13| Zanahoria (2)
Ciudad de Noruega, tres años antes de los sucesos de LEGADO.
Anna suspiró al leer el mensaje de Kristoff, que le informaba sobre el estado de salud de su madre, quien había enfermado repentinamente.
—¿Todo está bien? —preguntó George al verla decaída
—La madre de Kris volvió al hospital.. —le informó a su hermano con calma
—¿No le han dicho que tiene? —preguntó con curiosidad, estando al tanto que era la segunda vez en el mes que la internaban
—No..—hizo una mueca —Solo espero que se recupere pronto. —murmuró
—Ojalá que si. —dijo su hermano, abrazándola por los hombros para tratar de calmarla.
Unos días después, en su cumple años, Anna estaba segura que el rubio no podría acudir a su fiesta. Sin embargo, se llevó una sorpresa al verlo llegar justo antes de partir el pastel.
—Feliz cumpleaños, preciosa. —dijo con calma, acercándose a ella con un pequeño ramo de flores amarillas (las favoritas de Anna) y una caja de chocolates que ella amaba
—Oh, Kris.. viniste... —se acercó, tomando las flores y dejando un beso en su mejilla, feliz de verlo
—No podía perderme tu cumpleaños. —sonrió, abrazándola con cariño y dejando un beso sobre su frente —No todos los días cumples 16 años. —dijo en un murmullo, tomando el rostro de la pelirroja con cuidado para acercarla y darle un beso delicado en los labios
—¿Tu madre está mejor? —preguntó la menor, sonrojándose apenada por su beso, pues él no solía hacer eso frente a ninguno de sus hermanos.. y ahí estaban todos ellos..
—Rapunzel está con ella, descuida. —dijo en bajo, saludando después a sus cuñados y el resto de la familia Westergaard
Anna se sentía feliz de tener a su familia reunida. Estaba feliz de que Kristoff estuviera con ella a pesar de que su madre estuviera mal.
El rubio sonrió al verla tan feliz, le alegraba poder darle alegría a su querida zanahoria después de tantos días lejos por la enfermedad de su madre.
Enfermedad que empeoraría con el paso de los meses y no tenía nada de "espontánea".
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Kristoff suspiró con cansancio una vez volvió a la casa de su familia. Avanzó con calma hacia el jardín al ver que ahí estaba su hermana, leyendo un libro en silencio.
—¿Cómo te fue? —preguntó al verlo llegar, cerrando el libro y bajándolo a sus piernas para prestar atención a su hermano mayor
—Estaba muy feliz. —murmuró, sonriendo al recordar a la pelirroja —¿Cómo te fue a ti con ella? —se sentó en la silla que estaba junto a ella y observó con curiosidad el libro de herbología que en algún momento fue de su padre
—Se quedó profundamente dormida después de la comida. —sonrió, complacida por ello
—¿No te estás excediendo con la medicina? —preguntó en tono bajo, estirándose para tomar el libro, el cual Rapunzel alejó de él
—Sé lo que hago. —aseguró con una sonrisa
—Bien.. —murmuró, haciendo una mueca y recargándose en el respaldo de la silla
—¿Hablaste con Elías? —preguntó la rubia con curiosidad
—Quiere que mamá se lo pida personalmente. —comentó haciendo una mueca de disgusto —Además... quiere que le de la tutela de nuestros hijos si algo llega a pasarme.
—¿Qué? —Rapunzel frunció su ceño —¿por qué quiere..?
—Por el dinero. —aclaró el mayor —Si yo muriera, los niños recibirían la empresa y él quiere poder tener el control de todo a través de ellos.
—Eso es estúpido. —murmuró la menor con molestia
—Bastante estúpido, teniendo en cuenta que la empresa será tuya también. —ella lo observó, sintiéndose desconcertada por sus palabras —Además, en caso de que algo me pase, la custodia quedaría en manos de la familia del Alfa.. por lo cual...
—Espera, espera.. ¿Qué quieres decir con eso? —le interrumpió antes de que continuara
—Que los hijos que pueda tener con Anna estarían bajo tu cuidado en caso de...
—No, no.. esa parte la entiendo.. —le interrumpió de nuevo —Me refiero.. ¿La empresa será parte mía? —aclaró su pregunta
—Tú me estás ayudando a conseguirla, ¿Por qué no recompensarlo con la mitad de la empresa? —sonrió, ella le vio sorprendida antes de sonreír a medias
—¿La mitad? ¿Para mi? —cuestionó en bajo
—Podemos dividir las acciones en tres partes y dejar un tercio de ellas para Kamikaze. —sugirió el rubio —Sé que no lo necesita, su esposo tiene dinero, pero.. —suspiró —Eso le daría un escape si lo necesita.
—Me gusta esa idea. —asintió con la cabeza —Una tercera parte para cada uno. Me parece justo.
—De acuerdo.. así se hará entonces. —sonrió
—¿Crees que Elías acepte manejar solo un tercio de la empresa si algo te pasa? —se reacomodó en su asiento
—Ese hombre no tendrá nada. —negó con la cabeza suavemente
—Pero..
—Amo a Anna. —aclaró enseguida —A ella le daría mi vida si me lo pide. —Rapunzel sonrió a medias —Ella es quien se merece el mundo, no su padre, ni sus hermanos. —negó con la cabeza
—¿Le dirás que su padre te pidió..?
—No. —negó enseguida —No quiero causarle molestia o problemas con su familia. Ya veré que hacer para solucionar esto. —Rapunzel hizo una mueca y asintió con la cabeza, vio hacia el libro que era de su padre y suspiró, extendiéndolo hacia su hermano
—Necesitamos algo más para la medicina. —murmuró, el chico tomó el libro —Papá hizo algunas anotaciones en una página interesante. —murmuró, señalando una planta específica, Kristoff observó lo que su hermana le indicó
—¿Para qué es? —preguntó con curiosidad, acercándose a ella para que le explicara
—Confunde los recuerdos de la persona que lo consume. —explicó con calma —Podemos.. buscar esta planta.. Así mamá no sabrá lo que estamos haciendo. —sugirió en bajo
—Me encargaré de conseguirla. —asintió con la cabeza, prestando atención al libro
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Un mes después (Julio), Kristoff volvió a insistir a Elías por obtener la mano de Anna, volviendo a tener la misma respuesta negativa.
—¿Por qué me has dejado estar cerca de ella si no me darías la autorización para hacerla mi esposa?—preguntó con molestia
—Te daré mi autorización cuando accedas a lo que te propuse. —dijo el mayor con calma
—No te daré la custodia de mis hijos, bajo ningún motivo. —negó nuevamente
—En ese caso.. supongo que no tenemos más de que hablar. —señaló la puerta de su oficina, pidiéndole con ese gesto que se fuera
—Quiero casarme con Anna. —insistió el menor, negando a irse —Quiero tener una familia con ella. Y quiero tener la certeza que si un día algo me pasa... Ella y mis hijos tendrán una manera de sostenerse económicamente.
—Yo me encargaré de que lo tengan. Es mi hija. —dijo el mayor, sintiéndose molesto —Lo único que quiero es tener su tutela para cuidarlos.
—Si solo lo haces para cuidarlos, te la daré.. —mantuvo su voz aparentemente tranquila —Pero.. No tendrás acceso a la empresa Bjorman. —dijo con decisión —Rapunzel se haría cargo hasta que MIS hijos sean mayores de edad.
—Eso no. —negó el mayor, frunciendo su ceño —Me dejarás a cargo de tu empresa si algo te pasa.
—No dejaré el legado de mi familia en manos de un hombre tan codicioso como tú. —murmuró con molestia, recibiendo enseguida un golpe del mayor, el cual lo hizo tambalear
—¿Cómo te atreves a decirme así? —cuestionó con enojo
—Eres codicioso. —repitió el rubio, llevando una mano a su nariz, notando un poco de sangre salir de ella ante el golpe recibido —Estás tratando de cambiar a tu hija por dinero.
—Es una Omega. Su deber es casarse y tener hijos. —dijo con molestia y evidente disgusto —Si puedo conseguir un beneficio de ella, lo voy a hacer
—¿Hablas enserio? —Daniel entró en la oficina, luciendo molesto por las palabras de su padre, siendo seguido por Enzo
—Dani.. —el pelirrojo menor lo detuvo
—Mis hermanos no son mercancía que se puede cambiar por dinero. —frunció su ceño —No son solo incubadoras que deben parir hijos para hombres como tú. —exclamó enojado
—No me hables así. —le advirtió el mayor —Soy tu padre, debes respetarme.
—No mereces respeto alguno si piensas así de tus hijos.
—Basta.. —insistió Enzo
Colin se acercó a la oficina de su padre junto con Anna y Hans, pues estaban buscando a sus hermanos y escuchó los gritos de Daniel, por lo cual se acercaron enseguida, dejando a la pelirroja tras ellos.
La menor permaneció afuera, escuchando la discusión desconcertada, notando el aroma de Kristoff en algún momento. Cuando se iba a acercar para confirmar si el rubio estaba ahí o no, lo vio salir de la oficina de su padre junto con Hans.
—Kris.. —se acercó enseguida al ver su nariz sangrando —¿Qué pasó? —preguntó angustiada
—Estoy bien, linda. —le dijo con calma —Tengo que irme. —se acercó a dejar un beso sobre su frente
—Estás sangrando. —dijo con angustia
—Estoy bien. —insistió —Te veo después, ¿si?
Anna lo observó irse, quería seguirlo, pero Hans no la dejó. Necesitaba saber qué pasaba.
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Septiembre había llegado.
Anna no había tenido muchas noticias de Kristoff desde aquella reunión con su padre de la cual no tenía mucha información. Lo único que sabía era que sus hermanos estaban enojados entre ellos y con su padre. Y cada vez que preguntaba cambiaban el tema o se molestaban con ella, por lo que dejó de preguntar.
El día que se enteró de la muerte de Kayla, logró convencer a Daniel y Colin de acompañarla al funeral, pues quería estar ahí para su amado rubio.
—Esto es una mala idea. —murmuró Colin, viendo a su hermana acercarse a Kristoff con un pequeño ramo de flores que dejaría para Kayla
—Debemos decirle. —insistió Daniel, viendo igualmente a su hermana
—No creo que..
—Si ella quiere estar con él.. ¿crees que las ideas de papá la van a detener? —preguntó el menor
—Necesita la autorización de papá para casarse. —le recordó Colin
—No lo necesitaría si ella tiene una marca. —murmuró Daniel con molestia, pensando aún en las desagradables palabras de su padre. Anna abrazó a Kristoff en cuanto estuvo cerca y el rubio le abrazó de vuelta, dejando un beso sobre su frente
—Bien.. —aceptó el mayor unos minutos después —Le diremos, pero.. no ahora..
Daniel asintió, de acuerdo con esperar por un momento apropiado.
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Un par de semanas después.
Anna se desconcertó al sentir la esencia de su amado rubio en la casa. Siguió el aroma hasta llegar a la oficina de su padre, donde había una discusión. Se acercó, distinguiendo las voces de sus hermanos (Daniel, Byron y Enzo) y sintiendo el aroma molesto del resto (Asmund, Colin, Frederick y Hans).
Prestó atención, notando que hablaban de ella. Frunció su ceño desconcertada y después escuchó a George hablarle en bajo desde el pasillo.
—Está en el jardín, con tu madre. —murmuró, señalando hacia fuera de la casa, ella sonrió, sabiendo que se refería a Kristoff
—¡Anna se casará con quien yo diga! —escuchó a su padre, cosa que la hizo saltar y alejarse de la puerta —¡Si quiero casarla con un anciano, así se hará! —la pelirroja sintió su corazón latir con fuerza y vio a George con evidente miedo por las palabras de Elías
—Corre.. antes de que se vaya.. —le animó, volviendo a señalar hacia el jardín y ella corrió enseguida para alcanzar al rubio
Escuchó a Asmund abrir la puerta de la oficina y llamarle, pero no se detuvo. Tampoco se detuvo cuando su madre le llamó o al ver la lluvia que caía de manera abundante.
—¡Kristoff! —el rubio detuvo su camino y giró a verla —Espera.. —se detuvo frente a él
—Vuelve dentro, vas a enfermarte. —le pidió con calma, tratando de cubrir son sus manos a la pelirroja
—No quiero que te vayas. —dijo enseguida, sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas
—Debo volver a casa, mañana tengo una reunión con..
—No, no.. —lo abrazó —Me refiero.. no te vayas.. —sollozó, él le devolvió el abrazo
—Anna..
—Quiero estar contigo. —admitió —No quiero que mi padre me case con nadie más.. Te amo a ti..
Kristoff suspiró y la apretó un poco el abrazo al ver a dos de sus cuñados en la entrada de la casa.
—Vuelve dentro, Anna. —insistió —Tu padre sabe lo que hace.
—Mi padre solo quiere dinero. —se quejó la pelirroja, sollozando nuevamente —No le importa nada más. —el rubio hizo una mueca, no le gustaba sentir esa tristeza en su amada zanahoria, un momento después vio al hijo mayor de Elías acercarse a ellos con una sombrilla
—Asmund..
—Descuida. —le sonrió de manera tranquila, cubriendo a ambos con la sombrilla —Podemos hablar de esto en casa, con calma. —sugirió
—Tengo que irme.. —murmuró el rubio
—Llévame contigo. —pidió a pelirroja, negándose a soltarlo
—Anna..
—No pienso volver ahí. —negó con la cabeza —Papá querrá casarme con alguien más. No quiero eso.
—No te casará con nadie, Anna. —dijo el pelirrojo con media sonrisa —No lo dejaremos. Tienes ocho hermanos que no dudarán en defenderte. —ella se separó un poco del rubio para ver a su hermano
—Quiero estar con Kristoff. —murmuró
—Lo sabemos. —le sonrió —Les ayudaremos a convencer a papá. Lo prometo.
La pelirroja sonrió un poco y volvió a abrazar al rubio con fuerza, quien correspondió el abrazo una vez le agradeció a su cuñado.
Unos meses después, en enero del siguiente año, finalmente lograron unir sus vidas en matrimonio. Y justo un año después de la boda, llegó al mundo su preciado hijo.
Al fin, Anna y Kristoff podían tener su familia feliz.
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