02
Jungkook suelta un profundo suspiro cuando las puertas del elevador se abren y hace tronar su cuello para después masajear suavemente y camina distraídamente por los pasillos del piso donde se encuentra su departamento; se siente extremadamente cansado después de un arduo día en la universidad. Siente su cabeza doler en estrés y lo único que quiere hacer apenas llegue a su departamento es tirarse en su cama y cubrirse con sus calentitas cobijas. Cuando dobla el pasillo puede notar la silueta de su vecino intentando abrir la puerta con dos bolsas en cada brazo y una descansando en el suelo. No puede evitar quedarse mirándole fruncir el ceño y apretar la mandíbula en un claro signo de enfado, totalmente irritado al no poder cargar con las bolsas que se ven pesadas al mismo tiempo en que intenta introducir la llave correcta de entre tantas que decoraban su llavero.
— ¿Necesita ayuda, vecino? — dice cauteloso, observando su reacción.
El chico gira un poco la cabeza para mirarle y parece no pensarlo mucho cuando niega inmediatamente, intentando sonreírle cortés. Pero toda cortesía se va a la mierda cuando las llaves se resbalan de sus largos dedos y jura casi oírle maldecir, sin embargo, el sonido que sale de su boca es tan bajo que apenas es reconocible a pesar de visiblemente querer gritar de rabia. Se agacha para recoger las llaves y Jungkook no pierde tiempo en tomar la bolsa que se encuentra sola en el suelo junto a la que está por resbalarse del brazo derecho de su vecino, el chico no dice nada, ni siquiera le mira y teniendo menos peso en sus brazos finalmente abre la puerta. La deja abierta para que Jungkook entrara junto a las bolsas que sí son pesadas y lo piensa un momento antes de meter un pie dentro.
¿Qué compró? ¿Ladrillos? No puede evitar pensar al sentir el peso de las dos bolsas que lleva. El crujido del plástico junto a los pasos firmes del vecino y sus pasos tímidos son los únicos ruidos, le sigue hasta llegar a lo que parece ser la cocina y deja las bolsas sobre la mesa redonda que se encuentra en medio. El vecino se limita a husmear entre las bolsas empezando a sacar las cosas y se da media vuelta para estirarse y abrir la alacena. Jungkook se queda parado justo en frente mirando atento cada uno de sus movimientos, pensando en la graciosa manera en que su meñique se levanta sutilmente cada vez que sujetaba alguna lata. Cuando el vecino le mira da un pequeño brinco del susto al haber sido pillado observándole, siente su rostro enrojecer de la vergüenza y aparta la mirada rascando su cuello.
Por un momento se siente incómodo ante el silencio que se formó y quiere decir algo, pero no logra formular ninguna palabra. Su vecino sigue mirándole con las manos apoyadas en la madera de la mesa y su cuerpo levemente curvado hacia delante, parece estar pensando seriamente en hablar y en cuando se percata de ello Jungkook levanta la cabeza para mirarle. Pero no habla, sus labios se mueven, pero no hay sonido. «Gracias» es lo que aquellos delgados labios quieren decir y sin poder evitarlo sonríe amable.
— No hay de qué — le corresponde a sus agradecimientos mudos. Abre la boca para agregar algo más, pero vuelve a cerrarla cuestionándose si sería correcto preguntar, pero la mirada suave que el chico frente a él le da le anima silenciosamente a decir: — ¿C-cuál es su nombre? Quiero decir... sé que hemos sido vecinos por dos años, pero... pero no conozco su nombre.
Siente sus mejillas volver a arder cohibidas por la reciente confesión, sintiéndose mal de pronto por realmente desconocer el nombre del sujeto que ha vivido frente a su departamento los dos años en que se mudó al edificio. Por un momento cree que le ha molestado, pero contradictoriamente el chico sonríe divertido ante su nerviosismo y agita la mano queriendo quitarle importancia. Su sonrisa amable le hace sentir un poco más tranquilo.
«Jeon Jungkook es tu nombre» es lo que aquellos labios dicen mudamente y aunque al principio le cuesta un poco entender termina asintiendo. «El mío es Min YoonGi»
— ¿Min unti?
El chico sonríe un poco más y sus ojos reflejan diversión. Jungkook siente la necesidad de pucherear porque se estaba burlando de él al no poder entender a la primera, pero en vez de eso arruga el entrecejo y aplana los labios. ¡Nadie le enseñó a leer los labios! Realmente era difícil descifrar algunas palabras y más cuando algunas se parecen demasiado. El vecino vuelve a mover los labios y esa vez se concentra en cada forma que la boca ajena recrea. «Min YoonGi» es deletreado sílaba por sílaba lentamente, incluso con un muy ligero sonido para que Jungkook pudiese entender.
