El accidente
Salgo de el estudio sin llegar a detenerme ante el llamado de Malcolm, estoy desesperada buscando las llaves de mi auto.
Por suerte, hoy he decidido traerlo.
Abro lo más rápido que puedo la puerta y tiro mi cartera en el asiento de al lado, para luego adentrarme, cuando estoy por cerrar la puerta, la mano de Malcolm se interpone en mi camino.
—Ahora no Malc, necesito llegar lo antes posible a la clínica.— Digo al borde del llanto.
—Angel, debes tranquilizarte ¿Si? — me mira con ternura— no puedes manejar en ese estado, así que sal y colócate en el otro asiento — apremia — dame las llaves yo conduciré.
No digo nada, simplemente salgo y rodeo el auto subiendome al lado del copiloto, de cierta forma se lo agradezco ni yo misma era conciente de como estaba hasta ahora. Mis manos tiemblan y mis piernas parecen de gelatinas.
Quizá se preguntarás ¿por qué?.
Pues, hace una hora acaban de llamar a mi teléfono que Taylor tuvo un accidente de auto. Y juro que casi me desmayo al escucharlo, tuve que pedir que me lo repitieran haber si era yo la que había escuchado mal, pero no. Ty acaba de tener un accidente.
Desconozco las causas, y el que ha pasado. debería tomarme las cosas con un poco de Calma pero no es la primera vez que tiene un accidente que por cierto casi lo pierdo, no quiero tener que volver a pasar por lo mismo.
Salimos del estacionamiento, y enseguida Malcolm se adentra al tráfico de la calle, retuerzo mis manos intentado no desesperarme y maldecir.
¿Desde cuándo hay tanto autos a esta hora del día?
Luego de media hora, logramos llegar la clínica, nisiquiera dejo aparcar de forma correcta a Malcolm cuando ya estoy tomando mi cartera y saliendo del auto poniendo rumbo a la recepción. Dónde me encuentro a una enfermera que hace que mis instintos asesinos se activen al ver la calma con la que me atiende.
Como si la ansiedad no me estuviera matando.
Quiero tirarle el jarrón que tiene aún lado de la computadora, pero respiro profundo al escucharla hablar y decir el número de habitación donde se encuentra Ty. Recorro los pasillo en busca del número, hasta le llegó a preguntar a otra enfermera, pero al parecer por mi preocupación no deje terminar de hablar a la chica. Y la habitación trescientos setenta y dos está en el segundo piso.
por lo que tengo que regresar mis paso encontrándome en el proceso a Malcolm. Le hago una seña de que me siga y ambos subimos al ascensor marcando el piso correspondiente. Cuando llegamos al piso ambos salimos de manera apresurada y comenzando a caminar entre los pasillos buscando el número de habitación donde se encuentra mi chico.
Suspiró de alivio cuando doy con ella, y sin esperar más tomo el pomo en mi mano, abriéndola sin más.
Allí está, dormido en la camilla, tiene algunos raspones y uno que otros morados en sus brazos, cuello y cara. Suelto una respiración de alivió al verlo tan tranquilo sin ninguna complicación. Malcolm se queda en las sillas que se encuentran en el pasillo del área, dijo que le avisaría a los chicos. Pero más allá de eso, se que es porque el no tolera a Taylor, ni viceversa.
Me adentro la habitación cerrando la puerta detrás de mí, con cuidado de no despertarlo y camino hasta colocarme a su lado, lo observó detenidamente, para luego fijarme en su rostro con algunos cortes y morados. Tiene uno en la mejilla y frente, mientras que los cortes se riegan al rededor de su cara pero se nota a simple vista que no dejarán marcas, también tiene algunos raspones como en su mandíbula y en sus nudillos.
Estos últimos me hacen fruncir el ceño,tiene unas pequeñas ronchas debajo de los raspones, es como si se hubiera metido en una pelea. Pero ¿Cómo es eso posible? — ahora recuerdo que luego de que lo llamarán a su teléfono, cuando estaba en mi departamento — él se fue sin darme una explicación alguna. Y no quiero creer que eso tenga algo que ver.
Y es que luego de eso no lo volví a ver hasta hoy, y de eso han paso cuatro días. No voy a negar que me he comido las uñas en más de una ocasión enrollandome el cerebro sobre lo que ha hecho y que no, si ha vuelto a ver a Jade o no. Ante esto último es a lo que más vueltas le he dado y me hace sentir aterrada que se haya arrepentido de su decisión conmigo.
—En que piensas — su voz ronca, y su mano en mi mejilla me hacen mirarlo.
—En lo que preocupada que estaba por ti — Sincero soltando un suspiro — me distes un susto de muerte Ty.
—Lo siento Madd, no quise asustarte — me mira con vergüenza.
La puerta es abierta de golpe haciéndome sobresaltar y sintiendo un apretón en mi mano, miro hacia la puerta y son los chicos que se adentran a la habitación como unos torbellinos.
— Hijo de Fergus — comienza Ander —mira el susto que nos has dado.
Y si, hace un par de semanas Ander y Taylor tuvieron una charla y arreglaron las cosas, tomando como prioridad su amistad. Pero sin que Ander dejara pasar una Advertencia sobre lo que pasará conmigo y que si llegaba a lastimarme, se fuera olvidando de su amistad.
Y me parece muy adorable de su parte, pero tampoco quiero ser la causante de que su amistad se rompa por mi culpa, o por lo que pueda pasar entre Taylor y yo a la larga.
Luego de que todos los chicos lo insultaran e Intentaran sacarle información de cómo fue que tuvo el accidente y que él las esquivara todas sin llegar a responder ni una pregunta, comenzamos a charlar dejando el tema aún lado, ya luego le preguntaré por mi parte y espero me responda sinceramente.
Malcolm se fue luego de la llegada de los chicos, Erika lo llamo y le pidió que volviera al trabajo, y estoy segura de que se habrá ganado un tremendo regaño por mi culpa. También le pedí que no le dijera nada a nadie sobre el porque salí de esa forma del estudio lo menos que quiero es tener a mi jefa, y compañeras preguntandome mil cosas y sin poder responder ni una.
Al caer la noche, la visita termino y con ellos la ida de los chicos prometiendo que vendrían al día siguiente, yo por mi parte decidí quemarme junto a Taylor y ayudarlo en lo que más pueda, lo he notado un poco extraño mirando su teléfono a cada momento luego de haber enviado un mensaje.
¿A quien? , Pues no tengo ni la menor idea.
Solo espero que sí fueron a sus padres, no los dejen pasar hasta mañana a la hora de visita dónde los puedo dejar solos, y así la arpía de su madre no tendrá que meterse conmigo. Y darme uno de sus dulces comentarios que nisiquiera pido, para esa señora nunca seré de su agrado y tampoco es que me interese mucho.
Me acomodo lo mejor que puedo en el sofá y reviso mi teléfono, notando que tengo un mensaje de Flor preguntando si todo está bien. Le doy una breve respuesta y lo guardo de nuevo en mi bolso.
—Ese sofá se ve incómodo — lo miro a las ojos — debiste haberte ido con los chicos y descansar en casa.
—No iba a dejarte solo aquí — murmuró — además podrías necesitar ayuda.
—No es grave, tampoco exageres.
Hago una mueca ante su respuesta un poco brusca y decido que es mejor callar, puede que el estar aquí internado ya le este molestando, porque según él no es para tanto. Y hasta yo lo diría pues soy la primera en odiar los hospitales.
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