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09



TaeHyung es un poco... ¿cuál es la palabra correcta para describirlo? Intenso podría ser, pero él es más que eso. Durante esa semana Jungkook aprendió un par de cosas:

1) TaeHyung puede parecer alguien amistoso y relajado, pero en realidad es un maldito estricto y duro

2) es muy enfocado y más inteligente de lo que parece. Las clases con él de LS han sido un poco demasiado intensas, él no se va con rodeos y va directamente al grano, incluso Jungkook se siente impresionado con lo dedicado que es. ¡Pero es simplemente frustrante! Está comenzando a preferir a Hoseok como profesor; a diferencia de su hermano menor, el pelirosa le explica con palabras suaves y una sonrisa amable, siendo bastante paciente. TaeHyung por su parte, aunque es paciente, no es nada dulce; su mirar siempre es seria y su tono de voz se mantiene neutra.

Kim TaeHyung es estricto y demandante, mientras Kim Hoseok es suave y paciente. Pero Jeon Jungkook no se queda atrás; no es paciente, tampoco tranquilo, se distrae rápidamente y, a veces, no toma las clases en serio. Es como si ambos hermanos Kim estuvieran lidiando con un niño de seis años con temperamento difícil y un poco berrinchudo.

— ¡Me rindo! — Jungkook decide mandar todo a la mierda un momento y dejarse caer boca bajo en su cama, enterrando su rostro en sus almohadas dejando sus piernas y brazos estirados — Esto no está funcionando.

Ahí está de nuevo, uno de los famosos berrinches de Jeon Jungkook, el universitario de veintidós años. El Kim pelirosa suspira profundo quitándose sus lentes un momento para masajear su entrecejo, mientras el Kim pelinegro se mantiene sentado en el esponjoso sillón puff gris de la habitación del pelinegro abrazando un peluche de un conejo rosado con cejas extrañas. Han pasado un buen rato enseñándole más del vocabulario básico del LS, pero Jeon parece no comprender ni memorizar las señas. Quizá está un poco cansado —y no es sorpresa, toda una semana estudiando y memorizando señas similares pero distintas a la vez, con movimientos precisos y configuraciones perfectas, lo tenían a él y a su cerebro exhausto— o también está un poco distraído.

— Vamos Jungkook, lo aprendimos la semana pasada — el alto pelirosa le habla suave pero firme —. Intenta de nuevo, ¿cuál es tu nombre?

El aludido se gira para mirarle y con una mueca inconforme se sienta con las piernas estiradas y levanta una mano para responder con señas. Levanta dos dedos un poco separados junto a su pulgar mirando hacia abajo, para después empuñar la mano levantando el meñique, siguiendo con empuñar de nuevo alzando dedo incide y medio encorvándolos un poco (como si estuviera haciendo comillas), para finalmente empuñar de nuevo levantando índice y pulgar apuntando hacia la izquierda (como una pistola).

— Bien, lo has hecho bien — Hoseok felicita, realmente orgulloso por el resultado. Jungkook no es un alumno fácil después de todo.

— Te gusta bailar, ¿cierto? — esa vez TaeHyung habla, su voz profunda sonando fuerte.

Jungkook frunce el ceño y le mira confundido. — Sí, pero ¿qué tiene que ver el que me guste bailar con esto?

— Nada — encoge los hombros —, pero ¿qué es lo que haces cuando aprendes una coreografía?

— Practicar mucho — responde automáticamente, todavía sin captar lo que quiere decir —. A veces estoy horas frente al espejo viendo mis movimientos, para evitar equivocarme en la coreo-oh...

— ¿Ahora le entiendes? ¿Qué tienen en común el baile y la LS?

Jungkook le mira con ojos impresionados, como si acabara de descubrir un secreto increíble. Es cierto, en el baile existe una coreografía, la cual debes seguir paso por paso perfectamente, al ritmo y tiempo de la música. Coordinación, paciencia, destreza; memorizar, aprender y comprender los pasos; colocación, movimiento, orientación, configuración y gesticulación. Expresar sentimientos con el cuerpo (manos) y comprender las emociones ajenas. Así que, ¿qué tienen en común el baile y la LS?

— Cuando bailas, sigues una coreografía ¿cierto? Debes hacer los movimientos en un orden preciso, para coordinarlos con el ritmo de la música, ¿verdad? — Hoseok explica, una sonrisa sincera dibujándose en sus labios junto a dos coquetos hoyuelos — Para ser un buen bailarín necesitas practicar, tener destreza y ser enfocado en lo que haces. ¿Eres buen bailarín? Entonces debes saber que nunca dejas de aprender y que cada día mejoras un poquito más. No mires a la LS como simples señas, míralas como una coreografía.

— ¿Quieres practicar de nuevo el alfabeto?

Jungkook asiente, ahora que entiende el pequeño truco que le han enseñado se siente menos nervioso y ahora está muy emocionado. TaeHyung se levanta de su cómodo lugar para pararse frente a él y levantar la diestra empuñada con índice y pulgar arriba señalando al sur. Cuando Jungkook responde correctamente, Hoseok sigue con la siguiente letra. Es casi automático, las señas ya parecen grabadas en su memoria y ahora es un poco más fácil de comprender, ya es ligero y por ello no le es muy complicado continuar con el vocabulario.

Durante esa semana, Jungkook ha aprendido dos cosas: 1) los hermanos Kim son buenos profesores, aunque un poco estrictos; 2) la LS parece complicada y hasta un poco escalofriante, pero no es pesado ni mucho menos difícil. Eso, claro, si tienes buena memoria y flexibilidad en las manos y dedos. Sus dos manos duelen un poco, pero no es nada que no pueda soportar; sus dedos deben acostumbrarse a ser estirados y movidos rápidamente. En realidad, la LS se trata más que simples ademanes; son estructuras con los dedos que siguen un orden y deben estar lo más pulcramente perfectos para lograr una mejor comprensión. El truco está en seguir las reglas.

Oh, vacaciones ¡malditas vacaciones, por fin llegan! Jungkook está feliz, por fin puede tener un merecido respiro de toda esa aura pesada y ardua universitaria. Su cuerpo está cansado, su mente también lo está y lo único que quiere es ir a su departamento para acostarse en su cómoda cama y dormir por largas, largas, muy largas horas. Por ello camina con pasos alegres fuera del campus dirigiéndose hacia el edificio en el que vive (desde que Namjoon tuvo que atender asuntos con Jimin, el peliclaro pareciera olvidar por completo que prometió irle a buscar y ahora Jeon se acostumbró a caminar las tres cuadras), no es muy difícil. En realidad, es mejor y más relajado, puede ver los demás edificios comerciales cerca y sentir el aire fresco acariciar su rostro, con el cálido sol tocándole suavemente. Oh verano, ¡maldito verano, te tardaste en llegar!

El ruido de un motor ya conocido llega a sus oídos y lo que supo después de eso es que en esos instantes tiene a Kim TaeHyung sobre su motocicleta frente a él. El chico vestido con una chaqueta de mezclilla oscura se quita el casco un momento dejando ver sus cabellos oscuros despeinados (todavía un poco largos) y su sonrisa geométrica siendo amable con él, con una mano le extiende el casco de repuesto y dice:

— Sube, te llevaré.

— Creo que conozco esta escena — Jungkook sonríe, quitándole el casco para desabrocharlo y colocárselo.

— ¿Ah sí? Yo también, pero en la escena que conozco el chico a quien el guapo motociclista busca es un poco difícil y se niega rotundamente.

Jeon ríe mientras termina de acomodar el casco y se sube tras él sujetándose de sus hombros. — Quizá el motociclista era un pesado e irritante chico, el cual prácticamente obligó al otro apuesto y, por supuesto, muy carismático chico a montar su motocicleta.

TaeHyung ríe fuerte, sus risas siendo opacadas por el rugido del motor. Kim se ha convertido en algo así como un amigo (lo cual no quiere admitirlo aún) en el tiempo en que lleva aprendiendo de él y su hermano, aunque sigue estando en proceso de serlo por completo.

— ¿A dónde vamos? — Jungkook tiene que alzar un poco la voz, pues el ruido del viento es más fuerte estando en una motocicleta.

— ¡Ya lo verás! Te divertirás, lo sé.

Y Jungkook se pregunta qué clase de concepto tiene TaeHyung en la cabeza sobre diversión, porque ¿una librería? Sí, están frente a una librería. TaeHyung lo ha llevado a una librería; es un lugar pequeño, consta de un piso y una bonita pero sencilla decoración por fuera. Hay un enorme ventanal que deja ver parte del interior, con alguno que otro pequeño cartel con frases "inspiradoras" escritas. El letrero es de madera, colgando arriba en la puerta se mueve ligeramente con el viento; su diseño es curioso, con una pila de libros y el nombre del lugar "MinMin's". El aura que la rodea es fresca y tranquila, muy, mucho tranquila. También hay flores, pero no cualquier tipo de flores, son trepadoras y se aferran a la madera del letrero de una forma curiosamente atrayente.

— ¿Por qué me trajiste a una librería? Ahora mismo podría estar en mi casa, acostado en mi cama posiblemente holgazaneando mientras veo televisión o duermo muy largas horas, ¿sabes? Pero aquí estoy, frente a una librería rústica contigo.

— Hey, suena como si todavía repudiaras mi presencia — Kim se queja, al tiempo en que asegura su motocicleta y avanza hasta la puerta principal —. Entra, te traje por una razón.

Jungkook suspira resignado (porque realmente no tiene otra opción, no sabe qué tan lejos está de su edificio y ese chico es su único transporte por el momento) y le sigue por detrás, escuchando una sutil campanilla al abrirse la puerta de cristal. El aroma dulzón pega de pronto contra sus fosas nasales y por un momento parpadea confundido, pues había esperado que el olor fuese a libros viejos y polvo, no algo refrescante y agradablemente dulzón. Esperaba también que fuese muy silencioso y en eso no se ha equivocado, el lugar es silencioso (quizá, como cualquier otra librería o biblioteca), con el sonido de sus pasos y el de los ventiladores funcionado, junto a los susurros de páginas siendo ojeadas o el chirrido suave de algún carrito pequeño para libros.

De pronto TaeHyung se le ha perdido de vista, por lo que le busca por el lugar hasta hallarlo, justo ahí, conversando en voz baja con una chica que no le presta mucha atención. O eso parece, pues Kim le habla algo confiado pero nervioso, mientras ella (por mucho más bajita con el cabello hasta apenas rozar sus hombros) no le dirige la mirada en ningún momento. Jungkook piensa que le está ignorando, pero rechaza esa idea cuando le ve alzando un poco la mano tanteando el aire hasta tocarlo; TaeHyung lleva esa mano a su rostro, dejándole tocar (teniendo que agacharse un poco), hasta que la chica sonríe cohibida y ríe levemente. Entonces lo sabe, ella es ciega. Sonríe al ver a ese alto chico guapo visiblemente nervioso por ella, con su gran mano sujetando la ajena.

Decide dejar de mirar para darles privacidad, observando el resto del lugar. Sus pasos son cortos y cuidadosos, teniendo miedo de tocar algo y romperlo, caminando por el local hasta detenerse frente a un gran librero. Mira los diferentes libros, todos de diferentes tamaños y colores, buscando alguno que llame su atención para entretenerse un rato. Pero el ruido de un estornudo junto al ligero toque de los libros siendo acomodados le pone curiosamente alerta, el estornudo se escucha una vez más seguido de un chasquido de lengua y luego una muy baja, casi inaudible, maldición. Cree reconocer un poco esa voz ronca y áspera, por lo que (como un gatito curioso) se asoma para ver quién está del otro lado del librero.

