Recuerdos
Campamento de verano shellgherl.
Dejo mi maleta en la habitación asignada por mi campista, nos dieron unos minutos para organizar algunas cosas y esperar a que nos llamen para la primera actividad que haremos.
¿Por qué vine?
Pues la respuesta es muy sencilla, quería despejar mi mente de lo horroroso que ha sido la preparatoria estos últimos meses, los profesores con sus exámenes, la fiesta de graduación etcétera.
Me siento en la que será mi cama los próximos dos meses, y comienzo a observar toda mi habitación, es una cabaña por persona. Dado el hecho de que solo tiene una habitación, baño y cocina y al a ver tan pocos chicos nos otorgaron una para cada uno.
Me encanta tener mi propio espacio, puede sonar egoísta pero odio tener que compartir habitación con alguien más.
Escucho unos toques en la puerta de la entrada, me levanto y salgo de la habitación, al llegar tomo el pomo en mi mano sintiendo la fría textura bajo la palma de mi mano. Una de las chicas encargadas de repartir las cabañas me sonríe.
— Hola, soy Meredith y seré una de sus guías estas semanas — sonríe ampliamente— ya estamos por comenzar la primera actividad— señala con su mano la parte de atrás de su espalda.
Lo primero que me trajo a este lugar fue su paisaje, las hermosas flores que ahí, y la cascada que pronto descubriré donde se encuentra. Asiento saliendo por completo y cerrando la puerta con llave.
Me explica que algunos de los días que estaremos aquí, haremos actividades de búsquedas y esas cosas, como otras dónde solo podremos socializar con los demás y divertirnos.
Al llegar medio del patio, están todas las demás personas reunidas nos hace sentar en el piso como niños pequeños esperando que le den dulces, solo que en este caso no hay dulces.
— Bienvenidos chicos al campamento Shellgherl, dónde la pasarán en grande — comienza a decir un señor de mediana edad y cabello muy blanco.
Parece un copo de nieve.
— Por hoy solo nos presentaremos — Señala una fila de chicos detrás de él.— porque sabemos que el viaje fue largo y deben estar agotados.
Comienzan con las presentaciones, siendo la chica que me busco en la cabaña Meredith, luego está Collyn el chico encargado de la enfermería, hasta que comienzan a pasar sucesivamente todos hasta llegar a un chico de unos veintitantos años, piel bronceada, su cuerpo es definido pero no en un modo exagerado, sus ojos de un azul eléctrico que te hacen querer mirarlos por mucho tiempo.
—Bienvenidos chicos — Sonríe haciendo que más de una chica suspiré.
Podría decir que es el más joven,aparte de Meredith, el resto quizá tienen unos ¿Treinta? Y más allá.
— Yo seré otro de sus guías, en los días que correspondan daremos algún paseo por el bosque y haremos las actividades que debamos hacer — aplaude llamando la atención de todos — espero disfruten su estadía aquí.
Cuando pienso que se retirará, da media vuelta y se güira dándonos otra sonrisa.
— lo olvidaba, me llamo fabrizio Ricci patrocinador del campamento y como dije antes su guía. — su mirada se encuentra con la mía y guiña un ojo.
Y siento que me pierdo en ella como en un pozo sin fondo y salida.
Realmente creo que la pasaré muy bien en este campamento.— Pienso para mí misma.
(...)
Luego de la presentación de los encargados cada uno se fue a sus cabañas, tenemos la cocina repleta de comida para hacer lo que queramos, y los que no sepan cocinar pues pueden ir a la cafetería que queda en la entrada del lugar.
Abro el refrigerador buscando un poco de Nutella, es mi adicción y si no como un poco de ello me vuelvo loca. Busco entre todos los espacios
Debe haber un poco por aquí.
Suspiró frustrada al no encontrarla, mañana pediré un tarrón para mí y la cuidare como un pirata a su tesoro. Río divertida por mis estúpidos pensamientos, debo madurar.
Unos toques en la puerta me hacen girar a su dirección y fruncir el ceño.
¿quien puede ser a esta hora?
Es pasada la media noche y la mayoría ya deben de estar dormidos, me acerco a pasos lentos, escuchando de nuevo el toque en la madera. Puede ser un ladrón que se yo.
Estamos en un campamento tonta, si fuera aún ladrón ya todos sabrían, abro la puerta lentamente observando una figura masculina parada en ella.
— H-he H-hola q-quien e-eres — me maldigo por ser tan estúpida y tartamudear — es muy tarde, extraño que no puedo ver su rostro sabes.
— lo siento no quería asustarte — Esa voz, me parece que la he escuchado — soy fabrizio uno de los guías.
Da un paso hacía la puerta haciéndome tensar y dejar al descubierto su rostro, puede ser un pedófilo que se yo, solo me mantendré en alerta.
— No quiero asustarte, es solo que venía a verificar si estabas bien o necesitabas algo —levanta ambas manos inocente — ví la luz encendida y sentí curiosidad.
— Oh — es lo único que digo — si bueno estaba buscando un poco de nutella pero al parecer se olvidaron de ponerla en el refrigerador — abro un poco más la puerta.
— Ya — Ríe rascando su nuca — casi siempre Meredith las acapara en su cabaña es amante del chocolate — niega divertido— yo tengo un poco en la mía, podría traerla — señala detrás de él.
— no quiero incómodar gracias — le hago saber — mañana pediré una.
Intento cerrar la puerta pero no me deja, por lo que me asustó un poco.
— No quiero sonar atrevido ni nada, ni mucho menos que te molestes — habla nervioso— ¿pero podría hacerte compañía?, No puedo dormir y es un poco molesto tener que hablar consigo mismo.
— como sabes que no me iré a dormir ahorita mismo — entre cierro los ojos.
— no tienes la pijama puesta — señala mi atuendo — a modo que duermas con pantalón grueso y camisa.
— Bien — suspiro — buen punto ¿Fabrizio? — suena más a pregunta.
— Si fabrizio — Ríe por mi olvido.
— Puede pasar pero al primero movimiento extraño, te lanzo un jarrón — le advierto con mi dedo.
—Vale.
Abro la puerta por completo dejándolo pasar, mira el espacio que estoy segura es el mismo que el suyo. Y toma asiento en uno de los sofá, sigo sus pasos a distancia y enciendo el televisor. Dónde justamente están pasando ¿Dónde están las rubias?
Ambos comenzamos a verla y a reírnos por las locuras, a decir verdad no parece mal chico.
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