— ¡Oh, oh, creo que lo tengo! — alza su dedo índice abriendo mucho los ojos y sonriéndole como un chiquillo, a lo que el silencioso vecino se limita a sonreír — ¡Min YoonGi!
Cuando recibe una respuesta afirmativa no puede evitar aplaudir y luego encogerse de hombros con los puños apretados en victoria, riéndose como un niño pequeño totalmente ilusionado por un nuevo juguete. Entonces cae en cuenta, Min YoonGi es el nombre del callado chico que vive en el departamento de enfrente y después de dos años lo sabe. Ya no sabe si sentirse contento por saberlo al fin o sentirse un mal vecino por ni siquiera saber algo tan importante como era ese detalle. De nuevo siente que le ha molestado.
Escucha el crujido de las bolsas siendo revueltas y levanta la cabeza para mirarle husmear entre ellas, sus cejas se unen ligeramente quizá un poco molestas por no encontrar lo que busca, y cuando finalmente lo encuentra sonríe aliviado. Le extiende una pequeña barrita de chocolate y Jungkook le mira sorprendido. ¿Le estaba regalando un chocolate?
— ¿Para mí? — asiente y agita sutilmente el chocolate insistiendo en que lo tome. Sin rechistar lo acepta y después le mira curioso — ¿Por qué me da un chocolate?
YoonGi encoge los hombros y señala en un gesto aburrido las bolsas, Jungkook parece entender y sin querer termina sonriendo ampliamente. Le agradecía por su ayuda con un chocolate. Sonríe tanto que a los costados de sus ojos se forman pequeñas arrugas que le hacen ver más infantil y tierno de lo que pretende, remarcando aquellos dientes frontales que dejan ver su sonrisa de conejito. YoonGi le mira y sin poder evitarlo termina devolviéndole la sonrisa. YoonGi no puede evitar pensar que su vecino era realmente lindo al sonreír.
Jungkook no aparta la mirada del cuerpo que se mueve por la cocina para guardar sus compras y, olvidándose de su cansancio, se acerca para ayudarle también. Por un momento piensa que YoonGi va a rechazar su ayuda, pero en vez de eso se limita a ir por otra bolsa de compra dejándole esa que había estado husmeando antes. Le mira de reojo y siente de nuevo la sonrisa dibujarse en su rostro, pues el semblante serio que ha adquirido YoonGi al revolver una nueva bolsa buscando algo le hace ver tan tierno que no puede evitar reír en voz baja.
Definitivamente YoonGi es guapo.
Jungkook abre la puerta de su departamento con una mano, pues la otra lleva el chocolate que YoonGi le ha regalado, le da un mordisco y sonríe al sentir el dulzón sabor comenzar a derretirse en su paladar. Cierra la puerta con ayuda de su pie una vez que se halla dentro y con pereza se quita sus zapatos dejándolos en la entrada totalmente desinteresado, lo que más le importa en esos momentos es llegar a su habitación para acostarse y dormir el resto de la tarde que queda. Para su suerte el día siguiente comienza el fin de semana, por lo que puede preocuparse más tarde de los trabajos universitarios. Escucha el ruido del televisor y sabe que Namjoon ha llegado, pues su risa es difícil de confundir. Es tan ruidosa y alegre que le provoca una sonrisa, pues es realmente contagiosa. Olvida sus ganas de dormitar y camina hacia el salón principal mirando la cabellera del hyung que en el sofá está riéndose junto a su pareja gratamente de los dibujos animados que el televisor muestra, sin pensarlo mucho se acerca hasta sentarse en el sofá individual sin querer hacer mal tercio y le da una mordida a la barra de chocolate que sigue entre sus dedos.
— ¿Por qué tardaste?
— Ayudé a YoonGi con las compras.
Namjoon asiente distraído sin dejar de ver las caricaturas cuando entonces repite la respuesta de Jungkook y frunce el ceño ante el nombre que nunca antes había escuchado de él. Se gira un poco sobre el sofá para mirarle y sin cambiar su expresión confundida se queda observando la manera en la que la mano tatuada de su mejor amigo tiene una barra de chocolate; Jungkook luce alegre comiendo del dulce, sus ojos brillantes y grandes como los de un venado bebé fijos en la televisión y una sonrisa que parece permanente dibujada en sus labios. Intercambia miradas con el chico que sigue abrazándole y encogiéndose de hombros regresa toda la atención hacia el televisor.
