina —Gogo se acabó los bombones, pero hay galletas para acompañar el chocolate.
—Está bien. —sonrió —Las galletas me gustan. —Eret sonrió con cariño al verla sentarse con cuidado en una silla cercana mientras acariciaba su vientre
—¿Quieres usar algo más cómodo? —preguntó con calma, sabiendo que aquel bonito vestido le quedaba ajustado
—Mi maleta se quedó en la cabaña. —le recordó
—Puedo prestarte ropa. —aclaró, acercándose a dejar las cosas a usar en la placa entre ellos —No sería la primera vez. —dijo en bajo, rodeando la placa para acercarse y besar su mejilla con suavidad
—Bueno. —sonrió apenada —Tú también deberías cambiarte. —sugirió con una sonrisa, jalando la camisa del chico para atraerlo y poder dejar un beso en su mejilla igualmente
—Si.. pero si vamos juntos.. —soltó una risa al verla desabrochar un par de botones de su camisa —Vamos a tardar en volver. —acunó su rostro con suavidad y se acercó a besarla con dulzura —Anda a cambiarte, preciosa. Cuando vuelvas, el chocolate estará listo.
—Mejor, ven conmigo. —volvió a sugerir, mientras seguía con la tarea de desabrochar los botones de su camisa —El chocolate puede esperar. —sonrió, acariciando el pecho del chico, quien sonrió divertido y la besó nuevamente con suavidad
En cuanto el beso terminó, Eret la cargó con cuidado para ir con ella a la habitación, sonriendo ampliamente. Heather soltó una risita alegre ante su acción y se recargó en él mientras acariciaba su pecho con calma.
——————————
Heather despertó al escuchar voces fuera de la habitación. Se movió con cuidado para acomodarse mejor y frotó sus ojos con suavidad para despejarse. Eret no estaba junto a ella, pero no estaba lejos tampoco, sentía su aroma cerca y escuchaba su voz en la casa.
Se sentó con cuidado, sintiéndose mareada y aún con algo de dolor en su hombro, donde estaba la marca de su amado pelinegro. Se puso de pie despacio y volvió a frotar sus ojos mientras bostezaba y caminaba de maneta cuidadosa hacia fuera de la habitación.
—Mi tía también me pidió que les trajera comida y.. —Snotlout se detuvo al ver a la menor abriendo la puerta de la habitación —Buenos días. —le sonrió
—Hola. —le saludó, sonriendo con cansancio
—¿Te despertamos, amor? —preguntó Eret, sonriendo con ternura al verla adormilada
—No, descuida. —negó con la cabeza —Es que tengo hambre. —admitió apenada
—La abuela les manda comida. —dijo Snotlout levantando la bolsa que traía en la mano —Me pidió que te felicitara y quiere que vayas a visitarla.
—Uh, gracias. —sonrió, acercándose a tomar la comida —También quiero ir a verla, pero será otro día. —soltó una risita —Y gracias por traer mis cosas.
—Un gusto ayudar. —le sonrió, manteniendo su distancia de ella
—¿Quieres quedarte a desayunar? —preguntó con calma
—Será en otra ocasión, pero gracias. —negó con la cabeza suavemente —Debo ir a hacer algunas compras con mamá.
—Uh.. ¿Está afuera? —sonrió ampliamente —Debería... —Eret la detuvo por la cintura antes de que avanzara a la salida
—En otra ocasión será, amor. —le dijo con calma
—Pero..
—Descuida, Heather. Entiende que debe darles espacio, no se molestará contigo. —le tranquilizó su primo, retrocediendo para salir de la casa
—Lout..
—Gracias por las cosas. —agradeció el pelinegro, sin soltar a la menor
—Si necesitan algo no duden en llamarme. —se despidió de ellos
Heather hizo un puchero y dejó notar en su esencia la tristeza que sintió de no poder despedirse bien de su primo o de no poder saludar a su tía.
—Amor...
—Quería ver a mi tía. —se quejó en bajo
—Lo sé, cariño. —dejó un beso delicado sobre su marca —Pero no es recomendable que salgamos ahora. —murmuró, acariciando con cariño el vientre de la pelinegra
—¿Podemos ir... a verlos.. después? —soltó un gemido bajo sin poder evitarlo al sentir los besos que él dejaba en su cuello —Eret.. —se removió un poco para que la soltara
—Podemos ir después, amor. —murmuró, sonriendo mientras soltaba un poco su abrazo para dejarla girar y que pudiera verlo de frente
—¿Podemos desayunar antes de.. volver a la habitación? —preguntó sonrojada —Enserio tengo hambre.
—Anoche no cenamos, es evidente que tendrías hambre. —dijo con diversión, inclinándose para besarla con cariño —Hice chocolate caliente ahora si. —le informó con calma
—Eso suena delicioso. —sonrió —Serviré la comida mientras tu sirves el chocolate, ¿si?
