Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra


Acomoda las grandes gafas sobre su pequeña nariz, observando curioso aquel niño nuevo que hace unos pocos días ha llegado a su salón. Él está ahí, sentado en esa banca rodeado de otros chiquillos que hablan entre ellos, sus manitos sujetando su mochila de ese extraño oso japonés y sus ojos escaneando silenciosamente el lugar. Su oscuro cabello apenas logra tocar sus cejas, contrastando increíblemente con su nívea tez; las rechonchas mejillas hacen ver a su rostro mucho más adorable de lo que debería ser, con sus delgados labios pigmentados en tonos rojizos y sus oscuros ojos felinos siempre brillando encantadores.

Desde el día en que ese niño llegó a su salón, Hoseok se siente intrigado con él. Es muy callado y tranquilo, manteniéndose sentado en su lugar sin moverse mucho ni llamar la atención, sin interactuar con ningún otro chiquillo. En los recesos, lo ha visto sentado en una de las redondas mesas del jardín comiendo, partiendo algún pan a la mitad y tomando de alguna cajita con leche de chocolate para después comer alguna paleta helada como postre, sin nadie más alrededor que interactúe con él. Solo, balanceándose perezosamente en uno de los columpios mientras tanto los demás alumnos gritan eufóricos a su alrededor en los otros juegos; solo, en ocasiones quedándose en el receso cuando el aula está vacía observando por los enormes ventanales a los niños jugar alegremente. Solo. Han pasado un par de días desde su llegada, pero nadie se le ha acercado a hablar, siendo el único niño en no tener amigos en su salón.

Y Hoseok no entiende por qué. ¿Por qué nadie se le acerca si aquel niño se ve realmente interesante? Llevando un par de cómics para leer en el receso y usando esa graciosa mochila del oso japonés. Entonces, ¿por qué nadie quiere hablarle? Él es tan bonito, tan tierno y lindo, ¿por qué no querrían hablarle? ¿Y por qué él tampoco lo hace? Quedándose callado la mayor parte del tiempo, sin abrir la boca en ningún momento más que para bostezar o humedecer sus labios, sin emitir ningún sonido. Como si quisiera pasar desapercibido. ¿Por qué? ¿Será tan tímido? Si ese es el caso, entonces entiende un poco ¡él también es tímido! No como su ruidoso e hiperactivo hermanito, de apenas ocho años quien siempre corre hacia él en receso y se desenvuelve increíble incluso con sus propios amigos. Sí, quizás sea eso, ¡eso debe ser!

¡Debe ser tan tímido! Y Hoseok quizás pueda ayudarle a dejar de serlo al menos un poquito.

Así que, con ello en mente se levanta de su asiento, sacude sus ropas y toma una profunda bocanada de aire para ahuyentar los nervios comenzando a dar pequeños pasos hacia él. Por suerte, la profesora a cargo tuvo que salir hacía ya un buen rato, por lo que sus demás compañeros (a excepción del nuevo) están haciendo mucho escándalo totalmente despreocupados. El pálido niño está concentrado haciendo garabatos en un cuaderno, con las cejas fruncidas y los bonitos labios aplanados, moviendo ligeramente la pierna. Su lugar está justo en el medio, con los niños al rededor hablando entre ellos ignorándole completamente.

Aclara su garganta una vez está frente a él y lleva ambas manos entrelazadas tras su espalda, dibujando una sonrisa en su rostro con dos tiernos hoyuelos a sus costados. El niño levanta la cabeza, mirándole con extrañeza, sus cejas alzándose un poco en espera a que hablara, dejando en la mesa el lápiz con el que había estado escribiendo hace apenas un momento.

— ¡Hola! — el saludo se escucha mucho más eufórico de lo que esperaba, su aniñada voz sonando fuerte — Soy Kim Hoseok, ¿cuál es tu nombre?

El niño sigue mirándole un poco más antes de girar un poco la cabeza como si quisiera buscar a alguien más, pero al parecer ese chiquillo sí está hablando con él. Un poco confundido abre la boca, pareciendo querer responder, pero tan pronto como lo hace vuelve a cerrarla, su semblante volviéndose desanimado. Hoseok frunce el ceño curioso, observándole volver a sujetar el lápiz para escribir rápidamente en su cuaderno antes de mostrárselo. Con las letras un poco chuecas Hoseok lee:

"Min YoonGi" — en voz alta —. ¿Ese es tu nombre? — asiente, sonriéndole. Su bonita sonrisa luciendo adorable junto a las rechonchas mejillas pálidas ligeramente teñidas — Oh ¡un gusto conocerte, Min YoonGi!

El aludido asiente una vez, todavía mirándole sonriente. Hoseok se queda ahí frente a él, balanceándose con ayuda de sus talones y puntas de los pies, haciendo diferentes muecas comenzando a sentirse un poco incómodo. Ahora que conoce su nombre, ya no sabe qué más decirle, al menos no hasta que Min vuelve a su tarea de escribir y Hoseok se asoma un poco totalmente curioso por lo que sea que está haciendo.