Sí, sus sospechas son confirmadas: Min YoonGi. Su vecino está acomodando los libros con el ceño fruncido en irritación, usando el uniforme del local y estornudando tratando de no ser muy ruidoso. Sacude un poco el polvo del librero antes de colocar otro delgado libro, pero no puede hacerlo cuando de pronto cubre su ruidoso estornudo con su antebrazo. Quizá, ¿es alérgico al polvo? O quizá su nariz es un poco sensible, pues está algo roja. Otro estornudo y una maldición, para luego uno más.

— Salud — Jungkook dice en un murmuro, observando su graciosa reacción. Parece que le ha sorprendido, pues Min da un pequeño respingo y le mira con los ojos bien abiertos. El pelinegro le sonríe ampliamente, levantando una mano para saludar al tiempo en que salía de su escondite para acercarse —. Hola, hyung.

YoonGi le imita, sonriendo un poco antes de ser interrumpido por otro estornudo. Sus cejas se unen frustradas y chasquea la lengua, se ve irritado por los constantes estornudos. Aprovecha ese momento para verle mejor; sus oscuros cabellos están apartados de su frente gracias a una gorra colocada al revés dejando descubierta su nívea frente, vistiendo una camiseta de manga larga (con las mangas enroscadas hasta los codos) color azul marino casi negro y unos pantalones oscuros. Guapo. Muy guapo.

— ¿Es... eres... alérgico al polvo? — todavía no se acostumbra a tutearlo, pero hace su esfuerzo. Y YoonGi puede notarlo, pues le sonríe sincero al tiempo en que coloca un libro más.

Estornuda de nuevo y esa vez suspira cansado, niega a su respuesta y se gira un poco para buscar algo y al no hallar se vuelve hacia Jungkook para levantar sus manos y moverlas. Observa sus movimientos con atención, desde sus tres dedos de su diestra apuntando hacia la izquierda un poco separados, para después empuñar la mano levantando meñique e índice, empuñando de nuevo para alzar el pulgar, posteriormente juntando índice y medio apuntando a la izquierda y finalizar con tres dedos levantando mientras índice y pulgar se juntan. Jungkook abre los ojos sorprendido, sintiéndose extremadamente emocionado ¡le ha entendido! Pudo leer sus señas, ¡puede leer sus señas! Siente que podría llorar de la emoción justo en ese momento, pero en vez de eso se tranquiliza y responde:

— TaeHyung está con alguien ahora — con una enorme sonrisa dibujándose en sus labios.

YoonGi frunce ligeramente las cejas, un poco sorprendido porque ha respondido a sus ademanes perfectamente. Le mira atento, notando sus mejillas teñidas en emoción y una sonrisa que parece brillar en alegría, con sus ojitos marcando líneas en sus costados y esa sonrisa de conejo juguetón y pequeñito asomándose. «Tú... ¿realmente me entendiste?» le dice, esperando una respuesta positiva. Nunca antes se había sentido nervioso y feliz porque alguien le entendiera.

— No puedo... no entiendo — sin embargo, Jungkook murmura tímidamente. Abulta ligeramente sus labios en un puchero levemente molesto por no comprender y pasa una mano por sus cabellos peinándolos hacia atrás.

— Está bien — el castaño se sorprende por escuchar esa voz raposa y ronca, afónica y un poco ahogada de nuevo hablándole en un grave murmullo. Sin querer le mira asustado, acercándose rápidamente para cubrir su boca con una mano y negar repetidamente con su cabeza.

— No hables, no debes, no lo hagas — le regaña. Puede que sólo escuchar su voz, mucho más profunda y ronca, le haya puesto la piel de gallina, pero le tenía mucho más miedo a no poder escucharle jamás —. Debes descansar, hyung.

Pero YoonGi sonríe divertido, quitando esa mano tatuada para entrelazar sus dedos y mirar sus brillantes ojos. Se ve genuinamente preocupado y hasta un poco alterado, también asustado. Ríe, no puede evitarlo, ríe porque Jungkook le dirige esa mirada, esa que parece la de un cachorrito juzgando en silencio. Abre la boca para contestar (en realidad, sólo por molestar, queriendo saber qué hará) y tan rápido como lo hace Jungkook suelta sus manos para apresurarse a acunar sus mejillas y poner sus pulgares sobre sus delgados labios, deteniéndole.

— No seas terco, hyung — frunce las cejas, reprendiéndole con voz baja pero firme —. Sabes que no debes hablar, no lo hagas de nuevo ¿sí? Debes descansar si no quieres perder la voz.

— Koo-

— Shh — parece un poco más molesto, volviendo a colocar sus pulgares sobre sus labios, y YoonGi sonríe burlón, divirtiéndose en molestarle —. Aish, en serio. ¿Qué edad tienes? No es gracioso, hyung terco.

El aludido quita sus pulgares. — Tú eres gracioso.

— ¡Eish! ¡Terco, hyung terco! ¡Min YoonGi, no te rías! ¡No es gracioso, aish!

Pero YoonGi no puede parar de reír, pues Jungkook se mira realmente gracioso frustrado. Cerrando los ojos y apretando la mandíbula, con las mejillas rojas y los ojos brillantes en enojo, apretando los puños en un intento de calmarse. Más que gracioso, también se ve muy guapo y tierno. Pero no puede seguir riendo, algo se lo impide, y esa vez no es el ardor que siente recorrerle la garganta como si alguien estuviera rasguñándole por dentro, son esos labios rosados que se atrevieron a callarlo. Sí, porque Jungkook ha acunado sus mejillas con ambas manos para acercarse velozmente y tomar sus labios entre los suyos, logrando ahogar las risas.

Son suaves y esponjosos, se quedan quietos presionándose sobre los suyos unos segundos antes de alejarse. Pero no dura mucho, pues Jungkook vuelve a besarle y esa vez le recibe gustoso, entre abriendo la boca para dejarle amoldarse perfectamente. Son húmedos y cálidos, se ajustan increíblemente bien con los suyos antes de moverse lentamente, acariciando y explorando. Por un momento, cuando sus propias manos descansan en su cintura y las de Jungkook siguen en sus mejillas reteniéndole para evitar escapar, olvida dónde están; olvida que están en la librería, en sus horas de trabajo y que en ese momento debería estar acomodando los libros como se lo han pedido. Tampoco escucha nada, sólo el dugun, dugun de su corazón que retumba en su pecho con emoción; ya no siente nada, sólo los labios ajenos robándole el aliento y las manos que se deslizan de sus mejillas hasta sostener sus hombros. Y sus pasos, él retrocede, Jungkook le empuja un poco para que lo haga y así pegar su espalda en la pared al final de la parte delantera de la tienda. Es al fondo, casi escondida entre los grandes libreros, donde está solitario, lo que significa: sin interrupciones.

— Jungkook — logra apenas decir, su voz sonando un poco agitada y dos tonos más graves. Y el aludido intenta ignorar lo jodidamente atractivo que ha sido eso. Su vos, realmente ama lo malditamente masculina que es, con esa ronquera profunda que le hace sentir escalofríos. Es caliente, muy jodidamente caliente.

— Shh, ¿tú no aprendes? Silencio hyung, callado. No te fuerces, no otra vez.

Y YoonGi obedece, esa vez él sujetando su rostro para besarle nuevamente, girando sus cuerpos para intercambiar lugares. Jungkook se deja, disfrutando del toque de las grandes manos en sus cálidas mejillas y las caricias de los bonitos labios que parecen haberse encariñado con los suyos.

Dugun, dugun, hace su corazón por la tranquilidad del beso; por la suavidad de sus caricias y por el cálido sentimiento que se instala en su pecho.

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