—Claro, mi amor. —dijo con tono meloso, haciéndola reír por ello y dejó besos sobre su rostro antes de separarse para ir en busca del chocolate
Heather suspiró, volviendo su atención a la comida que su abuela les había mandado, sonriendo alegremente al ver que era uno de sus platillos favoritos.
——————————
Ciudad de Berk, cinco meses después.
—Cariño, deberías estar en cama. —Heather dio un pequeño brinco al escuchar la voz de Eret y giró despacio para verlo
—Uh.. hola cariño.. —dijo nerviosa —Feliz aniversario. —tomó el regalo a medio envolver que estaba en la mesa y se lo mostró —Perdona, soy pésima para envolver. —se disculpó en bajo, apenada por la presentación de su regalo y viendo el ramo de flores que él llevaba en sus manos
—Feliz aniversario. —le sonrió con cariño, acercándose para darle el ramo y un beso al mismo tiempo que tomaba su regalo —¿Cómo te has sentido hoy? —dejó una caricia en su vientre, sintiendo el movimiento que su pequeña hacía
—Estoy bien. —aseguró, oliendo sus flores con una amplia sonrisa —Stella ha estado muy activa, pero nada realmente preocupante. —informó con calma
—Me alegro que estés bien. —murmuró, dejando un beso sobre su frente —Tengo algo más para ti. —confesó con una sonrisa —Pero no está armado.
—¿Armado? —preguntó confundida, sintiendo el aroma de su cuñada y su hermano acercándose —¿Qué es eso? —se acercó a ambos al verlos entrar a la casa con una caja bastante grande
—Deberías estar en cama. —le regañaron ambos con suavidad, ella soltó una risa suave y abrazó las flores mientras se acercaba para ver lo que llevaban
—Estamos bien, no se preocupen. —les informó
—De acuerdo.. —Hamish se acercó a dejar un beso sobre su frente
—¿Qué hacen en la puerta? Muevan eso. —se quejó Elsa, tratando de empujar la caja con su pie mientras llevaba cargando un par de cajas pequeñas —Hola, preciosa. ¿Cómo estas hoy? —saludó a la pelinegra con una sonrisa mientras Gogo y Hamish movían la caja enorme
—Confundida. —admitió al ver las cajas que llevaba la platinada, después vio hacia fuera de la casa, donde estaban Eugene, Jack y Dagur tratando de bajar una caja del techo del auto de su padre y vio a Snotlout cargando otras dos cajas igual que las que llevaba Elsa
—Ya lo entenderás, linda. —dijo Eret, acercándose a su lado y haciéndola hacia atrás para dejar que sus amigos metieran las cosas
—Oye... ¿Dónde pondremos esto? —preguntó Gogo
—¿Dónde van normalmente las cunas? —preguntó el mayor con diversión, haciendo que su hermana hiciera una mueca
—Sé que en tu cuarto, pero..
—¿Una cuna? —preguntó la menor con emoción —¿Compraste la cuna? —sonrió feliz
—Compramos la cuna, mi amor. —asintió con la cabeza —¿Te gustaría decirles dónde va?
Ella asintió con la cabeza y avanzó enseguida a la habitación, seguida por Hipo y Gogo. Elsa se ofreció a poner sus flores en un jarrón y eso hizo, antes de ir a ayudar a mover la cama de Eret para poder poner cerca la cuna.
Eret ayudó al resto a bajar el cochecito que sus suegros habían comprado para su nieta y lo armó con ayuda de Snotlout mientras el resto acomodaba todas las cosas en la habitación, siendo guiados por Heather quien estaba más que feliz por la ayuda de sus amigos y hermanos.
—¿Estás bien? —preguntó Elsa al verla llorar
—Es que.. me hace muy feliz que estén aquí. —explicó con calma, limpiando sus lágrimas
—Siempre vas a contar con nosotros. —le dijo Hamish con una sonrisa
—Siempre. —asintió la platinada, sentándose a su lado y abrazándola por los hombros
Heather sonrió ampliamente, sintiendo una enorme felicidad en ese momento. Se sentía querida y sabía que su pequeña sería igualmente amada y protegida por todos ellos. Suspiró, recargándose en la platinada. Su niña estaría a salvo...
Y un par de semanas después, al fin la tenía entre sus brazos. Su preciosa Stella.
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Ciudad de Berk, diez meses después.
Vania Tomago, la madre de Eret y Gogo, había aparecido nuevamente en la vida de sus hijos después de haberlos abandonado diez años atrás. Y al principio, todo había sido bueno.
Su aparente arrepentimiento había logrado convencerlos de acercarse y Eret le permitió conocer a Heather y su niña (que estaba a unos meses de cumplir el primer año) a pesar de las negativas de su hermana, que no estaba de acuerdo con que la dejara entrar en su casa. Nunca las dejó solas con su madre, temiendo que pudiera ser grosera o dañarlas de alguna manera.
Aquella mañana, Eret se encontraba trabajando y Gogo iría a comprar la cena, sonrió al escuchar a Stella reír abiertamente ante los mimos de su madre quien reía igualmente.
—No tardaré. —le avisó a su cuñada, acercándose a tomar sus llaves
—Ve con cuidado. —le sonrió, cargando a su hija con cuidado para cubrirla con una manta y que esta no sintiera el frío del exterior cuando su tía abriera la puerta
Gogo salió de la casa y avanzó hacia la tienda más cercana por los ingredientes que necesitarían, cubriéndose más con su abrigo ante el clima frío de enero. Heather volvió a hacer reír a su pequeña mientras le quitaba la manta con la que la había cubierto.
La colocó en su porta bebé y le habló de manera melosa antes de ir por su celular al escucharlo sonar.
—Hola, cariño. —le saludó con una sonrisa, al ver que era su amado pelinegro quien llamaba
—Hola, linda. —respondió del otro lado de la línea —Ya voy de salida, ¿necesitan que lleve algo para la cena?
—Gogo salió para comprar lo que.. —se detuvo al escuchar la llave en la puerta —Uh.. tal vez olvidó algo, espera.. —se acercó nuevamente a su niña para cubrir el porta bebé con la manta —¿Olvidaste...? —detuvo sus palabras al ver que no era su cuñada quien entraba a la casa
—¿Heather? ¿Qué pasa? —preguntó Eret del otro lado del teléfono al notar el silencio
—Hola, linda. —le saludó la recién llegada con una sonrisa que a la menor no le agradó, menos al ver a dos hombres entrar con aquella mujer —Es bueno verte de nuevo.
—¿Heather? Cielo, ¿qué está pasando? —insistió el pelinegro
—Tu madre está aquí. —murmuró, acercándose más a su niña, queriendo protegerla
—¿Qué? —cuestionó desconcertado
—No, pequeña.. Eso no se hace.. —se acercó a ella para arrebatarle el celular al tiempo en que los hombres se acercaban y rodeaban el sofá —Sáquenlas de mi casa, por favor. —le pidió a los chicos mientras acercaba el celular a su oído —Hola, cariño. —saludó a su hijo mientras que de fondo, Heather forcejeaba para liberarse del agarre de uno de los hombres y el otro llevaba el porta bebé
—¿Qué carajo haces en mi casa? —preguntó el pelinegro, enojado y angustiado por escuchar los gritos de su novia y el llanto de su niña —¡Deja a mi familia en paz!
—Descuida, ya no tendrás que preocuparte por ello. —dijo con una sonrisa, avanzando al exterior de la casa, viendo con una sonrisa cómo metían a Heather y su niña en una camioneta —Los Dawson se encargarán de reubicar a tu querida y... Bueno.. honestamente no me interesa lo que le hagan a ese engendro tuyo que solo llora. —hizo una mueca al escuchar el llanto de su nieta
—Si algo le pasa a cualquiera de las dos.. te juro que vas a arrepentirte.. —amenazó, colgando la llamada para llamar enseguida a su cuñado en busca de ayuda
Hamish le aseguró que le pediría ayuda a las doncellas y tanto él como Elsa se apresuraron a ir a la casa Tomago para ayudar como pudieran. Cuando llegaron a la casa, Gogo estaba discutiendo entre gritos con Vania y sacándola de la casa a empujones.
—¡No deberías tratar así a tu madre! —se quejó la mayor
—¡Madre es la que te voy a romper por lo que hiciste! —dijo Gogo con enojo, Elsa detuvo a la mujer antes de que cayera al suelo por uno de los empujones de su hija
—¿A dónde la llevaron? —preguntó con calma, sin obtener una respuesta —No lo volveré a preguntar de manera amable. —advirtió, mientras sus ojos cambiaban
—Van al norte. —dijo a regañadientes, queriendo soltarse del fuerte agarre de la platinada —No sé exactamente a donde. Ahora suelta.. —se quejó, al sentir el jalón de la chica que la alejaba de la casa
—Llama a Adeline, que vayan al norte. —le pidió al castaño, que asintió con la cabeza
—Suéltame. —se quejó la mayor forcejeando con la platinada, que soltó un gruñido y volvió a jalarla con ella
—Escucha.. tú vas a llevarme hasta ellas. —le dijo con enojo —Y si algo les pasa.. te juro que te dejaré caer. —le amenazó
—¿Caer? —preguntó desconcertada
—Elsa.. —Hipo quiso intervenir al entender a qué se refería, retrocediendo al verla transformarse en un hermoso dragón blanco de ojos azules que gruñó molesta mientras tomaba a la mujer entre sus patas delanteras antes de elevarse en vuelo, escuchándose los gritos aterrados de Vania por aquella acción —Bueno llamaré a Adeline.. —murmuró, haciendo una mueca
—¿Tú también puedes hacer eso? —preguntó Gogo, viendo a Elsa avanzando en el aire mientras le avisaba por mensaje a Eret hacia donde iban aparentemente
—¿Quieres que te lleve conmigo? —le sonrió mientras se alejaba también de la casa —Llegaremos rápido.