— ¿Qué escribes? — y no hay respuesta.

Al menos no muy pronto, cuando YoonGi usa la misma hoja donde escribió su nombre para responderle, mostrándosela repentinamente tímido.

"Una canción". ¡¿En serio?! — abre los ojos sorprendido — ¡Eso es genial! ¿Puedo verla?

Y niega, cerrando su cuaderno y bajando la cabeza, comenzando a jugar con sus manitas. Hoseok pucherea ligeramente, inconforme con esa respuesta silenciosa. Recuerda entonces lo que sus amigos dijeron hace unos días sobre el niño nuevo, "tan callado que parece extraño", bueno es cierto que sí muy callado, pero sabe que algo más allá que sólo ser calmado. Su mami, que es psicóloga infantil, una vez le contó sobre aquellos niños que en ocasiones son tan tímidos que se abstienen de hablar con personas a las cuales no conocen, hasta que ganan la suficiente confianza para poder hacerlo libremente. ¿Min YoonGi sería uno de esos niños?

— ¿Por qué no hablas? ¿Me tienes miedo? — ladea la cabeza, totalmente curioso. Sin buscar ser sutil con sus repentinas preguntas.

El pequeño YoonGi parece un poco sorprendido, para luego levantar una mano para tocar sus labios dando dos suaves golpecitos y después alzar el dedo índice en negación. Hoseok no entiende a la primera, pero después de repetirlo logra comprender.

— ¿No puedes hablar? — Min asiente con una sonrisa, feliz porque alguien puede entenderle. Entonces se gira hacia su cuaderno para escribir rápidamente, mostrándole letras chuecas y hasta un poco temblorosas — "Tengo... un problema... con mi garganta." ¿en serio? ¿Y duele?

YoonGi asiente, escribiendo de nuevo. — Mi mamá dice que puedo soportarlo, porque soy un hombre fuerte — alza un puño arrugando la nariz en una mueca ruda. Pero a Hoseok le parece más adorable, incapaz de tomarle en serio con ese rostro infantil tan tierno.

Quiere decirle algo más, pero la profesora regresa pidiendo orden con voz alta y amable, sonriéndoles antes de continuar con la clase. Hoseok regresa a su lugar, pensando en la nueva información sobre Min YoonGi.

— ¡Mami, mami! — Hoseok la llama tan pronto como escucha la puerta principal abrirse junto al tintineo de las llaves, levantándose rápidamente del suelo donde había estado terminando su tarea para ir hacia ella.

La mujer le sonríe al verle correr para abrazarse a sus piernas, acariciando sus cabellos como saludo. Es de noche y se encuentra un poco cansada, ha sido un largo día en el trabajo, pero siempre es bueno y relajante regresar a casa con sus dos bebés.

— ¿Dónde está Tae, Hobito?

— ¡Aquí, aquí! — el chiquillo de ocho años baja corriendo las escaleras para colgarse del mismo modo que su hermano mayor a las piernas de su progenitora, haciéndola reír — Mami, tengo hambre ~

— Y por eso mamá ha pasado a comprar para preparar algo nuevo, ¿quieren algo latino? Una compañera en el trabajo me enseñó una receta nueva, les dicen quesadillas.

Ambos hermanos asienten rápidamente, entusiasmados y curiosos por lo que fueran a comer. Su madre les pidió que se acomodaran en la mesa, siendo Hoseok el más tranquilo esperando mientras TaeHyung el más impaciente. Se inclina sobre la mesa, esperando poder ver algo de lo que su madre hace en la cocina, pegando su mejilla en el mantel y puchereando aburrido. El menor de los Kim siempre tan hiperactivo y revoltoso.

— Mamá — Hoseok comenta cuando ve a la aludida entrar con un plato con comida. TaeHyung ni siquiera espera cuando ya ha robado una quesadilla del plato para darle un gran mordisco —, ¿cómo puedo hablar con alguien que no puede hablar?

— ¿Uhm? — frunce ligeramente el ceño, ayudando al pequeño TaeHyung a beber de su leche de chocolate para que haga un desastre — Ah, ¿hablas de las personas mudas?

— ¿Mudas?

— Algunas personas no pueden hablar, ya sea por algún accidente, se desarrolló con el tiempo o porque ellos lo eligieron así, se les llama mudos.

Hoseok formó una pequeña circunferencia con sus carnosos labios, sorprendido por esa nueva información. — ¿Y cómo se comunican si no pueden hablar?

— Ellos hablan con las manos, algo como esto — levanta una mano enseñando su palma, para luego usar dos dedos de la diestra simulando una persona correr por la zurda —, ¿ves? Y hay muchas señas para muchísimas cosas, se llama lengua de señas y existe para muchos idiomas.

Hoseok está impresionado, completamente curioso por ello. — ¿Puedo aprenderlo, mamá?

— ¿Quieres aprenderlo? ¿Por qué?

Encogiendo los hombros responde: — Hay un niño en mi clase que no puede hablar.