Es entonces cuando su semblante confundido cambia a una interesada y burlona, sonriéndole con picardía mientras sus cejas se alzan interrogantes. Jungkook nota que Namjoon lleva un buen rato mirándole y con la barra a centímetros de tocar sus labios entreabiertos ladea la cabeza para poder verle; Namjoon seguía teniendo esa expresión sugerente en su rostro que le causa desconfianza. Sabe que ese hyung siempre saca conclusiones apresuradas así que se prepara mentalmente para lo que fuese que va a decir.
— ¿Quién es YoonGi, eh? — su voz suena juguetona — ¿Es algún galán tuyo que no conozco, eh pillo?
Sin poder evitarlo siente su rostro arder avergonzado ante las insinuaciones de su mejor amigo y eso sólo hace que Namjoon suelta una fuerte carcajada, tapando un poco su boca con una mano mientras su cuerpo inconscientemente se pega a su pareja, quien se sacude al ritmo de sus risas y no puede evitar sonreír al escucharle.
— ¡Entonces sí es un galán tuyo! — sigue riéndose, ignorando el ceño fruncido que le dedica — ¿Dónde lo conociste? ¿Desde cuándo salen? ¿Por qué no me habías dicho antes? ¡Tienes que presentármelo ya!
— YoonGi no es mi galán ni nada de lo que estás imaginando, YoonGi es el vecino de enfrente.
Namjoon parece pensarlo un poco, achicando los ojos y acercándose mucho a su rostro, tanto que el dulzón aroma del chocolate pega contra sus fosas nasales. Jungkook se hace pequeño en el sofá y se aleja un poco del rostro del hyung que sigue juzgándole en silencio e invadiendo su espacio personal, suelta el aire que hasta ese momento no se da cuenta que había estado conteniendo cuando Namjoon finalmente se aleja para volver a acurrucarse junto a su novio, prácticamente usándole como sofá. Todavía un poco incómodo por la recién violación a su espacio personal sigue comiendo la barra de chocolate pensando que quizá así pueda calmarse un poco. Cuando se termina arruga el envoltorio y lo deja sobre la mesa de centro.
— Así que se llama YoonGi...
— Min YoonGi.
— Uh, es un tierno nombre para alguien tan bonito — Namjoon evita la mirada ceñuda que Jimin le da al escucharle, ignorando también de paso ese gesto molesto tan caracterismo en él. Sabe que se ha puesto celoso y que tendría que contentarlo después.
— Lo es... sí — Jungkook suspira pensando en que en realidad sí es un nombre demasiado bonito para alguien así de lindo.
— Entonces admites que te parece lindo.
Jungkook asiente casi de inmediato, y no capta el tono de voz con el que lo ha dicho hasta que siente los toques juguetones que Namjoon le da en el brazo. Siente su rostro arder cuando se atreve a mirarle y se encuentra con la sonrisa traviesa en su rostro y sus cejas balanceándose burlonas junto al rostro curioso del menor entre ellos. Frunce el ceño y pone una mano en el rostro de Namjoon para empujarle lejos al haberse acercado demasiado escuchándole reírse bajo su palma.
— ¡Yah, eres un hyung muy raro! — se queja levantándose y comenzando a caminar hacia su habitación escuchando las escandalosas carcajadas en el salón principal — Diciendo cosas extrañas, ¡eish! ¡Ni siquiera entiendo qué vio Jimin en ti!
Namjoon sigue riéndose ante la pequeña rabieta del castaño, lo hace hasta que escucha una puerta cerrándose. Sonríe todavía burlón sin poder evitar pensar que es realmente divertido avergonzar a Jungkook. El chico se cohibía hasta con la más insignificante cosa. Girando su cabeza se encuentra con la mirada seria de Jimin sobre él que le hace sonreír nervioso, pues sabe que el chico quiere una pequeña explicación de sus palabras.
— El vecino es lindo, sí — dice riéndose levemente —, pero no te enojes, Jiminie ~ tú eres más bonito ~ — y Jimin no pudo seguir molesto al recibir los mimos de su hyung.
Jungkook se deja caer en su cama ocultando su rostro entre las almohadas y sin querer termina sonriendo cuando aquel nombre resuena en su cabeza. Realmente Min YoonGi era muy bonito. Frunce el ceño y rápidamente agita la cabeza. Min YoonGi es guapo.
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