—Esto será interesante. —murmuró, esperando que el chico cambiara de apariencia a un dragón completamente negro, antes de subir a su lomo con cuidado —Por favor, no me mates. —le pidió en un murmullo, el dragón soltó un sonido similar a una risa antes de emprender vuelo, el cual la hizo gritar asustada por un momento
——————————
Habían llegado a la camioneta unos veinte minutos después.
Elsa aterrizó frente el vehículo con la mujer siendo apresada por una de sus patas delanteras y le gruñó al conductor con molestia, el cual permaneció inmóvil al verla. Las doncellas no tardaron más de un minuto en llegar hasta ella, Hipo aterrizó detrás de la camioneta y Gogo bajó de su lomo para avanzar de prisa al vehículo.
Se acercó al asiento del copiloto, donde se encontraba Stella, quien lloraba con fuerza. Se quitó su abrigo y lo usó para cubrir a la pequeña mientras la cargaba.
Heather forcejeó con la puerta de la camioneta sin poder abrirla.
—Ábrela. —le ordenó una de las doncellas al conductor, quien obedeció de mala gana
La joven madre salió al fin de la camioneta, sollozando con fuerza y siendo detenida por las doncellas, pues le estaba costando mantenerse de pie. Vania se quejó por la mala posición en la que estaba y Elsa gruñó como advertencia antes de ver a su cuñada, queriendo asegurarse que estuviera bien.
Hipo observó a la dragona con admiración, sin poder evitarlo, antes de ver a su hermana.
Se acercó a Heather con un brinco y se transformó para poder detener su peso al verla tambalear.
—Tranquila, estoy contigo. —la cargó con cuidado
—Stella.. Mi niña... —se aferró al castaño mientras sollozaba
—Está bien, Gogo está con ella. —le calmó, para después ver a Adeline —La policía está en camino, ¿podrían asegurarse que no se vayan? —señaló a los hombres y a Vania, que ahora estaba siendo resguardada por dos doncellas, giró a buscar a Elsa y se dio cuenta que quitaba su abrigo para cubrir a la niña, que se calmó un poco al sentir la cercanía de sus tías
—No los dejaremos ir. —aseguró, mientras una de las doncellas colocaba una manta pequeña sobre Heather al verla temblando en brazos del castaño
—Kendra los llevará al hospital, para descartar cualquier problema. —Hipo asintió con la cabeza y se acercó a las chicas para ir juntos al hospital
——————————
Eret llegó al hospital, acercándose enseguida a Hipo al verlo en la sala de espera.
—¿Cómo están? —preguntó angustiado
—Stella parece estar bien. —le informó el castaño con calma —Están controlando su temperatura. Heather... tuvo un ataque de pánico.. Está sedada y están viendo que todo esté en orden con... —suspiró, levantándose y tomando los hombros del pelinegro —Está embarazada. —le informó, sorprendiendo al mayor —Tiene tres semanas.
—Dioses... —murmuró, sintiéndose aún más angustiado por ella
—¡Papi! —giró la mirada a su hija al escucharla, sonriendo al verla estirar sus brazos a él
—Mi amor. —la cargó con cuidado, agradeciendo a su hermana por cuidarla
—Eret. —Elsa le llamó, saliendo de una habitación cercana —Está despertando. Quiere verte. —le informó con calma
—Gracias. —le sonrió, viendo a su niña, que se aferró a él mientras cerraba sus ojos y soltaba un suspiro al sentirse a salvo con él ahí
—Ver a Stella le va a ayudar. —le dijo el castaño al deducir que quería dejarla con ellos, el mayor asintió con la cabeza y avanzó a ver a su novia para asegurarse que estuviera bien
—¿Qué le pasó a Vania? —preguntó Gogo en bajo una vez su hermano entró en la habitación
—La arrestaron por intento de secuestro. —dijo Hamish con calma, abrazando a Elsa, quien gruñó aún molesta
—Si se vuelve a acercar a ellas...
—Cielo.. —intervino Hipo, acariciando su espalda y tratando de calmarla
—Te avisaré si eso pasa. —murmuró Gogo —Y podrás dejarla caer. —frunció su ceño molesta y se cruzó de brazos mientras se sentaba en las sillas de la sala de espera
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