Ahí está, sentado en esa banca de piedra tranquilo, completamente solo. Hacía ya un par de minutos que había terminado de almorzar y ahora se dedica a disfrutar de esa paleta helada entre sus pequeños dedos, mirando a los niños jugar en los juegos del jardín de la escuela. Son ruidosos, gritan y ríen, corriendo de aquí para allá. Hoseok está escondido tras una pared, mirándole con cautela; está nervioso, ha practicado mucho durante ya dos semanas donde su madre le ha enseñado (también a su hermanito) lo más básico del lenguaje de señas, así que para él está lo suficientemente preparado para dar el siguiente paso: acercarse a Min YoonGi. No ha hablado de nuevo con él desde la primera vez, pues necesitaba sentirse seguro primero.

Así que sale de su escondite, tomando grandes bocanadas de aire para buscar tranquilizarse, caminando a pasos lentos y nerviosos, hasta que finalmente está frente a él. YoonGi le escucha venir, desviando su cabeza a su dirección para enfocarlo con sus grandes y oscuros ojos felinos, los cuales brillan en curiosidad cuando le tiene sentándose frente a él. El pequeño Min sigue comiendo de su paleta helada, esperando algún otro movimiento, totalmente atento en él. Entonces lo hace; levanta una mano para moverla ligeramente en un saludo, para después juntar índice y pulgar formando un círculo dejando los otros tres dedos juntos, siguiendo con alzar índice y medio juntos mirando hacia abajo; posteriormente empuña la mano, dejando el pulgar arriba y el índice mirando hacia la izquierda (como una pistola); continuando con esa misma seña, cambiando la dirección hacia el sur, para finalmente culminar con la mano empuñada y meñique arriba. «Hola, YoonGi» es lo que quiere decir.

YoonGi abre sus ojos sorprendido, sonriendo después tanto que sus rosadas encías se dejan a la vista y sus felinos ojos se empequeñecen, completamente feliz porque alguien más parece saber el lenguaje de señas aparte de sus padres. ¿Será posible? ¿Por fin podrá hacer un amigo en esa nueva escuela? Está muy emocionado que comienza a mover sus manos, respondiendo a su saludo y agregando algo más, sólo obteniendo una expresión de desconcierto del pequeño Kim tan graciosa que le hace reír. Su aniñada risa llenando los oídos del otro.

— Lo siento, apenas lo estoy aprendiendo — Hoseok luce apenado, con sus rechonchas mejillas coloreándose.

— Está... bien — Min responde, apenas escuchándose, su aniñada voz sonando extrañamente pausada, raposa y baja. Como si permaneciera eternamente ronco —... estoy feliz... porque... sabes algo.

— ¡Oh, sí hablas!

Niega. — Un po... — pero se interrumpe, frunciendo el ceño con fuerza y apretando los ojos, esperando a que el dolor disminuya.

Es más fuerte que otras veces, tanto que sin poder evitarlo sus pestañas se humedecen de lágrimas y sus rechonchas mejillas pálidas se pintan del esfuerzo junto a su pequeña nariz. Incluso un sollozo suena ahogado, y su respiración se vuelve irregular, asustando al pequeño Hoseok. Lo único que puede hacer es esperar a que se recupere, esperando alguna señal para ir a buscar a algún profesor de ser necesario. Pero parece que Min logra controlarlo, llevando con una mano temblorosa la paleta helada que está comenzando a derretirse a sus labios, chupándola un poco antes de morderla para llevarse un pequeño pedazo. El frío parece calmar un poco el ardor que quema su garganta hasta que puede tragar saliva sin dificultad. Limpia las lágrimas que se le han escapado, negándose a verse débil frente al niño de bonitos hoyuelos, por lo que levanta la cabeza para posar sus felinos ojos en él, aún un poco cristalinos.

Hoseok no sabe por qué, pero desde ese día el sentimiento de querer protegerlo invadió sus instintos. Así, al pasar los días y los años, su relación se volvió más cercana, transformándolos en algo más que sólo amigos. Como hermanos.

Y nunca se arrepintió de continuar a su lado. Incluso en momentos como esos, donde ve a su hermano de otra sangre desenvolverse tan bien con ese joven grandulón de adorable sonrisa, siendo él el que hable por YoonGi no se arrepiente.

— De acuerdo, basta — interrumpe la cursi conversación de ese par, observando con una mueca fingida la manera en que ambos se giran a mirarle como si estuvieran recordando que no estaban solos en el ascensor —. No volveré a ser traductor para su coqueteo de nuevo, ¿bien? Así que no coqueteo mientras esté yo. Iugh.

Incluso cuando Jungkook se ríe apenado refugiándose en el cuello del pelinegro y las mejillas de YoonGi se avergüenzan, volviéndose a crear esa burbuja íntima donde le hace sentir un mal tercio, él no se arrepiente.

Sí, definitivamente la mejor decisión que pudo tomar fue aprender el lenguaje de señas para acercarse a ese niño de níveas mejillas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro